Claves para no tirar comida. Cómo organizarse para evitar el desperdicio
Cada año se tiran unos 1300 millones de toneladas al año, lo que representa un tercio de la producción de alimentos; la planificación es fundamental para reducir el desperdicio
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Los números asustan. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO), se pierde o desperdicia aproximadamente un tercio de la producción de los alimentos destinados al consumo humano, lo que equivale a unos 1300 millones de toneladas al año. En la Argentina, son 16 millones de toneladas de alimentos anuales los que se tiran; ese es el destino del 43% de los vegetales. Algo hay que hacer, y podemos empezar por casa.
• Suena ridículo, pero una pizarra o una hoja pegada en la heladera con las compras que hicimos en la semana (especialmente de frescos), o con información que nos recuerde si sobraron tarta, sopa, pollo o asado, es de gran ayuda. De lo que se trata es de tener a la vista una guía de lo que hay en la heladera que hay que comer, por que la mayoría abre la heladera y ve solo lo que está a la vista, no lo que está en ese tápper de más atrás. Antes de abrir hay que saber qué hay y cuándo se comió, se borra de la lista. Esto también sirve para el freezer, y para no comprar de más.
• Hacer lista de compras que incluya nuestra planificación de las comidas de la semana, para evitar la compra por impulso. Comprar lo que está lindo, lo que nos tienta, es bueno, pero muchas veces esas cabezas de brócoli que estaban divinas en la verdulería nunca llegaron a la mesa, porque no estaba en los planes. Planear bien las comidas y hacer una lista acorde es importante. Y para darle lugar a la estacionalidad, es mejor planear dos cenas con vegetales verdes o una fuente de vegetales al horno, y ahí dar lugar a elegir lo que está más lindo.
• Que no nos pase inadvertido aquello que tiramos porque no lo llegamos a cocinar, porque dudamos a la hora de sumarlo al menú, porque no nos dio ganas, porque daba mucho trabajo. Sea cual fuere la razón, hay que recordarla para no volver a repetir el error.
• Al planear las comidas de la semana incluir algunas cosas para picar entre comidas y no sobrestimar nuestras ganas de cocinar. Ser realistas en cuantas veces pedimos comida a la semana, cuantas veces comemos una pasta rápida, etcétera. Y partir de ahí para no comprar ingredientes para siete cenas si solo vamos a cocinar cuatro veces.
• La compra de productos secos, de limpieza u no perecederos se puede hacer una vez por mes, online o como nos guste. Pero la de frescos es mejor hacerla semanal, y mejor aún, pasar por la verdulería dos veces por semana. Compras chicas y frecuentes es lo que va a evitar que tiremos comida. Y también lo que ayuda a que comamos cosas diferentes. Comprar por unidades o pares es mejor que comprar por kilo.
• No variar tanto los estilos de cocina en la misma semana: si cocinamos oriental un día de la semana, mantengamos la misma línea el resto de los días así aprovechamos el jengibre, los brotes de soja, etcétera. De paso dominamos así las cocinas nuevas. Si hacemos una olla de porotos, un día serán ensalada o escabeche, otro podemos hacer arroz a la cubana y sopa para el fin de semana con el resto. Si saltamos de italiano a chino o milanesas clásicas, seguro algo va a quedar sin usar. Y si vamos a cocinar algo elaborado, que nos lleva tiempo, hagamos para dos comidas y no solo una.
• Comprar en efectivo hace que tengamos más conciencia de cuánto gastamos, y así estamos más al tanto de cuánto tiramos.
• Cuando en un acto aventurero compramos un ingrediente nuevo, muchas veces al no saber qué hacer no lo terminamos usando. Investiguemos primero y dejemos para el fin de semana el momento de experimentar. Si no saben qué hacer con un hinojo pueden bajar la app Comé + Plantas, es gratis y ayuda en estos casos.
• Y quizás el consejo más practico y útil de todos es lavar todas las frutas y verduras apenas volvemos de hacer las compras, así queda todo listo en la heladera. Y más importante aun, guardar todo bien seco: la humedad hace que se echen a perder rápido. Cada vez que queremos cocinar o comer algo todo está listo para usar, y así dan más ganas de cocinar que de pedir comida por teléfono.
• Si hacemos una reunión familiar o de amigos y sabemos que va a haber comida de más (porque siempre nos pasamos con las cantidades), pedir a los más cercanos que traigan su contenedor para llevarse lo que sobre.
• En nuestra idiosincrasia está arraigada la idea de un plato por persona de la misma comida. En cambio, hay otras culturas en las cuales en la mesa hay muchos platos diferentes. Es una buena manera de dar cuenta de ese medio tomate, esa taza de arroz que quedó y grillar esa berenjena que nadie terminó comiendo.
• Finalmente, al mirar nuestro plato, pensemos en los recursos que se requirieron para que llegue hasta ahí: agua, transporte, trabajo manual. No hay que servirse de más y hay que terminar lo que elegimos. Y los restos de vegetales, piel y puntas de cebollas, puerros y hojas de apio se guardan en una bolsa en el freezer de a poco, para un caldo que podemos hacer el fin de semana.