Cinco nombres para seguir de cerca en la escena local de directores
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“No me gustan las canciones invisibles”, respondió una nena de cuatro años cuando su papá apagó la tele y puso música a través de un parlante Bluetooth. Ella, acostumbrada a YouTube, sintió que le faltaba algo; y no es la única. Junto al desarrollo de Internet, se ha formado una generación que no concibe de forma independiente la música y las imágenes.
La anécdota, que se viralizó por Twitter, reflejó la profunda influencia que todavía tienen los videoclips. Si bien existió una explosión del formato a fines del siglo pasado cuando la TV por cable contribuyó a la globalización del consumo musical, hoy se da un resurgimiento con características propias.
En la Argentina hay una industria incipiente: una sinergia generacional que se retroalimenta de artistas y hacedores del audiovisual que crece a la par de las nuevas modalidades de escucha. Hoy, el producto musical es la canción y cuando cada tres o cuatro meses un artista lanza un single tiene que presentarlo de alguna manera que, en general y más aún en tiempos de pandemia, es el video. En la escena local hubo, desde 2019, varios hitos que, a través del testimonio y la historia de sus creadores, aprovechamos para rememorar.
Orco Videos
Cuando en marzo de 2019 lanzó el video de “Ouke”, el tema de Paco Amoroso y Ca7riel también conocido por su pegadiza línea “fumando flores con Lamothe”, lo llamaron de todas las productoras y agencias y, aunque le prometieron un montón de cosas, no quiso cerrar contrato de exclusividad con ninguna. Orco quería seguir su camino de forma independiente. Y cumplió.
Julián González Díaz es de Mar del Plata y hacía mucho que estaba en la movida. Primero del skate y el mundo urbano y, una vez establecido en Buenos Aires, como camarógrafo en eventos, shows, programas de deportes extremos y realizador de un documental sobre Virus para MTV. A la par de su laburo en una productora, hacía todo lo que podía con la discreta cámara que había logrado comprarse. Por ejemplo, videoclips para bandas marplatenses o emergentes, para artistas marginales como My Name is Jorge, de La Matanza, o Alan Garvey, un pibe del Barrio Carlos Gardel; y también una película indie con un equipo novato que se llamó Me quedo contigo, se estrenó en el Festival de Mar del Plata y contó con música original de Pablo Lescano.
Justamente fue Lescano quien le financió su primer “gran” video, sin agencias ni experiencia como productor: “Home Run” de Paulo Londra. “Rodamos en Córdoba, cayó el sindicato de extras y el de técnicos, el artista llegó seis horas tarde. Fue muy complejo: no sabía si me iban a hacer un juicio, si iba a perder toda la plata que no tenía. Nos quedó grande el rodaje, pero con el tiempo nos fuimos adaptando y armando nuestras producciones a medida”. Para este año, su plan es afianzarse como productora con Orco Videos, filmar una película a través de canales más institucionales que la primera vez y, por qué no, trabajar con artistas de afuera.
Sobre la misteriosa ecuación que define la idea en la que se basa un videoclip, Orco revela su método: “A menos que el artista venga con una pretensión, siempre trato de que surja desde un ping pong entre mi equipo, la canción y yo. La materia prima es el tema, pero es clave lo que a nosotros nos pasa con eso. Mi desafío es que, más allá de estar dentro de una industria y dentro de un proceso de producción, el video pueda mantener una estética y una narrativa que represente la esencia del tema”. Acerca del dilema letra/música, se define: “A menos que la canción tenga un concepto muy fuerte en la letra, siempre me guío más por lo sonoro, por lo estético y el flow de la voz. Eso es lo que intento representar: lo más sensorial. Para mí el video es intuitivo”.
