Diego Demarco, de Los Auténticos Decadentes, estrena segundo disco en solitario y lo presenta en vivo junto a su hijo Lautaro
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Es el primer jueves de otoño y, tras una jornada que arrancó lluviosa, la noche luce estrellada. En la vereda de Rockin Music Bar, Arévalo casi esquina Cabrera, Palermo tirando a Colegiales, se agolpan cantidad y calidad de caripelas, barbas largas y cabelleras oxigenadas, barbijos de diseño y miradas suplicantes, en un festival de reencuentros para buena parte de la familia decadente.
El solista convocante es Diego Hernán Demarco, guitarrista, hitmaker, cantante y ocasional voz principal de Los Auténticos Decadentes, que en esta oportunidad presenta en sociedad, o mejor dicho en familia ampliada, su segundo larga duración, titulado simple y llanamente Hola... Qué tal!!, frase apertura de “El Edén”, tema con que arranca el disco y primer video y corte.
Caso curioso el de Diego. Es desde su incorporación en 1987 a la banda el que más pinta tuvo y tiene de galán de barrio, flaco, rubio y de ojos claros. Tras no aportar composiciones propias para el debut decadente El milagro argentino (1989), para el segundo, Supersónico (1991) mete tres temazos, “Me da igual”, “Se va como la vida” y “Paseando por Temperley”, que lo consagran ipso facto como genio de la canción ligera y profunda, y discípulo/compañero de banco de Jorge Serrano, con quien alterna solitos de guitarra latin-rock. Luego, a medida que pasaban los discos, fue la pluma y la voz de clásicos populares como “El gran señor” y “Besándote”, perlas cultivadas como “Ese secreto”, “Turdera”, “Como la abeja y la flor”, “La fórmula”, “Veo” y “Sin pedir nada” y hasta ese megahit indefendible y contagioso titulado “La prima lejana”.
Tan encarador guitarra en mano como amante del bajo perfil fuera del escenario, romántico e idealista como solo un ex alumno del Colegio Manuel Belgrano de Temperley (corazonistas) puede ser, Diego es dueño de un humor ácido y cortante, casi campero. Pero una cosa es tener su propio set solista en una banda en plan wing derecho con desborde y buena gambeta –con Cucho como frontman goleador y Jorge Serrano como el Ricardo Enrique Bochini de la canción–, respaldado por otros talentosos y carismáticos compañeros centrocampistas totales, carrileros y defensores que pasan al ataque nivel Sergio Ramos; y otra cosa es ocupar el centro de la escena en plan artista convocante.
Ya arriba del escenario, acompañado por su hijo Lautaro a su diestra (otro galán pero con mayor proyección Disney) y secundado por la misma banda con la que en su día presentó el primer disco, Diego repasa las nueve canciones de Hola... Qué tal!!, seis de su disco debut Casi nada (2014) y tres de los Decadentes, en un clima de algarabía general in crescendo, mientras sus desopilantes amigos personales Mariano “Mango” Dores y Humberto “Pato” Sansio caminan entre las mesas, siempre con el barbijo puesto.
Ya en la segunda mitad del show, Diego despliega sus dotes como maestro de ceremonias algo impaciente y se le van subiendo los invitados previstos e improvisados, incluyendo tres compañeros Decadentes: la dupla productora del percusionista Martín “la Moska” Lorenzo y el batero Mariano Franceschelli, y el único e inimitable Eduardo “el Animal” Trípodi. Finalizada la vorágine, Diego saluda y departe satisfecho y extenuado, tan amable como con ganas de subirse a la camioneta y huir.
¿Cómo se gestó tu segundo disco? Ya venías con ganas de hacer algo desde antes de la pandemia, ¿no?
Sí, ya en 2019 o puede que antes, venía pensando en grabar acá, en casa, un disco más hogareño, todo yo. Tengo un montón de canciones, no sabía si hacerlo acústico o eléctrico, si grabar un disco entero casero o ir tirando temas de a uno por Internet. Medio de aburrido, y para hacer cosas mías...
Para sacar las canciones del cofre y que circulen.
Sí, que circulen. Luego cuando vino la pandemia el disco fue tomando fuerza, y hablé con la Moska y Mariano y se tomó la decisión de hacer un disco bien grabado, ya que si lo hacía en casa iba a ser medio limitado. Les fui pasando temas y al final decidí que fuera un disco más rockero y oscuro que el anterior, que era como más hitero, tenía alguna cumbia. Fuimos buscando la lista y ahí, en la pandemia, me salió el tema “Ahora”.
