Entre el afán de generar renta pasiva y las dificultades que aparecen en el camino, son muchos los que invierten en equipos: pros y contras de una actividad que suma adeptos
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“Empecé a minar criptomonedas en mi casa para hacer rendir mis ahorros. Varios amigos me habían comentado que era una buena manera de tener renta pasiva, o sea, generar ganancias sin tener que invertir tiempo ni esfuerzo, así que desde enero de este año soy minero”, cuenta entre risas Gustavo, un ingeniero de 51 años que vive solo en Paternal.
Gustavo es uno de los tantos que, de un tiempo a esta parte, se sumaron a la tendencia de minar criptomonedas para obtener un dinero extra. ¿Pero cuánto sabemos realmente de este tema, que ya se dibuja en el horizonte como el nuevo “batacazo” argentino? Vayamos por partes. Por empezar, hay que saber que las criptomonedas son activos digitales que no existen de forma física: no están reguladas ni controladas por una institución y no requieren de intermediarios en las transacciones. Así, como no tienen una empresa que las respalde, los “mineros” ponen a trabajar sus computadoras para procesar transacciones y también para garantizar la seguridad de la red.
Los equipos informáticos especialmente creados para la minería se llaman rigs o ASIC. Es decir que, detrás del acto de una persona que le transfiere criptomonedas a otra, hay máquinas distribuidas en todo el mundo que se ocupan de validar estas operaciones.
Facundo Casal, que tiene 23 años y vive solo en Palermo, también quiso incursionar en la minería en el año 2020: “Me interesó porque ofrece alta rentabilidad y siempre es mejor que tener pesos”, dice. Actualmente, posee rigs en su casa y en la oficina que montó junto a su socio. Si tiene que explicar qué es la criptominería, Facundo arriesga: “Cuando un consumidor paga con tarjeta de crédito o débito, el comerciante desliza esta tarjeta por el posnet para que se valide o no la transacción y, así, el dinero pasa de una cuenta a otra. Cuando se mina, los equipos de los mineros cumplen la misma función que un posnet: validan la operación y permiten que las criptodivisas pasen de una cuenta a otra”.
Julián Drangosch, integrante de la organización civil Bitcoin Argentina, que promueve las oportunidades que brindan las tecnologías descentralizadas, aporta: “Este proceso consiste en probar números secuencialmente hasta encontrar el indicado. Al igual que en la minería del oro, que utiliza maquinaria para obtener el metal, en la minería de criptomonedas se utilizan equipos informáticos que realizan el trabajo de manera automatizada”.
En síntesis, podríamos decir que minar criptoactivos consiste en utilizar potencia informática para procesar y registrar transacciones a cambio de una recompensa, que es la ganancia que obtiene el minero en la criptomoneda que está minando.
Gustavo, por ejemplo, invirtió 22.000 dólares para comprar un rig de minería, un equipo informático ya configurado para enchufar y empezar a minar ETH (de la cadena de bloques Ethereum), la segunda criptomoneda más popular después del bitcoin. “Esa inversión incluye las 6 placas de video, un ventilador potente para que mantenga fresco el equipamiento, la nueva llave térmica y las modificaciones en el cableado del departamento”, detalla.
La empresa analítica Arcane Research proyecta a América Latina como una de las regiones más prometedoras para el desarrollo de minería. La actividad es lícita y su auge en nuestro país puede atribuirse a varios factores: en primer lugar, los componentes especializados se pueden importar al tipo de cambio oficial. En segundo término, el costo de la energía es más económico comparado con otras regiones y por último, la renta que se percibe es en criptodivisas, pero luego se puede cambiar a dólares.
Por otra parte, y bajo la misma premisa de evitar el ahorro en moneda nacional y sortear el cepo cambiario, son cada vez más los argentinos que se inclinan por las criptomonedas. Según un ranking de la consultora australiana Finder, los países con mayor adopción de criptoactivos son Noruega, Rusia y Colombia. La Argentina ocupa la posición 23.
