El cantante y compositor uruguayo habla de sus colaboraciones con Fito Páez y Los Auténticos Decadentes, y adelanta su show en el festival Futurock, el martes próximo en Tecnópolis
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Pasaron un par de minutos de las tres de la tarde y Rubén Rada acaba de levantarse de una siesta, después del ensayo matinal para el show que este martes 1 de marzo (fue reprogramado del 26 de febrero por lluvias) ofrecerá en Tecnópolis, en el marco del festival Futurock, su reencuentro con el público porteño desde el histórico concierto en el teatro Opera, el 28 de septiembre de 2019. La programación, que comienza a las 18, incluye charlas y conciertos de Andy Chango, Eruca Sativa, Señorita Bimbo, Zoe Gotusso, Conociendo Rusia y Barbi Recanati, entre otros. Dice que está ansioso, y muy contento: “Volver a Buenos Aires me genera mucha alegría. Siento que dejé a una familia abandonada por ahí. Y hacerlo en este marco, al aire libre y con tantos grupos, también es estimulante. Sobre todo, tocar con grupos nuevos, de pibes que andan muy bien, como Conociendo Rusia. De alguna manera, voy a conquistar a un público más jóven”, explica desde Montevideo el cantante, percusionista y compositor uruguayo de 78 años.
Será un show corto y retrospectivo, con clásicos de El Kinto (el conjunto con el que en los 60, y junto a Eduardo Mateo, que inventó el candombe beat) como “Don Pascual”, de Tótem (“Heloísa”) y los standards de su carrera solista, como “Rock de la calle”, “Ayer te ví” y “Quién va a cantar”, con su impecable banda con aliados como el maestro Gustavo Montemurro en los teclados, su hijo Matías Rada en guitarra y su hija Julieta en los coros.
A mediados de los 90, el sello Real World lanzaba Montevideo, un discazo coproducido por Hugo Fattoruso y Neil Weiss, que incluía “Mamita”, una murga que proyectaba el candombe a la dimensión de la World Music. La letra dice: “Según lo que me contaron, el disco sale en Japón, ¡Muy pronto verán al Negro bailando como un nipón!”. La canción tuvo algo de profecía autocumplida. Un cuarto de siglo después, como representante oficial del gobierno uruguayo, Rada y su grupo giraron por Japón.
¿Cómo fue la experiencia asiática?
Por la pandemia, las primeras dos semanas tuvimos que estar encerrados. Ibamos del concierto al hotel, siempre en burbujas. Siempre todos juntos, por las restricciones del covid. No podíamos utilizar en trasporte público y cada tres días había que escupir en un frasquito, para hacerse el test de Covid.
¿Tuvieron contacto con músicos locales?
Vino a tocar con nosotros el percusionista Tomohiro Yahiro, que es amigo de Hugo (Fattoruso), pero no pudimos salir a pasear con él. Como éramos representantes oficiales, en el marco de las celebraciones por los 100 años de relaciones entre Uruguay y Japón, la gira era una responsabilidad muy grande. Extrañé la intimidad con la gente. Fueron a vernos embajadores de varios países latinoamericanos (Cuba, México, Argentina, Perú y el uruguayo, el nuestro), y salieron chochos. Salió todo perfecto. Antes de los shows, se proyectaba un video mío mostrando Montevideo: aparecía el Pepe Mujica y eso me emocionó mucho.
¿Qué fue lo que más te impactó de Japón?
Los teatros. Eran increíbles. Todos eran parecidos al del Sodre, de Montevideo. Evidentemente, había mucho dinero. Entonces, cada 40 kilómetros construyeron teatros maravillos. El sonido y las luces, con un nivel de perfección japonés.
¿Y la audiencia?