Ese es nuevo...
Sí, entonces fuimos redondeándolas, haciendo maquetas online, y luego también se sumaron Diego Tuñón (tecladista de Babasónicos) produciendo dos temas y Gustavo Iglesias (técnico de la misma banda) otro, así que quedó variado.
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Cuando salió Casi nada en 2014, mínimo la mitad del disco eran potenciales hits Decadentes que en su día no entraron en la discografía oficial de la banda por esas injusticias sistémicas propias de las democracias internas. “Uno va haciendo canciones y quedan ahí. Fue difícil todo, porque los Decadentes estábamos tocando a full, y era mi primer disco solista. Lo tenía que presentar, todo muy lindo, pero... Este disco, en cambio, fue más relajado, e igual hay que ver cómo termina (sonríe). Estamos en el medio del proceso, andá a saber cómo sigue todo”.
En su día el video de “Estrella fugaz”, primer corte del disco debut dirigido por Niko Mayer y Carlos Oliván, se grabó en La Viola Bar de Humboldt y El Salvador, un domingo a la noche en el que entre el staff y los extras se bebieron hasta el agua de los floreros. Como contrapunto y botón de muestra del cambio de paradigma, el flamante video de “El Edén”, dirigido por Octavo “el Vikingo” Lovisolo, es un hilarante canto al distanciamiento social y al romance como estado mental.
Cuestiones de paranoia y/o precaución pandémica, la entrevista transcurre en un banquito de jardín al frente de su hogar dulce hogar en Mármol, Zona Sur bonaerense (aunque pasa también temporadas en Valeria del Mar). Cuando le enumero para que me ordene de mayor a menor una lista de actividades, desde actuar frente a cámara hasta la nada misma, Diego Demarco, Decadente, solista displicente y ciudadano ejemplar, contesta: “Lo primero en mi lista sería quedarme en casa y lo segundo escribir canciones. En tercer lugar, tocar con los Deca (aunque capaz que en diciembre de un año normal cambia el orden). Cuarto tocar solista, quinto grabar, sexto dar notas, séptimo hacer videos”.
Le pregunto, más tarde, por WhatsApp por solistas favoritos o modélicos, le pido cinco nombres y me responde tremenda delantera: “Vinicius de Moraes, Tom Jobim, Bob Marley, Roberto Goyeneche y Chico Buarque” y cuando le pido que me agregue algún rockero me menciona a Lou Reed y al “Duque Blanco, no me sale el nombre, cómo era... David Bowie; si hablamos de rocanrol lo primero que escuché en mi vida fueron los Rolling Stones y hasta cierto punto me sé la discografía completa, y luego hay muchos: Madness, Specials, Sex Pistols, la influencia rockera está en todos lados, y del punk también”.
Como guitarrista arriba del escenario, Diego da cátedra de versatilidad estilística electroacústica, y cuando se pone punkrockero y postpunk metalizado en plan épico la gasta. “Ya cuando tenés un par de discos, tocar en vivo es otra cosa, musicalmente el show del otro día presentando Hola... Qué tal!! fue mucho más interesante que cuando presentamos Casi nada”, reconoce, y se frena. Diego es un entrevistado amable, de esos que disfrutan el no explayarse, que lo paladea y cultiva como virtud; el silencio es salud.
Es la misma banda con la que tocaste en 2014/2015 el primer disco. ¿Qué buscás a la hora de reclutar músicos?
Lo principal es que la gente que toque conmigo tenga ganas de tocar y esté contenta, porque a esta altura tener que estar detrás de todos... Guillermo Gardeazabal es un muy buen baterista de la zona que toca con Gustavito en Los Tulipanes. En el bajo está Gamba, Darío Gambini, al que también conozco de hace años porque tocaba con mi hermano Gastón, y me viene haciendo la gamba hace años. Luego está Lauti, que, bueno, es mi hijo. El tecladista es Nahuel Acosta, que se viene desde La Plata y entró porque antes había otro chico que no podía y nos lo recomendó, y está muy bien también. Para el show de Rockin hicimos solo dos ensayos, pero son buenos músicos, escuchan el disco y saben tocar.
¿Y cómo sigue la cosa?
Y, mucho no sé, hay que ver qué pasa con la pandemia. Hay unos amigos que quieren hacer una edición en vinilo y también estamos por hacer un segundo video. La idea es seguir presentándolo con la banda. En México tengo también unos músicos muy buenos con los que puedo tocar, pero todo depende de la pandemia y de los viajes con los Deca.