La artista rosarina abrió su serie de shows en el teatro de la avenida Corrientes con Trueno y Duki como invitados. Este sábado 4 y domingo 5 vuelve a tocar con entradas agotadas
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2021 fue un buen año para Nicki Nicole. Con solo 21 años, afianzó su peso en la escena local e impulsó su carrera internacional. Tocó en el programa de Jimmy Fallon, uno de los late shows más populares de Estados Unidos; estuvo nominada a cinco Premios Gardel; hizo colaboraciones con artistas que van desde los uruguayos No Te Va a Gustar a Christina Aguilera, Becky G y Nathy Peluso, con las que actuó en la entrega de los Latin Grammy en Las Vegas; y su segundo disco, Parte de mí, y sus fechas de presentación oficial, con entradas agotadas en Córdoba, Rosario y Buenos Aires, son la culminación de una temporada en la que fue construyendo a pasos agigantados su identidad artística.
Y con todo lo que pasó en estos últimos doce meses, no cabe duda de que la artista rosarina está lista para ocupar un espacio en la escena pop argentina y latinoamericana. Si bien sus comienzos fueron en el trap y su música todavía está marcada por este género, en el primero de sus tres conciertos en el Gran Rex apostó a todos los clásicos de una estrella pop.
Un poco antes de las nueve de la noche, apareció sobre la cima de los escalones del escenario y con su hit “Colocao” dio el comienzo contundente de un recital bien completo, en los que Nicki actuó acompañada de una banda en vivo ‒dirigida por el bajista Juan Giménez Kuj‒, un grupo de bailarines llenos de energía, varios cambios de vestuario que acompañaban la música y una escenografía con pantallas fragmentadas que imitaba la tapa de Parte de mí.
Su voz se mantuvo cómoda a lo largo de todos los géneros musicales, ya sea en las canciones más afianzadas en el trap o en sus baladas, como “Plegarias”, para la cual subió a una fan del público a quien le dijo que no pare de perseguir sus sueños ‒una frase que se escucha mucho en el repertorio pop‒. Se acercó al reggae en “Verte”, su colaboración con Dread Mar I y el productor Bizarrap, y también al ritmo suave de la cumbia en “Otra noche”, su flamante canción con la legendaria banda mexicana Los Ángeles Azules.
Una de las partes más memorables del show fue la sección semi acústica en la que replicó su set del Tiny Desk Concert de la radio estadounidense NPR, incorporando un bandoneón a la banda. Primero cantó “Pensamos”, una colaboración con la chilena Mon Laferte y una de las canciones más delicadas del disco. Para el siguiente tema, “Perdido”, trajo al escenario una pareja joven de tango que, después de la mitad de la canción, salió para que aparezca una segunda pareja, ya mayor en edad, que fue ovacionada y llenó al teatro de calidez.
A pesar de la variedad de géneros y su corta carrera, la voz de Nicki Nicole ya es reconocible: un poco soulera cuando canta y también cuando rapea, canchera pero capaz de ser dulce y vulnerable cuando la canción lo pide. Después de anunciar que sería el último tema, apareció Duki para cantar “YaMeFui”. Mostrando una clara química y cariño entre los dos, interactuaron con los fans de las primeras filas y dejaron al público listos para que Nicki Nicole volviera. No tardó mucho en aparecer, esta vez con otro invitado, Trueno, su novio, para “Mamichula”, una de las canciones más cantadas del repertorio. Ahora sí llegaba el final de un recital conciso, profesional pero también acogedor y divertido. Después de agradecer y decir que ella no estaría allí si no fuera por sus seguidores, anunció que daba fin con “Wapo Tracketero”, su primera canción y el primer paso en su brillante camino artístico que recién está comenzando.