Alejada de los flashes y en pareja con Enrique Llamas de Madariaga hace más de 25 años, la periodista vive en Punta del Este dedicada al real estate
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Fue, durante años, la cara de América Noticias. Se hizo un nombre en la televisión a través del noticiero. “El nombre, en realidad, es de mi mamá –confiesa Denise Pessana desde su casa en Punta del Este–. Yo me llamo Lorena. pero cuando empecé a trabajar en el canal no les gustaba y me preguntaron ‘¿no tenés otro?’. Les dije que mi segundo nombre era Denise y desde entonces soy Denise. Aunque, para mí, Denise Pessana es mi mamá”, comenta.
Fue allí, en los estudios de televisión, que surgió el amor con su colega, Enrique Llamas de Madariaga. Pero no fue amor a primera vista, para nada. Cuenta Denise: “Al principio nos llevamos muy mal. Enrique era terrible, me corregía todo el tiempo. Yo era una mujer divorciada, con una hija, y él me decía ‘nena, te equivocaste’. Llegué al punto de pedir que me cambien de programa. Me mandaron a trabajar con Juan Carlos Pérez Loizeau, con quien me llevaba fantástico. Y se ve que ahí Enrique me empezó a extrañar... Me vino a buscar y le conté que no me sentía cómoda trabajando con él. ‘Volvé, charlamos y vemos cómo seguimos’, me respondió. Volví y ahí cambió todo. Cambió tanto... que nos convertimos en pareja”, relata Denise.
En un principio, intentaron resguardar su relación. “¿Cuánto puede durar?”, se preguntaba Denise. Enrique le lleva 30 años y esa diferencia de edad le pesaba. Fue su madre quien le dio el consejo (e impulso) definitivo: “Si sos feliz, no te frenes”. Hace más de 25 años que están en pareja.
En 2009 patearon el tablero, renunciaron a sus trabajos en Buenos Aires, y se radicaron en Punta del Este. Viven frente a Playa Brava, en un departamento con vista al mar. Allá, Denise se dedica al real estate y conduce un programa de radio con foco en esa industria. Y, por las dudas, asegura que no extraña la exposición de las cámaras
–¿Por qué dejaste el noticiero?
–Dejé la tele porque tuve un tumor, ese momento fue como un clic. Me acuerdo que le pregunté al médico: “¿Por qué salen estas cosas?”. Porque el tumor me salía en un costado de la cara y yo hacía televisión. “Pensá qué te está molestando en tu vida”, me contestó. En ese momento empecé a pensar qué quería cambiar. Y bueno, eso: no quería estar más en televisión. Me operaron, fue una operación muy larga y, cuando me dieron el alta, volví unos días y luego renuncié al canal. Tenía ganas de cambiar.
–¿Por qué decidiste ir a vivir a Uruguay?
–En 2009 decidimos mudarnos a Punta del Este. Nos fuimos a fines de año. Vamos a cumplir 15 años acá. Tuvimos muchos motivos... por un lado, Enrique había tenido unos episodios feos de inseguridad en Buenos Aires. Una vez le cruzaron un auto, se bajó una persona con un arma y le apuntó a la cabeza. ¡Gracias a Dios no disparó! También nos entraron a robar en casa cuando estábamos con mi hija. Ahí dijimos, ¿qué hacemos? Además, Enrique siempre fue muy crítico del kirchnerismo y se cerraban las puertas en lo laboral. Venía el verano y acá nos ofrecieron hacer radio en Milenium. Teníamos departamento, así que nos quedamos.
–¿Un descanso buscado?
–En realidad, yo soñaba con ir a Bariloche. Enrique tiene una hija que vive allá y pensaba “qué lindo sería abrir una casa de té ahí”. Pero no... También solíamos ir a una chacra en Chivilcoy, y me gustaba mucho, pero él decía “no hay cine, la vida es demasiado tranquila”. Y como ya estábamos viniendo para acá, decidimos probar. Empezamos de nuevo y fue la mejor elección: Uruguay te abre los brazos.
