De las celebraciones con tradiciones ancestrales en el norte a las plumas, brillos y el desenfreno del Litoral, horarios, días y tarifas para no perderse nada
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Hay lugares donde todo el año se espera el carnaval. El tiempo del desahogo, de cantar y bailar. De jugar con espuma, harina y papel picado. De subvertir el orden establecido.
Si tenemos que buscar sus orígenes, el carnaval comienza de alguna manera en las bacanales romanas. Más adelante, durante la imposición de la cuaresma previa a Semana Santa cuando la Iglesia prohibía comer carne o beber alcohol, nacieron los días del adiós a la carne, o carnevale, dando lugar a los placeres mundanos. La fiesta evolucionó entonces a Europa, y hacia fines del siglo XIX, llegó a América Latina, donde se arraigó y fue tomando características propias, con el aporte de las diversas culturas locales. Pero lo cierto es que hoy la fiesta no comienza estrictamente en la fecha que determina el calendario. Porque varios meses antes, las agrupaciones ya comienzan a diseñar sus trajes y disfraces, a fabricar sus carrozas, a ensayar pasos de baile y temas musicales. Y todo eso, cargado de emociones y un espíritu festivo, es parte de la misma celebración.
Luego de dos años de incertidumbre y una temporada silenciosa en la que no hubo carnavales en todo el mundo, los festejos vuelven oficialmente a la Argentina del sábado 26 al martes 1° de marzo (aunque en muchas ciudades ya comenzaron).
La expectativa es alta y razones sobran en un país tan rico como el nuestro, en el cual cada región tiene sus propias características. En los famosos carnavales de Gualeguaychú y Corrientes, por ejemplo, dominan las comparsas de influencia brasileña, que a su vez heredaron las costumbres africanas y europeas. Las culturas indígenas del norte, por su parte, se fusionaron con la influencia española; un sincretismo del que nacieron carnavales únicos como los que se celebran en Jujuy y Salta. En Buenos Aires, las murgas tienen una gran influencia española e impronta rioplatense. Y en La Rioja, una antigua leyenda indígena le da la razón de ser a la Chaya, el carnaval vernáculo,
Este año es especial, porque se trata de la fiesta del reencuentro y la pospanedmia, con algunas restricciones sanitarias, pero con la adrenalina intacta. Aquí, una guía para no perderse los mejores carnavales del país entre tanto talco, harina y papel picado.
Este año, las murgas llevan su ritmo frenético a las plazas porteñas
“Estamos contentos de volver a las calles y lo vivimos como un carnaval especial, de reencuentro con la gente y con nosotros mismos, que estuvimos dos años parados”, dice Felipe “Tito” Fiscina, director del Centro Murga Los Arlequines de la R y delegado de las agrupaciones artísticas del carnaval porteño.
En Buenos Aires, el primer corso apareció en 1869 y fue impulsado por el entonces presidente Domingo Faustino Sarmiento, seducido por el festejo que vio en sus viajes por Europa. Luego nacerían las murgas, con el barrio y los amigos como factor aglutinador. Estas agrupaciones se reunían para salir a cantar por las calles con tambores hechos con ollas o maracas. Las canciones, de tono picaresco y doble sentido, también teñían el nombre de la murga, como “Los amantes de las chicas bien” o “Los Farristas”. Hoy la murga tiene la impronta del barrio, señal de identidad como Los Chiflados de Boedo, Los Amantes de La Boca o Los Elegantes de Saavedra, por citar algunas.
El carnaval porteño es un espectáculo callejero y gratuito: la capital se anima con el ritmo pegadizo, el bailecito frenético y las canciones de protesta. Atención: por la situación sanitaria este año solo hay 12 corsos (antes eran 35) en plazas, polideportivos y anfiteatros, que reciben a las más de cien murgas que son Patrimonio Cultural de la Ciudad desde 1997.
◗ Fechas, horarios y lugares. Los corsos arrancan a las 20, con entrada gratuita. Los programados para el sábado 26 y domingo 27 de febrero se reprogramaron para el lunes 28 de febrero y el martes 1° de marzo, días feriados de Carnaval. Se realizarán en el Anfiteatro Parque Lezama, Parque España, Playón de San Lorenzo, Plaza Irlanda, Anfiteatro de Mataderos y Av. Balbin entre Arias y Correa, en Saavedra. El cierre del carnaval, que estaba previsto para el 28 de febrero en el Corso de la Avenida de Mayo, se reprogramó para el domingo 6 de marzo, por las condiciones climáticas, con entrada gratuita. Será de 16 a 23, con presentación en vivo de cinco murgas de diferentes barrios porteños, intervenciones de artistas itinerantes, un show infantil, un DJ set, una muestra fotográfica sobre la historia del Carnaval, puestos gastronómicos y un concierto a modo de cierre a confirmar.
