Los precursores del hardcore melódico californiano rescataron y regrabaron canciones de más de 40 años en su nuevo disco
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El año pasado, en medio de la cuarentena por la pandemia, Milo Aukerman se encontró con una oportunidad única: la de cantar un puñado de canciones que ni siquiera sabía que existían del catálogo de The Descendents, el pionero grupo punk de California que había liderado (con idas y vueltas) durante más de 40 años.
Las canciones databan de los primeros años tras la formación de la banda en 1977, más algunas que Aukerman sí cantó cuando se sumó en 1980, y aparecerán en el verano del hemisferio norte en 9th & Walnut, un disco bautizado por la intersección de calles de Long Beach donde ensayaban en aquellos tiempos. Para Aukerman se trató de una clase de historia y el proyecto será aún más divertido para los fans que nunca tuvieron la oportunidad de registrar cómo The Descendents pasó del sonido nervioso y con influencias de la New Wave de su debut de 1979 (“Ride the Wild”/”It’s a Hectic World”, grabado por el trío del guitarrista Frank Navetta, el bajista Tony Lombardo y el baterista Bill Stevenson) al hardcore melódico y sobrecafeinado de sus primeros lanzamientos con Aukerman, Fat EP, de 1981, y Milo Goes to College, de 1982.
“Si escuchás Fat EP y te preguntás: ‘¿Qué hacían antes?’, y entonces vas a ‘Ride the Wild’, seguro decís: ‘¿Qué es esto? ¡Son dos grupos distintos!’”, dice el cantante, famoso por sus anteojos. “Ahí es donde este disco puede ayudar a conectar las cosas más hardcore con las canciones sesentonas que hacía Frank en esa época”.
La primera era de los Descendents fue breve. La alineación de Milo Goes to College se disolvió en 1983, cuando Aukerman dejó la universidad. Navetta se mudó a Óregon, donde vivía su familia; Lombardo se separó de la banda luego del segundo disco, I Don’t Want to Grow Up, y antes de la gira de 1985, apesadumbrado por las presiones de la vida adulta. Stevenson siguió con otras formaciones y con All, su grupo sin el álter ego de Milo. Mientras tanto, la influencia de The Descendents pasó a una generación de músicos que definirían una época, desde Dave Grohl hasta Blink-182, cuyo Mark Hoppus describió el grupo como unos “Beach Boys del punk-rock”.
Pero en 2002, seis años después del cameo en el excelente disco de regreso de los Descendents de 1996, Everything Sucks, Navetta y Lombardo se reunieron con Stevenson en Blasting Room, su estudio en Fort Collins, Colorado. El trío grabó nuevas versiones de las primeras 17 canciones que compusieron y tocaron juntos, más un cover del clásico de Dave Clark Five de la British Invasion, “Glad All Over”, un favorito de la primera época de la banda que solían tocar en vivo. Después tocaron el mismo material en vivo en Stockage, un festival de Fort Collins armado alrededor de All, con Navetta y Lombardo cantando las canciones que habían compuesto.
“Se quedaron en mi casa”, recuerda Stevenson de las sesiones de 2002 con Navetta y Lombardo. “Porque seguimos siendo mejores amigos; nunca hubo mala onda en el grupo. Ensayamos, ensayamos y ensayamos y sacamos las canciones a la perfección. Tratamos de no mejorarlas ni volverlas más elegantes. Tratamos de dejarlas como eran en esa época. Después de dos semanas hicimos ese show en Stockage y fue divertido. Estaba muy orgulloso de los chicos, porque estaban fuera de forma, pero hicieron un gran trabajo”.
Stevenson dice que, si bien consultaban viejas grabaciones al ensayar, en su mayoría recordaban el material casi sin esfuerzo. “Eran nuestras primeras cuatro canciones”, dice el baterista. “Jamás me las voy a olvidar”.
