Durante décadas, Marilyn Manson fue el niño maldito mimado por los medios. Fuera de escena, según sus ex, era un abusador cruel. Esta nota está basada en nueve meses de investigación, documentos judiciales y entrevistas con más de 55 personas que han conocido a Brian Warner, el nombre real del artista, en varios momentos de su vida.
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Empezó como una cabina de grabación. El departamento que Marilyn Manson alquiló en West Hollywood alrededor de 2010, un primer piso sobre una tienda de bebidas alcohólicas, antes había sido la sede de un sello discográfico y estudio de grabación de música electrónica, que en uno de los cuartos había construido una cabina de vidrio para grabar música house bien uptempo, de esa que afirma el valor de la vida. La única decoración era la gomaespuma usada para insonorizar totalmente la cabina.
Manson, cuyo nombre real es Brian Warner, no tardó en convertir la cabina en lo que varias ex novias, y otras personas que trabajaron con él, describen como una celda de confinamiento solitario utilizada para torturar psicológicamente a las mujeres con las que se relacionaba. Dicen que Warner solía desterrar a sus novias allí, manteniéndolas adentro durante horas y horas para castigarlas por las más pequeñas e inverosímiles transgresiones. Lo llamaba el “cuarto de las chicas malas”.
Ashley Walters, una ex asistente que demandó a Warner por agresión sexual y otros cargos, dice que disfrutaba hablándole a la gente del cuarto. “Siempre tenía un tono de broma y de fanfarroneada”, recuerda. (Otro ex asistente, Ryan Brown, que trabajó con él ocho años, niega haber visto jamás a una mujer confinada en el llamado “cuarto de las chicas malas”, pero dice: “Era de conocimiento común que así lo llamaban todos”). Un secreto a voces. “Si alguien hace algo malo, se queda ahí, donde está insonorizado”, se jactó Warner hablando con una revista en 2012.
Ashley Morgan Smithline, que le presentó una demanda por agresión sexual y privación ilegal de la libertad, entre otros cargos, le dice a Rolling Stone que, cuando salían, la obligó repetidamente a permanecer por horas en el espacio, que tenía el tamaño del probador de un local de ropa.
“Al principio, parecía divertido”, dice Smithline. “Pero después empezó a parecer algo muy punitivo. Si gritaba, nadie iba a escucharme. Al principio me peleaba con él, pero él disfruta la lucha. Aprendí a no pelearme, porque le estaba dando lo que quería. Simplemente me escapé a otra parte de mi cabeza”.
El resto del departamento de Warner estaba decorado con sangre, esvásticas y fotos recortadas de revistas porno. “Había vaginas por todas partes”, dice una persona que visitó el lugar. Otros recuerdan un mensaje pintado con aerosol sobre su cama que decía “sida”. Las alfombras, los muebles y la decoración eran negros, al igual que las cortinas que usaba para tapar la luz de todas las ventanas casi las 24 horas del día. La temperatura se mantenía helada; si alguien ajustaba el termostato por encima de los 18 grados, Warner supuestamente hacía un berrinche y se ponía a destruir los muebles.
Una ex novia se refirió al departamento como una “heladera negra”. Otra lo llamó “frigorífico”. Fue aquí, alegan varias de sus ex, donde Warner les infligió repetidos actos de abuso mental, físico y sexual que las han dejado con episodios paralizantes de ansiedad, depresión, ataques de pánico y trastorno de estrés postraumático.
La actriz de Game of Thrones Esmé Bianco alega que Warner abusó verbalmente de ella con frecuencia; la privó de sueño y comida; la mordió, cortó, electrocutó y azotó sin consentimiento; y la violó durante sus dos años juntos. Bianco alega que, una vez, Warner blandió un hacha y la persiguió por el departamento abriendo agujeros en las paredes a los hachazos mientras le decía que ella “le estaba encima”.
“Esa fue la gota que colmó el vaso”, le dice a RS. Bianco ha demandado a Warner por agresión sexual y trata de personas. Dice que sentía “un peligro inminente para [su] vida”. Escapar, dice, “fue mi mejor intento de sobrevivir”.
En octubre de 2020, en el living de una casa de Los Ángeles, el cuerpo de Bianco tembló y sus ojos se llenaron de lágrimas mientras relataba ese momento a Walters, Smithline, la actriz Evan Rachel Wood y la modelo Sarah McNeilly, entre otras mujeres. Algunas se conocían entre sí; otras no. Pero compartían un vínculo difícil de romper: todas declararon haber sido víctimas de Warner.
“Recuerdo que pensé: ‘No puedo creer que esto les haya pasado a tantas chicas’”, dice Walters. “Una vez que empezamos a hablar… todas nos fuimos poniendo pálidas, creo que todas pensamos: ‘Creía que era la única’”.
El año pasado, más de una docena de mujeres se animaron a acusar a Warner de abuso psicológico o sexual, varias en entrevistas con medios como Los Angeles Times y People; cuatro han presentado demandas judiciales. Las mujeres que hablaron con RS dicen que Warner pudo ocultar sus abusos a plena luz del día detrás del personaje de Marilyn Manson y de la industria de la música que apoyó y se benefició de su pantomima de demonio viviente. Para las mujeres que lo denunciaron, algunas de las cuales no han hablado públicamente o en profundidad sobre esto antes, Warner es un depredador serial que le ha estado diciendo al mundo quién es, con sinceridad, por más de 25 años. Este trabajo está basado en nueve meses de investigación, documentos judiciales y entrevistas con más de 55 personas que han conocido a Warner en varios momentos de su vida.
Según una declaración de su abogado, Warner “niega con vehemencia todas y cada una de las denuncias de agresión o abuso sexual de cualquier persona”. La declaración, que se hace eco de una presentación judicial de julio que buscaba desestimar una demanda presentada por Bianco, denuncia las acusaciones como “parte de un ataque coordinado de ex parejas y personas allegadas del Sr. Warner que instrumentalizan ciertos detalles por lo demás comunes y corrientes, de su vida personal y sus relaciones consentidas”. Warner también ha argumentado, en documentos judiciales, que las denunciantes “están tratando desesperadamente de combinar las imágenes y el estilo de su chocante personaje en el escenario, ‘Marilyn Manson’, con relatos inventados de abuso”.
“Tiene una forma de meterse en tu cerebro”, dice McNeilly. “No le conté a tanta gente lo que me había pasado porque mucha gente vio lo que pasaba y no le importó”.
Durante las últimas tres décadas, la cualidad definitoria del arte de Warner ha sido su total rechazo de la moralidad convencional. Inicialmente, su carrera fue un asalto a los valores cristianos. La música y las escandalosas remeras de la banda eran el abono perfecto para los chicos góticos que querían que sus padres se fueran a dormir preocupados.
