Entre recuerdos, ocurrencias y reflexiones, y con un nuevo álbum de covers titulado ‘Imposter’, junto al dúo Soulsavers, el carismático líder de Depeche Mode pasa revista
- 16 minutos de lectura'
4 de octubre de 2021: en Internet aparece un nuevo sitio web, davegahan.com. La enigmática sombra del cantante se dibuja sobre un telón de fondo rojo. Con un nombre de dominio registrado recién en marzo de 2020, a partir de ahora parece asumirse plenamente como un músico solista. La pandemia de Covid-19 descuajeringó el ritmo biológico de Depeche Mode –un álbum cada cuatro años, seguido de una gira mundial–, cuando debería haber aparecido una nueva obra del grupo en sincronización perfecta con la celebración de sus 40 años. Encuentros frustrados de Gahan, Gore y Fletcher, confinados en lados opuestos del Atlántico, con sus “devotos”. Hasta su entronización en el Salón de la Fama del Rock & Roll, en mayo último, tuvo que hacerse de manera virtual, una ocasión fallida para un encuentro fugaz con Alan Wilder. O sea que nadie esperaba tener noticias del líder de Depeche Mode antes de fin de año.
“¡Acá Nueva York!” A través de la ventana de Zoom y detrás de sus lentes esfumados, a Dave Gahan se lo ve sonriente y distendido sobre el diván de su habitación. Detrás de él, sobre la pared, puede distinguirse el dibujo en tinta y carbonilla de una sensual cabellera, obra de la artista y activista Marlene McCarty, que su esposa Jennifer posteó en Instagram durante la pandemia. Dave y Jennifer pasaron estos últimos meses entre la Gran Manzana y su casa en la isla de Montauk, al este de Nueva York. “Tenemos la suerte de tener esa casa cerca del mar desde hace 20 años, pero nunca la habíamos podido disfrutar tanto como en estos últimos dos años”, dice Gahan. “Me hace bien estar ahí. Tengo un jardín y no veo a casi nadie”.
Aunque es difícil imaginar a Gahan como un hombre ocioso y despreocupado, la faraónica gira Spirit de Depeche Mode, esos 18 meses de viajes hasta julio de 2018, lo dejó totalmente agotado. “¡Pasó un buen tiempo hasta que volví a sentirme un ser humano!”, bromea el cantante, un reconocimiento implícito de que el bichito de la música no tardó demasiado en carcomerlo nuevamente por dentro. Y fue Rich Machin, su cómplice de los Soulsavers, quien lo incitó: “Al final del Spirit Tour, cuando Rich me propuso componer juntos, la verdad es que no tenía ni energía ni ganas de nada de eso, entonces surgió la idea de hacer algunos covers para calentar motores y ver a dónde nos llevaba”. ¡Y no iban a contradecir la expresión “No hay dos sin tres”! Después de The Light the Dead See (2012) y Angels & Ghosts (2015), la búsqueda de un nuevo proyecto en común vio la luz a principios de 2019.
Hace cuarenta años, Gahan fue descubierto por Vince Clarke para integrar Depeche Mode durante una audición donde cantó “Heroes”, de David Bowie. El regreso a los orígenes tal vez era inevitable... Según Rich Machin, Dave lo llamó una tarde para preguntarle: “¿Qué tal si hacemos un álbum de covers?”. Dave sabe que ese tipo de impulsos hay que atajarlos al voleo: “Desde mi punto de vista como productor, si un artista está entusiasmado con una idea hay que seguirla, porque siempre conduce a algo positivo”. Esa complicidad entre ambos no data de ayer. Sus caminos se cruzaron mucho en 2009 durante el Tour of the Universe, donde Soulsavers, compuesto por Ian Glover y Rich Machin, fue banda soporte de Depeche Mode. En esos viajes, la amistad se consolidó de inmediato: fue un amor musical a primera vista. “A lo largo de mi carrera he trabajado con suficientes personas como para saber que este tipo de química natural que tenemos con Dave no se puede forzar”, dice Rich. Alimentado por el eclecticismo musical de los noventa, en su discoteca conviven Jane’s Addiction, The Clash, Siouxsie and the Banshees, así como A Tribe Called Quest, Public Enemy o Guru. Estos grupos de hip-hop, que sampleaban a Miles Davis y el blues de Chicago, le hicieron conocer el jazz y el soul donde luego se sumergiría “casi compulsivamente”.
