“El 8 de marzo no es un día de celebración. Lo único que las mujeres y las disidencias celebramos es que nos encontramos en la calle y que la lucha sigue siendo nuestra bandera”, dice la periodista feminista Alejandra Benaglia
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En un nuevo 8M los feminismos vuelven a parar y a movilizarse en las calles de las principales ciudades de Argentina bajo la consigna “La deuda es con nosotras y con nosotres”. El eje de los reclamos en el Día Internacional de la Mujer Trabajadora es la crisis económica y social que vive el país y que atraviesa con más fuerza a las feminidades. En la Ciudad de Buenos Aires, las organizaciones convocan a marchar a partir de las 16 a la Plaza del Congreso.
Los números de desocupación e ingresos reflejan que la pobreza está feminizada. El Centro CEPA, según cifras de la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC al tercer trimestre de 2021, indica, en un informe presentado para el 8M, que la tasa de desocupación de las mujeres es 1,3 puntos más elevada que la de los hombres. Además, la tasa de informalidad laboral en el caso de las mujeres es 5 puntos más alta que en los hombres. Según este informe, al analizar los ingresos por ocupación principal los varones perciben un 25% más de ingreso que las mujeres. Cabe aclarar que los datos salidos de la EPH del INDEC no contemplan otras identidades que no sean varones o mujeres.
El acuerdo del Estado argentino para pagar la deuda con el FMI es uno de los temas candentes de esta marcha. No todas las organizaciones que participan de la movilización están de acuerdo con el pago. “El feminismo viene marcando un antagonismo muy concreto con el endeudamiento externo desde el año 2017, pensando que lo que hace la deuda externa, y particularmente la deuda con el Fondo Monetario, que tiene condicionalidades, es restringir la posibilidad del Estado de reparar desigualdades, de avanzar en políticas redistributivas que mejoren la vida de las poblaciones más vulnerables donde las mujeres están más representadas. Cuando decimos que la deuda es ‘con nosotras y nosotres’ lo que estamos diciendo es que las deudas que el Estado tiene con nosotras deben ser priorizadas antes que el pago de la deuda externa”, explica Lucía Cavallero, integrante de Ni Una Menos, una de los espacios que convoca a movilizarse hoy, a Rolling Stone.
Y agrega sobre las deudas del Estado: “Las trabajadoras comunitarias que estuvieron sobreexigidas de trabajo durante la pandemia, que aseguraron muchas veces las políticas sanitarias en los barrios, que ayudaron en la prevención de violencia de género, no tienen remuneración, vienen exigiendo hace muchos años que el Estado las reconozca y remunere su tarea. Lo mismo sucede con los trabajos de cuidado, que tampoco están reconocidos, que están invisibilizados y que no tienen remuneración”.
En ese sentido, el aislamiento social por la pandemia dejó en evidencia que las tareas de cuidados se distribuyen de forma desigual. Las feminidades no pararon de trabajar: según el CEPA le dedicaron el 70% más de su tiempo al cuidado de niños, niñas y personas mayores, limpieza, cocina, entre otras cosas. Estas tareas no son pagas. “Las mujeres en general tenemos menos tiempo y tenemos menos plata porque para tener más plata hay que trabajar más y en general tenemos mucho tiempo invertido en un trabajo no remunerado que es el de las tareas de cuidado. Cuando hablamos de tareas de cuidado nos estamos refiriendo no solo a lavar los platos, sino también a tener en cuenta las necesidades del hogar, en todos sus aspectos, qué hace falta comprar para cocinar, ir a comprarlo, cocinarlo, prepararlo, tener en cuenta los horarios de los demás, etcétera”, dice la docente y escritora Marina Mariasch. “En la agenda de las mujeres están anotadas la cantidad de cosas que tenemos en la cabeza, no solamente las que realizamos, si no las que tenemos que prever, todo esto nos quita mucho tiempo de trabajo remunerado y eso implica que nuestras posibilidades en el mercado laboral disminuyan”.