Ese Marilyn Manson travieso es el que Halsey se tatuó en la caja torácica. Es el que, según dicen, Lil Uzi Vert quiso convertir en un colgante enjoyado, pagando 220.000 dólares. Pero los amigos de Warner de sus comienzos le dicen a RS que, en algún momento de su vida, quedó en un estado de inmadurez permanente y abrazó el personaje de “Marilyn Manson” como su propio estilo de vida. Fue este Manson el que supuestamente se jactaba de tener una “sala de violación” en su casa, frente a una Phoebe Bridgers adolescente (“Pensé que era solo un mal chiste machista”, tuiteó este año), y cuya imagen pública escandalosa tuvo cada vez más reflejos en acusaciones de abuso en la vida real.
En varias de sus entrevistas, Warner hizo chistes sobre el abuso de mujeres. Durante décadas, los medios de comunicación han amplificado y glamurizado su voz. Incluida RS, que lo puso en la portada en 1997 con el título “Simpatía por el diablo”. (El ex editor y redactor Neil Strauss, que escribió esa nota y fue coautor del best seller sobre Warner de 1998, The Long Hard Road Out of Hell, se negó a hablar para este artículo). Warner se estableció desde el principio como un defensor de la libertad de expresión, entendiéndola como el derecho a ofender. Su elocuencia, junto con su aspecto de príncipe de las tinieblas y freak de circo, lo convirtieron en un niño mimado de los medios, legitimando sus dichos más impactantes.
Todo eso cambió este año, cuando las acusaciones salieron a la luz pública. Las entrevistas y las presentaciones legales de las denunciantes pintan la imagen de alguien que manipulaba a las mujeres con sus halagos y su humor negro antes de introducirlas en un patrón de abuso sexual y físico. Lo acusan de obligarlas a drogarse y beber hasta causarles un trastorno, de controlar sus hábitos alimenticios y de sueño y de mantenerlas cautivas emocional y físicamente hasta que se sometieran a su voluntad. Si se les ocurría dejarlo, dicen, las amenazaba con suicidarse o con matarlas. Dicen que aplicaba una mentalidad de líder sectario que le permitía tener un poder completo sobre ellas. “Fue un lavado de cerebro básico”, dice Smithline.
Tras el lanzamiento en julio de 1994 de Portrait of an American Family, el debut de Marilyn Manson, una ardiente base de fans clamaba por abrazar la oscuridad de colegio secundario de Manson. El metal industrial que envolvía sus letras rencorosas las tornaba atractivas y pegadizas.
Las cartas que llegaban al club de fans del grupo, Satan’s Bake Sale (“La venta de galletitas de Satanás”), incluyen declaraciones de devoción y pedidos de mercadería, especialmente una remera con el mensaje sarcástico “Matá a Dios... Matá a tu mamá y a tu papá... Matate”. Los devotos de Manson se conectaron con sus macabras afectaciones y sus provocativos despliegues escénicos. “Que la gente se congregara y se sintiera aceptada, eso era lo más importante”, dice una fuente cercana a Warner. “La mentalidad de secta tenía que ver con conquistar un mercado masivo de personas emocionalmente marginadas”.
Warner creció en Canton, Ohio, hijo de un mecánico de helicópteros convertido en vendedor de muebles, Hugh Warner, y de la enfermera Barbara Wyer. Hugh tenía un temperamento violento, según su hijo, y una personalidad extraña. “Cuando estaba en quinto grado, la primera vez que llevé amigos de la escuela cristiana a casa, a mi papá se le ocurrió contar su broma favorita”, afirmó Warner en 2012. “Era así: ‘Oigan, ¿alguna vez han chupado un pito más lindo que el mío? Digan lo que digan, están admitiendo algo’”. Según una ex novia de Warner, Missi Romero (como lo dice en el documental Demystifying the Devil, 2000), “Hugh siempre tuvo algo por las chicas más jóvenes que iban a los shows de Brian”. (Romero, que tenía 17 años cuando comenzó a salir con Warner a sus 23, no respondió al pedido de RS de hablar para esta nota).
En 1997, Warner se describía a sí mismo como “una especie de nene de mamá”. “Tuve una relación extraña con mi madre cuando era niño”, agregó, “una relación un poco abusiva, pero de mi parte”. Escribió en sus memorias que una vez la agredió con un frasco de perfume, dejándole una cicatriz, cuando pensó que había engañado a su padre.
Tim Vaughn cuenta que era amigo de Warner a principios de los 90 y recuerda que con frecuencia le decía improperios a los gritos a su madre. Una vez, recuerda Vaughn, “la persiguió por el pasillo amenazándola con un pie de micrófono. Le pregunté: ‘¿Qué mierda te pasa?’. Me dijo: ‘Esta puta siempre viene en los peores momentos’”.
En la primera entrevista conocida de Warner, fechada en 1990, definió la música de Marilyn Manson con un término que presagiaba la forma simplista en que iba a coquetear con la misoginia durante el resto de su carrera: “Decimos que el nuestro es un estilo ‘golpeá a tu mamá’”. Más tarde, el grupo bautizó su sello musical Beat Up Your Mom Music. (Barbara murió en 2014 después de que le diagnosticaran demencia. Hugh murió tres años después).
Warner les tomó cariño a los aspectos más sutiles del abuso ritual satánico en la Heritage Christian School de Canton. “Había mucha humillación ahí”, dice un ex compañero que solicitó el anonimato. (La escuela no respondió al pedido de comentarios para esta nota).
Un día en la escuela les explicaron los peligros del rock, lo que llevó a Warner a hacerse devoto de Black Sabbath, David Bowie y Queen. En 1979, a los 10 años, Hugh se vistió como Gene Simmons y lo llevó a ver a Kiss. Fue su primer concierto de rock.
La familia de Warner se mudó a Fort Lauderdale, Florida, cuando él tenía 18 años. Se inscribió en el Broward Community College, donde se interesó por el periodismo y empezó a cubrir recitales para una publicación local, 25th Parallel. “Lo primero que pensé sobre él fue que probablemente lo golpearon mucho cuando era niño”, dice el ex editor de 25th Parallel Paul Gallotta en Demystifying the Devil. “Tenía mucha ira y hostilidad, pero era una persona muy tranquila; entendés, el tipo que esperás que algún día se convierta en un asesino serial”.
Las personas que lo conocieron en sus primeros días en Florida recuerdan a un joven rubio y torpe ansioso por aprender todo lo que pudiera sobre rock. “Cuando lo conocí, usaba pantalones de pana marrón y una camisa larga hawaiana”, dice Nancy Marzulli, otra persona que lo conoció en esa época. “Era un chico timorato de Ohio. Lo asustaba su propia sombra. Era callado como un ratón”.
“¿Si quería que fuera mi amigo? No”, dice Paige Harvey, la ex líder de la banda local Livid Kittens. “Siempre pensé que había algo un poco oscuro en él, pero no sabía exactamente qué”.
En algún momento, Warner decidió que podía dar mejores entrevistas que sus entrevistados para 25th Parallel. Todo lo que necesitaba era una banda y un personaje, que evolucionó a partir del protagonista de un cuento que ya tenía escrito y que se llamaba Marilyn Manson, una combinación del símbolo sexual más querido de Estados Unidos y algo parecido a la versión para los medios masivos del hombre de la bolsa. “Es un personaje que, debido a su desprecio por el mundo que lo rodea y, más aún, por sí mismo, hace todo lo posible para engañar a la gente y gustarle”, escribió Warner en sus memorias. “Y una vez que se gana su confianza, la usa para destruirlos”.
