El padrino de ‘Los Soprano’ charla con Rolling Stone sobre ‘The Many Saints of Newark’, la precuela de la serie para la pantalla grande. Además: el legado de su creación más famosa y cómo se siente Hollywood desde adentro
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El día después del último fundido a negro de Los Soprano, el creador de la serie, David Chase, no estaba particularmente interesado en hacer una película ambientada en el mundo ficcional de la mafia de Nueva Jersey, al que le había insuflado vida a lo largo de ocho años. No hace falta aclarar que la serie había cambiado el paisaje de la TV para siempre. “Se me ocurre una idea y trato de ver cómo podría ser, y pienso: ‘Guau, sería una gran película’. Pero después me entran dudas”, me dijo Chase en ese momento. “Creo que al final fue decirlo y hacerlo”.
Tony Soprano rara vez cambiaba de opinión, pero Chase finalmente lo hizo. El jueves 30 de septiembre The Many Saints of Newark (Los santos de la mafia, su título en español), la precuela cinematográfica de la serie, ambientada a finales de los 60 y principios de los 70, y centrada en la relación entre el mafioso Dickie Moltisanti (Alessandro Nivola), padre de Christopher en Los Soprano, y un joven Tony Soprano (interpretado en la segunda mitad de la película por el propio hijo del difunto James Gandolfini, Michael). Coescrita por Lawrence Konner, la historia presenta versiones más jóvenes de los personajes que rodean a Tony en la serie, como su madre deprimida, Livia (Vera Farmiga), su tío maltratado, Junior (Corey Stoll) y sus futuros secuaces Silvio (John Magaro) y Paulie Walnuts (Billy Magnussen). También hay nuevos personajes como el padre de Dickie (Ray Liotta) y su novia Giuseppina (Michela De Rossi), así como el socio afroamericano de Dickie que después se convierte en su antagonista, Harold (Leslie Odom Jr.).
Jon Bernthal, que interpreta al padre de Tony, Johnny Boy, era un fanático de Los Soprano desde hacía años. Trabajar de cerca con un escritor tan exigente como Chase lo dejó asombrado. “Tiene una visión super enciclopédica y shakespeariana de cada uno de los personajes”, dice Bernthal. “Sus historias y las relaciones entre ellos ya existían en su corazón. Me sorprendo de estar involucrado en este proyecto, volver a la serie, ver estas semillas y cómo fueron creciendo. Realmente es una cosa de otro nivel”.
En un bar de Hollywood, Chase nos cuenta por qué al final decidió hacer una película de Los Soprano, discute la popularidad duradera de la serie y más.
¿Cuándo te diste cuenta de que realmente querías hacer una película?
Fue algo gradual. Durante la segunda temporada, creo, el sindicato de guionistas me organizó una entrevista con [el creador de Oz] Tom Fontana. Tom dijo que le parecía que sería interesante hacer una historia en la Newark de los viejos tiempos, con Johnny y Junior. El tema me atrajo, porque mi madre viene de ahí. Mis padres se instalaron en Newark en ese momento. Así que solía ir al barrio italiano con mi madre. Todos los sábados íbamos a comprar comida italiana y cosas de almacén. Me encantaba, y nunca lo olvidé.
También me interesaron desde siempre los disturbios de Newark. En la escuela de cine, o después de terminarla, había querido hacer una película sobre cuatro tipos que evitan el servicio militar uniéndose a las reservas de la guardia nacional, los envían en un tanque a enfrentar los disturbios de Newark, y eso les cambia la vida. Nunca la hice. Todo eso se combina en mi interés por Newark. Sentí que tenía algo del espíritu del lugar o algo así. Toby Emmerich, que era el director de [la productora] New Line en la década de 2000, siguió tratando de persuadirme de que hiciera una película de Los Soprano. Al final, fue nombrado director de Warner Bros. Yo había hecho un guion de miniserie para HBO que ellos dijeron que querían hacer, pero con un presupuesto rídiculo, y me negué a hacerlo. Así que [en ese momento] pensé: “Ok, eso fue todo”.
Sos muy protector con el legado de la serie.
Absolutamente. La idea de una precuela nunca se me pasó por la cabeza. Pero después me acordé de lo que me había dicho Tom, y empecé a imaginar a un joven Junior y a un joven Johnny.