Un público muy respetuoso. Tal vez había 3000 personas en el teatro, y todos usaban tapabocas. Pero cuando arrancaba a aplaudir la clave de candombe, todos me seguían.
scucharon mucho a Hugo, y sabían a lo que iban. Tocamos de todo, desde samba a rock, desde el tango y la milonga al merengue y el cha-cha-chá. ¡Lo disfrutaron mucho! Me dijeron que no les gustaba que los iluminaran, pero yo al final pedí que enciendan las luces y terminaron todos bailando el “Don´t Stop Candombe”. ¡Una fiesta!
Tu single más reciente es una versión de “11 y 6″ que grabaste con Fito Páez. ¿Cuál es tu primer recuerdo suyo?
Arriba de la disquería Zivals, en Corrientes y Callao, había un boliche que se llamaba Music Up. Ahí tocábamos con La Banda. Fito iba con sus amigos, y se sentaban siempre adelante de todo. Cuando terminabamos de tocar, yo me ponía a charlar con la gente. Entre ellos, estaba Fito. Un tiempo más adelante me lo contó, y siempre me recordaba esas charlas. “Vos cambiaste la música en la Argentina”, me decía. El era fan de Opa (el trío de los hermanos Fattoruso) y no podía creer que estuviéramos conversando.
¿Y cómo siguió esa relación?
Cantamos muchísimo. Nos divertíamos como locos. Cuando empezamos a pensar en mi próximo disco, el presidente de Agadu (Alexis Buenseñor), me sugirió que hiciéramos una juntada con artistas de otras sociedades de autores para intercambiar música. Ibamos a hacer algo con Armando Manzanero: al final grabamos “Adoro” y “Esta tarde vi llover”, con Julia Zenko. Son una belleza. Y se me ocurrió invitarlo a Fito, pero en vez de llamarlo a él, lo llamé al representante. Al día siguiente, Fito me llamó y me cagó a pedos. “Después de todas las fechorías que hicimos, ¿cómo no me llamás a mi directamente? Tendría que negarme a grabar, pero a vos no puedo decirte que no”, me dijo.
¿Y cómo fue la grabación?
La hicimos a la distancia, en plena pandemia. Lo hizo en su estudio y se filmó con su celular. Le encantó la versión y el video. Le pareció bien tipico del Uruguay. Es una versión candombera, y la canto con un tono tanguero, medio milonguero. Le gustó tanto la versión, que quiso cantar muy poco: “Me emocionaron tus partes, son intocables”, me dijo. Me emocionó, porque yo lo quiero y lo respeto muchísimo.
¿Qué otros artistas participan en el disco?
Pablo Milanés, Coti, y el Enano, de La Vela Puerca. También grabamos una versión de “El tiempo está después”, con Fernando Cabrera. Un tema de Jorginho Gularte, “Tambor tambora”. ¡Ah! Y una versión candombera de “Patotero”, con Adriana Varela. Lo vamos a ir largando como singles en los próximos meses. Pero después sale en CD y en vinilo. Yo soy de la vieja escuela, sin el disco, no existo.
Los Auténticos Decadentes te invitaron a grabar en su versión de “Ayer te vi”. ¿Cómo fue esa experiencia?
¡Alucinante! Para mí, es el mejor grupo de la Argentina. Por la autenticidad, por el rocanrol, por lo que tocan. ¡Alegran a todo el país! Canchas de fútbol, de básquet, en todos lados siempre suenan los Decadentes. Son increíbles. Nunca pierden la frescura. ¡Y son una familia! Es lo que hubiéramos querido de Los Beatles, que nos se separaran nunca.
La alegría y la fiesta son un factor común entre ustedes...
Sí, y además ellos curtieron candombe con Alberto Castillo. Él fue el primero que escuche cantar candombe. Yo lo copiaba. Cuando era un niño me encantaba ese estilo bien milonguero, típico de Argentina. Y lo veía cuando venía a los tablados de Montevideo, con con tres tamborileros, las canciones de Romeo Gavioli. Y cantando tango era un genio, por la personalidad y por los gestos. Era el Raphael del tango.