El detector de mentiras humano. Las 6 señales (y un bonus track) de que te están engañando u ocultando algo
Hugo Lescano, especialista en oratoria y lenguaje no verbal, analiza las situaciones cotidianas y concretas en las que no se dice la verdad
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Se llama Hugo Lescano, es argentino pero en muchos países de América latina lo conocen como el “detector de mentiras humano”. Especialista en oratoria y lenguaje no verbal, es capaz de descubrir, mediante el análisis de microgestos faciales (y tomando en cuenta el contexto comunicacional) aquellas mentiras o los ocultamientos que una persona está diciendo o callando, según corresponda. “No existen los buenos mentirosos, sino los malos observadores. El cuerpo siempre expresa las emociones reales que tenemos y a veces esas emociones contradicen lo que decimos y otras lo confirman”, sostiene el director del Laboratorio de Investigación en Comunicación No Verbal y da ejemplos concretos (y tips) para detectar mentiras. Muchos de ellos están en su Instagram (@hlescano).
“Esto no es un talento natural que unos pocos poseen, todos tenemos esa capacidad. Cualquiera puede desarrollar esta habilidad. Todos fuimos expertos en comunicación no verbal hasta que aprendimos a hablar”, señala Lescano, que se entrenó en Estados Unidos con el psicólogo Paul Ekman (la persona en la que se basó la serie Lie to me)-. Los bebes son expertos en la lectura del lenguaje corporal. Dejamos de serlo cuando aprendemos a hablar porque el cerebro ya no necesita de ese canal. Pero no desaparece, queda latente. Hay ejercicio básicos para volver a activarlo. En la vida cotidiana puede ser una herramienta importante”, sostiene el experto, que dará la conferencia vía streaming ¿Cómo detectar mentiras? Los secretos del lenguaje corporal, el sábado 25 de septiembre a las 21 (tickets por Evenbrite).
Según Lescano, que trabajó durante muchos años como negociador carcelario, hay alrededor de 110 gestos decodificados en el nomenclador (surgido en 1978 a partir de investigaciones de Ekman, y toda la comunidad científica lo usa como base). Y más de 10 mil combinaciones posibles: eso quiere decir que podemos estar tristes, enojados y felices al mismo tiempo. “Los seres humanos somos extremadamente complejos. Por eso podemos sentir varias emociones -incluso algunas contradictorias- al mismo tiempo. Hay solo 7 emociones básicas universales, después todo lo demás se construye con el con el contexto. La mentira no tiene un lenguaje universal. Pero sí hay una serie de comportamientos que repetimos cada vez que decimos algo falso o que no sucedió”, plantea Lescano.
Señales
El experto dice que hay señales inequívocas que pueden desenmascarar a una mentiroso. Estas son algunas de ellas:
- “Por ejemplo, cuando alteramos una historia, una de las cosas que hacemos es ocultar las manos con algo. Es muy típico que cuando llevamos el auto a arreglar, el mecánico venga limpiándose con un trapo la grasa. Pero después de un tiempo, cuando ya se sacó la suciedad, lo sigue haciendo mientras te dice que le encontró algo al auto que el auto no tenía”, ejemplifica Lescano y enumera otras actitudes o comportamientos propios del que está mintiendo, ocultando o exagerando.
- Las señales es que se modifica el tono y el volumen de nuestra voz y se acelera el ritmo de lo que decimos. Lo que sucede es que el cerebro automáticamente eleva el tono de voz y la agudiza porque quiere empatizar con su interlocutor. Ese fenómeno se llama ‘baby talk’ que es la manera en la que hablamos con niños pequeños”, sostiene.
- Otro de los comportamientos clásicos es que nuestro cuerpo empieza a tener una pequeña oscilación o un movimiento pendular. Es un síntoma de la inestabilidad que te produce contar algo que no es completamente cierto.
