Si bien tienden a ser más liberales en cuestiones relativas a las normas de las relaciones, las costumbres de sus padres aún pesan a la hora de salir con alguien
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NUEVA YORK.– Hay una discusión emblemática que atraviesa las citas modernas: ¿quién paga? En el trabajo y en las redes sociales, donde los jóvenes pasan gran parte de su tiempo, les gusta hacer hincapié en la equidad y la igualdad. En lo que respecta al romance y el cortejo, los jóvenes –especialmente las mujeres y los hombres que mantienen relaciones heterosexuales– parecen seguir las mismas reglas que aprendieron sus padres y las generaciones mayores.
La investigación contemporánea, la cultura popular y más de una decena de jóvenes estadounidenses sugieren que una norma arraigada sigue siendo válida: los hombres suelen pagar más que las mujeres en las citas. Y parece existir la expectativa de que así sea.
Expectativa y realidad
Algunos hablan de la brecha salarial de género y el hecho de que las mujeres pagan más que los hombres por productos relacionados con la salud reproductiva o por la ropa.
Kala Lundahl es una mujer de 24 años que vive en Nueva York y trabaja en una empresa de selección de personal. Suele salir con gente a través de aplicaciones y el costo total de la cita, normalmente para tomar algo, ronda los 80 dólares. En la primera cita, Lundahl siempre se ofrece a compartir la cuenta, pero espera que sea el hombre quien pague (ha encontrado cierta resistencia cuando se ofrece a pagar).
Lundahl dijo que si la cita iba bien, podía ser que continuara en un segundo lugar, normalmente un sitio más barato donde era más probable que ella pagara. En una segunda cita, dijo, insistiría más en pagar toda la cuenta o dividirla. El razonamiento de Lundahl se basa en su creencia de que la persona que invita a salir –normalmente, el hombre– debe pagar la cita, y que la persona que gana más dinero –también normalmente el hombre– también debe pagar.
“Un par de hombres se ponen un poco tensos cuando les ofrezco pagar”, dijo Lundahl. “Se nota que no se sienten cómodos con esa idea”.
Scott Bowen, un contador de 24 años de Carolina del Norte, dijo que siempre pagaba las bebidas, las comidas y los cafés en las citas. Suelen ser entre 70 y 100 dólares por salida. La conversación sobre quién paga suele durar una fracción de segundo, desde que el camarero deja la cuenta hasta que Bowen la toma y dice: “Yo pago”.
Cuando era niño, sus padres le dejaron claro que debía pagar las citas cuando salía con una mujer. Si bien él reconoció que quería que cambiara el statu quo para que hubiera un reparto más equitativo, también dijo que se sentía incómodo sacando el tema durante las citas.
Shanhong Luo, profesor de la Universidad de Fayetteville, estudia los factores que subyacen a la atracción entre parejas. En un artículo publicado en 2023 en Psychological Reports, Luo y un equipo de investigadores encuestaron a 552 estudiantes universitarios heterosexuales y les preguntaron si esperaban que los hombres o las mujeres pagaran por las citas, y si ellos, como hombres o mujeres, solían pagar más.
Los investigadores descubrieron que los hombres jóvenes pagaban la totalidad o la mayor parte de las citas en torno al 90 por ciento de las ocasiones, mientras que las mujeres solo pagaban alrededor del 2 por ciento de las veces. En las siguientes citas, era más frecuente dividir la cuenta, aunque los hombres seguían pagando la mayoría de las veces, mientras que las mujeres rara vez lo hacían. Casi el 80 por ciento de los hombres esperaba pagar en la primera cita, mientras que poco más de la mitad de las mujeres (55 por ciento) esperaba que pagaran ellos.
Sorprendentemente, las opiniones sobre las normas de género no supusieron una gran diferencia: en promedio, tanto los hombres como las mujeres de la muestra esperaban que el hombre pagara, tanto si tenían una visión más tradicional de los roles de género como si tenían una visión más progresista. “Los resultados muestran que el modelo tradicional sigue existiendo”, dijo Luo.
Sucede que, en una relación, tales actos no existen en el vacío. Los psicólogos distinguen dos formas de sexismo: el “sexismo hostil”, definido por creencias como que las mujeres son inferiores a los hombres, y el “sexismo benévolo”, definido por creencias como que es deber de los hombres proteger a las mujeres. Pero este último puede dar paso al primero.
En un estudio de 2016 se encuestó a estudiantes universitarios en California, preguntándoles cómo calificaban una serie de gestos tradicionales de cortejo, incluido que los hombres pagaran por las citas. La mayoría de los jóvenes dijeron que los hombres deberían pagar en un primer encuentro, pero a su vez, en el caso de los hombres, la asociación entre esa opinión y las opiniones hostiles hacia las mujeres fue particularmente fuerte.
Campbell Leaper, mentora del estudio y profesora sobre desarrollo de género, dijo que sus alumnos ahora eran más liberales en cuestiones relacionadas con la identidad de género, la sexualidad y las normas que rigen las relaciones, pero aún defienden el principio de que los hombres paguen las citas, o dicen que ni siquiera habían pensado en su relación con el sexismo. En palabras de Luo, incluso para los jóvenes que mantienen un firme compromiso con la independencia económica —sean hombres o mujeres— la presión de una norma ancestral puede hacer mella.