Durante la final del Mundial, la hija de Marcos Acuña y el hijo de Emiliano “Dibu” Martínez amortiguaron el sonido con estos dispositivos, que también se vieron en las calles
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La hinchada, los festejos, horas de griteríos y emociones con el corazón en la garganta. Los hijos de los campeones mundiales acompañaron a la selección en el estadio Lusail, se abrazaron y compartieron la alegría. Y para amortiguar el clamor Mora Acuña, la hija de Marcos “Huevo” Acuña, y Santiago Martínez, el hijo de Emiliano “Dibu” Martínez, optaron por disfrutar la fiesta con menos ruido ambiente.
A los chicos se los vio con auriculares con tecnología de aislamiento acústico. Mora, de 8 años, llevó unos rojos. Y Santiago, de 5 años, unos azules que no quiso sacarse ni para la foto familiar en el arco del estadio. A pesar de que Amanda “Mandinha” Gama, la mamá, lo intentó varias veces, Santiago se tapaba los oídos con las dos manos y se los volvía a calzar.
Fueron muchas las familias que también se plegaron a este recurso al salir con chiquitos a la calle después de los penales que consagraron tricampeón a Argentina. ¿Qué efecto producen estos dispositivos? ¿Son aconsejables? ¿En qué situaciones?
Para Juan Razetti , jefe del Departamento de Otorrinolaringología del Hospital Italiano, los auriculares son convenientes “en los casos en que los chicos presenten sensibilidad y la pasen mal. La algiacusia –molestias en los oídos– es muy frecuente, por lo tanto estas herramientas resultan indicadas, sobre todo si el tiempo de exposición al ruido es prolongado”, señala el especialista. Y agrega que en un estadio de fútbol los decibeles pueden trepara a 100, mientras que las turbinas de un avión superan los 120. “La medida de ruido aconsejable es de 75 a 80 decibeles, por eso estos auriculares externos ayudan a amortiguar el ruido y a aplacar la algiacusia, que no es una enfermedad. Se desaconsejan los internos, los que van dentro del oído”, aclara Razetti.
Controlar el sonido ambiente y reducir el volumen que llega desde el exterior es lo que priorizaron los padres para optimizar la experiencia de Mora y Santiago, y que pudieran disfrutar del espectáculo sin estar sometidos a decibeles altos. Se trata de auriculares que arrancan en $10.000 mientras que los de alta gama trepan hasta $160.000 o más, de acuerdo con la marca.
Funcionan a partir de un micrófono incorporado que mide el sonido ambiental y luego genera una forma de onda a través del auricular que es el negativo exacto de ese sonido ambiente. Si el usuario está escuchando una señal de audio, esta forma de onda puede integrarse perfectamente en ella. La mayoría de los auriculares con cancelación pasiva del ruido incorporan cierto grado de insonorización para ayudar a contrarrestar el sonido de alta frecuencia, como silbatos o gritos de gol. Así, Mora y Santiago pudieron atemperar la alegría que inundó el estadio Lusail a pura emoción.
Según la OMS, entre las prácticas auditivas perjudiciales, el uso incorrecto de auriculares provoca pérdidas de audición en millones de personas en todo el mundo entre los 12 y los 35 años de edad. Según las proyecciones del organismo, para 2050 una de cada diez personas padecerá algún grado de discapacidad auditiva. También asegura que la mitad de los jóvenes escucha música con auriculares a un volumen peligroso que puede ocasionar pérdida de la audición. En este sentido, advierten que la exposición al ruido es una de las enfermedades irreversibles más frecuentes. Por eso los especialistas enfatizan la importancia de concientizar y difundir medidas de cuidado y prevención desde la niñez.
Entre las recomendaciones a la hora de elegir un dispositivo adecuado, el tamaño de la carcasa es clave: por su capacidad de aislar el ruido, las carcasas deben cubrir el pabellón auditivo e incorporar textiles aislantes. Aunque su apariencia no coincida con el peso, son ultralivianos, funcionan con baterías y conexión Bluetooth.
¿Dónde nacieron?
El origen de estos antídotos contra la contaminación acústica nació en los años 60 con el diseño de auriculares para pilotos aéreos, ya que les resultaba muy complejo comunicarse con tanto ruido ambiente. Impulsado por los dispositivos que repartían en los vuelos transatlánticos, el doctor Amar Bose inventó en 1986 la cancelación de ruido. Bose, ingeniero eléctrico graduado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, lanzó los auriculares con cancelación activa del ruido para los pilotos Dick Rutan y Jeana Yeager en su vuelo de vuelta al mundo sin escalas, que batió todos los récords. En el año 2000, en tanto, Bose presentó los audífonos QuietComfort® que redefinieron el sonido del silencio para los pasajeros a bordo. “Cambiamos la forma de escuchar el silencio”, decía Bose, que murió en 2013.
Santi Martínez y Mora Acuña no son gamers, todavía. Pero quién sabe: tal vez en un futuro recurran a la generación de auriculares con cancelación de ruido para generar una experiencia inmersiva, como los “cascos” que usan los jugadores, atentos a detalles de sonidos graves, instrumentos y texturas del sonido. En esos casos, aunque todos los formatos son circulares, de diseño compacto y ergonómico, muchos vienen con micrófono incorporado (no fue el caso de los que usaron los chicos el domingo pasado). El sonido envolvente, además, es clave si se trata de juegos de acción o aventuras. Y se puede elegir, también, por dispositivos con USB o inalámbricos.
Pero dejémosles esa decisión a los gamers. Mientras tanto, Mora, Santi y los miles de chicos que salieron a festejar por las calles se sintieron contenidos, tranquilos y seguros con los auriculares que usaron para alentar a la “Scaloneta”.
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