Estos colores musicales seducían a Gahan: “Gran parte de la música producida por Soulsavers está impregnada de góspel, soul y blues, y me siento muy cómodo con esos ritmos”, dice el cantante. “Creo que algunas de las mejores canciones de Depeche Mode también fueron influenciadas por estas tendencias musicales”, en referencia a Songs of Faith and Devotion, lanzado en 1993, o títulos como “Going Backwards”, “Personal Jesus” o incluso “John the Revelator”. Así que ambos se pusieron a tirar ideas sobre una hoja de papel. “Buscamos temas que me funcionaran bien a mí como intérprete, pero también con Soulsavers, los músicos, como telón de fondo. Quise elegir canciones y cantantes con los que fui desarrollando una relación musical a lo largo del tiempo y que he escuchado mucho, desde PJ Harvey y Mark Lanegan hasta Neil Young”, enumera Gahan. “Son voces que a lo largo de mis 40 años de carrera de una forma u otra siempre me han hablado”.
En la pequeña Basildon de la década de 1970, el joven Gahan frecuenta el ambiente punk, escucha a los Doors, The Damned, David Bowie, Gary Numan y hasta Roxy Music y The Clash. A fines de 1991, ya instalado en Los Ángeles, se acerca a la escena del grunge y el metal: Jane’s Addiction, Rage Against the Machine, Nirvana y también Primal Scream, y en 1997 se muda a Nueva York, donde el desbordante mundo artístico le abre nuevos horizontes: “Vivir en Estados Unidos dio forma a mis influencias musicales. Fue en los Estados Unidos de la década de 1990 que descubrí a Mark Lanegan cuando todavía formaba parte de Screaming Trees. No era fanático de esa banda, pero seguí el trabajo solista de Mark durante años. Me encanta su voz porque cuenta una historia, como pasa con PJ Harvey o Neil Young. Muchas veces me cuelgo escuchando una voz y dejo de prestar atención a las palabras, como si algo de ese timbre resonara en mi interior”.
Rich y Dave eligieron una veintena de canciones y finalmente se quedaron con un track list de doce temas. “Quería hacer una versión de ‘Strange Religion’ del disco Bubblegum de Mark Lanegan”, cuenta Gahan. “Nunca pensé que haría una versión de ‘Metal Heart’ de Cat Power, pero esa canción realmente me sorprendió. También hay un tema de Bob Dylan, uno de Neil Young y uno que cantaba Elvis Presley. ¡Meterse en la piel de esos artistas no es para cualquiera! Para mí, el gran desafío era interpretar esas canciones con el mayor respeto posible por sus cantautores o cantantes originales, pero al mismo tiempo apropiármelos y convertirlos en canciones de Dave Gahan. Por ejemplo, con ‘Not Dark Yet’, de Dylan, lo más difícil era no tratar de imitar la firma vocal que lo caracteriza, como en ‘Snow and Twang’, ¿se entiende?”, dice Gahan y se pone a canturrear imitando el acento de “Zim”.
“Tuve que encontrar mi propia voz, y eso me llevó tiempo. A veces el resultado era suave e intimista, y a veces amplio y potente, como en las canciones de Elmore James o PJ Harvey. En la casa de la isla de Montauk tengo mi propio estudio y ahí pasé mucho tiempo trabajando esas canciones”, dice con entusiasmo. “Luego comenzamos a armar versiones en crudo de las pistas con algunos músicos: Kevin Bales, Tony Foster y por supuesto Rich Machin, Ian Glover y Sean Read. Encontramos una idea de arreglo, un tempo, la mejor tonalidad para mi voz. Después trabajaba por mi cuenta y lo grababa en mi iPhone. Y cuando encontraba lo que quería hacer, pasábamos al tema siguiente. Cuando terminamos, no tuve para nada la sensación de que se trataba de un conjunto de versiones, sino de que realmente habíamos producido algo nuevo juntos”.
Algunas canciones, como “Manhattan”, de Cat Power, o incluso “I Go to Sleep”, de Ray Davies (Kinks) versionada por The Pretenders, finalmente no entraron en el álbum, “pero eso no quiere decir que no terminen en el próximo disco, o en un Vol. 2″, dice Gahan con picardía.
***
El disco fue grabado en tres semanas a fines de 2019, antes de la pandemia, en Shangri-La, el estudio de Rick Rubin en Malibú. El mismo Rubin que en 2002 produjo el cultísimo álbum de covers de Johnny Cash, American IV: the Man Comes Around, donde el “hombre de negro” hace una versión de… ¡”Personal Jesus”, un tema de Depeche Mode! “Instalamos a todo el mundo en una sola habitación, a la antigua, como en las producciones de la década de 1960. Absolutamente todo de este álbum, hasta el más mínimo detalle, fue registrado en vivo”, explica Machin. “Tocábamos durante un par de horas, grabábamos varias veces el mismo tema, y elegíamos la que había salido mejor”.
