Empresario gastronómico, hermano del legislador porteño y cuñado de Pampita, abrirá el primer local en homenaje a Maradona
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Francisco García Moritán no le preocupa que lo conozcan como “el hijo de” el diplomático Roberto García Moritán. También está acostumbrado a que lo llamen el “hermano de” Roberto García Moritán (hijo) o “el cuñado de” Carolina “Pampita” Ardohain. “Estoy muy orgulloso de todo eso”, asegura. “Tengo 42 años y me considero un desarrollador de negocios gastronómicos. Soy un emprendedor nato desde chiquitito y llevo adelante 10 locales, entre ellos, Maradona”, explica Francisco mientras preparan un ceviche en uno de sus restaurantes en el Pasaje Echeverría de Belgrano. Después se acomoda para las fotos y sonríe cada vez que algún transeúnte pregunta de “qué famoso” se trata al verlo posar.
–¿Cómo te definís?
–Soy gastronómico. Empezamos en 2008 con una cafetería, Belinda Café & Deli, en el Puerto de Frutos de Tigre. Digo “empezamos” porque fue con mi hermano Roberto –somos 4 hermanos, Roberto es el mayor, después venimos Patricio, Lucila y yo–, que tuvimos la oportunidad de hacer Casa FOA en 2008. Nos gustó la zona, la idea de poner una cafetería. Tenía 24 años y lo hice con préstamos. Soy supertrabajador, un emprendedor nato, justo había renunciado a mi trabajo y había recibido un poquito de plata y así nos metimos en Casa FOA. Fueron 8 años seguidos desarrollando conceptos de cafeterías con ellos. Seguimos con otros Belinda en un complejo que se llamaba Working Ocampo, vino Arboris en San Isidro y abrimos locales e hicimos consultorías gastronómicas durante años. Llevo desarrollados 16 restaurantes.
–¿Qué implica una consultoría?
–Iba y les cambiaba las cartas, porque soy cocinero también, pero autodidacta. Empecé a trabajar con quien hoy es el dueño de Vía Viva –el complejo de locales bajo las vías del ferrocarril, pegado al Barrio Chino y al Pasaje Echeverría– con el Departamento de Bebidas de su hotel. Después creamos el restaurante Amazonia, en Palermo, un concepto de parrilla peruana con una vuelta de rosca, carnes argentinas, que más tarde evolucionó en anticuchos y ceviches. Pusimos un segundo Amazonia en el Mercado de los Carruajes y ahí también abrimos Nozomi, un restaurante de cocina japonesa con sushi y dumplings. Todo eso lo hice con mi socio, Alejandro Candioti, que es abogado. Nos conocimos en pandemia y fundamos nuestra empresa, Hutong Tang.
–¿Es redituable la gastronomía hoy en día?
–Sí. Creo que hay que saber manejarla, que es un negocio en el que hay que estar presente y hay que saber cuidarlo. Ser innovador y saber adaptarte a las situaciones del momento, donde todos los días suben los precios y todos los días hay problemas económicos.
–¿Cuál es tu fórmula? ¿Siguen modas o van adaptándose al gusto de la gente?
–No hay fórmulas, yo soy muy visual y me gustan los desafíos. Me guío por lo que creo que falta, dándole mi tinte, mis recetas y mi ojo. Así fue como el año pasado llegamos al Pasaje Echeverría con Son of Cebich. El pasaje a mí me parece increíble, es una anomalía total, un polo gastronómico nuevo y el ceviche en la calle era un concepto muy moderno y canchero. Me parece que al argentino le falta eso de comer pescado en la calle. Y yo soy más de street food, más callejero. Después, en agosto, abrimos el local asiático Opio y mientras tanto veníamos armando y diseñando la marca Maradona en la esquina, en Vía Viva. Era el mejor punto para poner este local, que será el primero de varios en el país y del exterior.
–¿Maradona será un local temático?
–Va a ser un local, varios en realidad, diseñados con la marca del ídolo argentino. Lo pensamos como una forma de que cada uno comparta su visión de lo que es él. Ahí te vas a encontrar con lo mejor de Maradona: cocina argentina con matices internacionales; italianos, mexicanos, de Medio Oriente, una conmemoración de su vida.
–¿Con cocina callejera, también?
–Vamos a tener dos modelos en Belgrano, un local a la calle que va a ser de street food, con platos y cubiertos descartables, donde vamos a vender choripán, lomitos, sándwiches cubanos y fish and chips. Platos que son guiños y que están alineados con la historia de Maradona: por ejemplo, pizzas napolitanas que hacen referencia a cómo sacó campeón al Napoli. Y después un restaurante, para el que quiera algo un poquito más cómodo, con platos más elaborados.
–Semejante marca, Maradona (10), llama la atención. ¿A quién se le pide autorización? ¿A los herederos, a la familia?
[Cierra la boca con un gesto]. –Es un restaurante para toda la familia, para todos los públicos.
–Pero ¿es oficial?
–Sí, totalmente, es el restaurante de Diego Armando Maradona. Me gustan los desafíos, hacer algo totalmente distinto. Tomar una persona tan importante y conocida en Argentina, en el mundo entero, y desarrollar una marca, un concepto. Eso fue lo que me llevó a hacerlo. Maradona es el décimo local del grupo. El diez. Este año lo tendremos movido: vamos a empezar con ventas de franquicias desde el día uno y venta de la marca para el exterior. Además tenemos otros dos proyectos grandes en Vía Viva, ya en la parte del Hipódromo, donde vamos a ir con un nuevo concepto de restaurantes, con huertas, una cosa medio loca.
–¿Cuándo inaugurás?
–El 22 de junio, cuando se cumplen 37 años del gol del siglo, el mejor gol que se hizo en un Mundial. Ese día es la fiesta de inauguración. Además, es la misma fecha que tengo para el nacimiento de mi hija, Juana, así que vendré directo del hospital.
–¿Sos futbolero?
–Soy futbolero, de Racing, como todos mis hermanos.
–¿Pesa ser el “hermano de”?
–Esas cosas siempre pasan y yo estoy orgulloso de Roberto, de mi apellido y de mi gente. Si Maradona es un buen negocio, seguramente sea porque soy hermano de Roberto, y me pone feliz que sea así. Si es un fracaso, espero no salpicarlo [se ríe]. A mí siempre me jugó a favor ser su hermano menor. Laburé muchos años con Roberto, todo lo que sé me lo enseñó él y le tengo mucha admiración.
–¿Cómo te sentís hoy que Roberto decidió meterse en política?
–Todas las decisiones de Robert las vamos a bancar familiarmente, con todo el amor y el cariño que nos tenemos. Él siempre viene a visitar y a comer a mis restaurantes, porque es mi hermano. Cuando viene al Pasaje Echeverría no viene a hacer campaña, y menos en la inauguración de Maradona. Él va a venir a celebrar un pequeño gran momento mío.
–¿Cómo es ser el “cuñado de Pampita”?
–Justamente, es mi cuñada, es la mujer de mi hermano. Con Caro me llevo bárbaro, no hay persona más cariñosa que ella. Las alegrías de ella y los sufrimientos –como hoy, que voy a verla en el homenaje a su hija Blanca– los compartimos como hermanos, nosotros somos muy familieros.