El año del vidrio. ¿Es hora de abandonar el plástico?
La crisis ambiental se agudizó tanto que las Naciones Unidas instaron a los países a revalorizar este material que es retornable, fácil de reutilizar y genera menos residuos
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Quizás porque es transparente, no somos del todo conscientes de la omnipresencia del vidrio. Ya sea en la pantalla del celular o de la computadora, en el vaso del desayuno o en la ventana por la que entra la luz, el lector de esta columna encontrará vidrio a su alrededor.
Fabricado desde hace al menos 4500 años –hay hallazgos arqueológicos de vasijas y collares en el antiguo Egipto–, este material tan cotidiano vuelve a ser noticia en pleno siglo XXI: para alcanzar sus objetivos para un desarrollo sostenible, las Naciones Unidas decretó al 2022 como el Año Internacional del Vidrio. De acuerdo con la curiosa resolución, los países miembros, incluido la Argentina, se comprometen a celebrar durante este año diversas actividades “para resaltar la importancia tecnológica, económica, cultural y medioambiental de este material en nuestras sociedades”.
Que estemos comenzando a transitar el año del vidrio no hubiera sido posible sin la ayuda inestimable del plástico. O, mejor dicho, de la crisis de contaminación causada por su uso excesivo. Más resistentes, prácticos y económicos, los envases plásticos reemplazaron a los de vidrio en las últimas décadas, pero con un alto costo ambiental. “La crisis ambiental que estamos viviendo por los llamados plásticos de un solo uso es muy grave. Se estima que se tiran 13 millones de toneladas de plástico al mar, lo que equivale a descargar un camión de basura por minuto”, ilustra Ornella Basilotta, diseñadora de Fracking Design, un emprendimiento que fabrica accesorios con los residuos plásticos que descartan las petroleras en Vaca Muerta y fundadora de @laschicasdelplaneta.
En la misma línea, se expresa Tomás Kelly, responsable de operaciones de Agua Local, una startup sustentable de filtrado, purificación y remineralización de agua en botellas de vidrio reutilizables que gana terreno en restaurantes de Argentina y de la región. “Por donde mires, hay un plástico en el piso. No hace falta saber sobre las islas de basura en el Pacífico, o los números catastróficos de contaminación: está al lado nuestro y es responsabilidad de todos. Así que bienvenido el pensar nuevas modalidades de consumo”, sostiene el emprendedor en diálogo con la nacion. Y agrega: “El vidrio, en formato reutilizable, como parte de una economía circular, es un gran aliado”.
Hábitos conscientes
Según la propia ONU, el vidrio puede servir como alternativa a los plásticos y “tiene potencial para contribuir a la implantación de pautas de producción y consumo sostenibles”. Sin embargo, cambiar los hábitos de los consumidores no será precisamente soplar y hacer botellas. De hecho, los defensores del plástico y de sus comodidades señalan que el uso del vidrio también esconde una importante huella ambiental.
Entonces, ¿cuál es más amigable para el planeta? ¿La botella de vidrio o la de plástico? Si bien el vidrio tiene mejor prensa, al menos entre los consumidores zero waste, lo cierto es que la elección no es tan obvia en términos estrictamente ambientales. En primer lugar, para fabricar vidrio se requieren miles de toneladas de arena, un material no renovable que se extrae de canteras y del lecho marino, provocando un serio impacto en esos ecosistemas. En cuanto a su producción a altas temperaturas, demanda más energía que el plástico, lo que se traduce en más emisiones de CO2. Lo mismo sucede con el transporte: al ser más pesadas, la distribución de botellas de vidrio genera una huella de carbono superior.
Del lado de los beneficios, hay que resaltar una costumbre argentina pionera de la economía circular: la alta retornabilidad de los envases, que permite que una botella de cerveza, por ejemplo, se pueda reutilizar unas 30 veces antes de reciclarse en un 100% sin perder sus propiedades. Esta última característica lo distingue del plástico, que solo puede reciclarse unas pocas veces porque luego va reduciendo su calidad hasta terminar en la basura. Otra ventaja que marcan los amantes del vidrio es que al ser no poroso mantiene intacto el sabor de su contenido y no desprende partículas de mircoplásticos. En cuanto a las cifras de reciclaje, en la Argentina los datos oficiales brillan por su ausencia, pero si miramos lo que sucede en Estados Unidos, el 33% del vidrio se recicla, vs apenas el 9% del plástico.
“El vidrio es una mejor alternativa sobre todo para reemplazar los plásticos de un solo uso, como vasos o botellas descartables. Que sea retornable y reutilizable hace que a la larga se reduzca su huella ambiental”, explica Basilotta. Y en este año internacional del vidrio, concluye: “Lo importante es ser consumidores responsables y sumar hábitos conscientes, sin generar residuos más allá del material”.
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