Pero se nota que ambos extrañan el escenario. Y es ahí donde la alquimia entre ellos se expresa en toda su amplitud: “Para la gira Angels & Ghosts fuimos a tocar a La Cigale, una pequeña sala de París. Es mi actuación preferida de todos los tiempos, la mejor que haya hecho nunca con nadie. ¡Y no hay sensación que se compare con esa!”, recuerda Gahan. Lejos de las giras multitudinarias, a Gahan le gustaría presentar este proyecto en entornos más íntimos, a pesar de los obstáculos logísticos que impone la pandemia. “Puede ser que hagamos presentaciones especiales en un estudio, una pequeña sala o un museo, donde nos paremos en escena bajo una buena iluminación para interpretar el álbum de principio a fin, porque siento que es la mejor manera de escuchar este disco”.
Lejos de la sonoridad electrónica de Depeche Mode, aquí la voz de Gahan se apoya en una verdadera banda de rock, con guitarras, bajo, teclados y coros de góspel, “un sonido más orgánico, más crudo, ordenado”, admite Rich. “Para el tema ‘Shut Me Down’, por ejemplo, me inspiré en Serge Gainsbourg”. Machin tiene el talento de crear el fondo musical en el que Gahan se siente libre para desenvolverse y dejar trascender sus emociones. “Me hubiera encantado grabar en una iglesia, como en Trinity Session de los Cowboy Junkies”, dice el productor. “¡Eso pasa por trabajar con Dave!, porque tiene una voz tan hermosa que hay que darle un poco de espacio. Necesita espacio. Creo que su vida musical va tomando esa dirección. Dave es un ex-punk que ahora se sienta en su sofá y escucha a Billie Holiday”.
Es difícil imaginar a Gahan, siempre sensual e impecable sobre el escenario, en bata de baño y pantuflas con música de jazz de fondo. En la portada de este nuevo disco, su silueta aparece recortada en claroscuro en un largo pasillo. Es una ambivalencia con la que Gahan juega desde siempre. Adolescente rebelde y enojado al enterarse de que quien lo había criado no era su padre biológico, a los 14 años Gahan se convirtió en un joven delincuente adicto a la adrenalina del robo de autos, el vandalismo, el alcohol y las drogas blandas… Antes de derivar hacia otros paraísos artificiales. Su larga espiral de autodestrucción alcanzó su punto culminante en 1993, durante el Devotional Tour, donde la banda tuvo que llevar a un dealer y a un psiquiatra para tratar de canalizar esas tendencias, que la revista Q calificó en su momento como “la gira de rock más libertina de todos los tiempos”.
Gahan pondrá fin a sus excesos en 1997, después de su rehabilitación en California. Mantenerse “limpio” será una lucha constante para él: “Ahora sé que no puedo permanecer mucho tiempo en esa parte oscura de mí. Supongo que es algo que se aprende con la edad. Sé que a veces puede dar buenos resultados creativos, pero después hay que salir de eso. Así que entro y salgo, pero no puedo quedarme mucho tiempo, porque empiezo a sentirme demasiado cómodo y puede ser peligroso”. Tras haber vivido en la cuerda floja permanentemente, a sus casi 60 años, Gahan abandona ese bagaje. Y como culminación de ese largo y tortuoso viaje interior hacia su propia verdad, en el clímax catártico de la vida, decide contarse a sí mismo con las palabras de otros. Y así hizo realidad este proyecto de sinceridad profunda, que expone sus debilidades, su vulnerabilidad, y al mismo tiempo toda su potencia.
“Se sumergió en este proyecto con todo su corazón y toda su alma, sin fingir nada”, dice Rich. “En cada canción hay una parte de él”. Y Gahan explica: “Siempre estoy buscando un lugar de pertenencia, pero después, cuando lo encuentro o lo pruebo, me siento demasiado cómodo, como si no me gustara, como si necesitara más... o menos... ¿Se entiende? Por eso estas canciones me tranquilizan, me llevan a un pequeño viaje dentro de mí. Al principio no lo sabía. Ni siquiera lo supe cuando empezamos a grabar, pero después de tres semanas de grabación en el estudio, cuando ya teníamos una idea clara de cómo fluían las canciones, me di cuenta de que esas canciones y cantantes no solo me llegaban y significaban algo para mí, sino que de alguna extraña manera también me daban información sobre mí mismo. Y ahí fue cuando me dije: ¡No estoy solo! ¡Qué tranquilidad!”.
