De acuerdo con las etapas, las opciones van de lavar vegetales y mezclar con cuchara a preparar vinagretas, amasar pan o manejar un cuchillo
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Parte de nuestra tarea como padres no es solo alimentar a nuestros hijos sino también darles herramientas, habilidades y confianza para que sepan cocinar.
Yo creo que hay que dejarlos estar en la cocina desde chicos: formar parte del proceso, oler, tocar y probar. Cada niño a su tiempo, con sus propias habilidades.
La idea es crear interés en la comida y sus procesos: cuanto más involucrados estén los chicos, más van a estar dispuestos a probar y a comer.
Pero, además, se trata de una actividad que les suma mucho: cocinar desarrolla habilidades en matemáticas y resolución de problemas. Pesar, medir, calcular, dividir, contar. ¿Cuántos huevos para una torta?, ¿cuánto peso para 2 recetas de brownie?, ¿cómo se estima cuánto son 100 gramos?
Si usamos recetas heredadas, de libros u online, hay que tener una compresión de texto básica: leer, entender qué hacemos primero y por qué. Conviene empezar siempre con recetas muy simples, que los chicos dirijan lo que pasa en base a lo que interpretan del texto.
Darles estas oportunidades de estar involucrados en una de las actividades básicas y necesarias de toda familia desarrolla su seguridad y crea confianza. Lo que se considera un éxito no es si salió perfecto, sino que estuvieron presentes en algo importante.
¿Con qué cosas debemos los adultos ser cuidadosos? Caliente y afilado: son las dos alertas, los peligros reales que los niños tienen que saber reconocer. No quiere decir que no puedan manipular cuchillos, tijeras, usar sartenes o abrir el horno. Pero es clave entender que son procesos, lentos y de repetición. Entonces, cuando entran a la cocina, no les mostramos todo junto sino que vamos de a poco. Cuanto antes sepan manipular un cuchillo y entender cómo corta, más rápido van a poder usarlo con habilidad y supervisión. Es una cuestión de paciencia.
¿Qué pueden hacer según las edades?
◗ Entre los 3 y 4 años, ese momento en que quieren hacerlo todo solitos al grito de “¡yo! ¡a mí! ¡a mí !”, podemos dejarlos lavar vegetales, limpiar la mesada, agregar ingredientes al bowl o la cacerola, mezclar con cuchara o batidor, pintar con aceite, cortar galletitas con moldes, exprimir limón, ayudar a poner y levantar la mesa, lavar papas o cepillarlas, deshojar hierbas, cortar lechuga o verdes con la mano, hacer puré, poner sal o pimienta, sacudir el colador para tamizar harina… Para lo afilado, todo depende de qué tipo de padres seamos. Los del estilo norteamericano, por ejemplo, ponen la seguridad delante de todo; los más latinos o europeos, en cambio, confían en las habilidades y destrezas de cada niño según las va desarrollando. Yo fui por esta última opción y le enseñé a mi hija a cortar desde muy chica, a saber cómo y dónde agarrar un cuchillo (sin punta, claro). Siempre con un adulto mirando, en superficies planas y sin distracciones. El sentido de la responsabilidad que le dio cortar, sumó habilidades y seguridad en otros aspectos de la cocina como no correr, no moverse atolondrada, y demás.
Por otra parte, las “torres de aprendizaje”, que están de moda y son como una plataforma que eleva a los chicos, son una buena opción para que estén cómodos al trabajar en la mesada y vean bien lo que sucede.
◗ Entre los 5 y los 7 u 8 años llega la etapa de la prueba y el error, de experimentar. Ahora sí, lo caliente y lo afilado deberían entrar en juego. Pueden hacer ñoquis, usar un rallador, pelar vegetales, revolear panqueques o dar vuelta croquetas en el fuego. También romper huevos, limpiar chauchas, arvejas o un choclo, hacer albóndigas, cortar hierbas con la tijera, amasar pan o pizza, medir y pesar ingredientes, untar, poner el timer, hacer vinagretas, lavar los platos. Todo, siempre, con tranquilidad y paciencia.
◗ A los 9 o 10 años ya están listos para tareas más complicadas y utensilios más complejos. Usar cuchillos afilados, poner y sacar cosas del horno, hacer algo solos en la sartén. Un cuchillo chico, como el de oficio, es una buena manera de empezar. También pueden hacer un huevo revuelto o a la plancha, usar el abrelatas, rallar queso (ojo los nudillos), hacer hamburguesas, enmantecar y enharinar moldes, rellenarlos con masa, cortar pan o brochettes, ordenar las compras, guardar en la heladera lo que queda de la comida, batir huevos o masas con la batidora manual o eléctrica, hervir pasta y sacarla con pinza (no colar con la olla), seguir una receta solos, picar y saltear vegetales en un wok y blanquear brócoli.
◗ Todo esto significa que, a partir de los 10 u 11 años, ya están en condiciones de hacer una comida simple ellos solos: desde la lista de pedidos, hasta servirla. No significa que no podamos ayudar, pero sí dejarlos liderar de vez en cuando.
En cuanto a tratar con adolescentes, bueno, solo puedo decir que es un camino que empiezo a transitar lentamente… Sé que comen mucho, más seguido y a deshoras. Para lo cual me parece muy útil que sepan manejarse en la cocina.