Del candombe al rock y la cumbia, Corrientes festeja hasta el amanecer
“El carnaval es unión, es fiesta y cultura arraigada en nuestra provincia. Es una fuente de trabajo y nos representa a todos. Cuando uno habla del carnaval, habla de familias carnavaleras que llevan la pasión adentro”, dice Andrea Torres, pasista y coordinadora de vestuario de la comparsa Imperio Bahiano. Su familia es fundadora de la agrupación, y ella participa activamente del carnaval desde los 8 años. “El carnaval correntino es único, no solo por lo artesanal y la belleza de sus trajes, sino por la variación musical. Tenemos un repertorio mixturado del candombe al rock y la cumbia. Es majestuoso y lleno de magia”, concluye la pasista.
La ciudad, nombrada Capital Nacional del Carnaval, cuenta con dos fiestas: el carnaval oficial, que se desarrolla en el Corsódromo Nono Alias, en el que participan comparsas y agrupaciones, y el carnaval barrial. Las comparsas pueden llegar a los mil integrantes y desfilan en carrozas majestuosas, mientras que las agrupaciones musicales tienen un máximo de 180 integrantes. En esta edición participan tres comparsas y cinco agrupaciones. Cada una gasta entre 20 y 30 millones de pesos para la puesta en escena. Este año se presentarán cuatro noches en el Corsódromo: 22 y 24 de febrero, y el 1° y 3 de marzo, con entrada gratis. Comienzan a las 20 y van hasta las 3 de la mañana. Se puede entrar con comida y bebida.
◗ Fechas y precios. Los desfiles de las comparsas oficiales serán el 4 y 5 de marzo. Las entradas cuestan desde $300 a $3000 los palcos VIP. Los desfiles comienzan a las 22 y terminan a las 4. La libreta sanitaria es obligatoria. El Corsódromo queda a 15 minutos del centro. Entradas en www.fullticket.com
Plumas, lentejuelas y la música de cinco comparsas en Gualeguaychú
“Volver a pisar el circuito es una emoción inmensa, la primera noche estuvo llena de lágrimas”, rememora María Agustina Díaz, integrante de la comparsa Marí Marí. “El Carnaval de Gualeguaychú es una de las fiestas más grandes del país. Ha sido por décadas el lugar de realización artística, laboral y profesional de la comunidad LGTBIQ+ en momentos donde aún la sociedad les cerraba las puertas. El arte, la liberación y la diversidad son las banderas que representan nuestra historia”, amplía Agustina, que desfila representando a Juana de Arco. La comparsa presenta el argumento Cosa de Mujeres, un homenaje a aquellas que marcaron un camino de libertad e igualdad.
Usualmente son tres las que acceden a desfilar por año, pero como en este 2022, el Corsódromo cumple 25 años, por primera vez las cinco comparsas están en escena. Ara Yeví, O’Bahía, Papelitos, Marí Marí y Kamarr desfilan todos los fines de semana con más de mil artistas en este escenario que puede albergar a más de 30 mil personas. Otra de las singularidades en esta edición es el debut de la primera batucada compuesta íntegramente por mujeres: Las Audaces, el grupo de percusión de Kamarr. Además, algunas comparsas como Ara Yeví, O’Bahía y Kamarr alquilan trajes para que el público pueda desfilar.
◗ Horarios y tarifas. El 26, 27 y 28 de febrero. Antes de ingresar al predio, piden el pase sanitario. El fin de semana de carnaval el costo de la entrada es de $1800. Los menores hasta 4 años abonan un seguro de 300 pesos. Se puede comprar comida rápida y bebida con y sin alcohol dentro del circuito de cantinas, detrás de las tribunas, y no se puede ingresar con comida. Los desfiles comienzan a las 21.30 y terminan alrededor de las dos de la mañana. www.carnavaldelpais.com.ar
La Quebrada de Humahuaca, tierra fértil para soltar al diablo
“El carnaval para nosotros es un orgullo inmenso. Los carnavales del norte surgieron en Humahuaca. De acá salieron las primeras comparsas. Por eso tenemos la mística y un arraigo tremendo por nuestro carnaval”, resalta Bruno Zamboni, presidente de la comparsa Juventud Alegre de Humahuaca, que este año cumple cien años y fue la primera en salir con los ya tradicionales diablos.
Se dice que los diablitos, símbolos del carnaval jujeño, traen alegría y buena suerte. Por acá se habla de sacar el diablo y se grita ¡Soltame Carnaval!
Cada comparsa se reúne en su mojón y desentierra a la criatura para “decretar” el inicio del carnaval. Suenan bombas de estruendo, vuelan harina, talco y papel picado.
La celebración entremezcla el culto a la Pachamama con la influencia española y las fiestas de la abundancia que solían hacerse en tiempos precolombinos, cuando se unían fuerzas para levantar la cosecha.