Tomás Terzano
“Mirá lo que son”, dice mientras los acerca a la pantalla. Se refiere a los dos anillos que lleva en su mano derecha. Uno tiene una tremenda piedra azul; el otro es dorado y de formato cuadrado, con una incrustación roja del tamaño de una gota. Son magnéticos, parecen portadores de algún hechizo. Se los compró en una feria en Mar del Plata, le salieron “dos mangos” y son usados. Mientras los muestra –orgulloso– se pregunta: “¿A quién pertenecieron? ¿Qué historia tendrán?”. El que habla es Tomás Terzano. Tiene 30 años y se hizo conocido por filmar los videoclips de Bandalos Chinos, cuyo distintivo es –más allá del impacto visual y el uso de formatos diversos como super 8, 16mm o Betacam– contar una historia con el estilo más cinematográfico posible.
Es que Tomás se autodefine como “cinéfilo”. Admirador de autores como Leonardo Favio y Michael Powell, se declara fan de clásicos del musical como Un americano en París, Cabaret, Chicago y Singing in the Rain. Por eso, lo que busca es “que la información esté en el cuadro y no narrar a través de millones de cortes”. Una especie de alquimia: “Algún tipo de síntesis entre música y visual”.
Quizás por ese eclecticismo y búsqueda de fusiones, además de videos, Tomás participó con una instalación en la Bienal de Venecia o dirige puestas en vivo, como Paranoia Pop: el musical, la presentación en vivo del último disco de Bandalos Chinos que se estrenó en el Movistar Arena sin público y se transmitió vía streaming.
Es oriundo de Beccar, donde conoció en la movida teatral adolescente a los Bandalos y con quienes admite tener una relación “simbiótica” y “de confianza ciega”. Para alguien con la carrera en expansión, la pandemia no fue fácil: “Había muchos sueños, muchas ideas. Todos veníamos diciendo que 2020 era nuestro año, que íbamos a viajar, que habría giras, festivales... pero ¿viste que la felicidad es entre los factores externos y objetivos, y cómo tu subjetividad se aplica a eso? Con los privilegios que yo tengo: casa, comida y poder pagar el alquiler; 2020 fue juntá tus platitos rotos, chequeate, arreglá esa shit que tenés... De todo algo hay que sacar y en la cuarentena no quedó otra”.
Jess Praznik
Aunque es principios de enero y cerca del fin de semana, la agenda de Jess Praznik es muy agitada. Sin embargo, no está ni cerca de quejarse del cansancio. La suya es una vida de trabajo que está dando sus frutos más jugosos.
Estudió diseño de indumentaria y textil. Como vestuarista le tocó trabajar en un videoclip y ahí se dio cuenta de que esa área le “quedaba un poco corta”. Se quería meter en todo y lo logró: estudió artes audiovisuales en el IUNA y se compró una Panasonic mini dv con la que salió a grabar fiestas. Al tiempo empezó a trabajar como editora y luego fue productora ejecutiva durante dos años en MuchMusic.
Hoy forma una dupla creativa con Mariana Point, su esposa: “Ella es mucho más organizada que yo y escribe los guiones de lo que filmamos. Tiene una conexión muy fuerte con el relato y yo voy más por el lado de la imagen. Se forma un engranaje perfecto”. Juntas trabajan para Lauria Entertainment, donde Jess se convirtió en la persona que más entiende a Nicki Nicole y las ideas que van surgiendo con la artista que llegó a la tapa de RS en enero pasado. En 2020 lanzaron “Colocao” –rodado en plena cuarentena y dirigido por Jess a la distancia– y “Mala vida”, su primera gran super producción que recuerda el cine de gangsters de los 70 y ya tiene casi 23 millones de reproducciones.
Sobre cómo logró insertarse en un mundillo tan masculino, Jess cree que la lucha viene de muchas generaciones anteriores a través de las cuales se consiguieron espacios y derechos. “Aunque estamos en un momento en el que se empieza a ver un cambio, hay una cosa de juzgar: como si una mujer no pudiera contar las mismas historias que cuenta un hombre”. Y sí, como todas, sigue recibiendo comentarios fuera de lugar. “Hay que plantarse. Defiendo mi lugar para defender el lugar de las que vienen atrás mío”.
