Un recorrido por la historia del grupo thrash-metal que rompió las reglas del rock pesado de los 80, hasta convertirse en una de las bandas más grandes de todos los tiempos.
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Tenés que tenerlo
Ride the Lightning - 1984
La furia metalera acelerada del disco debut de Metallica, Kill ‘Em All, los convirtió en una leyenda del under pero el trabajo que selló su legado fue Ride the Lightning. Los fans más acérrimos los acusaron de vendidos por tocar a menos de 220 bits por minuto, pero la banda demostró tener una versatilidad convincente, con un registro que va de una canción dulce sobre el suicidio como “Fade to Black” y la devastadora “For Whom the Bell Tolls” (de un ritmo tan sereno que el restañido de los riffs se llega a descifrar nítidamente) al apocalipsis de dimensiones bíblicas de “Creeping Death”. Metallica también le hacía lugar a la melodía, y la guitarra de Kirk Hammett marcaba el camino con sus solos, como en el track final, “The Call of Ktulu”.
Master of Puppets - 1986
La banda llega a la perfección thrash-metal en su tercer álbum, con el ataque galopante de “Battery” y el martillo hidráulico de “Damage, Inc.”. James Hetfield vocifera contra la adicción a las drogas (“Master of Puppets”), la guerra (“Disposable Heroes”), la codicia de los pastores televisivos (“Leper Messiah”) y los monstruos estilo Lovecraft (“The Thing That Should Not Be”). Cada tema es una microsinfonía provista de su propio arsenal de riffs artesanalmente espiralados y solos de guitarra capaces de desgarrar los dedos de cualquiera. También hay momentos emocionales, como el conmovedor descenso a la locura de Hetfield en “Welcome Home (Sanitarium)” y las melodías intricadas del bajista Cliff Burton, dolorosamente ya fallecido, en el instrumental titulado “Orion”.
...And Justice for All - 1988
La explosión comercial de Metallica llegó con su disco más intransigente: sus canciones son nueve odiseas de thrash-metal progresivo y brutal que escupen furia contra la corrupción política (desde el tema que le da título al disco), la guerra nuclear (“Blackened”), la censura gubernamental (“Eye of the Beholder”) y la crueldad de los padres (“Dyers Eve”). Extrañamente, la canción que rompió los charts es la más dura, “One”, la historia desesperante de un soldado cuadripléjico que pide que terminen con su vida.
Metallica - 1991
Al ver que el público de los recitales perdía interés al llegar el séptimo u octavo minuto de las tiradas épicas de Justice, la banda recurre al productor de Mötley Crüe, Bob Rock, para que los ayude a ponerse en forma. El resultado es el llamado Black Album, su mayor récord de ventas de las últimas tres décadas. “Enter Sandman” es un himno para estadios, “The Unforgiven” encarna la arrogancia ostentosa del spaghetti western y “Wherever I May Roam” el misticismo estilo Led Zeppelin. El álbum también contenía su primera balada, la potente “Nothing Else Matters” de la que harían covers artistas como Shakira y Miley Cyrus.
Material selecto
Kill ‘Em All -1983
El disco debut de Metallica fue la fusión perfecta entre el ánimo pendenciero del punk y la precisión del metal. Las diez canciones del disco (muchas coescritas por Dave Mustaine, antes de que se fuera para formar Megadeth) son puro ataque visceral.
Live Shit: Binge & Purge -1993
Los dos recitales de tres horas de la época del Black Album capturan la potencia acorazada de canciones como “Sad But True” y “Sandman”, mientras el video de un show en Seattle en 1989, durante la gira de Justice, muestra un momento de Metallica en el que la actitud punk inicial se cruzaba con la euforia del estadio lleno.
Reload -1997
Load (1996) sorprendió a los fans con su sonido post-grunge y, más raro todavía, el pelo corto de sus integrantes. Este conjunto de canciones que quedaron afuera de Load tiene un sonido más grato que el disco del que originalmente iban a participar. “Carpe Diem Baby” es un pico en su carrera que todavía no fue descubierto y Marianne Faithfull suma al micrófono su gloriosa voz de bruja en “The Memory Remains”.
Garage Inc. - 1998
La banda siempre tuvo buen gusto para los covers, de lo que hacen gala en este disco con temas de la nueva ola del heavy metal británico como Blitzkrieg y Sweet Savage, el crooner gótico Nick Cave, héroes del rock (Queen) y del hardcore (Misfits).
Hardwired...to Self-Destruct - 2016
Con Death Magnetic (2008), el productor Rick Rubin llevó a la banda al camino de regreso al sonido de Master of Puppets y Ride the Lightning. Esta introspección dio mejores resultados todavía en este trabajo.
Para una inmersión
Load - 1996
Después de que el grunge transformara al hard-rock, los miembros de la banda se cortaron los flecos, se pintaron las uñas y empezaron a darse besos entre ellos en las fotos. La confusión que atravesaban se nota sobre todo en la música. El thrash-metal no daba para más y Metallica intentó distintas cosas: rock alternativo de criadero (“Until It Sleeps”), pop-rock pretencioso (“Hero of the Day”) y masacres en cámara lenta (“The Outlaw Torn”).
S&M y S&M2 - 1999, 2020
Por sugerencia del compositor Michael Kamen, que se había encargado de la orquestación de “Nothing Else Matters”, la banda se unió a la Sinfónica de San Francisco para añadirles cuerdas y vientos a sus temas. El mejor resultado lo obtuvieron con “No Leaf Clover”, escrito especialmente para esta versión.
St. Anger - 2003
Este intento de minimalismo de máxima potencia es el más crudo de sus discos. Podría haber sido la fórmula de la redención (después de Load y su secuela) pero fuera del escenario Metallica era una banda desintegrada en ese momento.
Death Magnetic - 2008
Motivados por el mantra del productor Rick Rubin (“vuelvan a sus raíces”), la banda dejó las pretensiones de lado y volvió a sonar a Metallica: los riffs apilados de Justice (en “Broken, Beat & Scarred” y “My Apocalypse”) y la insolencia del Black Album (“All Nightmare Long” y “The Judas Kiss”).
Lulu - 2011
El aporte de Metallica a este trabajo en colaboración con Lou Reed es caótico, casi insoportable y en varios momentos también muy bello. Lulu es un experimento de rock arty, esencialmente un disco solista de Lou Reed y un paseo por el experimentalismo para Metallica (y sí, Reed logró que Hetfield gruña “Yo soy la mesa” en “The View”).
Este artículo fue publicado en Rolling Stone Estados Unidos y en la edición de agosto de 2021 de Rolling Stone Argentina.