El periodista y conductor de un histórico noticiero cuenta el porqué de su decisión
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Desde que irrumpió en los medios llamó la atención. Aunque reconoce que gozaba de un privilegio “de cuna”, rápidamente “Leuquito” logró despegarse del mote de “hijo de” y ganarse su propio lugar. Su carrera fue meteórica. Creció de la mano de figuras como Mariana Fabbiani y Jorge Lanata, y hasta llegó a tener su propio programa de periodismo político en la pantalla. A los 29 años, se convirtió en el conductor más joven del histórico noticiero Telenoche.
Sin embargo, en pleno apogeo de su carrera, Diego Leuco (33) pateó el tablero y tomó una decisión que sorprendió a todos. De la noche a la mañana, reemplazó el traje y la corbata por un look relajado, remera, jeans y zapatillas; dejó de hablar de política y apostó al streaming, una nueva forma de entretenimiento que consiste en la transmisión en directo por distintas plataformas digitales.
“En estos días, varias veces, tuve que explicar una decisión de vida. ‘¿Te vas de Telenoche para hacer un streaming, ¿estás loco?’, me dijeron muchos. Algunos me felicitaban y otros decían ‘qué lástima’, y hay que lidiar con eso, con la mirada del otro”, reconoció en “Charlas Compactas sobre arte y tecnología”, un ciclo organizado por la Asociación Civil de Trabajadores del Arte (ACTA) que tuvo lugar en la Usina del Arte. Allí, Diego fue uno de los principales expositores.
–¿Siempre quisiste ser periodista?
–Desde chico yo quería trabajar en los medios. Primero quería ser relator de fútbol, después conocí la política y me empecé a meter en eso. Además estaban mi papá, los amigos de mi papá, el contexto ayudó. Igual yo hice de todo.
–¿Qué otras cosas hiciste?
–Hice teatro, gastronomía, magia, clown, canto, carpintería, equitación, boxeo, taekwondo, judo... Todo lo que se me ocurría lo hacía. Compadezco a mis viejos porque me acompañaron en un montón de actividades, era insoportable.
–En alguna entrevista dijiste que querías ser actor.
–Me gustaría y siempre bromeo con eso. Tengo amigos directores y les pregunto cuándo me van a llamar. Creo que es algo que me divertiría porque hoy no van más las etiquetas. No va más eso de: “Amigo, a los 17 decidiste ser contador, ahora te morís contador”, porque a los 17 no tenés por qué elegir lo que querés ser para toda vida... Podés cambiar. No estoy diciendo que cometan un suicidio profesional ni que salten al vacío, solo que lo tengan en cuenta, que ahora es más fácil que antes, por la sociedad y por las herramientas tecnológicas que hay. Nunca antes fue tan fácil animarse a hacer lo que uno ama.
–Hablemos de tu salida de Telenoche. ¿Estuvo relacionada con los números del programa? Dicen que no rendía como esperaban...
–Hay mucha gente que dice “les fue muy mal”, pero yo creo que no fue así. En lo personal, me llevo una amiga para toda la vida como es Luciana Geuna. Creo que lo que hicimos en el noticiero fue muy bueno, que estuvo a la altura de las circunstancias, que fue un estilo diferente... Pero si alguien quiere pensar que salió muy mal: bienvenido. Es imposible no perder algunos partidos. Hay una frase de Michael Jordan que dice algo así: “Perdí 300 partidos, fallé más de 9000 tiros y por eso fui quien fui”. Obvio que es más lindo que no te pase, pero es tan necesario que te vaya mal como que te vaya bien. De hecho, si no te va mal nunca, tenés que replantearte qué está pasando en tu vida.
–En un momento te volviste adicto al rating. Fue muy comentado un gesto tuyo festejando los números del programa mientras anunciaban las cifras de enfermos de Covid-19...
–Sí, fui muy fanático del rating, le daba mucha importancia, el gesto tuvo que ver con eso. Durante un tiempo era lo único que me importaba. Después fui aprendiendo a convivir con eso. Soy competitivo, me gusta ganar, si no, no trabajaría de esto. Me hubiese encantado medir más que mi rival, pero no fue eso lo que tuve en cuenta para tomar la decisión.
“El verdadero Diego es este”
–Hablando de la decisión, ¿qué fue lo que te impulsó a dejar un lugar al que muchos sueñan con llegar para convertirte en streamer?
–De golpe me di cuenta de que mi carrera estaba muy desbalanceada con respecto a mi vida real. En mi vida real hay más de esto que ven hoy que de lo otro. Sentí la necesidad de renunciar y que era el momento.
-Hay gente que disfruta del desafío de conseguir algo y cuando lo obtiene pierde el interés o se aburre.
-No es que me aburre porque disfruto mucho de mi laburo, pero sí creo en una frase que escuché a alguna vez a Calamaro: “Tener problemas nuevos”. Me divierte mucho aprender, tengo voracidad por aprender cosas nuevas, por probar y eso me va llevando siempre a querer explorar otros caminos.
– ¿Tuviste la necesidad de mostrar una faceta tuya más relajada?
–Yo creo que es al revés, que la faceta era lo otro. El verdadero Diego es este. Lo que yo quería era equilibrar un poco eso, que mi trabajo fuera parecido a cómo soy en verdad.
-Apostar toda una carrera y volcarse a una forma de entretenimiento incipiente, parece, cuando menos, una decisión valiente.
-Muchos me dicen eso, pero yo no lo vivo como un acto de valentía, sino una manera de vivir vinculada a la curiosidad. Tomo los cambios no solo como una parte lógica de la vida, sino como algo esperable. Trabajar hasta tener las ganas de cambiar, de buscar otro camino. Siempre trato de estar muy atento a lo que yo mismo me estoy pidiendo. Parece una frase rara, pero cuántas veces nos pasa que queremos cosas y no nos damos lo que queremos. Si pudiendo elegir no estoy eligiendo disfrutar, estoy haciendo todo mal.
