Lisi Fracchia era directora en un colegio en Cipolletti, pero un giro inesperado la llevó a vivir a Madrid y se reinventó pasados los 40 años; hoy, sus creaciones conquistan a la monarquía y farándula española
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Cuando Lisi Fracchia, la argentina joyera que conquistó Europa con sus diseños, era la profe Miss Lisi, directora del colegio Privado Ingeniero Julio Krause de Cipolletti (hoy cerrado) nunca se imaginó que cambiaría el guardapolvo y los pasillos de la escuela por los diseños de alta costura y las pasarelas de las fashion week más exclusivas. Sencilla, familiera (es la mayor de 5 hermanos, está casada y es madre de dos hijas), confiesa sin culpa que jamás se interesó por las joyas. “Siempre que miraba vidrieras eran carteras o ropa, joyas en mi vida miré. Nunca me llamaron la atención”, dice con cierto desparpajo desde su coqueto atelier en Madrid, donde recibe a una selecta clientela y pedidos de la mismísima realeza española.
En 2005 un giro inesperado la llevó a vivir a Madrid y su vida dio un vuelco absoluto. Tenía 38 años. “Me fui por el trabajo de mi marido, que es geólogo. Yo era profesora de inglés, directora en un colegio de Cipolletti, en el sur. También daba clases de idioma en empresas, trabajaba un montón –recuerda con un acento argentino que jamás perdió–. Llegué a Madrid con mi bebé de dos meses, es decir, me estrenaba como mamá. Seguí trabajando ese año en una empresa petrolera y en otra empresa dando clases de inglés hasta que volví a quedar embarazada y como era un embarazo complicado no pude seguir trabajando. Pero cuando estás acostumbrada a trabajar tanto y dejás de repente, empezás a tener mucho tiempo para pensar y yo sentía que tenía que ocupar mi cabeza en algo”, se sincera.
En ese momento la empresa en la que trabajaba su marido le ofrecía a las parejas de los expatriados la posibilidad de estudiar una carrera. Lisi ya pasaba los 40. “Una amiga argentina me dijo: ‘¿Por qué no te anotás en Gemología?’ Yo no tenía idea qué era, y encima con más de 40 años me parecía una locura empezar algo tan distinto. Pero me anoté como para probar en un curso de perlas del Instituto Gemológico Español (del que ahora integra la mesa directiva) y así empecé, a los 42″.
La profesora que le daba clases la hizo apasionar por ese mundo. “Me enamoré. Esos talleres me dieron muchas ganas de seguir aprendiendo. Hice mi primera colección de collares de perlas y los presenté en una reunión de la International New Comers Club, que es una asociación de mujeres de habla inglesa que viven en un país extranjero y se reúnen para hablar en su idioma. Yo iba a esas reuniones para no perder el inglés. En uno de esos desayunos presenté la colección de collares de perlas que había hecho. Solo hacía enfilados con distintos tipos de perlas y gemas orgánicas. Esos 60 collares los vendí rapidísimo y ahí dije ‘se ve que gustan, voy a seguir capacitándome’ y así empecé con la carrera de Gemología de lleno”.
Pronto la vida la obligó a dar otro volantazo. “A mi marido volvieron a trasladarlo y nos instalamos en Brasil, que es el paraíso de las gemas. Ahí hice pericia en gemas y orfebrería. Me presenté en un concurso y lo gané. El premio era exponer en una joyería, que en Brasil hay una detrás de la otra. Empecé a salir en la Vogue, la Elle y empecé a hacerme conocida. Y cuando parecía que se encaminaba todo, justo en ese momento volvieron a trasladar a mi marido a Madrid y tuve que empezar de nuevo en España, en 2014 –cuenta Lisi–. Ese año me presenté en un concurso de una feria muy importante que se llama Madrid Joya. Mi profesor me convenció de que me anotara, yo le decía que no, que estaba pasada de edad, que era para los jóvenes. Pero él me insistió tanto que me anoté faltando tres minutos para que cerrara la inscripción. Y gané. El premio era un stand espectacular en la feria y ahí tuve que salir de apuro a hacerme tarjetas, a darme de alta para facturar porque no tenía nada”, recuerda Lisi, que acaba de llegar de Dubái donde estuvo presentando algunas piezas de su colección.
