Tras lanzar “Rumors”, con la colaboración de Cardi B, Lizzo volvió a sufrir el ataque de los haters en las redes sociales
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“Cuando te hacés popular, la gente simplemente tiene cosas para decir”, dice Lizzo solo unas semanas antes de que saliera su nueva canción “Rumors”, a mediados del mes pasado. Es su primer lanzamiento desde 2019, cuando saltó a la fama gracias al single viral “Truth Hurts”, seguido del éxito del disco Cuz I Love You. Desde entonces, su figura se volvió central en la escena musical y, como suele ocurrir, con ello apareció también la mirada ajena. “Hay mucha gente que tiene su idea de lo que vos deberías estar haciendo y de quién deberías ser”, agrega. “Cada vez que me muestro, en las redes sociales o en el mundo real, la gente tira mierda y críticas, y estoy usando esta canción para callar todo eso”.
Al igual que muchos singles, “Rumors” no fue pensado como tal desde el principio, sino todo lo contrario. La canción surgió de un beat que se asemejaba a Radiohead. Aunque aparecía una y otra vez en las sesiones, siempre lo dejaban para más adelante, hasta que un día decidieron desarrollarlo. “Nos reímos mucho haciéndola. Yo escribía todas las cosas que me surgían”, dice. “Para nosotros era solo una canción rara de rock, pero cuando se la mostramos a más gente, se volvieron locos y ahí dijimos: ‘Oh, esto es algo especial’”.
“Rumors” es una colaboración con la rapera Cardi B. “Soy fan de Cardi desde hace mucho tiempo, desde que solo estaba en redes sociales siendo graciosísima”, dice Lizzo. “Siempre vi en ella a una superestrella y, cuando entramos a la misma discográfica [Atlantic Records], supe que era mi oportunidad para hacer algo juntas”. Sin embargo, la colaboración tuvo que esperar. “Las dos necesitábamos encontrar nuestros caminos y llegar a este punto en donde finalmente podemos juntarnos a hablar de nuestras cosas”. El rapeo afilado y alborotado de Cardi B es perfecto para una canción como “Rumors”. Juntas son un dúo dinámico que emana energía y está listo para enfrentarse a la sociedad mediante el sentido del humor y el carisma.
Sin embargo, tras el estreno de “Rumors”, hizo un vivo en Instagram en donde se la veía llorando por los comentarios racistas y gordofóbicos que habían surgido por el lanzamiento de la canción. “En estos días en los que debería ser la más feliz, me siento bajoneada”, dijo, demostrando que, lejos de ser una superheroína de acero con inagotables mensajes positivos, es una persona humana a la que le afecta lo que digan de ella. Cardi B la apoyó en Twitter: “Cuando te defendés, te dicen que sos problemática y sensible. Cuando no lo hacés, te destruyen hasta que llorás así. Ya seas delgado, grande, de plástico, siempre van a intentar poner sus inseguridades en vos”.
Sin el público que tiene hoy, Lizzo ya rapeaba y cantaba sobre el orgullo gordo, afroamericano y femenino desde el comienzo de su carrera. Por eso se podría decir que era cuestión de tiempo que llegara al mainstream. Era necesario que esos discursos empezaran a circular entre las masas (hoy los vemos en todas las campañas políticas, publicitarias y hasta en programas de chimentos) para que Lizzo se convirtiera en quien es hoy. Su pop alegre, que combina funk, soul y rap, es acompañado por su confianza y una sonrisa contagiosa cuando está en el escenario, tocando un instrumento más que inusual en el pop: la flauta, que aprendió de chica y en la que se siguió perfeccionando en la facultad en donde estudió música clásica.
Lizzo es parte de la larga tradición de músicos afroamericanos que hacen activismo social a través de su arte. “Creo que la música y la política son sinónimos porque la música mueve a la gente, es su voz”, dice. “Pero se necesita que las personas en posición de poder escuchen. Podemos seguir gritando y hasta yo podría ser presidente, pero a veces hasta parece que ni el presidente tiene el poder para cambiar las cosas, ¿sabés?”, dice.
Conoce la hipocresía de la sociedad y sabe que el hecho de que hoy la palabra “diversidad” esté en todos lados no siempre significa que las cosas hayan cambiado tanto y que todos los problemas estén resueltos. “La sociedad es interesante porque hay dos niveles. Está la superficie que tiene que ver con el mainstream y la cultura, y también hay otra capa bajo la superficie que es la infraestructura”, dice. “Yo creo que, en la superficie, por gente como yo y otras personas que abogan por los derechos de los cuerpos, parece que nos convertimos en más tolerantes. Pero, en un nivel más profundo, creo que todavía hay muchas cosas que todavía ponen a la gente gorda y a la gente discapacitada en desventaja, como la ley. La ley necesita ponerse al día con la cultura, porque la cultura se mueve, pero la ley es todavía la misma”.
La música de Lizzo es una clara demostración de que el activismo no es solo un acto de rabia, sino también de orgullo y entusiasmo por un futuro mejor. Su voz es extremadamente versátil y utiliza mucho dramatismo al estilo de la comedia musical para pasar de ser encantadora a estar lista para defenderse de cualquier persona en su camino. “Definitivamente uso la música como terapia para mí. Si estoy en el estudio y estoy enojada por algo, no voy a escribir una canción feliz”, dice Lizzo. “Pero en los últimos años, viendo la influencia que mi música tuvo en tanta gente, me tomo la responsabilidad de preguntarme: ‘¿Qué quieren escuchar mis fans? ¿Qué necesita escuchar la gente en este momento?’. Sé que soy una persona que trae mucha energía y amor al mundo, así que me lo tomo en serio, pienso en el público y digo: ‘Mmmm, por ahí van a querer escuchar un gran y cálido abrazo’”.