Los temas que grabaron quedaron ahí casi dos décadas. Stevenson dice que siempre planeó que Aukerman agregara unas voces, pero el proyecto permaneció en un limbo hasta 2008, cuando Navetta falleció a los 46 años tras un coma diabético. Desde entonces, la alineación actual de The Descendents, con Stevenson, Aukerman, el guitarrista Stephen Egerton y el bajista Karl Alvarez, ha salido en giras intermitentes, intensificando la actividad tras el lanzamiento de 2016, Hypercaffium Spazzinate. Pero cuando llegó la cuarentena, Stevenson le mandó aquellas grabaciones de 2002 a Aukerman, y este finalmente grabó voces en su casa en Delaware. Después Stevenson terminó la mezcla en Blasting Room.
El disco que resultó, y cuya realización se extendió a lo largo de más de 40 años entre composición, grabación, mezcla y lanzamiento, es una suerte de precuela de los Descendents que finalmente nos permite escuchar al grupo en su versión más despojada e inocente. También: con excepción de los cuatro minutos y medio de Fat EP, es el único otro disco de los Descendents con la alineación que grabó Milo Goes to College, formada por Aukerman, Navetta, Lombardo y Stevenson.
“En estos tiempos de Covid, nos parece bien sacar este disco y que la gente lo pueda disfrutar y divertirse, antes de que volvamos a nuestra programación regular, por así decirlo”, dice Stevenson riéndose.
Para el baterista, un respetado rockero de una vida en el under que también tocó en Black Flag y The Lemonheads, produjo al Alkaline Trio y Rise Against, y compuso algunas de las canciones más memorables de The Descendents, el disco (sale el 23 de julio por Epitaph) documenta no solo “las primeras canciones que toqué con otro ser humano”, sino también el momento en el que descubrió su vocación.
“Para mí fue una época mágica”, dice Stevenson, hoy de 57 años, sobre la época de 9th & Walnut. “Es más o menos cuando empezó mi vida”.
Para muchos oyentes, la historia de los Descendents comienza con Milo Goes to College, un disco que reconciliaba la furia antisocial de sus pares californianos como Black Flag, con vulnerabilidad estilo diario íntimo y melodías pegadizas. Pero para cuando grabaron ese disco, hoy festejado como el Antiguo Testamento del pop-punk, ya habían compuesto un disco entero sin editar.
Tal como se detalla en Filmage, el documental definitivo sobre los Descendents y All de 2013, el grupo nació de la amistad entre Navetta y Dave Nolte, el guitarrista de Manhattan Beach, en la escuela. Empezaron a componer juntos, y Navetta bautizó al grupo con el nombre intencionalmente mal escrito. Su amigo Stevenson (un fan devoto del otro grupo de Nolte, The Last, con influencias del power-pop de los sesenta) se sumó a la batería, y Navetta reclutó a Tony Lombardo, un bajista casi 20 años mayor que el resto de los miembros y que vivía cerca de la casa de los hermanos de Navetta en Long Beach, en 9th y Walnut, donde el grupo ensayaba en el garaje.
Nolte se retiró para concentrarse en The Last y los otros tres empezaron a tocar temas de Navetta y Lombardo. Empezando por Milo Goes to College, Stevenson pasaría a ser una de las mayores fuerzas creativas de la banda, pero para este momento todavía no componía sus propias canciones.
En 1979, con Nolte como productor, el grupo grabó el single “Ride the Wild”/”It’s a Hectic World”, que editaron en su propio sello Orca, bautizado con el nombre del barco de Stevenson. Aukerman le compró el disco de 45 pulgadas a Stevenson, que era compañero de estudios suyo, y empezó a sumarse a los ensayos.
“Los fui a ver a un ensayo y las canciones que tocaban eran estas”, recuerda Aukerman sobre el material de 9th & Walnut. “De hecho yo canté ‘It’s a Hectic World’ y después me pidieron que me sumara. Para ese entonces algunas canciones ya habían sido descartadas de la lista”.
Según Stevenson, gran parte del material no lo grabaron nunca porque el grupo había madurado. “Para cuando aprendimos a tocar lo suficientemente bien y para cuando nos dimos cuenta de que, oh, había sellos que podían editar tus cosas, ya estábamos hartos de estas canciones y pensábamos que las nuevas eran mejores. Así que las dejamos a un costado, excepto ‘Parents’ y ‘Statue of Liberty’, que quedaron en Milo Goes to College”, dice el baterista.
