Sin pintar escenarios catastróficos ni generar “ecoansiedad” en los niños, es posible inculcar hábitos sustentables que perduren en ellos el resto de su vida
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A juzgar por los pobres resultados que estamos mostrando los adultos y considerando que ellos son el futuro de la humanidad, tiene todo el sentido del mundo enseñarles a los niños a proteger el ambiente. Curiosos por naturaleza, los más chicos están en la etapa ideal para incorporar hábitos sustentables.
No es tarea sencilla: los padres solemos enfocarnos en el desarrollo de nuestros hijos, en su salud y su bienestar, pero no siempre tenemos el tiempo –y la paciencia– para enseñarles a cuidar a la naturaleza. Además, no hay que olvidar que los niños aprenden observando e imitan todo lo que hacemos. ¿Cómo pasar a la acción? Sin asustarlos con el preocupante estado de la crisis ambiental –en el hemisferio norte es cada vez más habitual el diagnóstico de “ecoansiedad” en niños que se sienten abrumados por el cambio climático–, inculcar valores de respeto por el ambiente y de consumo responsable puede resultar beneficioso y divertido. Aquí, algunos consejos:
1 Separar los residuos
Clasificar los residuos que generamos en casa es una puerta de entrada a la sustentabilidad para los chicos. Una forma didáctica de hacerlo es utilizando tachos de distintos colores para cada tipo de residuo. “Los más pequeños también pueden separar residuos y llenar las ‘botellas de amor’ con los empaques plásticos de fideos, galletitas o jabones que luego son convertidas en madera plástica”, recomienda Mercedes Monserrat, puericultora, licenciada en administración de empresas y creadora de @mamasustentable, un perfil especializado en crianza sustentable. Además de resultar divertido, es un hábito necesario: según datos del gobierno porteño, apenas el 48% de los hogares separa la basura.
2 ¡Apagá la luz!
Después de años de tarifas subsidiadas en los hogares, la eficiencia energética dejó de ser una preocupación en las familias. Con lo cual muchos niños no tienen incorporados hábitos de ahorro energético. Frente a este panorama, acciones simples como apagar la luz de las habitaciones al salir, no dejar la heladera abierta por mucho tiempo o usar el aire acondicionado en 24° son prácticas sustentables que pueden incorporar de forma inmediata. El mensaje: la energía que consumimos no es gratis, tiene un costo para el bolsillo y también para el ambiente.
3 Compost hogareño
A pesar de que carga con mala prensa –suele pensarse en un tacho hediondo y sucio– se trata de un sistema simple, económico y de bajo mantenimiento que ofrece grandes beneficios. “El compostaje reduce una buena parte de los desechos orgánicos que generamos en casa y que representan casi la mitad de nuestra basura diaria”, dice Coke Nazar, arquitecto y experto en sustentabilidad, quien dicta talleres urbanos de huerta y compost. Está al alcance de todos y es adaptable a cualquier ambiente: se puede hacer una compostera con una vieja maceta, con un balde o con cualquier tipo de contenedor.
4 La importancia del agua.
Cuando a un niño –o a un adulto– se le pide dibujar el mapa de la República Argentina, la gran mayoría dibuja el contorno terrestre. Sin embargo, la superficie marina representa el 36% del territorio argentino. Este es apenas un indicio de que los argentinos solemos darle la espalda al mar y no valoramos al agua como recurso natural. Para concientizar a los más chicos sobre su importancia, se pueden incorporar costumbres simples como cerrar la canilla mientras se cepillan los dientes. Otra técnica es acostumbrarlos a darse duchas de no más de cinco minutos, lo cual ahorra cantidades significativas de agua. Y para quienes cuenten con balcón o jardín, mostrales cómo recolectar el agua de lluvia para regar las plantas.
5 Consumidores responsables
Enseñarles a no desperdiciar comida –según la FAO, el 60% de los desperdicios se producen en los hogares–, introducirlos en el concepto de alimentos de estación, orgánicos y locales, o explicarles de dónde proviene lo que consumimos y quién lo produce, pueden ayudar a formar consumidores más responsables. Otro aspecto fundamental es que tomen conciencia de la contaminación por plástico, con gestos simples como acostumbrarse a llevar una botella reutilizable, no usar bolsas de plástico descartables o decirles que no a los sorbetes.
6 La naturaleza inspira
Pocas cosas les gustan más a los chicos que una buena historia. Por eso contarles cuentos, leerles libros infantiles y ver con ellos películas o documentales sobre el ambiente puede ser otra manera de inculcarles hábitos sustentables. Referentes de los contenidos naturales como National Geographic tienen sitios web especiales para niños y en las plataformas de streaming también se pueden encontrar series y películas que tienen como objetivo difundir la belleza del mundo natural. Los padres que quieran reducir el tiempo enfrente de las pantallas de sus niños, pueden ponerse creativos: enseñarles a observar y luego dibujar la naturaleza o proponerles hacer manualidades con elementos naturales como hojas, flores, tierra o piedritas son ideas para inspirar a los pequeños artistas.ß
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