Máquinas y refrigeración
Aunque los primeros días Gustavo estaba entusiasmado, rápidamente entendió que no se trataba de “ganar dinero fácil”. “El ruido generado por el rig y el ventilador es muy molesto e invasivo. Al principio miraba la app móvil a cada rato, pero ahora la chequeo solo un par de veces al día”, cuenta, refiriéndose a Hive OS, una herramienta que muestra el estado de cada placa, su rendimiento y temperatura. El tema de la refrigeración es crucial ya que las placas generan calor al trabajar y, a mayor cantidad de grados, menor es el rendimiento del equipo. O sea: mejor que haya aire acondicionado.
Los minutos que invierte Gustavo deberían estar dentro de la rutina de todos los mineros. De hecho, Drangosch agrega que los equipos requieren mantenimiento recurrente, como soplar el polvo que se junta, revisar los cables, conectores, las pastas térmicas y cambiar los equipos que se hayan dañado. “Cualquier persona puede realizar esta tarea y no se requiere de conocimientos avanzados. Además, en Internet hay miles de tutoriales”, coinciden los entrevistados.
Walter tiene 50 años y es especialista en e-commerce. Luego de investigar durante varios meses sobre la criptominería decidió invertir 17 mil dólares en equipos que instaló en una habitación refrigerada con aire acondicionado en la casa de un primo, en la provincia de Buenos Aires. De esta manera, no tiene que convivir con las máquinas. “Después de hacer una investigación me di cuenta de que la minería es una opción para diversificar inversiones. Incluso, vi muchísimos videos donde muestran paso a paso cómo se arman y configuran los rigs, cualquier persona puede hacerlo en un par de horas”, comenta.
Eso sí, el ruido es un tema recurrente. En este sentido, Facundo asegura que es posible evitar este problema y para eso cofundó un emprendimiento llamado South American Miners (SAM), que ofrece un método de refrigeración por inmersión líquida: “La solución existe desde hace años para refrigerar transformadores eléctricos y servidores de empresas, como reemplazo a la refrigeración convencional. Se utiliza líquido dieléctrico que elimina los ruidos molestos y el calor que generan los equipos”. La máquina se parece a un lavarropas pequeño e incluye una computadora que informa en tiempo real el estado de las placas que están minando. El emprendedor explica que, en breve, este producto estará disponible para uso doméstico a un precio que rondará los 5 mil dólares.
Por otra parte, si la idea es sacar provecho de esta actividad pero sin tener los rigs y ASIC en casa, se puede contratar un servicio de housing para que determinadas empresas pongan a minar los equipos de terceros en sus locaciones a cambio de un alquiler. Sebastián Nill, por ejemplo, lo hace desde Aeternam Broker. “Acá tenemos nuestra pequeña granja de minado, que es como se denomina a las empresas que tienen equipamiento, capacidad de cómputo, energía e infraestructura para desarrollar la tarea a gran escala. La nuestra sería boutique –explica Sebastián–. Nos encargamos de la administración y mantenimiento de los equipos. Ofrecemos un servicio completo: armamos un minero y lo ponemos a minar en un entorno preparado para que las máquinas funcionen en forma óptima”, describe.
Costo-beneficio
A la hora de los números, Gustavo y Walter cuentan lo mismo: por el minado de ETH ganan 0,33 ETH mensuales, que equivalen 990 dólares, siempre y cuando el ETH cotice alrededor de los 3 mil dólares.
Respecto al consumo energético, la cuenta mensual de Gustavo pasó de los $800 a los $9000. “Para recibir la recompensa, abrí una cuenta en la plataforma de intercambio de criptomonedas Binance, de forma tal que las ganancias se acreditan en esta aplicación”, detalla.
