Primero fue mercado, luego sede de oficinas y más tarde quedó abandonado; próximo a alojar una exposición de diseño, se reinventará como conjunto de viviendas
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Un camaleón de nueva pisos vuelve a cambiar de piel. Frente al Obelisco, el Edificio del Plata (ex Mercado del Plata) será el escenario de una expo de arquitectura, paisajismo y diseño interior. Entre octubre y noviembre la edición 40° aniversario de Casa FOA transformará la planta baja y el primer piso delas exoficinas gubernamentales, ahora vacías, en livings, baños y comedores de diseño. Sin embargo, el edificio que fue pensado como sede del gobierno de la Ciudad y luego oficinas del Banco Hipotecario ya tiene asignada una nueva función. Cuando el mobiliario que marca tendencia deje solo las huellas, llegará la etapa de la obra ¿definitiva? que intentará refundar un área de la ciudad que luego de la pandemia quedó relegada.
El proyecto de levantar más de 700 viviendas promete reconfigurar el microcentro a partir de un desarrollo inmobiliario que volverá a renovar la fachada del icónico edificio. Gigantografías de escritores argentinos, murales y obras de arte a gran escala dominaron los 100 metros de largo y los 34 de alto durante principios de los años 2000. Por este lienzo urbano XL pasaron Ernesto Sabato, el papa Francisco, y obras del fotógrafo Marcos López, Fabián Burgos y Max Gómez Canale, entre otros artistas que aportaron color al frente. La intervención generó impacto y sorpresa. No solo a los peatones sino también a los automovilistas que rodeaban el Obelisco o pasaban frente a Carlos Pellegrini al 200.
Pero mucho antes que los autos y colectivos pasaron carretas. Entre 1856 y hasta 1947, donde el prisma rectangular y transparente se prepara para transformarse una vez más, funcionó el Mercado del Plata, el epicentro de abasto de mercadería de la Buenos Aires de entonces. Por allí pasaba, además, buena parte de la vida social, económica y cultural porteña. La ubicación no podía ser mejor: el predio ubicado entre las calles Sarmiento, Tte. Gral. Juan Domingo Perón y Carlos Pellegrini, con las espaldas hacia el Pasaje Carabelas, marcó el pulso de la ciudad. El mercado al que llegaban alimentos, cereales, leña, madera, sandía, melones y verduras desde zona norte fue testigo de la construcción del Obelisco (1936), entre otros acontecimientos que rediseñaron la trama urbana. Pionero en el nuevo formato que exigía la normativa municipal, respondió al requerimiento de garantizar higiene para la provisión de alimentos, ya que se habían prohibido los mercados a cielo abierto.
Para su construcción se tomó en cuenta el modelo arquitectónico del Mercado del Centro que se levantó en 1823 en Alsina, entre Perú, Moreno y Chacabuco, donde habían estado los antiguos cuarteles que ocupaban los Granaderos.
Así, con cubierta a prueba de agua, los puestos del Mercado del Plata se organizaban en un esquema de filas alineadas y estaban conectados entre sí por una calle central.
Pasaron los años, las carretas y los bultos que iban y venían con mercadería, hasta que comenzaron los problemas. Por un lado, los vecinos levantaron la voz y reclamaron por este ir y venir de mercadería. Para 1882, Juan Buschiazzo impuso una reforma que derivó en la demolición de los muros que impedían la circulación del aire. Y los sustituyeron por vigas de hierro, según el archivo de la Sociedad Científica Argentina.
La ciudad comenzó a crecer, se densificó su trazado. Y en 1947, 11 años después de la inauguración del Obelisco, se colgaron de sus portones de entrada los carteles que anunciaban su demolición, 90 años después de su inauguración. Sobre su esqueleto se levantó una obra que tuvo tantas idas y vueltas como las carretas que llegaban al predio. El proyecto municipal quiso conservar el espíritu en el desarrollo de un edificio de oficinas en los pisos altos y mercado en la planta baja.
Nueva impronta
Para 1954 las obras se paralizaron, hasta que se retomaron en 1961. Este parate desdibujó la impronta comercial y social que había caracterizado la zona. Una nueva tipología estaba surgiendo de cara a la 9 de Julio. Con ventanales transparentes, oficinas en altura y 119 metros de largo se inauguró en 1962 el Edificio Del Plata. El prisma rectangular de 11 pisos cambió de nombre y conservó su apellido para albergar plantas libres, circulaciones verticales, iluminación y ventilación natural. “La fachada hacia el frente, con una modulación de carpintería repetida en toda su extensión, está provista, dada su orientación oeste, de parasoles horizontales que marcan el tramo central y desaparecen hacia las esquinas, otorgándole un movimiento aleatorio según su grado de apertura. Este prisma descansa sobre un basamento de dos pisos de altura más rehundido que el resto de la fachada”, como lo describe Moderna Buenos Aires (del Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo, CPAU), el proyecto de los arquitectos Oscar Crivelli y Jorge Heinzmann.
Abandono y resurrección
El hito que tuvo su época de gloria luego quedó vacío. De trámites bancarios y municipales –allí funcionó la Dirección de Faltas, cita obligada de infractores– el objetivo de recuperar sus 40 mil metros cuadrados para convertirlo en la sede del Banco Hipotecario quedó trunco. Desde 2016, y pandemia mediante, el edificio quedó desierto.
El deterioro hizo estragos en su estructura: actualmente hay goteras, rajaduras y daños irreversibles. La mole vidriada, sin embargo, despertará de su letargo en octubre, cuando Casa FOA cope sus pisos y recupere el espacio con lo último en diseño y decoración. La expo nómade elige inmuebles emblemáticos, abandonados o en desuso, para ponerlos en valor antes de que los desarrollos inmobiliarios modifiquen sus estructuras.
Pensar la caja, crear la caja, diseñar la caja, habitar la caja: esta es la consigna de la muestra para desembarcar en el edificio. “Creemos que el Edificio del Plata es parte del patrimonio arquitectónico, con un estilo moderno y de arquitectura racionalista. Tuvimos en cuenta tres pilares: su ubicación, la arquitectura y la transformación del barrio”, dijo Juan Blas Fernández, gerente de Casa FOA, la iniciativa que desde 1985 despliega su propuesta en distintas locaciones.
En 2023, los arquitectos, paisajistas e interioristas seleccionados se instalaron en el ex Tiro Federal, y años anteriores, en el Distrito Elcano, el Círculo de Olivos y el Palacio Cabrera, entre otros.
El futuro le deparará nuevos roles y lo llenará de nuevos habitantes, en línea con el Plan de Transformación y Reconversión del Microcentro que impulsa el gobierno porteño para transformarlo en un área “urbana inteligente, sostenible y residencial, que mejore las condiciones de habitabilidad”. De acuerdo a los planes, se levantarán viviendas, oficinas y comercios, además de una plaza pública urbana que se ubicará en el Pasaje Carabelas.
Desarrollado por la empresa IRSA, el complejo de 720 viviendas dará vuelta otra página: la del rescate del microcentro.
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