Fanático de los pioneros industriales Ministry y My Life with the Thrill Kill Kult, Warner se puso a buscar otros músicos de ideas afines para sumarlos a lo que era hasta entonces una perorata de ideas antisociales. La primera formación de lo que pronto se conoció como Marilyn Manson and the Spooky Kids contaba con Warner como voz principal, el bajista Brian Tutunick, conocido como Olivia Newton Bundy, y el guitarrista Scott Putesky, que se hacía llamar Daisy Berkowitz. Al igual que los grupos industriales Big Black y Rapeman, tocaron con una caja de ritmos en sus primeros conciertos de finales de 1989 y principios de 1990.
En su primer show, recuerda Warner en su libro, llevaba una remera en la que se veía a Marilyn Monroe con una esvástica de Charles Manson garabateada en la frente. Los otros miembros de la banda, vestidos con ropa brillante y florida, habían saqueado las tiendas de segunda mano de la zona. “Eran básicamente burlescos”, dice Rick Myers, un profesor de Warner en la universidad.
En sus memorias, Warner escribió sobre abusar de una mujer a la que llamaba “Nancy” como parte de su show en la etapa inicial, describiendo cómo la sujetaba con una correa y la golpeaba en el escenario, “para dejar en claro cómo es nuestra sociedad patriarcal, no porque me excitara arrastrar a una mujer apenas vestida por el escenario”, escribió. También afirmó en el libro que él y un compañero de banda planearon asesinar a Nancy antes de cambiar de opinión. (Cuando la contactamos para esta nota, “Nancy” se negó a hacer comentarios).
Harvey, la líder de Livid Kittens, recuerda haberse sentido inquieta al ver a una mujer “encerrada en una jaula” en los shows de Manson. “Él la golpeaba o pateaba la jaula”, dice. “Era parte de una rutina, supongo. No soy una mojigata ni nada. Pero recuerdo haber pensado: ‘Esto no está bien’”.
Los amigos de Warner de esa época dicen que grabó algunos encuentros sexuales y se los mostró a otras personas. Russell Vaughn recuerda haber pasado una noche con su hermano Tim Vaughn, una amiga y Warner. “Brian nos mostró una recopilación de todas las veces que había llevado a una chica al vestidor para que le chupe la pija”, dice. “Estaba orgulloso”. Tanto el hermano de Vaughn como la amiga, que pidió permanecer en el anonimato, confirmaron a RS haber visto el video.
Después de que Warner se hiciera amigo de Jeordie White, más tarde conocido como el bajista de Manson Twiggy Ramirez, la dupla comenzó a hacerle bromas a una mujer que trabajaba en el centro comercial local. La amenazaban, y Warner afirmó en su libro que una vez le dijeron: “Te vamos a violar en el estacionamiento y después te vamos a aplastar debajo de tu propio auto”.
“Pensé que era un bravucón”, dice una fuente que conoció a Warner en la época de los Spooky Kids y que fue amigo suyo durante las siguientes dos décadas. “Era carismático y talentoso, pero desde el principio fue como que hacías lo que él quería o te ibas”.
Laura Werder, quien tomó algunas de las primeras fotografías de la banda, terminó dirigiendo el club de fans Satan’s Bake Sale de forma intermitente hasta 1994. “Había niñas menores de edad que mandaban fotos que se habían sacado desnudas, y personas que escribían cartas con sangre”, dice. Warner se refería a los miembros del club como “la familia” (otro guiño a Charles Manson), y Werder recuerda un newsletter en el que instaban a los seguidores a violar la ley. “Decían, por ejemplo: ‘Estamos organizando un concurso para ver quién puede mandarnos una Polaroid con el uso más perverso de nuestro logotipo’”, recuerda. “Estaba jugando con la gente. ¿Hasta dónde pueden llegar? Esa era la idea”.
En 1993, la banda firmó con un sello dirigido por Trent Reznor de Nine Inch Nails y distribuido por Interscope Records. Con más presión ahora, algunos de los antiguos amigos de Warner se preguntaban si podría estar a la altura de sus propias acciones. “Creo que cuando Trent lo contrató, él pensó: ‘Tengo que convertirme en todo lo que estoy cantando’”, dice Tutunick, quien había dejado la banda unos años antes. “No recuerdo que tomara ninguna droga cuando estábamos juntos; ni siquiera alcohol. Estaba dispuesto a sacrificar quien era para convertirse en su personaje”.
RS describió el debut de la banda con un sello grande, Portrait of an American Family (1994, producido por Reznor) como un “disco salpicado de glamour… que incluye una canción sobre el abuso de menores que no es necesariamente crítica con el tema”. (“Cuando era niño, experimenté muchos tipos diferentes de abuso sexual”, afirmó Warner en una entrevista al año siguiente).
Si la letra sobre el abuso sexual no alcanzaba para llamar la atención, las payasadas blasfemas de Marilyn Manson, como romper Biblias en el escenario, sí lo hicieron. “La animosidad es lo que lo llevó a la fama”, dice Werder.
La banda ganó terreno al telonear para Nine Inch Nails en una gira en 1994. Cada recital terminó en una fiesta desenfrenada. En una entrevista con el fotógrafo Richard Kern al año siguiente, Warner bromeó diciendo que no podía hablar de las groupies (“hasta que no haya prescrito todo”). También desempacó la letra de “Sweet Tooth”. “Me acostumbré a excitarme sexualmente con los gritos de una chica”, dijo Warner. “Hay algo que tiene una chica aterrorizada que me calienta mucho”.
Al año siguiente, en una gira en la que teloneaban a Danzig, Warner se hizo amigo del chofer, Tony Wiggins, quien se sumaba a Warner y White para humillar y abusar de mujeres y hombres jóvenes en el backstage, según el libro de Warner. En The Long Hard Road Out of Hell, Manson relata un momento en el que Wiggins supuestamente puso a un fan desnudo, que había consentido que lo ataran, en un dispositivo mecánico que separaba sus piernas de una manera que, si se movía, la cuerda se apretaban alrededor de su cuello, eventualmente hasta ahorcarlo. “Para evitar terminar estrangulado, tuvo que esforzarse para mantenerse en esta posición incómoda y vulnerable”, escribió Warner. (Wiggins se negó a hablar para este artículo).
El EP Smells Like Children de 1995 marcó un raro caso en el que el sello de Manson le hizo saber que había cruzado el límite. La primera lista de temas contenía dos pistas aterradoras (ambas tituladas “Abuse”) extraídas de sus grabaciones con Wiggins. En una de ellas, una mujer joven gime y grita de dolor aparentemente. El chofer le pregunta: “¿Te gusta, no?”, mientras la azota y hace sonar cadenas; en la otra, una joven describe haber abusado sexualmente de un niño de seis años.
“Ese fue el punto en el que Interscope dijo: ‘Esto es demasiado para nosotros’”, dice una persona que trabajó en el EP.
“Todo el mundo decía: ‘No va, tenemos que sacar eso’”, agrega otra persona involucrada en el lanzamiento.