En esa época, los Descentents todavía no tocaban a una velocidad hardcore; el sonido estaba más cerca de un rock de garaje agresivo, tal como se evidencia en canciones cáusticas y compactas de 9th and Walnut como “You Make Me Sick”, de Lombardo, y “Baby Doncha Know”, de Navetta, que se estrena ahora, y en la que Aukerman canta la mordaz crítica a una mujer que no quiere aceptar que ya pasó su momento: “Estás cada vez más vieja y tratás de parecer joven/ Pero, baby, no sabés que ya pasó tu hora… Y ya estoy harto de vos/ Y te odio de verdad”.
“Es un tema de Frank, y mucha de la música de Frank, en especial en esa época, estaba llena de resentimiento”, dice Aukerman. “Esto es claro en ‘Baby Doncha Know’. Es una letra dura. Yo, a los 19 años, decía: ‘Oh, esto es punk’, y me gustaba por el hecho de que fuera tan directa, pero ahora que la recuerdo pienso: ‘Wow, ese tipo estaba muy amargado’”.
Los Descendents expandirían su paleta para incluir canciones sobre el amor, la pesca y la comida rápida. Pero incluso en Milo Goes to College, la temática de la alienación aparecería en temas de Navetta como “I’m Not a Loser”.
“En diferentes niveles, todos éramos un poco outsiders. Bill y yo no éramos populares en la escuela, y teníamos un grupito con el que nos reuníamos. Pero en retrospectiva, Frank era el más outsider de todos”, dice Aukerman. “No quería reunirse con ninguno de los grupos populares y se sentía aislado de la gente. Salía a pescar con Bill y así era como conquistaban el mundo; no podían conquistar el mundo en la escuela, eso seguro. Creo que eso se nota en sus letras. También su vida familiar era problemática, y creo que eso le daba una perspectiva oscura. Era el tipo perfecto para componer punk-rock”.
“Él reconocía la mierda de la sociedad humana moderna”, dice Stevenson sobre Navetta. “La vio antes y mucho mejor que yo”.
La mirada despiadada de Navetta está documentada en 9th & Walnut. En “Grudge”, el guitarrista grita: “Te tengo bronca, sí” como parte de una diatriba improvisada en la mitad de la canción. Pero el disco también ofrece un vistazo de su costado más suave. “To Remember”, una apología vulnerable de una amante, está más cerca del doo-wop que del punk.
“Me gustó mucho cantar esa canción porque era una de las que no pude hacer en el 78, el 79 y el 80. Ahí se puede ver el costado más redentor de Frank, donde muestra su humanidad”, dice Aukerman, que trabajó con voces que había grabado Navetta en 2002 para los temas que no había cantado antes. “Un poco es el costado que sobrevivió a Milo Goes to College, donde nosotros empezamos a tener problemas con las chicas, y aprendimos a lidiar con ellas y con el romance. Es una de sus pocas canciones donde se pone romántico, y me gusta por eso”.
Los otros temas de Navetta en 9th & Walnut son más crípticos. La letra de “Sailor’s Choice” encuentra al pescador enumerando colores (“Rojo, blanco, negro y amarillo/ Yo solo amarillo”), que Stevenson y Aukerman dicen que probablemente representen banderas náuticas. En “I’m Shaky”, el letrista está en modo reflexivo y disfruta de la música solo en su cuarto. “Anoche le hice el amor a la radio”, canta Aukerman. “Anoche me acosté con el canario”.
Stevenson dice que piensa que la canción relata un estado de conciencia alterada: “‘I’m Shaky’ suena como un gran porro. Siempre me hizo pensar en algo que podría haber compuesto Jim Morrison. A Frank le encantaba todo eso”.
Stevenson dice que el material de 9th & Walnut refleja el amor del grupo por el rock de los sesenta, que compartiría The Last, un grupo más orientado al pasado.
Según el baterista, las canciones son de la época en que “teníamos influencias más directas de los Kinks, los Seeds, los Animals, y también The Last. Todavía no estaba la influencia de Black Flag, porque el single ‘Nervous Breakdown’ aún no había salido”.
