En pleno centro porteño, su salón de té ofrece una carta a cargo del artisan boulanger Gontran Cherrier
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Fue jardín de invierno, luego depósito y bistró. Hoy este jardín secreto luce renovado y en su salón de té se puede degustar lo mejor de la patisserie francesa, elaborada con manteca y harina importada de París.
En el petit hotel que la familia Castex construyó en 1911 volvió a florecer el jardín de invierno. Para llegar a este oasis verde hay que atravesar un corredor que distribuye salones y aulas de la Alianza Francesa, la institución que el miércoles pasado inauguró el salón de té Le Jardin Secret, en el corazón de la sede central de Av. Córdoba 946.
El espacio, cálido, elegante y rodeado de los vitrales originales, abrió sus puertas en el marco de la Semana de la Gastronomía Francesa, bajo la concesión del “artisan boulanger” Gontran Cherrier, uno de los panaderos franceses estrella. En pleno centro, es un remanso que desprende aroma a canela, pan francés, scones y macarons. Delicias que acompañan a los alumnos de la institución que desde 1929 dicta aquí sus clases y que desde esta semana invita al público a sumergirse en la gastronomía francesa.
Ubicado en el primer piso de la Alianza Francesa y oculto detrás del auditorio, el jardín de invierno perdió su brillo durante muchísimos años, cuando funcionó como archivo y depósito. Luego fue un bistró, hasta que finalmente recobró su luz propia por el sueño de la directora general, Nathalie Lacoste-Yebra. Nathalie quería poner en valor esta joyita, contigua al Salón Dorado, cuyos pisos –teselas de porcelanato dispuestas en forma de abanico- son los mismos que se encuentran en el foyer del Teatro Colón. Dispuesta a modernizar y adaptar la sede a las nuevas tendencias, Nathalie volvió a convocar a la arquitecta Marie Sinizergues y a un equipo de restauradores e interioristas. Marie había recuperado boisseries y pisos cuando hace 10 años realizó la primera intervención, devolviéndole el color a los pisos de madera y los paneles textiles del Salón Dorado, ahora Espacio Renault.
“Buscamos recrear las cualidades de un jardín de invierno, con mobiliario de ratán, colores suaves y un gran mural que nos lleva de vuelta a entornos naturales”, explica la arquitecta, responsable también de la renovación de la Embajada Francesa. “Hace 4 años que le doy vueltas al asunto, estaba segura que este rincón se podía potenciar. La pandemia sólo nos dio el impulso”, dice Lacoste-Yebra desde una de las mesas en tonos pastel, frente a una bandeja de pain au raisins (hojaldre relleno de crema pastelera y pasas de uva rubias), chausson de manzana (hojaldre relleno de compota de manzanas), brioche con chocolate y pimienta (con chips de chocolate semiamargo y crumble de cacao y pimienta), y otras delicias.
Según confirmó Renato Civelli durante la inauguración, la calidad y el sabor responden a altísimos estándares de la cadena francesa, por eso “la harina y la manteca se importan de Francia”, apuntó el director de la franquicia. Así, las baguettes tradicionales, de cereales o con sésamo y nueces; pan de campaña, de salvado o de molde; ciabatta y pan de brioche conservan el auténtico gusto francés.
Los murales tropicales de Sofía Willemoës acompañan el espíritu silvestre que impregna al salón. Para la diseñadora, la idea fue plasmar la tranquilidad “y el estado sereno del mundo natural, con el objetivo de trasmitir una sensación de bienestar. Los nenúfares siempre verdes que flotan debajo de las palmeras, el reflejo en los lagos cristalinos, el pico de las montañas. Son instantáneas de la Naturaleza”, destaca la diseñadora.
Otra de las joyitas de la familia Castex es la biblioteca, que atesora volúmenes de consulta y novedades en francés. Con sus molduras intactas, es un espacio íntimo y muy concurrido. “Hay muy poco archivo del petit hotel original, pero esta biblioteca y el jardín de invierno fueron siempre protagonistas. Además, donde ahora está el auditorio había un salón de baile. Eduardo Castex murió sin conocer su propia casa terminada”, detalla Lacoste-Yebra sobre la historia de la sede, que forma parte de una red de más de 800 asociaciones en el mundo, con 53 instituciones en Argentina.
“El próximo año la Alianza cumplirá 130 años de presencia en el país. Este pasado glorioso que hoy se sigue modernizando es un símbolo de los valores franceses, donde la diversidad y el disfrute están entre los más apreciados”, destacó la embajadora Claudia Scherer-Effosse durante la apertura del salón de té, una postal de París a metros de la 9 de Julio. Ya se puede desayunar, almorzar o merendar, entre las 9:30 y las 20:30 de lunes a viernes. Y los sábados, de 9 a 14.