Pero Marilyn Manson se estaba agrandando. Con el impactante single “The Beautiful People”, el segundo álbum de la banda, Antichrist Superstar, se convirtió en un éxito sorpresa en 1996, lo que le valió a Warner su primera tapa de RS.
Al igual que los asesinos de Natural Born Killers, un éxito de taquilla del año del debut de Manson, los indicios de peligro en su personaje parecían convertir a Warner en una sensación irresistible para los medios. Con su actuación exagerada, Manson era un éxito asegurado para los talk shows que lamentaban el futuro de la juventud estadounidense. Cuando el Senado de Estados Unidos tuvo una audiencia en 1997 relacionada con el suicidio de un fan de Marilyn Manson de 15 años, el futuro candidato a vicepresidente Joe Lieberman calificó su música de “reprobable” y dijo que la letra tenía “algunos de los peores pensamientos que he escuchado en mi vida”. Pero esto solo realzó el atractivo de Warner como ícono alternativo y rebelde.
Muchas de las mujeres que acusaron a Warner afirman que la aceptación por parte de los medios de un espectáculo lleno de agresión apenas disimulada le permitió abusarlas sin escrutinio. “Les damos mucha cuerda a hombres como él, especialmente en la industria de la música”, dice Esmé Bianco. “Si no sos un mujeriego y un misógino completo, ¿sos realmente una estrella de rock?”.
Detrás de escena, en la banda aumentaban las tensiones. Una presentación organizada por la discográfica en 1996 terminó mal cuando Warner golpeó al baterista Kenneth Wilson con el pie de su micrófono, mandándolo al hospital. (Wilson se negó a hacer comentarios para esta nota).
Casi al mismo tiempo, Warner se vinculó con el manager Tony Ciulla, que supervisó su carrera durante los siguientes 25 años. “Tony era el único tipo que podía domesticar a la bestia”, dice un ex miembro de la banda. “Cuando Manson destruía un lugar, una habitación de hotel por ejemplo, Tony estaba ahí con la chequera y su sonrisa”. (Ciulla no respondió a la repetida solicitud de comentarios de nuestra parte).
En 1997, Warner se enamoró de Rose McGowan, una actriz de veintipico que había protagonizado una comedia negra arty, The Doom Generation, unos años antes. Le propuso matrimonio, pero McGowan canceló su compromiso en 2001. Después de que salieron a luz las acusaciones de abuso, publicó una declaración en Instagram: “Cuando estaba conmigo, no era [abusivo], pero eso no quiere decir que no lo fuera con otras personas, antes o después... Estoy orgullosa de estas mujeres y de cualquiera que enfrente a un abusador”. (McGowan no respondió a nuestro pedido de nota).
Durante todo este tiempo, Warner continuó haciendo arte imbuido de intensa misoginia. En 1998, lanzó Dead to the World, un film-recital que incluye un clip corto de Groupie, una película más larga que había hecho, en la que abusa verbalmente de una mujer. El clip muestra a una mujer gritando “Pará” mientras Warner le dice “Sentate” y “Callate la boca”. (“Todo actuación”, le dijo a RS Pola Weiss, una amiga de mucho tiempo que protagonizó Groupie). Sobre Groupie, Warner dijo una vez: “Cuando se la mostré a mi manager, dijo: ‘Por favor, escondé todo esto. Si alguien lo ve, vas a ir a la cárcel y tu carrera se habrá terminado’”. Varias ex novias han dicho que Warner, sin embargo, se las hizo ver con orgullo.
Mechanical Animals, de 1998, tuvo un hit en los charts, “The Dope Show”, pero el rendimiento del disco fue inferior a las proyecciones de ventas. A fines de aquel año, el entonces editor de Spin, Craig Marks, sacó a Warner de la portada de un número de la revista y lo reemplazó con Shirley Manson, de Garbage. En una denuncia ante la justicia, el editor describe así la escena escalofriante que tuvo lugar en el backstage de uno de los espectáculos de Warner en Nueva York: “Manson… comenzó a amenazar a Marks gritando que podía matarlo, que podía matar a toda su familia y a todas las personas que conocía”, dice la denuncia. “Antes de que Marks pudiera responder, [los guardaespaldas de Warner] lo atacaron físicamente… Manson exclamó con aprobación: ‘Esto es lo que te pasa cuando me faltás el respeto’”.
“Entré al camarín y todo el mundo estaba congelado, inmóvil”, recuerda un testigo ocular que desea permanecer en el anonimato. “El tipo de seguridad de Manson sostenía a este muchachito contra la pared”. (El caso se resolvió mediante acuerdo extrajudicial).
El mayor desafío para la carrera de Manson hasta el momento llegó el 20 de abril de 1999, cuando dos adolescentes mataron a tiros a 12 de sus compañeros y a un maestro en la escuela secundaria Columbine en los suburbios de Denver. Los primeros informes sugerían que los asesinos estaban obsesionados con Marilyn Manson; después quedó claro que habían sido fans de grupos industriales como KMFDM y Rammstein. A los pocos días del tiroteo, Warner calificó el hecho de “trágico y repugnante”. Los grupos religiosos de extrema derecha hicieron escraches en sus conciertos, avivando a su base de fans, y poco a poco Warner fue capaz de poner a la opinión pública a su favor.
Warner aparece en el documental Bowling for Columbine de Michael Moore, de 2002 (las ventas de sus discos se habían hundido en ese momento). Warner habla de manera inteligente y concisa. “Creo que es fácil poner mi cara en la televisión porque, al final, soy una especie de ícono del miedo social”, dice. Cuando Moore le pregunta qué les diría a los niños de Columbine “si estuvieran aquí ahora mismo”, Warner responde: “No les diría nada. Escucharía lo que tienen para decir. Eso nadie lo hizo”.
Años más tarde, su tono al respecto fue más frívolo. “Me culparon por Columbine y yo no tuve nada que ver”, dijo en 2012. “Al menos [los asesinos] se salieron con la suya y no se quedaron para ver el quilombo que armaron”.
La carrera de Warner se recuperó después de Columbine, pero su imagen cambió cuando el público comenzó a verlo como una caricatura. En 2001, el periódico satírico The Onion pusó el titular “Marilyn Manson ahora va de puerta en puerta tratando de shockear a la gente”.
Fuera del escenario, Warner trabajaba para distanciarse de su pasado. Se registraba en hoteles bajo el seudónimo de “Patrick Bateman”, el asesino de American Psycho, y seguía teniendo problemas para mantener la paz con los miembros de la banda. Su antiguo mentor, Reznor, ya no estaba: “[Warner] es un tipo jodido y pisará la cara de cualquiera para tener éxito y cruzar cualquier línea de decencia”, dijo el líder de Nine Inch Nails en una entrevista de 2009. “Las drogas y el alcohol ahora gobiernan su vida, se ha convertido en un payaso arruinado por el abuso de sustancias”. (Reznor no aceptó ser entrevistado para esta nota).