–¿Cuánto llevan como pareja?
–Ya vamos un poquito más de 25 años juntos. No sabemos bien cuándo empezamos, no tenemos una fecha. Es que cuando empezamos a salir, siempre surgía el tema de los 30 años de diferencia de edad [hoy él tiene 84, ella 54] y tratábamos de cortar. Decíamos, “esto no puede funcionar, mejor que cada cual haga la suya, hay mucha diferencia de edad”. Decidíamos separarnos, pero nos extrañábamos y volvíamos a estar juntos. Hasta que un día dijimos, “bueno, no importa, que dure lo que dure”. Incluso lo hablábamos: “¿Cuánto duraremos? ¿Llegaremos a los cinco años?”, nos preguntábamos. Y así fueron pasando cinco, más cinco, más cinco… y seguimos sumando.
–¿Todavía te asusta la diferencia de edad?
–No, no me da miedo. No es el camino que elegí, la vida me lo puso delante y yo lo agradezco porque son muchos años de felicidad, de muchas alegrías y de compartir un montón de cosas entre ambas familias, junto con mi hija y con los hijos de Enrique. La verdad, es un placer. Creo que cuando te encontrás con la persona adecuada es así, y que por eso durás tantos años.
–¿Cómo fue adaptarse y vivir en Uruguay?
–Al principio me costó mucho. Los dos primeros años fueron muy duros porque hoy ves Punta del Este y es una maravilla: hay gente y negocios y restaurantes abiertos incluso en invierno... Pero eso recién inició en 2020, en pandemia, que se llenó de argentinos que vinieron a vivir acá y la dinámica de la ciudad cambió mucho. Cuando vinimos nosotros era difícil y en invierno me deprimía bastante. Con Enrique, los viernes a la noche nos íbamos a Montevideo para ver más gente y buscar un restaurante distinto. Ya había vendido mi casa en Buenos Aires y mi hija, que había probado venirse con nosotros, decidió volver. Pero con el tiempo me fui haciendo amigas, algo que es fundamental porque yo no tenía a nadie. Ellas fueron mi contención.
–¿Siguieron trabajando juntos?
–Sí, y muy bien. Fueron muchos años en Radio Milenium. Incluso se nos escuchaba mucho en Argentina, pero en 2018 Enrique empezó con algunos problemas de salud y lo tuvieron que operar. El médico le indicó parar un poco, pero él decía que no, porque “la radio es mi vida, me encanta y es como mi terapia”. Y él le respondió “pero, para tener dos horas de terapia por día, vos te cargas 20 horas con noticias malas”. Ahí decidimos dejar la radio, fue en 2021, en pandemia.
–¿Qué te llevó al mundo del real estate?
–Es que soy martillera y corredora también. Por eso, amigos que se querían venir a vivir acá me preguntaban dónde comprar, en qué invertir, incluso por colegios para los hijos. Me decían “¿por qué no retomás la inmobiliaria, si te encanta?”. Y así lo hice. En 2018 nació Dream Prop, junto a mi socia, Alejandra Covello. Estamos asesorando a muchos argentinos que buscan un lugar acá. Tratamos de brindar toda la información, porque el tema fiscal es importante y es un acompañamiento. Hoy estoy muy metida en el real estate y vivo tranquila. Es otra la adrenalina.
–Y en 2024 retomaste la radio...
–Sí, desde este verano tenemos un programa de radio en Milenium orientado al real estate. Se llama Hablemos de todo, nos enfocamos en lo que está pasando en Punta, que crece permanentemente.
–¿Extrañás la exposición?
–No. Disfruto el presente. Me fui de la tele cuando me quería ir, no extraño el estar maquillada y divina. Ya lo hice. Estoy feliz con mi vida. Todos tendrían que hacer lo que nos da felicidad, creo que eso es importante en la vida.
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