“Tiene una fuerte impronta experimental que me recuerda a mis primeras canciones, a mi infancia, al modo primero de relacionarme con la música”, sostuvo la artista
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Escuchar por primera vez de principio a fin el último disco de Florencia Ruiz es un experimento fascinante. En tiempos dispersos, Aullido exige atención y pone a prueba hasta qué punto la concentración es amiga del placer. A pesar de tener una prolífica discografía solista, dúos compartidos con Ariel Minimal y el Mono Fontana, y una buena cantidad de incursiones por Japón, Florencia sigue siendo una artista a descubrir. Original, misterioso y necesario, Aullido parece clausurar la etapa secreta de la cantante. En once canciones surge la guitarrista ensoñada, el grito inclusivo y hasta la compositora voraz en plan experimental, detalles de obra para disfrutar de uno de los discos del año.
“Sin darme cuenta, me encontré haciendo un disco que venía gestando desde hacía un tiempo. Eso de no estar pendiente de nada ni de nadie, de hacer lo que sea sin condicionamientos, me abrió la puerta para jugar con instrumentos que jamás había tocado”, dice Florencia, que grabó su octavo disco solista entre septiembre de 2020 y febrero de 2021. La lista de herramientas utilizadas por Flor incluye: melotrón, moog, hammond, metalofón, guitarras y caja chayera, entre otros. “Una mañana nos juntamos con Nora Lezano por videollamada y le dije que ya tenía el disco casi cerrado pero que quizás estaría bueno invitar a un par de músiques y me respondió muy firmemente: ‘No, no, no, vos sola Flor, vos sola’”, cuenta la música y docente. El empujón de la reconocida fotógrafa argentina no solo apoyó la decisión de extremar el plan en solitario, sino que completó la idea de Aullido con una bellísima foto que revela toda su intensidad visual en la tapa del vinilo.
“La idea del blanco y negro fue disparadora. No había dudas… Hay una canción, ‘Bestia’, que fue la última que apareció, y que la compuse en el estudio. Nora propuso convertirme en bestia y taparme la cara con el pelo, que es algo muy fuerte de mi identidad, pues desde siempre tuve pelos blancos. Soy yo intentando con el aullido que viene de afuera, el aullido de adentro y yo bestia, animal que pone el cuerpo y se hace cargo”, dice la chica que se define en los detalles, en los gestos, que mira en donde parece que no hay nada. Florencia reconoce que pudo encontrarse con su parte más cancionera: “También tiene una fuerte impronta experimental que me recuerda a mis primeras canciones, a mi infancia, al modo primero de relacionarme con la música, que es jugando y divirtiéndome”.
Más allá de las conexiones cósmicas, influencias y otras abstracciones, el nuevo álbum de Florencia Ruiz se planta aquí y ahora en el tratamiento de temáticas urgentes. En “No dispongas demasiado de tu luz” habla de la presión que tienen muchas mujeres una vez que son madres. “Yo decidí ser mamá y amo serlo y me encanta cuidar de mi familia, pero esta canción da advertencia de eso, como si dijera ‘brindate pero dejá algo de luz para vos, para tu corazón’”. El disco abre con “Alguien que no”, una canción referida a la violencia de género, el tema tiene una gran parte instrumental donde la protagonista va sacando cosas de su cartera. “Encuentra una mezcla terrible: la sirena de la ambulancia y de la policía, juguetes de niños, cajitas de música con sus sueños, sus propios aullidos, todo esto se va transformando y se van arrimando otras mujeres que son su manada, que a modo tribal aplauden, tocan percusión, se hacen carne para que ella ya no se sienta sola”, concluye Florencia.