Navetta homenajea ese linaje en la nostálgica y adorable “Mohicans”, cuyo estribillo menciona “el último de los mohicanos” como homenaje a The Last, y donde rastrea cómo el punk nació del primer rock & roll.
“Es como ‘History Song’ de los Minutemen, donde decían: ‘Estamos poniéndonos al día con esta cosa enorme que pasó en los últimos años’”, dice Aukerman. “Creo que es por eso que me gusta esa canción, porque habla sobre el punk. Pero en realidad la música tiene influencias de los Beatles, lo cual para mí es perfecto”.
La sensibilidad musical tan especial de Tony Lombardo fue otro componente clave en el sonido inicial de los Descendents. El bajista se sumó a la banda por un accidente geográfico.
“Yo vivía en Walnut, con una chica con la que salía en la época, y Mike, el hermano de Frank, vivía en Walnut cerca de la calle 9; muy cerca: a un paso”, dice. “Así que me escucharon ensayar en el garaje con el amplificador Peavey y el bajo Musicmaster que me compré en 1975, y se acercaron y me dijeron: ‘¿Tocamos algo algún día?’. La respuesta fue sí, y así empezó. Tocamos en el garaje, y para mí fue encantador”.
Antes de que Lombardo se sumara a los Descendents, unos amigos con los que había tocado lo acercaron a la movida del punk de L.A. “Me llevaron a Hollywood al Whisky a ver a los Weirdos y los Zippers. Me voló la cabeza”, dice el bajista. “Los Weirdos eran muy cool, tenían mucha fuerza. Debe haber sido en el 75, el 76, y eso fue lo que me inició en el punk, escuchaba la línea de bajo. Mis preferidos eran los Flyboys. Yo copié el estilo de ellos”.
Una de las canciones que compuso para 9th & Walnut, “Nightage” (cuyo título la coloca en una línea de clásicos de los Descendents y de All que terminan en “-age”, como “Myage” y “Bikeage”), homenajea a una música de esa escena.
“Es sobre Dianne Chai de los Alley Cats, porque yo estaba enamorado de ella, como una bajista muy, muy buena y como una mujer muy bonita”, dice Lombardo sobre la canción, que incluye los versos: “Está jugando con mi corazón/Pero así es la cosa”. “El estilo de ella tiene mucho groove”.
Las otras canciones de Lombardo en 9th & Walnut parten la diferencia entre el disgusto del punk clásico (la ruidosa “You Make Me Sick”, que el bajista dice que estaba dedicada a “la gente que trata de aprovecharse de su imagen o que tiene mucho dinero”) y un estilo más extravagante y New Wave, con coros clásicos como en “Tied of Being Tired” y “It’s a Hectic World”.
“Cuando empecé a escuchar a estos tipos, en ‘Ride the Wild’ e ‘It’s a Hectic World’, yo era un chico de la New Wave”, dice Aukerman. “Venía del lado Devo de la vida. Así que ‘Hectic World’ para mí era como decir: ‘Sí, qué bien’. Porque para mí era el siguiente nivel de lo que podía ser la New Wave: algo nervioso, enérgico, pero con más velocidad y una guitarra más cruda. Eso es lo que me llegó de las canciones de Tony de la época. Creo que era un buen contraste con el costado más enojado de Frank”.
Otro elemento que puso Lombardo fue una visión del bajo como mucho más que un instrumento de acompañamiento. Las cuatro canciones de Lombardo en 9th & Walnut empiezan con introducciones atractivas en las cuatro cuerdas que le resultan familiares a cualquier devoto de Milo Goes to College. Y a lo largo de todo el disco sus líneas elegantes, aunque intensas, se destacan.
“Es algo filosófico”, dice Lombardo sobre su perspectiva del instrumento. “Cuando empecé a tocar, noté que en algunos grupos casi no se escucha el bajo, solo tocan la nota básica y se quedan ahí junto a la batería. Algunos grupos viejos, que ni siquiera son punk, rock clásico de los setenta y los sesenta. Y pensaba: ‘¿Por qué el bajo está relegado a esa posición?’. Me parece que debe ser una parte activa de la banda, en especial cuando tenés tres piezas. Quizás era un guitarrista frustrado; lo consideré con el tiempo. Pero me esforzaba por crear líneas de bajo que fueran melódicas e interesantes, que transmitieran la angustia y la urgencia del punk”. Incluso cuando Lombardo se fue de la banda, la filosofía del bajo frontal sería clave para Karl Alvarez, su sucesor igualmente brillante en los Descendents y en All.
