Una edición especial revisita las sesiones del último disco de la banda con el que trataron de volver a sus orígenes
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De todos los discos de los Beatles, Let It Be es el de peor reputación. Todos estamos acostumbrados a considerarlo el disco de la ruptura, el momento en el que se vinieron abajo. Es el disco que había empezado como el regreso a los orígenes, pero que se convirtió en su lápida. Pero la historia no termina ahí. Este es también un disco con clásicos como “Let It Be”, “Across the Universe”, “Get Back” y “Two of Us”. ¿Cómo hicieron John, Paul, George y Ringo para escribir temas tan inspiradores en una etapa tan oscura?
“Es un álbum conflictivo –dice el productor Giles Martin, hijo del fallecido George Martin–. Es su álbum más creativamente conflictivo porque no estaban muy seguros de lo que hacían”.
La nueva edición especial de Let It Be presenta una mezcla a cargo de Martin y el ingeniero Sam Okell, en estéreo, DTS envolvente 5.1 y Dolby Atmos, además de cinco discos con tomas descartadas, demos y gemas nunca escuchadas. También se vienen la serie documental de seis horas de Peter Jackson, Get Back, que sale por Disney+ el 25 de este mes, y un libro, The Beatles: Get Back, con transcripciones textuales de las sesiones que parecen los diálogos de una obra de Beckett. La verdadera sorpresa: hay problemas, sí, pero también hay innegables momentos de risa y hermandad, como cuando George ayuda a Ringo a escribir “Octopus’s Garden” o cuando Paul y John escriben “I’ve Got a Feeling”.
También hay algo maravillosamente tonto en todo el proyecto Get Back / Let It Be. “Let It Be es como un matrimonio que ya está un poco gastado –dice Martin–. Y piensan: ‘Tenemos que volver a lo de antes, a lo que hacíamos en nuestras primeras citas’. Pero al hacerlo, se dan cuenta de todo lo que pasó en el medio”.
En la nueva edición se los escucha comentar entre risas cómo odian las cámaras y levantarse por la mañana. Aparecen trabajando en canciones que terminaron en Abbey Road, como “Polythene Pam” y “She Came in Through the Bathroom Window”. También se escucha el ataque de furia cuando George se va por una semana. “Se entiende que esté enojado –dice Martin–. Es amigo de Clapton, anda con The Band y con Ravi Shankar, está casado con una supermodelo… para él, hay un mundo mucho más feliz fuera de los Beatles. Y acá está, atrapado en Twickenham, donde sus compañeros ni siquiera escuchan sus canciones”.
El trabajo de Phil Spector como productor de este disco siempre tuvo mala fama. Entre otras desgracias, le agregó a “The Long and Winding Road” cuerdas, arpa y un coro, todo de lo más cursi. Paul trató de corregir estos errores con el lanzamiento del disco “despectorizado”: Let It Be…Naked (2003). En esta ocasión, Martin buscó un camino intermedio. “Le dije a Paul: ‘Sé que nunca te gustaron los arreglos, pero no podemos cambiar la historia’. Me contestó: ‘Ok, ¿pero podemos sacar el arpa en The Long and Winding Road’?’”.
Glyn Johns estuvo a cargo del armado de Get Back, el LP que después se convirtió en Let It Be y cuya versión original ve la luz por primera vez en esta edición. Johns les dio a los Beatles lo que pedían: un registro observacional de producción, casi realista. Pero, para su horror, el material sonaba mal grabado y un poco obvio. Es uno de los logros extraños de esta edición: sorprenderse de todas las cosas que Spector en realidad hizo bien.