Jim Pattison Jr. es dueño de las marcas Believe it or not! y Guinness World Records, además de 100 parques de atracciones
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Jim Pattison Jr. es dueño de un mundo fantástico. Muchos lo llaman, con acierto, “el rey del entretenimiento”. Su grupo empresario tiene más de 100 atracciones, entre parques de diversiones, acuarios, museos de cera y otras salas de exposiciones. Además, es propietario de las marcas Believe it or not! y Guinness World Records.
Parte de su trabajo también es extraordinario, con inversiones que pueden parecer delirantes. En 2016 pagó 4 millones de dólares (más 800 mil en comisiones y otros 200 mil en impuestos) por el vestido que usó Marilyn Monroe cuando le cantó el Happy Birthday al presidente John F. Kennedy el 29 de mayo de 1962 en el Madison Square Garden.
El traje dio la vuelta al mundo, se expuso en las grandes capitales, y generó gran impacto cuando lo usó Kim Kardashian en la Gala Met 2022, la gran noche de la moda en Nueva York. “Hubo muchas personas que no estaban muy entusiasmadas con que Kim usara el vestido de Marilyn Monroe”, asegura Pattison.
–Se publicó en todo el mundo que el vestido de Marilyn Monroe terminó dañado.
–Nada de eso fue cierto. Kim solo usó el vestido durante cinco minutos para hacer la entrada a la alfombra roja y luego se cambió a una réplica del vestido que tenemos, por lo que no sufrió daños. Hubo mucha controversia por esa causa.
–¿Por qué eligieron a Kim Kardashian?
–Kim y su familia son grandes influencers y tienen una audiencia muy grande. Hoy, cada vez que ves el nombre de Kim Kardashian, ves el de Marilyn. Todo un público nuevo, una nueva generación, buscó en Google a Marilyn Monroe para entender por qué Kim era su gran admiradora, respetuosa de su historia y de lo que ella logró, especialmente como mujer en esa época.
–¿Valió la pena?
–Sí, fue muy interesante. Kim Kardashian resultó una gran embajadora de Marilyn Monroe. Gracias a ella, ahora tenemos muchos más fans de Marilyn. Miles de personas pueden ver el vestido en nuesto museo, pero fijate cuántas más –y de todas partes del mundo– lo vieron por esa breve subida por la escalinata. La situación generó una discusión muy grande y no puedo más que decir cosas buenas sobre Kim Kardashian. Ella fue realmente muy profesional y excelente para trabajar.
Jim Pattison Jr. (71) habla con la nacion en el Faena Hotel, en Puerto Madero. Es su tercera vez en la Argentina. Vino en su rol de presidente de la Asociación Mundial de Parques y Atracciones (IAAPA) para celebrar el 25 aniversario de la Asociación Argentina de Parques de Diversiones (AAPA). Un dato insoslayable: su padre es el magnate Jim Pattison, que a los 94 sigue trabajando, dueño de la segunda fortuna de Canadá, que Forbes estima en 10 mil millones de dólares.
–¿Por qué, en la era del streaming y la realidad virtual, los parques de diversiones no pierden vigencia?
–Porque las personas necesitamos contacto físico, eso lo aprendimos de la pandemia.
–¿Qué busca la gente hoy cuando elige un parque de diversiones?
–Subirse a una montaña rusa, siempre. ¿Te dan miedo? Vendrás conmigo, no pasará nada, ¡nos sentaremos al frente! Hay tantas cosas diferentes por hacer que en un parque de diversiones uno siempre encuentra algo de su agrado. Podríamos ir a una casa embrujada [ríe]. Hoy las personas están interesadas en la sustentabilidad, les interesa que las atracciones tengan un mensaje ambiental. También les gusta jugar un buen juego, salir y ver la naturaleza. Lo ves en los parques de aventuras, quieren involucrarse en actividades al aire libre.
– ¿Adultos y jóvenes nos divertimos igual?
–Cada generación es diferente, pero históricamente a las personas les gusta compartir distintas actividades, cosas que hicieron con sus abuelos y sus padres y que harán con sus hijos. Disfrutan de esas mismas cosas básicas, estar juntos, pasar un buen rato... ¡y de comer! Hoy contamos con más de cien centros de atracciones y, una de las mejores partes de mi trabajo es cuando viajo y puedo probar la comida de parques de todo el mundo. Como experto, puedo decirles que la comida aquí en Argentina es muy buena.
–El mundo del entretenimiento cambia cada día y algo que era gracioso hace diez años hoy puede no ser correcto. ¿Cómo se aggiornan?
–Nos vamos ocupando de esas cosas. ¿Cómo? Lo llamamos sentido común, escuchamos a nuestros visitantes y a nuestros empleados.
– En plena era digital, ¿hay lugar aún para las sorpresas?