Más allá de tu experiencia, ¿qué te atrae de todo ese período?
Era cuando los mafiosos se vestían bien. Antes de la ropa deportiva y todo eso. Supongo que eso era lo más destacable de la mafia, en esos días, antes de las drogas y antes de la Ley RICO.
¿Qué diferencias encontraste al escribir sobre los días de gloria de la mafia y la época de Tony?
Realmente no encontré tantas diferencias. ¿Un par de puteadas menos, tal vez? Cuando tenía 18, a principios de los 60, decías una mala palabra de cada dos. Pero creo que la gente de la generación anterior no usaba tantas. Fue fácil de adaptar.
Dickie Moltisanti aparece mencionado varias veces en la serie, se dice que murió cuando Christopher era un bebé. ¿Cómo se convirtió en la puerta de entrada hacia el período que explora la película?
Busqué que pasara justamente eso. “¿Quién era este tipo, Dickie Moltisanti, sobre el que habíamos escrito?” Nada más me interesaba el personaje, el padre de Christopher, y toda la historia. Para empezar, estaba interesado en Christopher. Cuando nos sentamos a escribir con Larry, se nos ocurrió que fuera un personaje dinámico. Teníamos que conseguir otro Tony. Y entonces, de la historia de la serie surge Dickie, un tipo rudo y mezquino.
Bueno, el padre de Dickie, como lo retrata Ray Liotta, no es exactamente tierno. ¿Alguna vez le ofreciste a Ray estar en Los Soprano?
Así fue. Hice un viaje en tren hasta Richmond para hablar con él. Quería que interpretara a Ralphie, si no me equivoco, y me dijo que no.
¿Cómo fue trabajar con él finalmente, después de todo ese tiempo?
Absolutamente genial. Y verlo trabajar... lo que hace es fantástico. Siempre fui fan de Ray Liotta. Me cautivó en su primera gran película, Something Wild. Recuerdo ese giro al final, cuando empieza a patear la puerta de la ducha de repente. Pensé: “Guau, este tipo es peligroso”.
Vemos al joven Tony hablando con su consejero escolar y a Dickie hablando con su tío en escenas que tienen un aire terapéutico.
Fue intencional. Había funcionado la primera vez [con Tony y el Dr. Melfi], y está bueno, o tal vez es un signo de pereza, cuando un personaje dice en voz alta lo que piensa y siente. Una cosa que siempre valoré de Los Soprano es que los personajes no te cuentan todos sus sentimientos. Dijeran lo que dijeran, no podías dar por hecho que fuera verdad. Cuando estaban en la oficina de Melfi y Tony decía algo que no era cierto, sabías que estaba mintiendo, porque ya habías visto la verdad. Me gusta jugar con eso.
¿Cuándo se te ocurrió que Michael Gandolfini interpretara al Tony adolescente?
Al comienzo del proyecto. Sobre todo porque se parece a su padre, se mueve como él y todo. Es el hijo de su padre. Entonces, si en la película se supone que es el mismo personaje, pensé que sería lo mejor.
Y cuando Michael comenzó a capturar la esencia del personaje, ¿qué sentiste?
Bueno, sentí que era un milagro. Y a veces, cuando las cosas son milagrosas, te empezás a reír, porque es increíble. Antes de filmar, cuando hicimos la lectura del guion con los actores, él estaba así [recrea la postura sospechosa de Tony adulto], ni siquiera era su turno de leer, pero estaba así y pensé: “Wow. Esto va a ser increíble”.
¿Cómo acabó Alan Taylor dirigiendo la película?
Él hizo algunos de mis episodios favoritos de la serie. Originalmente la iba a dirigir yo. Esa fue la intención durante la etapa de negociaciones y todo. Y eso era lo que me entusiasmaba, también: que la podía dirigir yo. Pero hubo varias crisis de salud simultáneas en mi familia, así que finalmente no pude hacerlo.
¿Fue como un momento agridulce?
Nada dulce. Fue un momento muy amargo.
La serie tenía muy pocos personajes negros, y Tony y sus amigos los miraban como desde afuera. Pero en la película, el personaje de Leslie Odom, Harold, es fundamental. ¿Por qué te interesó tanto?
Bueno, quería que la audiencia sintiera que él es un personaje tan importante, tan poderoso como Dickie y los mafiosos blancos. Quería que fuera más igualitario.