Para redondear 9th & Walnut están el cover de “Glad All Over” (que antes cantaba Lombardo y que Stevenson dice que fue el primer tema del primer show de la banda) y dos canciones del cofundador Dave Nolte, cuyas composiciones jamás habían aparecido en un disco de los Descendents: el himno a la alienación en tres acordes de “Like the Way I Know”, que Aukerman dice que fue originalmente grabado para Milo Goes to College pero dejó afuera de la lista de temas definitiva, y la diatriba feroz de “It’s My Hair”, con la voz más sucia de Aukerman en la historia de los Descendents.
“‘It’s My Hair’ obviamente está escrita desde la perspectiva de un adolescente, como si dijera: ‘Déjenme en paz. Quiero hacer lo que quiera. No me toquen el pelo’”, dice Aukerman riéndose.
En los cuarenta y pico de años que pasaron desde que compusieron esos temas, los Descendents (y también All) progresaron mucho más allá del sonido despojado y garajero de 9th & Walnut, y se transformaron en uno de los grupos más versátiles e imaginativos del punk. Últimamente han estado ocupados con un trío de canciones anti-Trump a fines de 2020 y principios de 2021. Aukerman también manifestó su desagrado por el ex presidente en su proyecto solista con ukelele RebUke. Pero incluso con un nuevo disco de Descendents en progreso (no hay una fecha oficial de lanzamiento pero según Aukerman el grupo ya grabó varias bases para el sucesor de Hypercaffium Spazzinate), Aukerman y Stevenson están felices de volver a sus raíces.
“Me gustó hincar el diente en estos temas. Me debe haber llevado un par de semanas sacar las voces, fue muy divertido”, dice Aukerman, 58 años, acerca de la grabación. “Cuando hacés estas cosas es un viaje de la memoria y Bill me dijo lo mismo cuando hizo la mezcla. Le hizo acordar muchas cosas en términos de cómo eran las canciones y lo que significaban, y cómo éramos nosotros”.
“Lo que hizo que valiera la pena más que ninguna otra cosa este año fue que grabé canciones de Frank y de Tony que nunca había escuchado”, dice. “Cuando Bill me mandó las canciones y escuché las que habían sido descartadas de los sets y por ende yo no conocía, pensé: ‘Son buenísimas’.”
Para Lombardo, hoy de 76 años, el tema de los Descendents tiene sus ambivalencias. Tras irse de la banda, permaneció en su órbita, trabajando con All en un disco con sus temas en 1991, contribuyendo con canciones en varios discos, y tocando en vivo Milo Goes to College con Aukerman, Stevenson y Stephen Egerton en el Riot Fest de 2014. Pero dice que todavía se arrepiente de haber dejado el grupo hace tantos años, cuando eligió la estabilidad doméstica (una pareja, un trabajo en el correo, y la verdadera “casa suburbana” en Lakewood, California, sobre la que soñaba sin ninguna ironía en una de las canciones más famosas que hizo para Milo Goes to College) por sobre la vida de gira.
“Por cómo se dieron las cosas, fue el peor error de mi vida”, dice.
Ante la pregunta sobre si el lanzamiento de 9th & Walnut le ofrece un cierre a su relación con el grupo se toma su tiempo. “¿Un cierre? Diría que no, un cierre no”, dice. “Es más bien un recordatorio de lo que podría haber pasado si no hubiera hecho lo que hice, si no hubiera estado en esa situación en particular en mi vida. Podría haber continuado con los Descendents. Podría haber visto la realización de todas mis canciones en alguna forma. Me siento frustrado creativamente, y no culpo a nadie más que a mí mismo”.
Este artículo fue publicado originalmente en Rolling Stone Estados Unidos.