En 2001, Warner enfrentó cargos penales y civiles presentados por Joshua Keasler, un guardia de seguridad del Ozzfest que lo acusó de apoyarle los genitales y frotarse contra su cuerpo durante un show en Detroit. La demanda se resolvió nuevamente mediante acuerdo extrajudicial. El cargo de agresión sexual fue retirado y la acusación que Warner terminó aceptando fue la de “conducta inapropiada”.
Keasler dice que se sintió mal al leer las acusaciones de agresión sexual más recientes contra Warner, y se pregunta si su caso podría haber hecho algo para proteger a las mujeres: “Si Manson hubiera terminado como un delincuente sexual registrado, tal vez alguna de esas jóvenes habría podido pensar: ‘Quizás este no es el tipo con el que quiero salir’”.
La próxima década y media pasó bajo un patrón de misoginia y problema con los límites. “Haga lo que haga, diga lo que diga, ahora soy Marilyn Manson”, dijo Warner en 2003. “No puedo cambiar eso”.
Un matrimonio de un año con la artista del teatro de revista Dita Von Teese terminó en 2007 después de que ella lo acusara de infidelidad y abuso de drogas. (Von Teese decidió no hacer declaraciones para esta nota).
Siguió Wood, que conoció a Warner en el Chateau Marmont de Los Ángeles cuando ella tenía 18 años (él tenía el doble); en entrevistas, Warner la describió como una musa parecida a Lolita. “Al principio, era agradable, encantador, y no pensé que me haría daño”, escribió, sin nombrar a Warner, en una carta a la Asamblea General de Connecticut sobre el control coercitivo y la violencia de género, a principios de este año. “Él fue muy rápido en la relación, diciéndome que yo era su alma gemela y que deberíamos mudarnos juntos poco después de comenzar a salir”. En un año, Warner y Wood se separaron (por primera vez) inspirando la canción “I Want to Kill You Like They Do in the Movies” de su álbum de 2009, The High End of Low. El video de otra canción de ese álbum muestra a un hombre golpeando repetidamente a una mujer parecida a Wood en ropa interior. Warner le dijo a Spin ese año que tenía “fantasías todos los días sobre romperle el cráneo con un martillo”.
Bianco, quien salió más tarde con Warner, está obsesionada con dichos como ese. “Todo el mundo pensaba que era teatro, tipo, ‘ahí está Marilyn Manson otra vez’”, le dice a RS. “Pero cuando empezó a ponerse feo conmigo, pensé: ‘Vaya, no estaba bromeando’”.
En 2009, cuando The Guardian le preguntó a Warner cuál era su mayor temor, respondió: “El miedo es algo que les inculco a otras personas, en su mayoría chicas jóvenes”. En un concierto del mismo año, Warner dijo: “Si se ríe cuando te la estás cogiendo, no es violación”. “Bromeaba sobre la violación todo el tiempo”, dice una fuente que lo conocía de esa época, en línea con lo que han dicho varias personas que hablaron con RS para esta nota.
Warner y Wood se separaron definitivamente en 2010, y Wood mantuvo en secreto el abuso que, según dice, sufrió durante años. El mismo verano que se separaron, Warner comenzó a hablar seguido con Smithline, una modelo que trabajaba en Tailandia.
Smithline dice que en ese momento ella era una persona “burbujeante, efervescente”, que se sumergía con gusto en la cultura del lugar en el que estaba, podía relacionarse fácilmente con la gente y practicaba bikram yoga. “Busco lo bueno en todos y tiendo a creer que todos tienen buenas intenciones”, dice Smithline a RS. “Era muy vulnerable y susceptible a cualquiera que me ofreciera cuidado, amor y una sensación de seguridad”.
Poco después de conocerse en línea, Warner le dijo que ella “era la chica perfecta para él”, según el texto de la demanda de Smithline. “Hay muchas cosas que deberían haber sido como alertas”, dice a RS. “Pero cuando sos ingenua como yo, pensás que encontraste a tu alma gemela”. Warner la llevó en avión a Los Ángeles y Smithline rápidamente se mudó a su departamento.
Según un comunicado de Warner, quien ha declarado que sus acusaciones son mentira, su relación fue consentida. Smithline, sin embargo, afirma que el sexo consentido entre ellos duró hasta noviembre de 2010, cuando, según alega en la demanda, “un día se despertó de un estado de inconciencia con los tobillos y muñecas atados a la espalda y con el Sr. Warner penetrándola sexualmente. La Sra. Smithline le dijo al Sr. Warner que se detuviera, le dijo ‘no’ varias veces, pero el Sr. Warner le decía ‘callate la boca’ y ‘silencio’”.
Según la demanda, Warner estranguló, mordió y quemó a Smithline sin consentimiento “para [su] gratificación sexual” y la violó “varias veces”. En el transcurso de su tiempo juntos, según la demanda, Warner, sin el consentimiento de Smithline, grabó las iniciales “MM” en su muslo, “cortó a la Sra. Smithline mientras la violaba” con su “cuchillo adornado con una esvástica”, le dio un codazo en la nariz provocándole una pequeña fractura. (En su propia presentación judicial este junio, Warner negó prácticamente todas las afirmaciones hechas por Smithline).
Años antes de que los fans de Game of Thrones la conocieran como Ros, Esmé Bianco era una aspirante a actriz y bailarina de teatro de revistas. Era amiga de la entonces prometida de Warner, Von Teese. Warner le dijo a Bianco que estaba interesado en elegirla para una película de terror, basada en Lewis Carroll, que se iba a llamar Phantasmagoria.
Lo que ella caracteriza como “bombardeo amoroso” (la estrategia de colmar a alguien con elogios y regalos para controlarlo en el futuro) comenzó rápido. “Me sentí halagada”, dice Bianco, a quien le gustaba la música de Manson cuando era adolescente. “Literalmente, mis primeras palabras fueron: ‘He sido tu fan durante años’... Ahora lo pienso y me da asco”.
Bianco y Warner fueron amigos durante cuatro años antes de tener una relación romántica. “Hay mucho glamour en salir con alguien así”, dice. “Al principio se siente genial. No te das cuenta de que no es genial hasta que es demasiado tarde”.
Según la demanda de Bianco, que acusa a Warner de violación, agresión sexual y trata de personas, Warner la llevó en avión desde Reino Unido a Los Ángeles en febrero de 2009 para un videoclip nunca publicado de “I Want to Kill You Like They Do in the Movies”. Entre otros presuntos horrores, la demanda afirma que él la obligó a tomar drogas y alcohol, a no comer, que “la golpeó con un látigo que, según el Sr. Warner, fue utilizado por los nazis” y “le aplicó descargas eléctricas”. La relación que tenían, según la demanda, incluía un patrón pesadilleso de consumo compulsivo de drogas, abuso físico y agresiones sexuales. (Warner ha desestimado “todas y cada una” de las acusaciones de Bianco como “falsas y sin mérito”. También se ha movido para que dos de los cargos sean descartados porque prescribieron).
En 2011, Bianco había comenzado a buscar en secreto un departamento para mudarse. “Pensé que si me iba, mágicamente todos nuestros problemas desaparecerían”, dice. Incluso, poco antes de que se separaran, Bianco todavía se culpaba por el comportamiento de Warner. “Realmente pensás que todo es culpa tuya”, dice. “Incluso si alguien está tratando de matarte, pensás: ‘¿Qué hice mal?’”.