- También es muy común que la persona que miente busque un apoyo (por ejemplo en la pared, o coloca las manos en una silla o mesa). Lo que está haciendo es buscar un anclaje porque le produce inestabilidad o ansiedad lo que está contando.
- Otro ejemplo típico del que está mintiendo es cuando se pasa la mano por delante su boca, como tapándosela, y al mismo tiempo desliza el dedo índice y pulgar de arriba hacia abajo por la comisura de los labios. “Es un gesto de evaluación negativa, lo hemos estudiado mucho en ambientes carcelarios, en declaraciones testimoniales y también se ha estudiado en otros laboratorios de mundo, entre ellos el de Ekman. Es un gesto de autocensura, lo hacemos cuando tenemos algo que decir pero preferimos callar. Lo suelen hacer más los hombres que las mujeres -agrega-. Así que si entregas un currículum o un proyecto y la persona se pasa los dedos por la comisura de los labios mientras dice ´'que interesante’ tené por seguro que lo va a archivar”.
- Según Lescano, hay un gesto que ha sido muy investigado y está vinculado con una altísima probabilidad de mentira. Proviene de un emblema (un tipo de gesto que no necesita traducción, ejemplo, pulgar hacia arriba). “Consiste en levantar los dos hombros y las dos palmas hacia arriba y significa ‘yo no fui, no tengo idea, qué se yo’. Incluso hay un emoji. Ese emblema aparece de manera parcial cuando estamos mintiendo. Vos me preguntas algo y yo te digo que sí pero al mismo tiempo levanto el hombro. Eso revela que te digo que sí pero en realidad es un no. Obviamente la gente lo hace sin darse cuenta, no se puede controlar.
“Pero por un solo gesto no podemos decir que una persona está mintiendo. Son un conjunto de señales las que nos hacen pensar que puede estar haciéndolo. Cuantas más señales haya, mayor grado de certeza tenemos”, aclara.
Mitos y verdades
El experto también sostiene que hay mitos en torno a ciertos gestos. “Hay mucha información falsa que circula por redes. Un ejemplo claro es tocarse la nariz. No todas las personas que se tocan la nariz cuando están hablando están mintiendo. Pero muchas personas que mienten se tocan la nariz. No es lo mismo. A veces el gesto de pasarse el índice y el pulgar varias veces de arriba hacia abajo por la nariz denota una mentira. O tocarte la oreja. Pero es un mito creer que todas las personas que lo hacen están mintiendo -aclara-. Cuando mentimos se acelera nuestra frecuencia cardíaca, sube la presión sanguínea y eso hace que en las terminaciones nerviosas mas sensibles se produzca un picor. Eso te pasa también cuando haces actividad física”, explica.
Lo que suele pasar es que la especie humana no es buena simulando, pero eso no necesariamente es algo malo. “[Charles] Darwin explicaba que la mentira es una herramienta de supervivencia. Tiene mala prensa porque tenemos una base religiosa, pero en realidad podemos mentir para causar un bienestar. Lo que es seguro es que no podríamos vivir, en términos darwinistas, diciendo siempre la verdad. Hay dos peliculas muy buenas y muy graciosas que lo prueban: una es Mentiroso Mentiroso (protagonizada por Jim Carrey) y otra el La invención de la mentira, en la que actúa Ricky Gervais”.
¿Es verdad que la mentira tiene patas cortas? Lescano es prudente en afirmarlo, pero amplía: “Lo que es seguro es que no se puede sostener una mentira indefinidamente. Si uno miente, la mentira no se archiva en la zona de los recuerdos porque no fue una experiencia vivida sino un relato. Al no ser parte de tu experiencia, no puede contarse hacia atrás, sino desde el principio porque es algo que estamos forzando. Si alguien te está haciendo un relato y tiene que empezar desde cero y no desde el medio o desde vos lo interrumpiste para repreguntarle algo, muy probablemente te está mintiendo”, concluye a modo de bonus track.