La Casa de al Lado
“Somos un grupo de amigxs directorxs, productorxs, fotógrafxs y diseñadorxs trabajando juntxs”. Así se dan a conocer los 10 jóvenes que integran La Casa de al Lado, una productora que no solo realiza videoclips, sino que además trabaja para marcas y en el diseño integral de imagen para artistas y sus producciones. “Nos empezamos a juntar en 2018 porque estábamos haciendo todos más o menos lo mismo: estudiando cine y grabando videos”, cuenta Rafael Nir, codirector junto a Tomás Curland del videoclip de “Canguro”, el tema de Wos.
Concebido como un espacio abierto para todo tipo de disciplinas artísticas, su potencial llega a través de los lazos y la sinergia que logran juntos. Para Diego Rio, que oficia de productor en la distribución de roles de La Casa de al Lado, “por momentos funcionamos más como un colectivo artístico que como una productora. Nos fogueamos entre las aptitudes de cada uno, pensamos las cosas entre todos... se genera un caldo de cultivo creativo divino”.
Además de Wos, trabajaron con artistas como Julieta Venegas, Indios, Louta, Rosario Ortega y Florián. El año pasado también se probaron haciendo videos de animación, en conjunto con el estudio Chow Juan, para acompañar el lanzamiento de Postal, el último disco del dúo cordobés Valdés. “Era lo que podíamos hacer en plena cuarentena y fue una re linda experiencia. Un canal para poder hacer y mostrarnos”.
Render Panic
Render Panic son Rocío Gastaldi y Michel Hamonet. Tienen 27 y 30 años. Son 100% digitales. Tanto, que hasta postproducen sus propios videos. Quienes los hayan visto saben que su identidad está ahí: en los efectos y la estética, el ritmo de montaje, la psicodelia de las imágenes y los colores que logran. Se conocieron estudiando producción para televisión, pero desde el principio supieron que lo que querían era hacer videoclips.
Su debut fue con “Vibra baja”, un tema de Pobre, el primer disco de Ca7riel. “Empezamos a cranear ideas, pero no teníamos los recursos ni la plata suficientes para llevarlas adelante. Pensamos ‘esto no tiene que ser una limitación’, así que salimos a filmar en esa forma, medio ‘ninja’: con cuatro amigos, una cámara y una luz, en una locación prestada. Fue una experiencia entre amigos, re a pulmón, que nos dejó muy manija”, recuerda Rocío. Para “Terrible Kiko”, otro tema de ese disco, la propuesta fue aún más simple: el artista con un chroma de fondo y “el resto fue pura data de postproducción y efectos”.
Su tercera experiencia con Ca7riel, “Jala jala”, que estrenaron en enero de 2019, deslumbró por su originalidad. “La idea era más ambiciosa. Queríamos innovar desde el formato y romper el lenguaje tradicional de los videos, horizontal y en 16:9. Para eso tuvimos que inventar un seteo de cámara”. En colaboración con The Movement, el sello de Landia que hace foco en la producción de contenidos alternativos y en el desarrollo de nuevos talentos, se nota la marca más profesional de la pieza que recrea lo que se ve a través de la pantalla de un teléfono celular, como un videoclip adaptado al formato de consumo de las stories de Instagram.
También con la lógica de poner en crisis la subjetividad de la mirada, el año pasado dirigieron el video de “Aves”, de Dante Spinetta, que tenía una modalidad novedosa e inclusiva: para poder disfrutarlo había que ingresar al sitio portusojos.com a través de un dispositivo móvil porque si no las imágenes se apreciaban borrosas, con sombras y colores saturados, reproduciendo la visión de quien espera un trasplante de córnea: la idea era –en colaboración con INCUCAI– alentar la donación de ese órgano, clave para la visión.
Con ganas de seguir ampliando la experiencia audiovisual y romper esquemas, Michel explica que siempre están detrás de ideas que “hagan pensar o den una vuelta. Buscamos darle una mirada distinta a la escena local con artistas que se la quieran jugar, que quieran generar algún quiebre”. Un dúo que persigue imágenes del futuro para cambiar la forma en que miramos el presente.