El baterista de Blink-182 ama su nueva vida como requerido productor de figuras de la Generación Z
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El año que nació Jaden Hossler, el galán de TikTok que hoy graba canciones malhumoradas bajo el seudónimo Jxdn, el futuro fundador de su sello discográfico se encontraba grabando Take Off Your Pants and Jacket. A pesar de la brecha generacional que los separa, el tatuado y jovencísimo Hossler eligió a DTA Records, el sello de Travis Barker, baterista de Blink-182, sobre otros competidores, y convocó a Barker como productor. Lo considera un espíritu musical afín, “un grande de verdad”, y “uno de mis mejores amigos”.
Barker cumple 46 años en noviembre y tiene tres hijos adolescentes, uno de los cuales le recomendó a Hossler. “Yo les digo a mis amigos que no tienen hijos que los tengan, así se mantienen jóvenes”, dice Barker. “Yo hago skate con mis hijos, boxeo... Les gusta la misma música que a mí”. Durante el último año más o menos, ha emergido como un imán para los músicos de la Generación Z y ayudó a engendrar un revival de rock juvenil que le debe tanto a Juice WRLD como a Blink y el emo de mediados de los 2000. (También está en una relación con Kourtney Kardashian, algo de lo que no habla tanto en entrevistas, pero revela en las redes sociales).
“Obviamente, ahora hay un gran revival del pop punk”, dice Barker un día de fines de mayo, cuando en su estudio en L.A. pasa del álbum del cantante y rapero de 23 años KennyHoopla a una colaboración con los rockeros californianos Dirty Head, una versión acústica de un tema de Machine Gun Kelly o algo top secret con otro músico.
Tiene la esperanza (y no es la primera vez en su carrera) de funcionar como puente con un mundo de rockeros más amplio. “Algunos de los fans de Jaden dicen: ‘¡Wow, Jaden inventó un género musical!’. Es gracioso, pero no me importa cómo lleguen, está todo bien”, sigue Barker. “Porque lo de Blink fue parecido. Muchos chicos descubren a Blink y después van más hacia atrás, a los Descendents y Bad Religion y los Buzzcocks. Si los chicos escuchan MGK y Jxdn y después a estos otros grupos, me parece bien”.
Barker aportó sus talentos en la batería y la producción a, entre otros, Willow Smith (un antiguo amigo de la familia cuyo single reciente “Transparent Soul” suena como un éxito de rock alternativo de los 90), Trippie Redd y Swae Lee de Rae Sremmurd. Más resonante fue su trabajo con Machine Gun Kelly, un antiguo rapero cuyo impresionante regreso como artista de pop punk en 2020, Tickets to My Downfall, fue una verdadera colaboración entre ambos. “Travis me mostró el arte de no pensar demasiado”, dice MGK. “Había veces que entraba, enchufábamos los instrumentos y lo que salía terminaba siendo la canción. Pero él también me mostró que podés tirar a la basura una canción, justo cuando pensabas que ya estaba terminada, y hacerla de nuevo hasta que esté como tiene que estar. Si lo llamaba, me atendía el teléfono a las 5 de la mañana. Las sesiones en el estudio eran catárticas. No había censura. Él me estimulaba para que saliera una emotividad descarnada”.
Barker lleva viviendo esta nueva vida desde 2008, cuando sobrevivió no solo a un accidente aéreo horrible, sino también al trauma físico y mental que vino después. Hace poco se tatuó “culpa de sobreviviente” en los brazos, para conmemorar el título del próximo disco de KennyHoopla y, según explica, porque “la culpa del sobreviviente me llega, man. Yo la tuve durante años. Mucha terapia postraumática, y durante mucho tiempo me costaba aceptarla”.
Incluso antes del accidente, Barker ya había empezado la que sería su nueva carrera tras la fama de Blink, un trabajo en paralelo como productor, con raperos como Bubba Sparxxx y Soulja Boy. Su debut solista de 2011, Give the Drummer Some, estaba plagado de colaboraciones de superestrellas del rap. Barker adoraba el hip-hop y el metal cuando era chico, no solo el punk, y siempre evitó que lo encasillaran. “Hubo un período en el que la gente se preguntaba: ‘¿Qué hace?’”, dice Barker. “Pero para mí era natural”.
La reciente racha de trabajos con artistas de perfil alto de Barker fue en gran medida por haber tenido que quedarse en casa por la pandemia de Covid-19. “Las cosas empezaron a despegar porque estaba encerrado en el estudio, accesible, y no de gira”, dice Barker..
Mientras los otros trabajos de Barker siguen ganando velocidad, Blink-182 sigue siendo una preocupación. El grupo, cuyo último disco salió en 2019, grabó varias canciones con músicos externos (Grimes, Lil Uzi Vert, Lil Tracy) pero no saben cómo las van a sacar. Está en contacto cotidiano con el cantante de Blink, Mark Hoppus [que hace semanas anunció que está luchando contra un cáncer].
Barker espera pasar el próximo año grabando un nuevo disco de Blink sin colaboradores, acompañado por una gira mundial. “Creo que va a ocurrir en 2022”, dice. “Quiero pasar la cantidad de tiempo adecuada con el disco de Blink y asegurarme de que es una de las mejores obras que hagamos… Será mi prioridad”.
El bajista Tom DeLonge, que se separó del grupo en 2015 tras años de peleas (y cuyo lugar fue ocupado por Matt Skiba, de los Alkaline Trio), volvió a estar en buenos términos con Barker y Hoppus, según el baterista. “Hablo todo el tiempo con Tom. Nos mandamos mensajes graciosos y cosas así. La época de malos entendidos y mala sangre ya pasó. Es todo amor. Los tres hablamos, y somos amigos. Así que sí: nunca digas nunca. Si es un buen momento, y tiene sentido hacerlo…”, dice Barker sobre la posibilidad de una reunión.
Mientras tanto, Barker disfruta de su renacimiento creativo. “Siento que estoy haciendo lo que debo, por fin”, dice. “Es lo que más me estimula. No soy un arquitecto. No sé cómo construir una casa; pero sí sé construir canciones. Me gusta construir y me gusta producir cosas, y me gusta hacer algo con nada”.
Este nota fue publicada como parte de la edición anual del especial Hot List de Rolling Stone Argentina, en la edición de agosto de 2021.