A horario. ¿Por qué ahora somos mucho más puntuales que antes?
Tras dos años de home office, nos desacostumbramos a llegar “un poco tarde”: ser expeditivos y aprovechar el tiempo en lo que nos importa parece ser un aprendizaje de la pospandemia
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NUEVA YORK (The New York Times).– En 2022, ya no está “un poco” de moda llegar “un poco” tarde, y ese es un cambio que parece haber surgido a raíz de la pandemia que ahora está en su tercer año.
Durante la primera fase, cuando las videoconferencias se volvieron la norma para muchos oficinistas, las personas que antes tenían dificultad para estar a tiempo descubrieron que ya no se retrasaban debido al traslado al lugar de trabajo o las sesiones de chismes de oficina. La colaboración entre quienes estaban en diferentes zonas horarias se ha vuelto casi perfecta y las personas pueden integrar el recoger a los niños del colegio y otros deberes del cuidado infantil en sus jornadas laborales.
“La puntualidad es lo más importante a medida que atravesamos una reevaluación de nuestra relación con el tiempo”, opinó Linda Ong, directora ejecutiva de Cultique, una firma consultora en Los Ángeles que asesora a compañías sobre las normas culturales cambiantes. “Ha habido menos tolerancia a los retrasos porque existe la expectativa de que tienes más control sobre tu tiempo y deberías ser puntual”.
Conforme más empleados de oficinas regresan al sitio de trabajo, la capacidad de administrar su propio tiempo no es algo a lo que quieran renunciar, manifestó Sophie C. Avila Leroy, una profesora de Administración en la Universidad de Washington Bothell. Leroy precisó: “La pandemia le permitió a la gente funcionar durante un largo periodo en su propio horario. Conforme regresas a la oficina, tienes que negociar todas estas cosas: traslados al trabajo, interactuar con personas y no poder atender tu vida personal y familiar de las maneras en que podías cuando trabajabas desde casa”.
La académica agregó que la renuencia de algunos para regresar a la oficina requerirá que los gerentes conviertan a la eficiencia en una prioridad. “Las personas cuestionan de manera implícita: ‘¿Para qué me quieren de regreso en el lugar de trabajo? Más les vale que haya una razón para gastar todo este dinero en gasolina o trenes para trasladarme; más les vale que valga la pena arriesgarse a contraer Covid cuando he demostrado que puedo trabajar con eficiencia desde la casa’”, indicó. Leroy también comentó que esto se podría traducir en una cultura de: “Estoy aquí para hacer cosas, no para tener conversaciones sin importancia”.
Marcia Villavicencio, una integrante de la Marina de Estados Unidos que también administra una empresa de acondicionamiento físico, secunda la idea de que el trabajo remoto ha hecho que los empleados se sientan menos dispuestos a soportar las distracciones y las ineficacias de la vida de oficina: “La gente quiere terminar con mayor rapidez las cosas que tiene que hacer, para poder hacer lo que quiere hacer”.
En los últimos años, el cómico Mike Birbiglia se ha convertido en una especie de portavoz de las virtudes de la puntualidad. En un especial de Netflix, Thank God for Jokes, pide a los miembros del público que aplaudan si “eres de los que llegan tarde”. En medio de los aplausos, dice: “Lo que la gente impuntual no entiende de nosotros, los puntuales, es que los odiamos”. La frase la pronuncia mientras los que llegan tarde encuentran sus asientos. “Bienvenidos al espectáculo”, bromea.
El cambio en la relación de la gente con el reloj también ha afectado al negocio de los restaurantes. “Desde la pandemia, vemos un aumento de las reservas por internet”, afirma Debby Soo, directora general de OpenTable, la empresa de reservaciones digitales. “Mientras que antes había más reservas sin cita previa, ahora la gente planifica con antelación y programa el horario de sus comidas”.
Los comensales también reservan antes, según Patti Röckenwagner, propietaria de Dear John’s, un asador de Los Ángeles. “La gente que solía comer a las 19:30 u 20 horas ahora come a las 18 o 18:30″. Este verano, Röckenwagner y sus socios abrirán un nuevo restaurante, Dear Jane’s, en Marina del Rey, con un primer turno a las 4:30 p.m. “Hora del rosé”, dijo.
El nuevo énfasis en la puntualidad en la vida cotidiana llega cuando los científicos están trabajando en obtener un recuento más preciso del propio tiempo. Como The New York Times reportó este año, físicos y metrólogos en la Oficina Internacional de Pesas y Medidas han estado redefiniendo la medida de la unidad de tiempo conocida como segundo. Chad Orzel, un profesor adjunto de Física y Astronomía en Union College, comentó que apegarse a la puntualidad ha sido un reto difícil de cumplir desde hace milenios. Las personas que intentaron medir el tiempo en el antiguo Egipto transformaron contenedores de agua en relojes y las nociones modernas de puntualidad se desarrollaron miles de años después, en la era industrial.
Orzel también aseguró: “Con el auge de las ciudades, la gente comienza a tener relojes públicos que muestran la hora y las personas se vuelven más estrictas sobre el tiempo. Para finales siglo XIX, los relojes de bolsillo eran tan suficientemente buenos y baratos, alrededor de un dólar por un reloj bastante decente, que la mayoría de las personas tenían uno y podían simplemente ir a la estación de tren una vez a la semana para poner sus relojes a la hora”.
Orzel entiende por qué la puntualidad está cobrando popularidad.”Pienso que es algo relacionado con el aspecto de que ahora hay menos pérdida de tiempo en el lugar de trabajo. Las personas parecen decir: ‘No me gusta ir a la oficina, así que haré mi trabajo y saldré de ahí tan pronto como sea posible’”.
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