Entre anuncios de ayuda estatal y el reclamo de Emergencia Cultural Ya, la industria musical analiza cómo los puede afectar la variante Delta del Covid-19
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El viernes pasado el presidente Alberto Fernández prometió, “cuando la situación lo permita, regresar el público con aforos progresivos a eventos masivos al aire libre, eventos deportivos y recitales al aire libre”. El anuncio se vincula a un nuevo DNU que aseguraría ampliar la capacidad de los shows en espacios abiertos hasta un 70%, y lentamente comenzar la reactivación del sector de la música en vivo durante 2021. “Estamos logrando retrasar el ingreso de la variante Delta a nuestro país, una variante que ya está en 135 países”, agregó el presidente en una breve cadena nacional grabada.
En simultáneo a ese anuncio, los managers agrupados en ACMMA habían armado junto a más de mil músicos una campaña en redes sociales bajo el lema “Emergencia Cultural Ya!”, con la intención de establecer mayores términos de equidad para la música y definir la urgencia detrás de sus necesidades. Un proyecto de ley detrás de esta iniciativa, encabezado por el diputado oficialista Lisandro Bormioli, apunta a generar mejoras principalmente en tres pilares: equiparación de industrias culturales (que traería exenciones de impuestos y beneficios fiscales similares a los que tiene la industria del libro y el teatro), un convenio colectivo de trabajo (que permita legalizar a los empleados informales), y el cambio de carátula habilitatoria para micros de gira (que en la actualidad están registrados como Motor Home, y generan problemas de traslado y garantías por parte de las aseguradoras).
“¿Por qué pedimos emergencia? Porque hasta marzo no vamos a poder laburar”, dice Cristian Merchot, manager de Bersuit, productor de shows de No Te Va Gustar en Argentina y dueño del sello Pirca Records. Mientras le toca lidiar con la baja de shows de Bersuit en México, que estaban agendados para noviembre y se reprogramaron para marzo del año que viene, ubica la problemática todavía en Argentina. “Si en una situación normal, con un aforo de 100% de ocupación, yo hago un Gran Rex que me deja entre un 12 y 18% del bordereau, en la actualidad, ¿quién gana?”
Sin embargo, tanto Merchot y otros managers reconocen el apoyo estatal a través de algunas acciones concretas como los programas ATP y REPRO. “Hicieron un esfuerzo tremendo y nos escucharon, pero le están poniendo nafta a los vagones y necesitamos con urgencia nafta en la locomotora”.
Este planteo también coincide con la medida impulsada esta semana entre el Gobierno nacional y Ministerio de Cultura de la Nación, que busca invertir durante lo que queda del segundo semestre más de $5.300 millones de pesos en cultura. Según el boletín oficial, los fondos estarían dirigidos “a una variedad de sectores de la cultura tales como festivales, artesanías, trabajadores y trabajadoras de la cultura, industria editorial, artes escénicas, industria audiovisual, patrimonio, espacios y organizaciones culturales, cultura comunitaria, música, entre otros”.
Sin embargo, el crecimiento exponencial de la variante Delta es una realidad que amenaza cualquier pronóstico en el mediano y largo plazo. “La Delta tiene la ventaja, frente a otras variantes, y es que es mucho más fácil de identificar”, explica Alfredo Martínez, Director de Laboratorio y especialista en virología de CEMIC. Martínez también sostiene que al tener una contagiosidad de cinco a siete veces más que la primera, esta nueva cepa se disemina rápidamente, dificultando la disminución de la tasa promedio actual de diez mil infectados por día. “Eso me hace pensar que la cepa ya está circulando con intensidad”, dice. “De todas formas, cuantos más vacunados con esquema completo de dos dosis y anticuerpos, más vamos a disminuir la circulación del virus. Hay países que inclusive ya iniciaron la tercera dosis”.
Según expertos como Martínez, por más que un recital se desarrolle al aire libre, la inoculación, la correcta distribución de burbujas y el distanciamiento social siguen siendo factores clave para evitar la expansión del virus. “En una situación en la que los espectadores cantan, transpiran, bailan o hacen pogo, es muy difícil contenerlos para mantener el espacio y la distancia. Y un tipo que tenga síntomas y de repente estornuda, contagia muy fácilmente”, agrega Martínez. “A medida que des más lugar, así metas mil o diez mil personas, se te van a juntar todos. Ese es el tema. El resultado va a estar directamente atado a los protocolos, y a la cultura y la idiosincrasia del evento”.
A pesar del avance de su programa de vacunación, en Estados Unidos se detectó un nuevo brote a partir de dos festivales masivos al aire libre realizados durante julio en Oregon y Michigan. También grupos como Limp Bizkit, Lynyrd Skynyrd, Fall Out Boy, cancelaron a último momento shows por tener músicos o miembros de su staff con positivo en covid-19.
En la plana local, a Los Fabulosos Cadillacs les tocó bajarse de una gira en territorio norteamericano que incluía fechas en el Cosquín Rock en Miami y el Ruido Fest en Chicago. “El contexto actual hace que los traslados de larga distancia sean muy complejos, con obstáculos y dificultades imprevisibles que se modifican día tras día, minuto a minuto”, aclararon en una publicación en Instagram.
“Cuando tengamos el 45 o 50% de las personas con dos dosis aplicadas, ahí quizás haya más posibilidades de controlar al virus, pero lo vamos a tener recién en Noviembre”, concluye Alfredo Martínez. “Todavía falta muchísimo”.