La película se filmó en 2019. Después quedó cajoneada por la pandemia, y durante ese tiempo, George Floyd fue asesinado y las protestas antipoliciales se multiplicaron en todo el mundo. Mientras observabas lo que pasaba, ¿se te ocurrió pensar que habías hecho algo que refleja el espíritu de los tiempos?
No lo pensé de esa manera. Lo que pensaba al respecto era más parecido a decir: “Ahí vamos, otra vez lo mismo”. Es así: nada nuevo bajo el sol.
La serie tuvo su momento durante la pandemia. Parecía que todo el mundo la estaba mirando de nuevo.
Eso empezó a pasar antes de la pandemia. Iba a cualquier lado y me ponía a hablar con alguien, no sé, de unos 40 o 50 años, y me decía: “A mi hijo no lo dejábamos mirar Los Soprano cuando la pasaban en la tele, porque era muy chiquito. Pero ahora lo único que hace es mirar Los Soprano”. Yo pensaba: “¡Genial! Qué feliz me pone escucharlo”. Después, cuando llegó la pandemia, explotó. Pero, si te ponés en mi lugar, realmente es algo asombroso. Y si me preguntás: ¿qué tienen los millennials y la generación Z que se meten tan de cabeza en Los Soprano? Simplemente no lo sé. ¿Vos qué pensás?
Pienso en lo que Tony le dice a Melfi al comienzo de la serie: “Llegué para el final, lo mejor ya ha pasado”. Los jóvenes de hoy se dan cuenta de que la serie tenía razón. Todo lo que Los Soprano decía sobre la coyuntura estadounidense, el mundo, la cultura, lo mal que se estaban poniendo las cosas, bueno, en su mayor parte se ha confirmado, desafortunadamente.
Creo que tenés razón. Y cuando pienso en eso, que “bueno, se ha confirmado”, espero que sea útil en algo. No sé si lo es. Es decir, ¿alguien alguna vez cambió de idea o se vio sacudido en su visión de las cosas por una serie de televisión o una película? Yo sí, por supuesto. Pero no estoy seguro de que los demás también.
¿Pensaste cómo verán la película quienes no han visto la serie?
Fue una preocupación desde el principio. Es por eso que realmente necesito enfatizar que el estudio ha hecho mucho para que esta fuera la historia del origen de Tony Soprano. El guion no estaba escrito en ese sentido. Hay algo de eso, pero la película no nació como eso. Era una historia sobre Dickie Moltisanti, y todavía lo es. Es una película de mafiosos. Se trata de mafiosos, blancos y negros, de finales de los 60, principios de los 70, en Nueva Jersey.
¿De quién fue la idea de comercializarla como “Una historia de los Soprano”?
La idea surgió al principio... Después, cuando estábamos pensando el marketing, nos olvidamos un poco del tema. Pero después... el tema volvió a salir, y yo ya estaba tan agotado de discutir con el estudio que... La verdad, no esperaba que el tamaño de letra en el cartel fuera tan grande. Nunca llegamos a pensar en algo interesante. Cuando lo vi ahí, fue una sorpresa, y no me gustó, pero no podía volver el tiempo atrás y ponerme a discutir otra vez.
¿Estarías interesado en hacer otra película ambientada en este universo?
No estaba interesado para nada, pero después hicimos algunas tomas adicionales, que me hicieron encariñar mucho más con la película. Y entonces tuve algunas conversaciones, con otros guionistas con los que he trabajado, y que podrían estar interesados en hacerlo. Y si uno de ellos quisiera, podría hacerlo con él. Pero no es una prioridad en mi lista de pendientes. Quiero hacer otra película, con suerte, y no sería esta.
¿Cuál espera que sea la respuesta del público?
Bueno, espero que mucha gente la vea. Y si no pasa, no pasa. No podría decir nada más. Tuve discusiones con el estudio sobre las cosas que querían, cosas para llenar los asientos como se dice, que simplemente no estoy dispuesto a hacer. Es una lástima para Hollywood y para los grandes estudios que su negocio esté basado en una forma de arte. Pero no me dan pena: si es tanto problema, lo hubieran pensado antes, se podían dedicar a la industria del calzado.
Este artículo fue publicado originalmente en Rolling Stone Estados Unidos.