Elegido por las marcas más top e instalado gran parte del año en Estados Unidos, participa de los shows más importantes como el de Ellen DeGeneres y se prepara para cuando cuelgue los tacos
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Es la cara más conocida del polo a nivel mundial. Un embajador del deporte que le abrió las puertas de las que (casi) nadie tiene tiene la llave, como el casamiento del príncipe Harry (el único argentino junto a su pareja en la ultraselecta lista de invitados), o los programas con mayor audiencia de Estados Unidos, como el de Ellen DeGeneres. Elegido por marcas top, Nacho Figueras es uno de los pocos argentinos conocidos a nivel global. Pero a pesar de ser una megacelebrity, la fama parece que no marearlo. La familia que formó hace casi 20 años con Delfina Blaquier -con quien tiene 4 hijos- y con la que viaja por todo el mundo, es su cable a tierra.
Desde Estados Unidos, donde pasa gran parte del año, Nacho no para un minuto. Acaba de cumplir 45 años y se prepara para la segunda mitad de su vida, cuando llegue el momento del retiro y deba colgar los tacos. “En este momento estoy en Wellington, cerca de Palm Beach que es donde está el polo ahora, de enero a abril. En mayo y junio me voy a California y en julio y agosto me voy a Aspen, a las montañas. Siempre jugando al polo, que es lo que me apasiona”, dice mientras confirma que tiene para unos años más como deportista de elite.
-Siempre se mueven en bloque. ¿Tus hijos no sienten nunca el desarraigo?
-Con Delfi siempre pusimos primero a la familia, priorizamos estar juntos. Tengo la suerte de poder estar con mis hijos todos los días de mi vida, de compartir mucho tiempo con ellos. Es un lujo que la gente tal vez empezó a descubrir en la pandemia, pero yo tengo la suerte de hacerlo desde que nacieron. Eso lo valoro un montón y nos encanta estar juntos. En cuanto al desarraigo, no lo sienten porque lo hacen desde que nacieron, para ellos es natural.. Hay una comunidad de chicos que son los mismos que ven en Argentina y en varios lugares del mundo, no se pierden nunca los vínculos por eso no se sienten tan desarraigados.
-Este año fuiste la cara de Fasano, un emprendimiento en Punta del Este que dio la fiesta más top de la temporada esteña y de la que fuiste el anfitrión. ¿Cuál fue el mejor evento al que fuiste de invitado?
-Ay, no sé... muchísimos. Miles, tengo la suerte de haber estado en muchos buenas en muchos lugares del mundo. Peor la última de Punta del Este estuvo buenísima. Tiraron la casa por la ventana, mucha gente que nunca había estado en el Fasano se sorprendió. Me escribió gente de todas partes del mundo diciendo que lindo, donde queda... Con todo esto de la pandemia Uruguay se posicionó como un lugar para vivir o pasar varios meses al año, con un entorno natural. Y apareció la idea de hacer algo con nosotros porque conozco al CEO de JHSF, que es la desarrolladora brasilera del Fasano, y además tenemos ganas de estar más tiempo en Punta del Este, un lugar al que queremos mucho.
-¿Hoy tu actividad principal sigue siendo el polo?
-Si, sigo jugando al polo un montón, pero los últimos 5 años de mi vida decidí empezar a prepararme para cuando deje de jugar. Todavía no pienso en el retiro, pienso seguir jugando pero quise aprovechar el envión que todavía me da jugar y usar el polo como plataforma para encarar todos estos proyectos y ser dueño de esos proyectos, no trabajar siempre para otros. Quise empezar a tener cosas que sean nuestras, para dejarles a mis hijos algo que sientan propio.
-¿Qué proyectos?
-Tengo cría de caballos, y además después de 20 años de ser la cara de Ralph Lauren tenemos un perfume con Delfi, uno nuestro. Pensamos que era tiempo de contar nuestra historia. Se llama Ignacio Figueras Collection y tiene los nombres de todas las ciudades donde pasamos tiempo en familia: Buenos Aires, Palm Beach, Aspen, Windsor, Dubai, Jaipur. Nos tiene muy entusiasmados, tanto Delfi como mi hija Aurora estuvieron muy involucradas en la parte del diseño y las esencias. Además somos socios de una marca de ropa, Àcheval, que que lleva el entorno ecuestre a la moda. También tengo con el estudio Ramos de arquitectura una sociedad que se dedica a diseñar caballerizas, canchas de polo y hasta hoteles por todo el mundo que me divierte mucho. Otra cosa que hago es participar de una compañía americana que hace streaming de televisión y soy inversionista en una compañía de agua que se llama Flow. Ah, y estoy trabajando con un equipo para sacar unos NFT.