Sarah McNeilly conoció a Warner ese mismo mes. La modelo de Los Ángeles se sentía mal por una separación y su compañera de cuarto en ese momento la había animado a ir a una fiesta en el Chateau Marmont para conocer a alguien nuevo. Conoció a Warner esa noche, y cuando se despertó a la mañana siguiente, se encontró con numerosos mensajes que él le había mandado, invitándola a salir. “Pensé: ‘Oh, Dios mío. Nunca volveré a beber tequila”, dice. “’No, gracias. Estoy segura de que sos genial, pero no quiero salir con más músicos’, le contesté”. Él le respondió: “No soy músico. Soy mago”.
Ella consintió y Warner la invitó a su casa para ver una película en su primera cita, una semana después. “Era carismático, cálido y acogedor”, le dice McNeilly a RS. “Hacía un esfuerzo adicional para tratar de que confiaras en él. Parecía muy vulnerable. Pero así también aprende de la persona que tiene adelante, sabe cómo hacerte sentir bien y de dónde puede tirar los hilos más adelante”.
McNeilly dice que notó por primera vez que algo andaba mal cuando él le dijo que la amaba mientras tenían sexo, poco después de conocerla. “Paré y le dije: ‘¿Qué dijste?’”, recuerda. “O sea, salimos una semana… y ya quería que eligiera el vestido de novia. Nunca había tenido una relación como esta, era todo falso en un nivel muy jodido”.
Pronto, dice McNeilly, Warner empezó a aislarla de sus seres queridos, amenazándola y atacándola verbalmente durante horas. La voz de McNeilly se estremece cuando describe el momento en que, dice, la mandó “al cuarto de las chicas malas” después de escuchar el nombre de otro músico con el que había salido en el pasado y “enfurecerse”. “Eso fue absolutamente aterrador, porque para entonces, ya se ha quitado la máscara y ves de lo que es capaz”, dice.
El incidente más violento, alega, ocurrió durante la filmación del videoclip de “Born Villain” (2011), dirigido por Shia LaBeouf. McNeilly dice que había estado ayudando a Warner a elegir los pantalones para grabar cuando se enfureció. “Me arrojó contra la pared, tenía un bate de béisbol en la mano y dijo que me iba a destrozar la cara”, dice McNeilly. “Pero el ataque de violencia física era casi un alivio comparado con la mierda mental por la que te hace pasar, con la que infecta tu cerebro, te lava el cerebro, solamente querés que se detenga”.
Como muchas de las mujeres que acusaron a Warner, Ashley Walters dice que su contacto inicial con él fue positivo: él se acercó a ella en MySpace en 2010 para elogiar su producción fotográfica. Su presentación legal dice que después la invitó a su casa de West Hollywood para una sesión de fotos que se puso fea cuando “la tiró en la cama y le inmovilizó los brazos” y “le mordió la oreja mientras tomaba su mano y la colocaba en su ropa interior”.
Walters ha dicho que trató de bloquear el incidente y que Warner la inundó con adorables mensajes de texto poco después. Ese agosto, se convirtió en su asistente personal. En los eventos de la industria, según la demanda de Walters, Warner la “ofrecía” a sus amigos, animándola a “complacer a sus amigos de la forma que quisieran”. Según su declaración, Warner le arrojó platos, la empujó contra una pared y en un momento rompió una puerta cuando ella se negó a salir de una habitación. (En el tribunal, los abogados de Warner han dicho que “niega categóricamente todas y cada una de las acusaciones”).
En las semanas siguientes a la presentación de las demandas de Bianco y Walters, una ex novia de Warner identificada en los documentos judiciales solo como una música llamada Jane Doe presentó otra demanda por acoso y abuso sexual.
La denuncia de Doe alega que conoció a Warner en febrero de 2011 en una fiesta previa a la entrega de los Grammy. Dos semanas después, supuestamente, Warner le dijo a Doe que la amaba y que quería una “relación seria y monógama”. Esto provocó que le mandara mensajes de texto y llamadas incesantes, en los que le insistía en que estuviera desnuda. “Warner le dijo a la denunciante que, como ella era su novia, necesitaba perder peso, porque su peso lo avergonzaba”, dice el texto. (Un juez desestimó la demanda con el argumento de que el delito ya prescribió, pero le permitió presentar una denuncia enmendada. El caso está actualmente pendiente. Un abogado de Doe se negó a hacer más comentarios).
“No se puede subestimar el control coercitivo”, dice Bianco. “No hay consentimiento cuando actuás creyendo que alguien podría asesinarte o violarte si no hacés lo que te dice y estás encerrada en el dormitorio con esa persona”.
En su demanda, Doe detalla que “Warner comenzó a exigirle que no moviera un músculo cuando tenían sexo. Le ordenaba que se acostara encima de él y se quedara perfectamente quieta, o de lo contrario le gritaría”.
Doe afirma en la demanda que Warner una vez “la obligó a practicarle sexo oral” mientras lloraba. En una visita posterior a su departamento, Warner “la empujó a la fuerza al suelo”, dice la demanda. “La aferro boca abajo en la alfombra y, con sus manos encima de ella, Warner violó a la Sra. Doe”, mientras “le decía que ella lo había vuelto loco, y que había logrado que él le hiciera esto. Warner vestía jeans negros debajo de un kimono, y la denunciante recuerda haberlos visto en sus tobillos mientras miraba hacia atrás durante la violación. Después, mientras estaba de pie en la puerta, le dijo: ‘No vuelvas a hacer que te haga eso otra vez’”.
Después de la agresión, dice Doe, Warner amenazó con matarla y se jactó de que podría “salirse con la suya” asesinándola “porque ella era una ‘nadie’ y él era una celebridad que tenía contactos con la policía”. (Los abogados de Warner han negado todos los dichos de Doe en el tribunal).
Varias personas que lo conocen dicen que Warner era un maestro en las técnicas de control mental típicas de las sectas religiosas, como pedirles a sus empleados, novias y allegados que se monitorearan entre sí y le informaran cualquier desviación. En su círculo “no se podía confiar en nadie”, dice una fuente. Las drogas estaban por todas partes: “Cualquiera que estuviera en su círculo íntimo tomaba normalmente unos cuatro gramos de cocaína por día, además de la absenta y las pastillas que había por todas partes”, agrega.
Las mujeres que lo han acusado afirman que las drogas, lejos de ser recreativas, a menudo se usaban como otro medio de control. Las quejas legales de Smithline y Walters acusan a Warner de obligarlas a permanecer despiertas dándoles cocaína y, según la demanda de Smithline, “privarla de sueño y comida para debilitarla física y mentalmente y disminuir su capacidad de negarse a lo que le pidiera. Entre la privación del sueño y comida y el uso de drogas, la Sra. Smithline llegó a pesar aproximadamente 35 kilogramos”.
