El lunes 8 de noviembre por la noche, el artista hizo la primera de sus cinco fechas en el histórico teatro porteño y demostró que está listo para conquistar los grandes escenarios
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“La primera vez que toco en un show propio después de dos años. No saben lo difícil que fue para mí, pero bueno estamos para eso”, dijo el lunes a la noche Lit Killah frente a un Gran Rex repleto, con entradas agotadas. Con el respaldo de un grupo de sesionistas talentosos compuesto por Rama Molina en guitarra, Patricio Lema en teclados, Germán Vidal Hanhn en bajo, Tomás Luján en batería, Andrés Ollari en trompeta, Santiago Castellani en trombón y Ezequías Aquino en saxo, Mauro Monzón –su verdadero nombre– demostró la evolución de un joven de barrio que empezó en el under rapeando en una plaza frente a cinco personas a un artista preparado para manejar multitudes.
En poco más de una hora y media, Lit Killah presentó Mawz, su disco debut. Y lo hizo sin invitados. Un detalle no menor, si se tiene en cuenta que de los catorce tracks, seis son feats. Pero alternando entre algunos temas en los que combinó su voz con pistas de sus colegas, como en “A tus pies”, “Mala mía” o “En la oscuridad” y otros que cantó solo –“California”, “My Bag” y “Change”– encontró un equilibrio para superar la monotonía que muchas veces tienen los recitales en la era de las colaboraciones.
Algo clave para que la experiencia fuera exitosa fue la transformación de sus canciones con el pasaje de los beats a los instrumentos. Con el grupo, el sonido de Lit se volvió mucho más hardcore y crudo. Hubo distorsión, zapadas, solos de guitarra, de teclado y hasta de batería. Se notaron las influencias de bandas que creció escuchando, como Carajo y Twenty One Pilots.
Pero también hubo lugar para el freestyle. Cuando Lit iba por la mitad de la lista de temas, las tres pantallas arriba del escenario proyectaron un video que sirvió de repaso de algunas de sus mejores batallas. Aparecieron varias del Quinto Escalón que el público sabía de memoria, como su enfrentamiento con Mamba, Afrito y Chiki, Ecko o Lucho SSJ. Al final, su histórico encuentro con Duki y la famosa rima de “la brisa” que lo convertiría en una promesa del rap, sirvió como intro para una improvisación ao vivo en que se puso a jugar con los espectadores. Una pequeña demostración de que su habilidad para rimar sigue intacta.
En el cierre, interpretó algunos hits solistas como “Apaga el celular” –la primera canción que sacó–, una tremenda versión funky de “Flexing” –su feat con Bizarrap–, y se animó a cantar completa la versión remix de “Además de mí”, incluidas las partes de Khea, Duki, Tiago, Rusherking y María Becerra.
“¿Se van contentos a sus casas?”, preguntó a sus fans y recibió un efusivo grito al unísono como respuesta. “Muchas gracias, ese era mi mayor propósito”, dijo. Antes de abandonar el escenario, recordó a su amigo Paulo Londra. “Hoy está en juicio, en este momento, y tiene que ganarlo para volver a sacar música. Quiero que todos le manden su energía”. Hubo un “Olé olé Paulo” y después todos los espectadores levantaron las manos para aparecer en la foto final del show. “Yo mañana estoy de vuelta acá, así que si alguno vuelve nos vemos otra vez”.