-Con tantas cosas, que hacés, ¿creés que todas esas actividades te sacaron tiempo para dedicarte ciento por ciento al polo?
-No, cuando yo me di cuenta que el polo me daba mil cosas, aproveché. Sabía que no tenía el taqueo de Cambiaso o los Pieres o los Castagnola y dije ‘voy a usar al polo como plataforma para encarar otras cosas también’.
-Está bueno reconocer que no sos Cambiaso y darle una vuelta a tu carrera...
-Si. No estoy ni cerca de ser Cambiaso. Así como hay un Messi o un Maradona, sin duda hay un solo Cambiaso. Cuando vi mi limitaciones me di cuenta que le podía sacar el jugo por otro lado y me enfoqué en eso. Y la verdad me encanta jugar al polo y me divierte mucho lo otro que se genera alrededor del deporte. Yo juego todos los días, pero lo otro me divierte mucho también.
-El polo te abrió millones de puertas como las del casamiento de Harry. ¿Cómo lo vivís?
-Harry es mi amigo y yo fui al casamiento de un gran amigo. El resto son adornos. Entiendo que resulte llamativo pero para mi no lo es. Seguimos siendo muy amigos y la verdad es que la pasamos muy bien juntos.
-Ahora que el vive en Estados Unidos, ¿se ven más seguido? ¿Cómo está él después de Megxit?
-Nos vemos algo, ahora que voy para California a jugar nos vamos a estar viendo más seguido, por suerte. El está muy bien, muy tranquilo y seguro con la decisión que tomó. Yo lo veo feliz criando a sus hijos y se lo nota bien. Pero mejor pregúntenselo a él [risas].
-También sorprende verte tan desenvuelto en shows como el de Ellen DeGeneres...
-Somos muy amigos y ella es muy divertida. Pero yo yo soy más bien eso que se vio en el show aunque no siempre lo manifiesto. Ella es crack y me hace reír mucho y para mi es un placer ir a su show porque me siento muy cómodo. Cuando fui al show de Conan O’Brien o Jimmy Fallon y me pasó lo mismo. Es un disfrute participar de esos programas...
-Esos shows son los que más audiencia tienen en Estados Unidos. ¿Te sorprende lo bien que te has insertado en la sociedad norteamericana?
-Yo hace veintipico de años que paso mucho tiempo acá y la verdad me siento cómodo. Estados Unidos es uno de esos países que te premia, que te abraza, que te da oportunidades no importan de dónde sos. Si tenés ganas y perseverancia, te invita a emprender lo que quieras. Es muy generoso. Te abre las puertas. Y también he tenido suerte.
-A pesar de estar muy arraigado allá, ¿te dan ganas de pasar más tiempo en Argentina?
-La verdad es que paso casi la mitad del año allá. Es mi país, mi lugar en el mundo. Es el lugar donde considero como mi hogar. Mis padres viven allá y a mis hijos les encanta estar ahí. A pesar de que viajamos por todos lados, cuando me dicen donde está tu casa, yo digo Argentina. Y va a seguir siéndolo. Donde más tiempo pasamos es en General Rodríguez, aunque en 25 de mayo (N de la R: ahí nació) tengo las caballerizas y es donde crío los caballos. Es el lugar que más nos gusta y al que sigo considerando mi casa.
-Se te ve muy centrado a pesar de todo lo que generás. ¿Puede ser que al ser del campo te ayude a no marearte?
-Soy del campo, me gusta tener los pies sobre la tierra.
-Acabas de cumplir 45. ¿Cómo te preparás para la segunda mitad de tu vida?
-Encarando todos estos proyectos. Por suerte me siento más joven que nunca. Con ganas de estar con mis hijos, con Delfi, que cada día la quiero más. No es normal tener una pareja de tantos años pero cuando estás bien, cuando encontrás ese equilibrio, te das cuanta que no vas a estar mejor en ningún lugar. Ella es mi compañera, mi amiga, mi socia, es la que me pone en mi lugar y la que me levanta cuando estoy un poco apagado.