“Nadie sabía de quién eran los pendientes de Su Majestad”
Haber ganado ese concurso le abrió las puertas definitivamente. “Empecé a salir en la prensa y me presenté en otros concursos que también gané como el de la Fashion Week en Milán”. A partir de ahí, el crecimiento de Lisi no tuvo techo. Hasta que, en 2018 recibió un encargo muy especial: “Me pidieron que diseñara una pieza para su Majestad la Reina Letizia. Y le diseñé unos pendientes que me dan mucho orgullo porque le encantaron, se los puso en varias oportunidades, la más importante fue en un viaje oficial a Estados Unidos”. Los pendientes pronto llamaron la atención porque utilizó una gema, la esfalerita española, que en España estaba olvidada. “Es un mineral que de acuerdo a la talla que le das, tiene mayor dispersión que el diamante. Es una belleza. Rescaté algo típico y fue mucha la repercusión”, cuenta sobre su famosa creación.
Cada vez que una personalidad de la talla de su Majestad la Reina Letizia usa sus joyas, el impacto es enorme. “Cuando ella lució los pendientes por primera vez, me enteré por la prensa. Nadie sabía de quién eran esos pendientes y me llamaron de la Casa Real para decirme que podía decirlo, porque a mí me encargan piezas muchas familias de la realeza europea que no lo puedo decir y me entero cuando veo las fotos publicadas –cuenta Fracchia–. Yo salí a contarlo porque además no sabían qué gemas eran y estaban diciendo algo incorrecto. Salí a aclarar qué se trataba de esfaleritas cuando me dieron la autorización. Los pendientes tienen en el medio tsavoritas y ópalos, que con su color de ojos le quedaban preciosos. Me han encargado varias piezas, pero mucho no puedo decir. Solo puedo comentar lo que sale en la prensa”, se excusa Lisi, que por primera vez se pone seria al hablar de la realeza.
Pero la reina Letizia no es la única mujer de la monarquía europea que tiene piezas de Fracchia en su joyero. Máxima Zorreguieta también guarda unos pendientes que Lisi diseñó especialmente para ella. “No fue un encargo. Como la admiro mucho, le hice unos pendientes y se los hice llegar. Tuve la suerte de que los recibió y le encantaron y me los agradeció con una carta que me mandó su secretaria privada a mi oficina. Cuando la recibí me emocionó tanto que empecé a dar saltos –se ríe–. A su majestad la Reina Sofía también le he hecho varias cosas y tuvo el gesto de mandarme una carta súper bonita”, cuenta Lisi agradecida.
Otras de las mujeres importantes que han lucido sus diseños son la ex y actual primera dama de Argentina: “Tuve la oportunidad de conocer brevemente a Juliana Awada y también tiene unos pendientes míos. Fabiola Yañez se puso mis joyas de la colección Amancay, inspirada en la Patagonia, en la gira oficial que hizo aquí en España en la que usó ropa de Gabriel Lage e Ivana Picallo”, dice Lisi, que tiene una gran relación con varios diseñadores argentinos de alta costura, como Lage. La soprano argentina Virginia Tola, que cantó hace poco con Plácido Domingo en España, se puso sus joyas, incluida la sortija Destellos del Colón (en honor al emblemático teatro de Buenos Aires). Entre la farándula, Lali Espósito, Anne Igartiburu (actriz y presentadora española que desde hace años da las campanadas en TVE junto a la archifamosa Ana Obregón), la cantante Malú y otras personalidades españolas como Carmen Machi (ésta última en la película El Cover, recién estrenada) han lucido sus diseños exclusivos.
Pero más allá de que muchas de sus creaciones son piezas únicas, Fracchia asegura que tiene joyas para todos los presupuestos: “Hay piezas muy bonitas por 25 euros. En ellas uso topacio o zafiro blanco y metales nobles que abaratan los costos. Me gusta mostrar todas las gemas que hay en el mundo. No por no ser un diamante deja de ser una gema espectacular”.
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