El ex líder de Tan Biónica se plantó en el escenario del Luna Park y conectó con su mejor forma
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“Les quiero pedir perdón por preocuparlos. A mi familia, a todos. Les prometo que voy a cambiar, esta vez sí”, Chano está sentado en un sillón en un living improvisado en el medio del escenario del Luna Park, tiene una guitarra acústica encima y por delante la tarea de completar dos horas de un show de impecable factura pop. Y lo hará. En su pasado inmediato, eso que promete cambiar, el ex líder de Tan Biónica atravesaba uno de los tantos momentos límite de su vida privada, tal vez el más extremo de todos: tras un supuesto brote psicótico, un policía lo baleó y terminó internado con el bazo, el páncreas y un pulmón comprometido.
Poco más de tres meses pasaron entre aquel episodio y este recital. Una línea de tiempo que avanzó a velocidad & voracidad mainstream. El 26 de julio, Chano estaba internado literalmente peleando por su vida. El 12 de agosto recibía el alta médica y era trasladado a un centro de rehabilitación. El 21 de septiembre hablaba públicamente por primera vez después del incidente, decía que se encontraba en un centro comunitario de atención terapéutica y que no tenía contacto con el mundo exterior. El 24 de septiembre anunciaba un show en el Luna Park. Anoche, 4 de noviembre, una fecha que será para siempre chanista en el calendario argentino, se plantó en el escenario del templo del box y conectó con su mejor forma. Bienvenidos al renacer de una estrella pop.
Cuando Chano, secundado por una banda joven en la que se destacó la multiinstrumentista Carolina Conzonno, hizo su entrada con “Hola mi vida” (uno de los tantos temas de Tan Biónica que dominaron el setlist), parecía estar hablándole más a la suya que a la de una segunda persona cercana. Y entonces, ese verso que dice “no desconfíes de la música” se convirtió en su very own “La pelota no se mancha”. De brazos abiertos y sonrisa intacta, le pegó “Mis noches de enero” y “Sontatina en si sostenido” como tríada inicial de un bloque que terminó con otro hit biónico: “Loca”.
El segmento acústico, que comenzó con ese pedido de disculpas y “Claramente” trajo también su primera reflexión. “Lo importante no es que Clara no me quería, lo importante es que cuando salga el sol voy a hacer mi vida”, dijo y también llamó a escaparle a la idea de creer que “tenemos que hacernos daño y vivir para el orto”. Primero solo y luego en compañía de su hermano Bambi al piano, Chano desplegó sus melodías expansivas que fueron creadas para sonar en estadios pero son cantadas por un tipo cuya voz suena a la de alguien que pasó muchas horas en soledad mirando el techo. “Obsesionario en La Mayor”, “Mis madrugaditas” y “Las cosas que pasan” fueron algunos de los temas de Tan Biónica del segmento.
La noche de Chano también tuvo el estreno de “De su color” en colaboración con Dak1llah, que también se quedó para “El susto”, y representaron una meseta la energía a ambos lados del escenario. Con un ensamble de voces dispar y la deventaja de lo novedoso en un show de estas características, todo decayó un poco para que “Ella” fuese un subidón power pop. De ahí hasta el final, todo fue ganancia para Chano. “Carnavalintro”, “Ciudad mágica” (esa melodía propulsiva de clímax constante), “La melodía de Dios” nuevamente con Bambi y “Naistumichiu” fueron el final.
“No me interesa más que esto, espero que haya valido la pena”, dijo Chano como despedida. Mucho antes, apenas comenzado el recital, Chano había blanqueado: “Solo tengo que terminar el show, nada más”. Desde hace un buen tiempo a esta parte, Chano ha hecho de su vida completa un show. Solo queda por saber (y desear) si con todo lo vivido finalmente podrá controlar cuáles son los shows que deben continuar y cuáles los que no. Por lo pronto, esta gira sigue, y allí estará él, de brazos abiertos y buscando llegar a lo más alto, como un Ícaro al que no le importa cuántas veces se le derritieron las alas con el sol.