-Bueno, dicho de esa forma hace que parezca bastante sencillo
-Por supuesto que yo tuve una situación de privilegio y tengo la posibilidad de elegir qué hacer, capaz que en unos años no la tengo más, pero mientras la tenga, ¿hacía a dónde voy a llevar mis elecciones? A lo que haga me haga más feliz.
-En retrospectiva, da la sensación que no fuiste feliz en los trabajos previos
-Pocas veces fui tan feliz como los tres años que trabajé en la revista Noticias, después apareció la posibilidad de la televisión, con Mariana Fabbiani y lo hice durante ocho años, también fui feliz. En paralelo, también fui feliz los años que estuve con Lanata. Y cuando trabajé con mi papá también fui feliz y también lo fui cuando tuve mi programa “Ya somos grandes”. Pero en un momento, apareció otro camino, otro interés, que tenía más que ver con lo que me estaba pasando a mí en ese momento...
Cuando llegó el momento de Diego de exponer en el ciclo de encuentros habló su cambio y contó cómo dejó de ser “un periodista muy racional, enciclopedista y prejuicioso” por la influencia del básquet y los griegos: “Lo primero que tuve que hacer fue tratar de sacarme esos prejuicios. Hay un libro sobre básquet que escribió Phil Jackson, que entrenó a los Chicago Bulls y Los Ángeles Lakers, en el que cuenta cómo llevó a la máximas figuras a triunfar de ese deporte utilizando la filosofía zen. Ahí empecé a estudiar los griegos y la filosofía estoica y me volví loco. Hay una idea de los estoicos que dice: “No son las cosas en sí mismas las que nos perturban, sino las opiniones que tenemos de ellas” y a eso, yo lo traduje “podemos casi siempre elegir cómo nos tomamos las cosas”. De acuerdo a la filosofía zen: el cambio es consecuencia de existir. Y el trabajo es día a día”.
“A papá le tuve que explicar qué era stremear”
–Cuesta imaginar la reacción de tu padre, Alfredo Leuco, cuando escuchó tu decisión...
-[Risas] Mi viejo siempre me banca, por supuesto que le tuve que explicar qué era stremear. Aunque no lo hablamos explícitamente, siento que para él debe ser fuerte... No es igual a cuando trabajábamos de lo mismo, porque antes hacíamos eso, trabajar de lo mismo, y hoy hacemos casi lo opuesto,
–¿Y tu madre, Silvana, cómo lo tomó?
–Mi vieja es un poco más relajada, el equilibrio con el workaholic de mi viejo. Ella es más parecida a todo esto que te estoy diciendo ahora. Siento que antes de los 30 yo era más parecido a mi viejo: más apurado, más ansioso y adicto al laburo, más de padecer el trabajo que de disfrutarlo. Con los años fui descubriendo este otro aspecto, más vinculado a mi mamá, a poder disfrutar. En ese equilibrio pude desarrollarme.
–La decisión también debe haber implicado un cambio en lo económico...
–Sí, pero nunca elegí nada en mi carrera por lo económico. Claramente no es una elección económica, sino una decisión de ser más feliz, más pleno y más genuino. Creo que ese es uno de los desafíos que tenemos en los medios hoy, ser genuinos. No queda otra.
–¿”No queda otra” que exponer la intimidad?
–No sé si es la intimidad, pero es importante ser real. Te doy un ejemplo: Santo Biasatti, el más exitoso de todos. En la vida real él era el más gracioso del mundo, pero su personaje era ser serio y lo podía hacer porque era una hora por día. Hoy ya no es una hora por día. Tenés muchos más trabajos, historias en las redes, las que hacés vos y las que hacen de vos... Ahora es imposible disimular, por eso creo que hay que encontrar la manera de generar un ecosistema propio y demostrarle al mundo lo que uno piensa, siente y es.
–¿Cómo lidiás con la mirada ajena?
–Tengo algunos “hats mentales” que intento aplicar todos los días, en este caso sería renunciar a la idea de unanimidad. Los que ponemos la cara frente a un micrófono creemos falsamente, llenos de ego, que podemos crear la unanimidad. Pero hay que renunciar a esa idea. Si no preguntale a Messi todo lo que le costó lograr esta alegría que siente el pueblo argentino cuando lo ve. ¿Sentirán lo mismo por él en Francia? Nadie es unánime. Cuando renunciás a esa idea ridícula de que podés ser querido por todo el mundo, no sabés el alivio que sentís.
–Los egos siempre juegan en contra...
–Es lo peor que hay. Y no lo digo porque queda bien. A todos nos pasa que nos creemos mil, pero el ego es el peor consejero.
-Estás en pareja hace más de un año con la periodista deportiva Sofía Martínez ¿piensan en casamiento?
-No soy muy fan del casamiento. Ella un poquito más, pero tampoco la desvela. Hoy, los dos estamos en momento de mucho desarrollo profesional y nos apoyamos mutuamente.
-¿Cómo te imaginas en cinco años?
-No me imagino. Es imposible pero si me arriesgo a pensar que podría estar más volcado a la producción, que es otro rol que descubrí más tarde. Mi ideal sería encontrar algo que me guste para conducir, una cosa y el resto producir. No lo sé... esto te digo ahora. Ahora también estoy fascinado con la inteligencia artificial y capaz que sale algo de eso el día de mañana y me vuelco a eso. Si tenés la bendición y maldición de ser curioso vas descubriendo siempre otras cosas.
-¿La maldición?
-Porque nunca parás...
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