En 1992, la banda de Palo Pandolfo celebró la salida de su primer disco con un show gratuito en Floresta, a pasos de su sala de ensayo
- 4 minutos de lectura'
En noviembre de 1992, Los Visitantes eran uno de los nombres más promisorios en el panorama del nuevo rock local, con el condimento extra de contar en sus filas con dos ex Don Cornelio y la Zona, otro nombre clave, pero de los 80: Palo Pandolfo, en voz y guitarra, y Federico Ghazarossian, en bajo.
Por entonces, acababan de editar Salud universal, un primer disco que comenzaba a rendir frutos en convocatoria de público y repercusión mediática. Para celebrarlo, la banda decidió ofrecer un concierto especial, al aire libre, diurno y gratuito, en el barrio de Floresta, a metros de donde solía ensayar y también, según contaría Palo en una entrevista, a pasos de un comercio que frecuentaba para aprovisionarse de bebida.
El show se concretó el viernes 27 de noviembre en la intersección de la avenida Juan Bautista Alberdi y el pasaje El Sereno, y tendría una importancia especial en la historia del grupo y, en particular, de Pandolfo, que falleció el 22 de julio a los 56 años. Un video amateur, que acaba de digitalizarse y se puede ver después de permanecer décadas en un archivo particular, muestra a Los Visitantes en ese recital histórico y es un testimonio de la intensidad y musicalidad de sus primeros pasos.
El propio Palo se refirió en julio de 2013 a aquella jornada en una conversación con el periodista Pablo Strozza para la revista Los Inrockuptibles: “Teníamos la sala de ensayo con Los Visitantes en una casa en la avenida Alberdi. A veinte metros de ahí había una vinoteca que se llamaba La vinoteca del solitario. Nos hicimos tan amigos del dueño que figura en los agradecimientos del primer disco de Los Visitantes. Cuando se lo mostré, se prendió fuego y dijimos ‘¡Vamos a hacer un recital en la puerta!’. E hicimos un recital en la avenida Alberdi un viernes a las siete de la tarde. Compramos un par de cajas de vino y convencimos a los de la comisaría 41 de que pusieran un patrullero, cortamos el tránsito, el Club Alvear de Floresta nos puso el escenario, otros comercios pusieron plata para el sonido, el tipo de la vinoteca puso a una rubia en una mesa con degustaciones de vino espumante gratis... ¡Todo eso en la puerta de mi casa!”.
En la misma entrevista, Pandolfo reconoce que lo sucedido en esa fecha fue determinante en su posterior decisión de dejar la ciudad de Buenos Aires para buscar un cambio de vida e instalarse en el Conurbano. “Cuando terminó el show, la puerta se abrió, y en el pasillo era un fluir delirante in and out. Entonces, después de eso, hubo consecuencias. A las tres de la mañana la gente tocaba el timbre de casa, había un quilombo constante. Un día me tomé el tren, vi una inmobiliaria, me mostraron un chalet y lo alquilé esa misma tarde”.
Tomado desde el público cuando aún no había teléfonos móviles con cámaras (¡ni teléfonos, en general, en los conciertos!), el video registrado con una cámara Sony 8 muestra al trío fundacional de Pandolfo, Ghazzarossian y el baterista Jorge Albornoz, junto con Karina Cohen en coros y Agustín Darío Soibelman, en teclados, rockeando varios temas de su repertorio temprano, como “Playas oscuras”, “Pi Pa Pu” y “Tanta trampa”, prácticamente en el mismo orden en que aparecen en el disco debut, y una evocación de “Tazas de té chino”, de Don Cornelio.
“Tenemos una resistencia natural al sistema, tratamos de vencerla. Queremos integrarnos, es hermoso. Más bien quiero integrar el sistema a mí”, reflexionaba Palo sobre los conciertos gratuitos y barriales, según lo cita un cronista de la revista musical Esculpiendo Milagros en su cobertura de aquel concierto del 27 de noviembre de 1992, en Floresta.