Y amplía: “En el segmento más pobre de la población la mayoría son mujeres y por eso decimos que la deuda es con nosotras, que es una de las consignas de este 8M, hay una deuda en cuanto a las tareas de cuidado que aportan un enorme porcentaje al Producto Bruto Interno de los países. Esto es un estudio de la Organización Internacional del Trabajo y también sabemos que la deuda externa al pagarse implica ajustes, implica tarifazo, implican cuestiones que nos van a afectar principalmente a las mujeres, creo que son dos cuestiones que confluyen aunque parezcan tan disímiles y que es momento de que las tareas de cuidado sean reconocidas como tareas remuneradas”.
Luego de dos años de pandemia, la alegría de volver a encontrarse en las calles también se opaca con una noticia que tuvo en vilo al país: la violación grupal que vivió una joven en Palermo. “Desde lo comunicacional exigimos capacitación a los medios para que reconozcan qué es la violencia de género y cómo debe tratarse, de este modo se evita la revictimización y se genera sensibilidad en el público, pero por sobre todo se radican conceptos erróneos. Estos últimos días se produjo una violación en grupo en el barrio de Palermo y hemos escuchado manada, animales, enfermos. Sin embargo desde la Casa del Encuentro sostenemos que no es manada, no son animales, no son bestias, ni monstruos, no están enfermos, no es la droga, ni el alcohol, son varones violentos, agresores sexuales que se sienten dueños de nuestros cuerpos. Necesitamos que se cumplan la Ley Micaela, la Ley de Paridad en los medios de comunicación, la aplicación efectiva a nivel nacional de la Educación Sexual Integral sancionada en el año 2006″, asegura Alejandra Benaglia, periodista feminista y responsable del área de Comunicación de la Casa del Encuentro.
La violencia de género, que tiene como su expresión más extrema el femicidio, no ha disminuido de forma sustancial. El Observatorio de Femicidios Adriana Maricel Zambrano que dirige la Casa del Encuentro asegura que en los dos primeros meses del año murió una mujer víctima de violencia de género cada 26 horas. Se produjeron en total 52 femicidios, dos transtravesticidios y 64 hijos e hijas quedaron sin madre. “Una cifra que también llama la atención es que once víctimas habían realizado la denuncia. ¿Qué falla? ¿Qué es lo que no está presente en la red de protección que deberían tener las mujeres que se acercan a denunciar? La realidad es que no existe una única respuesta porque la violencia de género es multicausal, está ligada a las diferentes situaciones en las que se encuentran quienes la atraviesan y es por eso que desde la Casa del Encuentro decimos que su abordaje debe ser integral, multidisciplinario y federal”, afirma Benaglia.
Además, la periodista suma otros reclamos en torno a la violencia machista que van a tener lugar este 8M: “Es imperioso que el Poder Legislativo mejore y actualice las leyes existentes, que el Poder Judicial atienda y proteja a quienes se acercan a denunciar imponiendo sanciones a los que incumplen con la prohibición de ejercer violencia hacia las mujeres, que garantice la reparación de las víctimas, y que el Poder Ejecutivo tome medidas que atiendan las vulnerabilidades respecto de lo económico, lo laboral, y lo habitacional en todo el país. El Estado debe garantizar la implementación de políticas públicas contra la violencia de género, profundizar las campañas de prevención y hacer efectivos los programas anunciados de acompañamiento para mujeres, travestis y trans. Insistimos en la plena capacitación a efectores de la Justicia y fuerzas de seguridad”.
Las demandas del heterogéneo movimiento feminista son muchas y variadas, pero hay dos que resonaron en las últimas horas. Uno de ellos es el pedido de absolución para Higui, lesbiana que se defendió de una violación correctiva grupal en 2016 y que el 15 de este mes debe enfrentar un juicio donde es acusada de homicidio. El otro es el de “aparición con vida” de Tehuel de la Torre, chico trans que hace un año, el 11 de marzo de 2021, salió a buscar trabajo y actualmente se encuentra desaparecido. “El 8 de marzo no es un día de celebración. Lo único que las mujeres y las disidencias celebramos es que nos encontramos en la calle y que la lucha sigue siendo nuestra bandera”, dice Benaglia.