–Creo que sí, y ¿sabés por que? Porque la realidad es más extraña que la ficción. Si mirás TikTok hoy, que es lo que todos los jóvenes están viendo, te das cuenta: las cosas que se muestran ahí son personas reales haciendo cosas reales. Aunque usted no lo crea, como decía Ripley.
–El mundo tiene fascinación por los récords: el libro Guinnes es el más robado en las librerías públicas de los Estados Unidos.
–[Ríe] La clave del éxito de Guinnes World Records es la inclusión, ya que cualquiera puede ser increíble y portar un récord mundial. Mientras puedas tener una idea, que puedas lograr y que sea segura… bueno, no todas son seguras [ríe], aplican. Cualquiera puede lograr un nuevo récord mundial.
–Entre tantas compras extraordinarias, ¿qué inversión destacaría?
–Hicimos una compra grande, no de las divertidas, pero sí muy interesante. Hace unos años nos recomendaron, dado que somos una empresa global, contar con una antorcha de cada edición de los Juegos Olímpicos modernos. Así que empezamos a buscar por el mundo y a coleccionar las antorchas olímpicas. Ahora tenemos todas, creo, excepto dos.
–¿Cuáles fueron las dos que no pudieron conseguir?
–No recuerdo, pero puedo decirte que existen muchas [sonríe].
–Después de 100 años, Ripley sigue sorprendiendo al mundo.
–Sí. La empresa Believe it or not! (Aunque usted no lo crea) comenzó con un cartoon, una viñeta que apareció en los periódicos en 1918 y fue muy popular en Estados Unidos. Después, dio la vuelta al mundo. Su creador, Robert Ripley era una persona real que, en la década de 1920, 30 y 40, visitó 201 países. Y en ese momento (no había viajes aéreos como los hay hoy) tenía este cartoon donde mostraba a personas reales haciendo cosas extrañas, pero verdaderas. La gente no le creía, así que viajaba, y luego traía la prueba de vuelta y la ponía en exhibición. Todo para demostrar que tenía razón.
–¿Por qué tenemos esa fascinación por este tipo de exhibiciones?
–”Ver para creer”. El público quiere sorprenderse.
–Hay un argentino que no puede faltar en sus parques: Lionel Messi. ¿Ha pensado en hacer alguna inversión, comprar algo que lo identifique?
–Oh, ¡sí! Él viene para Miami. Absolutamente. Nos encantaría hacer una figura de cera de él para nuestros museos de cera. Nos encantan sus botines, nos encanta cualquier cosa de él... Quizá podríamos comprar su pelo, ¿por qué no?
–¿Para clonarlo?
–Nunca lo pensé, pero no es mala idea [ríe].
–Su colección tiene de todo, hasta un auto que perteneció a John Lennon. ¿Recuerda algún fracaso, alguna compra de la que se arrepienta?
–Demasiados fracasos para recordar. Pero no te va bien si no fallás, porque eso quiere decir que no estás haciendo nada. Nos pasa, sí, al comprar, que la gente trata de engañarnos, de vendernos algo falso. A veces lo logran y nos enteramos más tarde.
–¿Cuentan con una minicolección o museo con objetos extraños en casa?
–En casa solo estoy yo [ríe]. No, no tengo nada por estilo, mi esposa no lo permite. No es que ella dirija las cosas, pero hemos estado casados durante 42 años, así que tenemos un muy buen entendimiento. Nada de leones ni objetos, tenemos algunas cosas inusuales, pero nada muy fuera de serie en casa. Solo está abarrotada de cosas normales de estar casados durante cuatro décadas, con dos hijos.
– Y, ¿cómo fue para ellos crecer rodeados de estas cosas?
–Cuando crecés dentro de esta industria, tus hijos piensan que es lo mejor. Y luego, después de un tiempo, es como ir a la oficina, están acostumbrados a las montañas rusas, a los juegos, a la diversión y cosas así.
–Tiene parques en todo el mundo, imagino que vive viajando.
–Sí. Tengo una relación de amor y odio con las aerolíneas. Pero me mueve la curiosidad: creo que se aprende mucho más yendo, viendo, visitando y hablando con la gente que sentado en una sala de reuniones. Robert Ripley visitó 201 países en todo el mundo, nosotros tenemos negocios en más de diez, así que obviamente vamos a visitar a todos. Además, la asociación de parques está en más de cien países.
-¿Qué generó tantos viajes por el mundo y esta visita a la Argentina?
-Me mueve la curiosidad. Creo que se aprende mucho más yendo, viendo, visitando y hablando con la gente que sentado en una sala de reuniones.
-Con una compañía tan grande y con tantos negocios, importaciones y dólares, ¿qué noticias llegan de Argentina?
-Cada país tiene reglas diferentes y hay que respetar las normas del país. Sean lo que sea, lo único que hemos aprendido al hacer negocios en todo el mundo es asegurarnos de no ofender a nadie culturalmente. Respetamos la ley y respetamos a las personas y así hemos logrado relaciones a largo plazo durante muchos años. La clave es manejarnos con respeto.
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