Se estrena por Star+ la serie basada en la historia de la estrella de Baywatch Pamela Anderson y el baterista de Mötley Crüe Tommy Lee
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Mirando el video sexual robado con la estrella de Baywatch Pamela Anderson y el baterista de Mötley Crüe Tommy Lee, el tío Miltie (Nick Offerman) dice: “Esto es muy privado. Es como si estuviéramos viendo algo que no deberíamos estar viendo”. Un segundo después, admite: “Qué buena que está”. Este toma y daca entre la vergüenza y la calentura es lo que le da impulso a Pam & Tommy, una revisión ingeniosa, divertida y, en última instancia, conmovedora de un evento que alguna vez pareció un chiste fácil para la prensa amarillista. La miniserie de ocho capítulos humaniza a Anderson (Lily James) y a Lee (Sebastian Stan). También explora la forma en que el robo del video transformó la cultura de las celebridades y los medios. Y encima se las arregla para ser absurda y, a veces, hilarante de una manera que te hará descostillar.
Pam & Tommy comienza en el verano de 1995, con el carpintero Rand Gauthier trabajando en el nuevo dormitorio principal de los recién casados, pero distrayéndose de su trabajo por la forma de hacer el amor constante y extremadamente ruidosa de la pareja. Anderson era una sex symbol mundial y Lee, un chico malo del metal. La primera hora del relato se centra en gran medida en Gauthier, un soñador cuyos posibles inventos (“¡Imagina un microondas pero que enfríe!”) nunca se materializan. Después Lee lo agrede y finalmente lo estafa por su trabajo. Eso lo inspira a robar la caja fuerte de la pareja como venganza. (Los detalles del robo convierten brevemente a la narración en una especie de policial.)
Es una forma inteligente de meternos en la historia, jugando con nuestras ideas preconcebidas de Anderson y Lee como caricaturas sexuales exageradas que necesitan su merecido e, inicialmente, enmarcando a Gauthier como la víctima (Rogen es fabuloso y muy convincente en el papel de un laburante gruñón) que simplemente le dio a la gente lo que quería. Pero estos son solo preparativos: después la serie gira y se pone del lado de las estrellas (y de ella más que de él), interpretadas fantásticamente bien por James y Stan. En la vida real, James no se parece en nada a Anderson, pero el equipo de peluquería y maquillaje de alguna manera la transforman en un calco suyo. La serie también les otorga a James y Stan una recreación fidedigna de sus atributos físicos más famosos.
Pero las actuaciones de James y Stan van mucho más allá de sus parecidos con Anderson y Lee. Anderson, en manos de James, gana mucha profundidad como una persona consciente de lo que el mundo espera de ella, de los increíbles beneficios y los intensos inconvenientes de tener su físico icónico. A menudo, se presenta como la chica de un pequeño pueblo de la Columbia Británica que era antes de convertirse en la heroica guardavidas C.J. Parker. También es lo suficientemente inteligente como para saber que Lee no va a ser una buena elección para ella a la larga, aunque no pueda resistirse a su enorme carisma. Y la magia de la cosa es que Stan hace que Lee parezca genuinamente encantador: es un idiota agresivo que se enfurece fácilmente para el resto del mundo, pero también alguien cuyo atractivo para Anderson tiene un sentido inmediato y perfecto. Cerca del final de un vertiginoso viaje a Cancún, él le pregunta: “¿Me harías el loco honor de ser mi esposa?”. ¿Y cómo decirle que no? Todos conocemos los malos tiempos que les esperan como pareja, incluidos los incidentes de violencia doméstica por parte de Lee, pero nada de eso funcionaría en el relato si su amor, al comienzo, no nos resultara real.
Después de que Gauthier y el veterano del porno Miltie comienzan a vender copias del video, la ex esposa de Gauthier, Erica (Taylor Schilling), lo mira y dice: “Me gustan, la verdad. Sé que él es un jodido y todo eso, pero es extrañamente agradable”. La narración discurre por caminos paralelos. Por un lado, Gauthier y Miltie descubren cómo distribuir la cinta robada, hasta que la operación (financiada por un usurero interpretado por Andrew Dice Clay) escapa de su control. Por el otro, Anderson y Lee descubren que la parte más íntima de su relación se ha vuelto terriblemente pública y que no tienen forma de detenerlo. Juntas, las dos historias señalan el camino hacia el próximo cuarto de siglo de la cultura pop. El video arruinó la carrera de Anderson, pero solo seis años después el lanzamiento de un video similar puso a Kim Kardashian en el camino de convertirse en una influencer multimillonaria. Junto con el escándalo Clinton-Lewinsky, el video transformó la forma en que hablamos de sexo, convirtiendo los temas tabú en una parte normal del discurso público. Fue uno de los primeros productos en venderse como pan caliente a través de Internet, y una vez se colgó una copia digital del video en una de las primeras plataformas porno, lo que ayudó a que el mainstream tome conciencia del tema de la pornografía en Internet. Antes de que todo eso suceda, Pamela le dice al publicista de Barb Wire que aspira a ser como Jane Fonda, un ícono sexual que luego se convirtió en actriz ganadora del Óscar y activista contra la guerra, y a la que nunca le importó lo que la gente pensara de ella. Fonda también está asociada con grabaciones muy vendidas, pero lo suyo fue voluntario. Pam & Tommy reconoce repetidamente el costo injusto que la publicación del video tuvo en la vida de Anderson, incluso si es tremendamente entretenida la mayor parte del tiempo. Pamela Anderson nunca llegó a tener un segundo momento en su carrera al estilo de Jane Fonda, y tal vez no habría podido tenerlo de todas maneras. Pero la serie vuelve a contar su historia de una manera entrañable, comprensiva y conmovedora.