De gira, dicen las fuentes, la conducta de Warner también era errática. “Una vez en Las Vegas, tenía un espejo de utilería”, recuerda una fuente que estaba de gira con Manson alrededor de 2012. “Pero, como no funcionó como él quería, alzó el pie del micrófono, que pesaba más de veinte kilos, y empezó a golpear al director de escena. Lo dejó inconsciente; hubo que mandarlo al hospital”.
Durante un show de la gira Rape of the World Tour de 2008, el asistente y técnico de teclados y guitarras Dan Cleary dice que Warner lo golpeó en la cabeza sin explicación ni disculpa. “Se reía después”, dice Cleary. “Me derribó del asiento y lo vi correr al escenario”. (Un vocero de Warner no negó el incidente, pero dijo: “Es importante tener en cuenta que los eventos en cuestión ocurrieron en el escenario durante un espectáculo de rock & roll”).
Muchos de sus colaboradores y empleados dicen que Warner intentó desgastarlos anímicamente mediante la intimidación. “Todos recibieron un mensaje de texto de él en algún momento que decía: ‘No jodas conmigo’”, dice una fuente. “Él le decía [a un ex asistente]: ‘No me mires. Te mataré. Voy a echarte y a nadie le vas a importar un carajo’”.
Alrededor de la época de The Pale Emperor, 2015, su gran regreso aclamado por la crítica, Warner invitó a RS a su casa, que luego compartió con la modelo y fotógrafa Lindsay Usich (con quien se casó en 2020). Había una pintura del asesino y violador John Wayne Gacy, también podía verse, sobre un estante, un barril de Zyklon B, el gas que los nazis usaron para asesinar judíos durante el Holocausto. “Fue extraño”, dice una fuente. “Lo vi mostrárselo a sus amigos judíos como una curiosidad”.
En 2017, Jessicka Addams, del provocativo grupo de rock alternativo Jack Off Jill, acusó a Jeordie White, ex miembro de la banda de Manson, de abuso físico y violación cuando estaban en una relación, dos décadas antes. (“No apruebo el sexo no consentido de ningún tipo”, dijo White en un comunicado en ese momento).
Ese mismo año, un periodista le preguntó a Warner qué pensaba del movimiento #MeToo, que había comenzado con el caso Harvey Weinstein. “Si tiene algo que decir, debe decírselo a la policía, no a la prensa”, dijo Warner. “Eso es lo que yo haría”. El #MeToo, advirtió, “podría arruinar la vida de muchas personas y eso no tiene por qué pasar”.
Para 2018, Wood estaba lista para compartir con el mundo su historia de abuso. Ese febrero habló con el Comité Judicial de la Cámara en apoyo de la Ley de Declaración de Derechos de las Víctimas. “Mi experiencia con la violencia doméstica fue la siguiente”, testificó Wood sin nombrar a Warner. “Abuso mental, físico y sexual, que comenzó lentamente pero se intensificó con el tiempo, incluidas amenazas contra mi vida, manipulación psicológica y lavado de cerebro, despertarme y ver al hombre que decía amarme violando lo que él creía que era mi cuerpo inconsciente y, la peor parte, rituales enfermizos de atarme de manos y pies para ser torturada mental y físicamente hasta que mi abusador sintiera que ya le había ‘demostrado mi amor’”.
“En este momento, mientras estaba atada, cuando me golpeaba y me decía cosas irrepetiblemente horrendas, realmente sentí que me podía morir, no solo porque mi abusador me decía: ‘Podría matarte ahora mismo’”, continuó, “sino también porque, en ese momento, me sentía separada de mi cuerpo: tenía demasiado miedo para escapar y pensaba que él me iba a encontrar”.
El testimonio de Wood la convirtió en una destacada defensora de las víctimas de agresión sexual, y, en 2019, habló ante el Comité de Seguridad Pública del Senado de California en nombre de la Ley Phoenix, un proyecto de ley que cocreó con Bianco que extiende el límite de prescripción de los delitos para que los ciudadanos sobrevivientes de violencia puedan presentar cargos contra sus abusadores.
“Cuando Evan y yo nos dimos cuenta por primera vez de que nos habían pasado cosas muy similares, fuimos a buscar justicia y nos dijeron que era demasiado tarde”, dice Bianco. “Decidimos escribir una ley… Creo que llamé a todos los miembros de la Legislatura de California y les conté mi historia”.
Cuando Bianco testificó ante la Asamblea de California en 2019 en apoyo de la Ley Phoenix, detalló sus acusaciones sin nombrar a Warner. “La violencia física se disfrazaba frecuentemente en los momentos íntimos y no era consentida”, testificó Bianco. “Me mordió, hasta que mi cuerpo quedó cubierto de moretones; en otra ocasión me cortó con un cuchillo cuando estábamos teniendo sexo. Tomó fotos de mi cuerpo desnudo y lastimado y las publicó en línea sin mi conocimiento”.
“Cuando se trata del sistema de justicia penal, las víctimas prácticamente no tienen control sobre el proceso”, le dice Bianco a RS. “Tengo la intención de recorrer todas las vías que tengo a disposición, porque así es como recupero mi capacidad de actuar. Me pongo de pie y digo: ‘No, no podés hacer como que no pasó nada’”.
Algunos de los miembros recientes de la banda de Warner siguen siendo leales al músico. “Manson es un marginado dulce e incomprendido”, afirma el guitarrista Rob Holliday. Tim Skold, quien actualmente está escribiendo música nueva con Warner, dice que las acusaciones no reflejan al hombre con el que trabajó a mediados de los 2000 o ahora: “Si me preguntás si vi alguna agresión o comportamiento abusivo, la respuesta es no”.
El publicista de Warner le ofreció a RS entrevistas con cinco personas que salieron en defensa de Warner, entre las que estaba Manzin, un performer que se hizo amigo del cantante a mediados de los 2000. “Siempre ha sido maravilloso y comprensivo”, dice. Greta Aurora, quien dice que tuvo un encuentro sexual consentido con Warner en 2011, dice que recibió un correo electrónico de parte de alguien cercano a las mujeres que acusaron a Warner, a quien llama “víctimas autoproclamadas”, preguntándole si quería participar del grupo de apoyo mutuo, el año pasado. Ella se negó.
A pesar de que en Internet circulaba cada vez con más fuerza la especulación de que el presunto abusador de Wood era Warner, los medios tradicionales permanecían en silencio. Prácticamente ningún medio importante antes de 2020 hizo referencia o alusión a las acusaciones en su contra en sus perfiles, entrevistas o reseñas de los discos de Manson.
En septiembre de 2020, la revista de metal de Reino Unido Metal Hammer se convirtió en el primer medio en preguntarle a Warner cómo era estar implicado en el testimonio de Wood. Él les colgó. Dos meses después, su representante en Reino Unido emitió una categórica desmentida: “Desafortunadamente, vivimos en una época en la que las personas creen lo que leen en Internet y se sienten libres de decir lo que quieran sin evidencia real”.
