Hace 85 años, un inmigrante español fundaba el emblemático local de Paraguay y Callao detrás de una vidriera que aún sigue en pie: orquídeas, floreros, ramos y peluches cosidos a mano son su sello distintivo
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El ramo de bienvenida a Lady Di cuando aterrizó en Buenos Aires. Los peluches gigantes que Diego Maradona le compraba a Dalma y Gianinna. Las rosas rococó rosadas de los almuerzos de Mirtha Legrand en Canal 9. Los ramos que elegían Jorge Luis Borges y María Kodama. O el pedido de Monzón: “Quiero todas las rosas del local para Susana Giménez. Y por favor, ¿le podrás escribir ‘te amo’ en la tarjeta?”. Por La Estrella Federal, la emblemática florería de Paraguay y Callao, pasaron muchísimas personalidades. Hace 85 años que el local es testigo de esa esquina de Recoleta, cuando Ángel Barreira, inmigrante español, se instaló detrás de la misma vidriera que hoy se mantiene en pie. Un viaje en el tiempo, que vio pasar, entre otros, a políticos, artistas y personajes clave de la historia.
Detrás del mostrador están Mirta y Miguel Ángel Barreira, nietos del fundador que llegó de Lugo, Galicia, con la ilusión de prosperar. Su primer negocio fue un pequeño kiosko de flores instalado en Córdoba y Callao, cuando todavía había boulevares en las avenidas más importantes de la ciudad. Al mudarse a Paraguay 1802, Ángel Barreira acomodó una cama detrás del salón. “Dormía ahí, 5 horas por día. Traía las mejores flores del mercado para nuestra clientela”, dice orgullosa Mirta, entre orquídeas, floreros y ramos que se despachan las 24 horas. También peluches, hechos por un experto en forma artesanal. “Nada de osos chinos, acá los pandas están cosidos a mano”, aclara. “Tan lindos son que una vez rompieron la vidriera para llevarse un panda con 10 panditas bebés”, dice.
Entre los clientes más famosos, Diego Maradona les llenaba el cuarto de osos a Dalma y Gianinna: “Llegaba con Guillermo Coppola y se llevaban varios modelos”, recuerda Mirta. Y cuenta que su abuelo eligió el nombre de una planta porque en esa época “había muchísimas florerías con nombres de flores por la avenida Callao. La Estrella Federal era el único que quedaba sin usar”.
Cuando Alejandro Romay descubrió el negocio le propuso a los Barreira un canje publicitario: los arreglos para las mesas de Mirtha Legrand en Canal 9 a cambio de placas con la dirección de la florería al final de cada programa. “Se llenaba de gente, venían todos, Porcel y Olmedo también llegaban para elegir ramos. Después ambientamos el estudio cuando Nélida Lobato reemplazó a Mirtha. Hasta que no dimos abasto. Nos llamaban de empresas y bancos para el Día de la Primavera o el Día de la Secretaria, eran otros tiempos, otro país”, apunta Mirta con un dejo de nostalgia.
Hoy el precio de los ramos de rosas arranca en $5000 si son nacionales y trepa hasta $8500 si son importados. “No somos baratos, pero tenemos la mejor mercadería”, explican.
No solo los hombres visitaban (y visitan) esta emblemática florería. Los hermanos Barreira, tercera generación detrás de ramos y arreglos, recuerdan a las fanáticas de Susana Giménez. “Había una señora que no reparaba en gastos, nunca preguntaba el precio. Se llamaba Susana Mitjans y le enviaba flores a la conductora todas las semanas”. Otra clienta fiel es Laura Escalada, la viuda de Ástor Piazzolla.
Entre las anécdotas que atesoran de su papá y su abuelo, los Barreira escucharon una veintena de veces el relato de la jornada del 26 de julio de 1952. Pasaron 70 años ya de la muerte de Eva Perón, pero ellos llevan grabada la cantidad de coronas que se despacharon desde la florería: más de 600.
A mediados de los 90 la florería recibió un llamado telefónico desde Inglaterra. En inglés, y desde el palacio de Kensington, un asistente de Lady Di encargaba un ramo de bienvenida que fue entregado en tiempo y forma el 23 de noviembre de 1995, cuando Diana Spencer aterrizó en Buenos Aires. “Fue de parte de su familia el pedido”, comenta Mirta, que elige remises para los envíos o lleva personalmente los ramos para asegurar que lleguen intactos a los teatros de la avenida Corrientes, el Hotel Alvear o Los Inmortales, entre otros destinos ultra porteños donde envían flores. Una voz masculina, sensual y tranquila también la sacudió a principios de los 2000. “Era un hombre español que quería agradecerle a su anfitrión el trato durante su estadía en Buenos Aires. El mensaje que me dictó, con la firma de Antonio y Melanie, ya me dio una pauta. Y cuando me pasó los datos de la tarjeta de crédito lo comprobé. Era Antonio Banderas. Le comenté mi admiración y me contestó: ‘No es para tanto’”. Mirta todavía se ríe de ese intercambio telefónico con el protagonista de El Zorro.
Mientras traspasa una orquídea recién llegada –una phalaenopsis fucsia– a un florero de vidrio, la especialista repasa los tips para alargar la vida de las rosas. Asegura que ponerle aspirinas al agua es un mito urbano. Y en cambio aconseja “cortar el tallo en chanfle todos los días con cuchillo, no con tijera”. Cambiarles diariamente el agua y, si se cae la cabeza de la rosa, sumergirla en una pileta en forma horizontal “para que se recupere”. Mirta asegura que siguiendo estos pasos las flores deberían durar por lo menos de 10 a 15 días si son de buena calidad.
Durante la pandemia, La Estrella Federal funcionó como un consultorio, según los hermanos, que cuentan que los clientes que no tenían mascotas adoptaron plantas, “mascotas verdes”, que acompañaron esos días de encierro. “No hay como una linda flor para levantar el ánimo”, rematan los Barreira con una sonrisa.