Las agendas de conciertos están repletas y se anuncian nuevas flexibilizaciones luego de un año y medio de protocolos, burbujas y barbijos. La música en vivo comienza a recuperar el terreno perdido durante la pandemia
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A finales de septiembre fui a ver tres shows… ¡en la misma semana! Después de un año y medio de pandemia, y aunque en la primavera-verano pasada se habían reactivado los conciertos, con el aforo limitadísimo y las famosas burbujas, se puede decir que finalmente volvimos a vivir la música en vivo tal y como la conocíamos hasta 2019.
Es cierto que cuando asistí a esos shows –Hernán Cattáneo en el Gran Rex, Lara 91K en Niceto Club, y Trueno, de nuevo en el Gran Rex– todavía regían algunas limitaciones en la capacidad y otras variables, pero tanto en esas fechas como en algunas de otros artistas, el mood ya era totalmente diferente a las experiencias de los meses anteriores. La distancia entre el público no se respetaba demasiado, la gente se paraba o se sacaba el barbijo para cantar a los gritos sus canciones favoritas. Podrán pensar que es gente que no aprendió nada en todo este tiempo pandémico que pasamos y que no tiene presente a la gente que murió. Yo prefiero pensar que son gestos de liberación después de todo lo ocurrido, una liberación que para miles y miles solo es posible de encontrar en la comunión con otras personas que sienten lo mismo por esa canción que suena desde el escenario. El streaming o los conciertos presenciales que se habían realizado hasta ahora nunca nos habían dado esa oportunidad.
Mientras escribo este texto breve, recuerdo algo que me dijo el manager de Ca7riel y Paco Amoroso, entre otros artistas, Facundo Cruz, en septiembre del año pasado: “Dependemos 100 por ciento de que aparezca la vacuna para volver a la actividad regular”. Su declaración poco optimista me la hizo cuando la industria estaba buscando la forma de activar de nuevo la rueda, generar un poco de trabajo para los técnicos, asistentes y todas las personas que están detrás de escena en un concierto, que definitivamente fueron los más afectados por el parate. Tuvo que pasar un año y alcanzar el 70 por ciento de la población con al menos una dosis y el 54 por ciento con el esquema de vacunación completo para recuperar lo que teníamos hasta que el Covid-19 cambió nuestra forma de vivir la música.
Al cierre de esta edición, se anunciaron más flexibilizaciones en los protocolos. Por ejemplo, en Buenos Aires se podrán juntar hasta 10.000 personas en espacios abiertos y cerrados. Artistas como los que aparecen en las siguientes páginas, que dejaron en stand by los planes en 2020 y 2021, están lanzando sus discos en estos meses y llenando sus agendas con tours por todo el país y en el extranjero, con la convicción de que no habrá que guardar los instrumentos otra vez. Y hay un halo de felicidad en cada anuncio de los artistas: ellos sienten que se volvió para ya no irse nunca más.