El sucesor de Caravana profundiza su vínculo con el rock nacional con Ricardo Mollo como invitado
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A simple vista, Oscuro éxtasis, el segundo disco de Wos, tiene todo lo que debe tener el sucesor de un álbum debut exitoso. En estas trece canciones, el rapero argentino extiende –y a veces mejora– lo mostrado en Caravana, profundizando su relación vincular con el rock nacional –en “Culpa” junto a Ricardo Mollo–, su apuesta por el rapcore como en su primer hit “Canguro” –”Que se mejoren”– y el compromiso de tomar el micrófono para levantar la voz –en el caso de “Buitres”, contra aquellos que sospecha que estuvieron a su lado solo para sacar provecho de su arte–.
Sin embargo, la faceta en la que más ahonda es la que había mostrado en su primer disco con “Pantano” (“Noches de maquineo interno y no resuelvo nada/ Y nada, buscando el lado frío de la almohada/ Busco respuestas y nada”, cantaba entonces Wos): esos fantasmas que pueden existir en la cabeza de cualquier persona, y en el caso de Wos parecen haberse potenciado por el precio de la fama y el extenso confinamiento por el Covid-19.
“Oscuro éxtasis/ Valga la ambigüedad/ Estado de crisis pa’l humano, literal/ Una dosis más de contradicción total/ Sintiendo en cada inicio los indicios de un final”, dice en la apertura del disco, “Introducción al éxtasis”. Es la primera muestra de una serie de letras en las que Wos relata su transformación de freestyler campeón a artista revelación –con toda la exposición que eso puede generar en tiempos de redes sociales– que, por formación y decisión, no quedó encorsetado en la etiqueta rap, como ocurre también con Nathy Peluso o Ca7riel, invitado en “Niño gordo flaco” –que tiene la base imbatible de “Praise You” de Fatboy Slim–.
Hay una evolución en sus habilidades para construir las letras: la mirada introspectiva y autorreflexiva suena expresada de una forma más clara y, sobre todo, profunda. Hay momentos de “Mirá mamá”, uno de los mejores temas del disco, en los que Wos suena como si se estuviera despellejando frente al micrófono y mostrándose en carne viva. “Será que no quiero que esto muera/ Y que se olviden de mí, si te soy sincero” o “una temporada de poner énfasis/ en entender el lado oscuro de este éxtasis/ y no es que sea frágil/ es que tengo la nostalgia con el ‘sí’ muy fácil.
En la producción, Evlay manejó los climas y ánimos oscilantes de manera natural. Estuvo presente en todo el proceso, que incluyó grabaciones en Villa La Angostura y Buenos Aires, y entendió los argumentos detrás de cada letra de Wos. Hay enojo y furia en el beat orgánico y las cuerdas de “Gato negro”, hay una dosis necesaria de grandilocuencia a lo The Weeknd en “Pared de cristal”, hay un paisaje onírico y brillante en “Lleno de zafiros”, y hay un funk para levantar después del drama en “Cambiando la piel”, con Nicki Nicole como invitada. “Estoy cambiando la piel/ sobreviviendo/ de las cenizas de ayer/ voy ya renaciendo”, canta Wos, que entregó mucho para hacer este disco y al final encontró la forma de salir del agujero interior.