Las comparsas, con sus sonoros instrumentos, agitan las calles de los pueblos quebradeños al ritmo de huaynos y carnavalitos. Es un carnaval participativo, cualquiera puede sumarse y salir bailando en todas las agrupaciones, sin pagar un centavo. Algunos van disfrazados, otros solo llevan ramas de albahaca detrás de la oreja.
Concluye con el “entierro” del diablo, al que se quema para que vuelva a renacer al año siguiente, renovado. La mayoría de las comparsas desentierra el fin de semana de carnaval y entierran al domingo siguiente.
◗ De boca en boca. Como no hay una programación oficial, el boca a boca es la mejor manera de enterarse dónde y cuándo salen las comparsas y dónde son los entierros y desentierros. Las comparsas más conocidas son de Tilcara y Humahuaca, pero vale la pena darse una vuelta por Maimará. Por las noches hay bailes en los salones de las agrupaciones; las entradas cuestan de 500 a 800 pesos.
La puna salteña se enciende con coplas, tonadas y cajas
“Nuestro carnaval es el principio y el fin de nuestra identidad, nuestra cultura. Es alegría. Nos preparamos un tiempo antes, con el jueves de comadres y de compadres, cuando se preparan las cajas, las coplas y las tonadas. Y el día del carnaval nos juntamos para desenterrarlo con alegría. Para nosotros el verdadero carnaval es el canto con caja, las coplas, las tonadas. Luego se han ido incorporando las danzas con música andina, el siku, la quena, después la cumbia. Nosotros queremos seguir manteniendo la cultura del canto con caja”, dice Miguel Siares, cacique de San Antonio de los Cobres, un pueblo salteño ubicado a 3700 metros de altura.
Una mezcla de ritos y costumbres agita la Puna. Se baila entre espuma, serpentina, talco y papel picado. Hay coplas, comparsas y corsos; carnavalitos, caporales y diablitos. “Acá somos callados, sumisos. Pero para carnaval todo se transforma, nos olvidamos, no tenemos vergüenza, cantamos, hacemos todo lo que no podríamos hacer durante el año. Hay que sacar el diablo”, teoriza Teófila Urbano, integrante de la Comunidad Colla de San Antonio de los Cobres.
Al carnaval se le adelantan los Jueves de Comadres, que en esta ocasión será el jueves próximo, en el Mercado Artesanal de Salta. Es una reunión tradicional en la que se cuenta todo lo que pasó durante el año. “Nos desahogamos. Te liberás de lo que tenés guardado, lo podés hablar, reír, llorar. Se cuenta lo bueno y lo malo, todo lo que se pueda soltar ese día”, acota Teófila, y ríe.
◗ Cuándo. El 26 es el desentierro del carnaval, del que participarán copleros, comparsas, y murgas de la localidad y el 27, las comparsas se juntan en el cerro más alto a cantar coplas y tocar las cajas chayeras. Todos están invitados a participar.
Harina, albahaca y topamientos en la tradicional Chaya de La Rioja
Cuando empieza febrero comienza el año nuevo. El carnaval en La Rioja, que coincide con la fiesta de la Chaya, implica el inicio de un nuevo ciclo porque antiguamente era la época de la cosecha de algarroba. La Chaya es una fiesta de origen indígena, de agradecimiento a la Pachamama por los frutos que da y con rituales ancestrales.
La tradición europea se amalgamó al carnaval. “Para nosotros es como una limpieza, todo se renueva, es una fiesta única. Te invitan a comer y compartir en las casas, a cantar y llevar adelante los distintos rituales. Es algo muy genuino”, dice Victoria Matta, parte de la familia del Negro Matta, que organiza una Chaya tradicional en su barrio desde hace muchos años.
La Chaya se festeja durante todo febrero. Arranca con el desentierro del Pujllay, su posterior quema y entierro. El Pujillay simboliza y sintetiza el sentimiento carnavalero y es parte de una leyenda. El relato cuenta que la Chaya era una indiecita enamorada de Pujillay que, frustrada y dolida por su amor no correspondido, trepó una montaña y se convirtió en una nube. Por eso chayar también significa rociarse con agua.
Durante los días chayeros se hacen topamientos y coronaciones en los barrios, donde se recrea el casamiento de ambos. Se trata de un juego en el que dos grupos se enfrentan en una calle donde se realiza el encuentro de las comadres y compadres. Todo huele a albahaca, vuela harina, papel picado, agua y pintura de colores, con música y baile.
◗ Cuándo. Los topamientos se hacen todo durante todo febrero, en diversos barrios de la ciudad de La Rioja. La Chaya es también un ritmo folklórico, y un festival. La Fiesta Nacional de La Chaya, se realizó del 10 al 14 de febrero.
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