Para los interesados en esta actividad, Facundo Casal recuerda que siempre hay que contar con electricidad trifásica y que es posible iniciarse en la minería a partir de los 5 mil dólares. “A mí me gusta la idea de destinar la mitad de la ganancia de la minería al ahorro, e invertir la otra mitad en aumentar la cantidad de equipos para poder minar cada vez más”, calcula.
Si tiene que hacer un balance, Gustavo reflexiona: “Pensé que el tema sería más sencillo porque no es solo conectar el rig y esperar el cobro. De hecho, yo estoy demasiado pendiente de la temperatura y el funcionamiento de las máquinas”. Además, no está ganando la suma de dinero que tenía prevista, ya que cuando adquirió el rig el ETH cotizaba alrededor de los 4000 dólares, pero hoy oscila entre los 3000 y los 3500.
Drangosch se explaya: “El retorno de la inversión ronda entre los 18 y 24 meses. Respecto al consumo energético, tenemos que considerar que estas computadoras pueden consumir unos 1200-1600 W dependiendo del tipo de placa utilizada”. Para analizar los costos, también es importante considerar los posibles aumentos de las tarifas energéticas y los cambios en la categoría a la que este incremento en el consumo podría derivar.
En definitiva, para saber cuán rentable es esta actividad hay que analizar una serie de costos como energía eléctrica, refrigeración y alquiler de instalaciones, entre otros puntos. ¿La vida útil del equipamiento? Alrededor de tres años. Claramente es difícil estimar de antemano cuánto es posible ganar con la minería ya que una de las principales características de las criptomonedas es su gran volatilidad, que puede hacer que su precio caiga más de un 50% en pocos días o, por el contrario, que aumente un 1000% en cuestión de meses.
Walter, por su parte, se mantiene entusiasmado: “No importa el dinero que inviertas, porque si el rig es potente, el recupero de la inversión se da entre los 18 y 24 meses, pero si la cotización del ETH sube, los tiempos se aceleran”. A la hora de las conclusiones, Casal recomienda comparar antes de invertir, porque los costos de los equipos son muy variables. En paralelo, el miembro de Bitcoin Argentina destaca que, además de ser una actividad lícita y rentable, “es una forma de dolarizarse indirectamente ya que los costos (energía eléctrica) los pagamos en pesos y obtenemos criptomonedas valuadas en dólares estadounidenses”.
Gustavo, sin embargo, prefiere no mostrarse tan optimista: “Si bien no estoy arrepentido de minar criptomonedas, admito que es una inversión riesgosa y que obtener ganancias me tomará más tiempo del que yo creía”, concluye.
Las criptomonedas más utilizadas
Bitcoin
Muchos la consideran la cripto original: su lanzamiento, en 2009, dio origen a todo el movimiento de las criptomonedas. Bitcoin –y la tecnología blockchain con la que opera– fue desarrollada por una persona (o grupo) bajo el seudónimo Satoshi Nakamoto. Se presentó como una alternativa al sistema monetario tradicional y en el mundo de las criptos se la conoce como “moneda fiat”. Hoy, sigue siendo la criptomoneda más conocida y el movimiento de su precio tiene un fuerte impacto en el resto del mercado cripto.
Ether
Es la segunda con mayor popularidad, aunque es muy diferente al Bitcoin. Ethereum es en realidad el nombre de la plataforma blockchain y Ether (o ETH) es el nombre de la criptomoneda. Ethereum, entonces, es una plataforma blockchain para ‘contratos inteligentes.’ El propósito del Ether (además de ser negociado como un activo) es poder emplearse como medio de pago por el uso de la plataforma Ethereum. Por eso se dice que es “de utilidad”.
Thether
También se la conoce como USDT. Es una cripto de moneda estable que se basa en el dólar estadounidense (US$) por lo que, en teoría, no debería estar sujeta a fluctuaciones de precios y su valor también correspondería al tipo de cambio de un dólar. Hay muchas monedas estables en la industria cripto, pero ésta, sin dudas, es una de las más populares.