Ale Sergi y Juliana Gattas celebran dos décadas en el centro de la escena pop con un disco que abarca todas sus facetas
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De manera ininterrumpida a lo largo de dos décadas de existencia, Miranda! se encargó de evangelizar el pop, y hacerlo desde todos los frentes posibles. Aunque una mirada superflua pueda hacer ver su obra como un corpus uniforme, su discografía es el resultado de una banda que se gestó en una misma escena con Leo García, Adicta y Los Látigos y alcanzó el estrellato compartiendo marquesina con Lali, CNCO y Sebastián Yatra. Y si cada trabajo fue en cierto modo la postal del momento puntual en el que se encontraba el grupo, Souvenir es el disco en el que Miranda! engloba todas sus facetas posibles, una suerte de greatest hits abarcativo compuesto solo por temas nuevos.
Veinte años después, el dancefloor sigue siendo el denominador común compositivo para Miranda!, como lo deja en claro “Por amar al amor”, el tema de apertura. Sobre un house tan de fórmula como efectivo, Ale Sergi le pone la voz a un desencanto amoroso del que busca escapar para salir ileso y exorcizar las penas bailando. Acto seguido, en “Caía la noche”, un dancehall robótico y melódico, personifica a un stalker que acecha a un amor fugaz de verano. Más adelante, el coqueteo caribeño reaparece en “Un tiempo”, un reggae cadencioso para tiempos de poliamor. La inducción al baile también llega a través de la música disco (“Que no pare”) o el europop anfetamínico (“Me gustas tanto”, con los españoles Sidonie).
A dúo con Javiera Mena, Juliana Gattas convierte “Entre las dos” en el relato de un encuentro furtivo que sugiere mucho y dice bastante más (“Porque de a dos es más profundo para latir al mismo pulso, para vivir este misterio que queremos descubrir”). En “No es lo que parece”, en cambio, ve la acción desde afuera como la relatora omnisciente de un ritual de cortejo en cámara lenta. La suma de nuevos matices alcanza su máxima expresión en “Casi feliz”, una canción orgánica y de melodismo beatle, pero así y todo el punto más alto siempre llega cuando Miranda! juega su propio juego. La mayor prueba está en “Luna de papel”, un estallido multicolor y un estribillo en clave de demanda constante (“Volvamos a empezar, moriría rogándote, viviría pidiéndote más”) que dejan en claro que eso de seguir esta senda por veinte años sin perder la efervescencia no es para cualquiera.
Este artículo fue publicado originalmente en la edición impresa de Rolling Stone Argentina del mes de julio.