Wood puso fin a los años de especulación el 1° de febrero de 2021. “El nombre de mi abusador es Brian Warner, también conocido como Marilyn Manson”, escribió en Instagram. “Comenzó a prepararme cuando era adolescente y abusó horriblemente de mí durante años. Me lavó el cerebro y me manipuló para que me sometiera. Pero estoy cansada de vivir con miedo a represalias, calumnias o chantajes. Estoy aquí para exponer a este hombre peligroso y llamar la atención sobre lo mucho que la industria le ha permitido, antes de que arruine más vidas”. Walters, Smithline y McNeilly se encontraban entre varias mujeres que hicieron públicas las acusaciones de abuso contra Warner el mismo día de la publicación de Wood.
Warner intentó una refutación esa misma noche. “Obviamente, mi arte y mi vida han sido durante mucho tiempo imanes para la controversia, pero estas afirmaciones recientes sobre mí son horribles distorsiones de la realidad”, escribió en su Instagram. “Mis relaciones íntimas siempre han sido con consentimiento mutuo y con personas de ideas afines. Es la verdad, independientemente de cómo y por qué algunas personas ahora eligen tergiversar el pasado”.
Esa misma semana, la estilista Love Bailey recordó su propia experiencia traumática con Warner en Instagram. Bailey tenía poco más de veinte años en 2011, cuando dice que la invitaron a la casa de Warner para una sesión de fotos. Bailey, que es trans, dijo que Warner sacó un arma descargada, se la puso en la frente y le dijo: “No me gustan los maricones”, después se rio antes de apretar el gatillo. “El pensamiento que cruzó por mi mente fue ‘¿voy a morir?’”, le dijo a RS. “‘Es demasiado famoso para matarme, ¿verdad?’” (Warner ha negado estas acusaciones).
El resultado de las acusaciones fue rápido, aunque parcial. Loma Vista, el sello discográfico que distribuyó Heaven Upside Down de 2017 y We Are Chaos, su disco del año pasado, dejó de trabajar con Warner, al igual que su agencia de contratación, CAA. Los programas de televisión American Gods y Creepshow le cancelaron sus invitaciones, mientras que Ciulla, su manager en Warner durante largos años, finalmente dejó de trabajar con el músico.
El 19 de febrero pasado el Departamento del Sheriff de Los Ángeles abrió una investigación por violencia doméstica contra Warner que abarca los años de 2009 a 2011 (un representante del Departamento se negó a comentar sobre el estado de la investigación). Pero, a pesar de que las estaciones de radio redujeron significativamente la rotación de sus temas, sus reproducciones online se han mantenido estables, en alrededor de cinco millones por semana.
Warner ha mantenido un perfil bajo en los últimos meses, respondiendo a documentos judiciales, pero rara vez se presenta en eventos. En agosto, sin embargo, hizo una aparición sorpresa en la fiesta de Kanye West en Chicago por su nuevo álbum Donda, junto al rapero DaBaby (quien fue ampliamente condenado por comentarios homofóbicos en un show semanas antes). Vestido de negro con una línea horizontal de maquillaje oscuro debajo de los ojos, Warner se paseaba por una réplica de la casa de West mientras movía la cabeza con la música.
Ahora que tiene 52 años y está envuelto en múltiples demandas por agresión sexual, el músico parece haber sentido que este evento era un regreso a la primera plana, y se alineó con West, el mayor provocador del hip-hop. West lanzó el disco dos días después. Warner aparece cantando junto a West en “Jail, Pt. 2″, una letra que dice “adiviná quién va a ir a la cárcel esta noche/ Dios va a pagarme la fianza esta noche”. Semanas más tarde, Warner, una vez famoso por rechazar el cristianismo, apareció de nuevo con West en la transmisión en vivo del “servicio dominical” del rapero devotamente religioso, esta vez con Justin Bieber a su lado.
Smithline observó la aparición de Warner en el lanzamiento del álbum con disgusto. Dice que la llevó a recaer en un trastorno alimentario. “Fue una patada en los dientes”, dice.
Sarah McNeilly pensó que Warner iba a estar muerto antes de que ella pudiera acusarlo públicamente de abuso. “Esto es lo más aterrador que he hecho en mi vida”, dice. Años después de que terminó su relación, todavía se pregunta: si publica algo en línea, ¿va a llegarle a él? ¿Podría tomar represalias? “He tenido miedo durante 10 años”, dice. “Algunas de estas chicas que salieron a hablar, y les pasó todo hace cinco años, Dios las bendiga. Porque cinco años después [de que terminó la relación], yo era una coraza vacía. Él me quitó todo y después me escupió”.
“No sé qué tipo de dolor experimenta”, agrega. “Pero lo único que quiere es que la gente sienta ese dolor una y otra vez”.
Smithline dice que comenzó a reprimir mentalmente lo que había experimentado en la relación después de dejar a Warner. “Es todo lo que pude hacer para sobrevivir”. Se sentía “impotente y repugnante”. Su peso se desplomó; eventualmente requirió una vía intravenosa y un tubo de alimentación. Pasó por una “terapia extrema, las veinticuatro horas del día”.
“Cuando estás silenciada o encerrada en una caja donde nadie puede escucharte”, dice Smithline, “realmente empezás a pensar en lo pequeña y poco importante que sos. Simplemente no quería hablar más”.
Como otras de las mujeres que acusan a Warner, sufre de estrés postraumático y todavía tiene ataques de pánico. Pero está tratando de encontrar fuerza y alivio en otras personas que le dicen que les ha dado el poder de dejar una relación abusiva. Ella pensó en ir algún día a la escuela a enseñar sobre la agresión y el abuso sexual. “Si algo bueno puede salir de esta cosa horrible”, dice, “es que espero poder ayudar a otras personas”.
Bianco también dice que lidia con las secuelas de su relación con Warner a diario. “De lejos, el abuso psicológico ha sido lo más difícil de sanar”, dice Bianco. “Me culpé de todo. Superar la culpa, la vergüenza y el engaño ha sido increíblemente difícil”.
Ella dice que ha tenido que lidiar con amenazas de muerte de los fans de Manson, que se presentan en su casa. A veces ve un auto que espera afuera de su casa durante días. Algunos días, todavía se pregunta: “¿Por qué hice todo esto?”.
“Realmente tengo que aferrarme al hecho de que si nadie habla, nada cambia”, dice Bianco. Y aunque Warner no enfrenta actualmente ningún cargo penal por sus presuntos delitos sexuales, agrega, “nada podría ser un mejor resultado para mí que verlo pasar el resto de su vida en la cárcel”.
Otras personas en la órbita de Warner se han negado a participar de esta nota, citando su miedo a Warner y la necesidad de proteger su propia salud mental. “Esa es en parte la razón por la que se salió con la suya durante tanto tiempo: porque sus víctimas se sintieron completamente avergonzadas de no darse cuenta de lo que les estaba sucediendo hasta que fue demasiado tarde”, dice Bianco. “Él le estaba diciendo lo que hacía a todo el mundo y nadie trató de detenerlo”.
Si sos víctima de abuso o conocés a alguien que atraviesa una situación de violencia familiar o sexual podés comunicarte las 24 horas, los 365 días del año, desde todo el país y de manera gratuita a la línea 137 o enviar un mensaje de WhatsApp al 11-3133-1000.
Este artículo fue publicado originalmente en Rolling Stone Estados Unidos.