***
La búsqueda de redención y salvación del alma, el amor y la espiritualidad: esos son los temas recurrentes que atraviesan tanto su trabajo con Depeche Mode como sus otros proyectos personales. Nacido en el seno de una familia de impronta bastante conservadora y religiosa –su madre y su abuela trabajaban para el Ejército de Salvación, donde Dave dio sus primeros pasos como cantante–, a Gahan no lo atrae la religión como tal, sino el misticismo laico. Ataque al corazón, sobredosis de “speedball” (mezcla de heroína y cocaína) e intento de suicidio: Gahan ha escapado de la muerte tantas veces que el personal del hospital lo apoda “el gato”, por sus muchas vidas. En 2008, también sobrevivió al cáncer.
Pero sus años oscuros han quedado atrás y Gahan parece al fin en paz y más conectado consigo mismo. “Estaba perdido y fui encontrado”, canta en “Metal Heart”, primer sencillo del nuevo disco, lanzado el 8 de octubre pasado. Después de todo, el rock’n’roll no tiene por qué salir siempre del lado oscuro. “Versionamos ‘I Held My Baby Last Night’ de Elmore James y eso podría resumir el rock’n’roll: es sucio, mezquino y divertido al mismo tiempo. Pero también está la belleza de canciones como ‘The Desperate Kingdom of Love’, escrita por PJ Harvey. ¡Y eso también es rock’n’roll!”.
Gahan quiere transmitir con su voz: “La música, las melodías, especialmente las voces de los cantantes, están ahí conmigo, y espero de alguna manera poder hacer lo mismo por los demás. Puedo interpretar una historia con mi voz. Durante años canté las canciones de otra persona, Martin [Gore]. Finalmente encontré un lugar donde podía interpretarlos a mi manera y con mi historia, por más que las haya escrito Martin. Para mí, todos los grandes cantantes logran eso... Elvis Presley nunca escribió una sola canción en su vida, pero si él no las hubiera cantado, ¡no serían nada!”.
Aunque suelen compararlo con Nick Cave, dice sentirse más cerca del Rey: “Me identifico mucho con Elvis, con él como intérprete, con su personaje, especialmente en los últimos diez o quince años de su carrera. Y por supuesto también Charles Chaplin, que a su manera también es autor de la canción ‘Smile’. Nos fascinaba ese payaso. Nos entretenía, nos hacía reír y llorar y sentir cosas, ¡y nunca dijo una palabra! ¡Chaplin era el impostor definitivo!”. Imposter, “impostor”, es precisamente el título de este nuevo disco. Impostor, palabra que también entraña esa dualidad de Gahan: la de alguien que se hace pasar por otro y engaña a su mundo, obligado constantemente a imitar lo real, pero también alguien que niega su mérito por falta de confianza en sí mismo.
En 2003, cuando lanzó Paper Monsters, su primer álbum como solista, Gahan declaró en más de una entrevista que “después de ‘The Singles Tour’ de Depeche Mode [1998] tuve una extraña sensación, la de ser un impostor, de vestir la ropa de otro. Recuerdo claramente haber sentido esto durante mucho tiempo, ¡pero ahora le doy la bienvenida y abrazo plenamente al impostor que hay en mí! En ese momento, sentí que estaba fuera de lugar, que no era honesto, que realmente no estaba haciendo mi parte o que no estaba dando lo suficiente. Siempre sentía que hacía algo mal”.
Si bien Gahan hizo su primer intento solista en 1997, cuando se liberó de sus adicciones, con un cover de Roxy Music, recién se convirtió en compositor por derecho propio en 2003, con su primer álbum completo como solista, y cuando reivindica sus ganas de participar en la composición de los temas de Depeche Mode. “Creo que después de hacer Paper Monsters, me sentí más fuerte. Ahí pude volver a Depeche Mode y decir: ‘¡Miren que yo puedo hacerlo, tengo que hacerlo, y sé lo que valgo!’”. Pero Martin Gore no lo entendió de esa manera y estalló una crisis que casi termina con el trío para siempre.
Pero el equilibrio de fuerzas resultó no ser el mismo: el álbum de Gahan trepó en el Top 40 de Inglaterra, mientras que Counterfeit 2, de Martin Gore, fue un fracaso comercial. Así que el grupo dejó que Gahan compusiera varios temas de Playing the Angel, lanzado en 2005, y desde entonces Dave siguió participando de las composiciones de Depeche Mode, mientras continúa con sus propias versiones o colaboraciones con otros artistas: un nuevo álbum solista, Hourglass, en 2007, el tema “Nostalgia” con Mirror, en 2008, dos álbumes con Soulsavers, en 2012 y 2015, “Ocean” con Goldfrapp, en 2018, “Shock Collar” con Humanist, en 2020, y un cover íntimo de “Nothing Else Matters” en el álbum tributo The Metallica Blacklist, el pasado mes de septiembre.
“Hace unos meses, (la cantante australiana residente en el Reino Unido) Suzie Stapleton me pidió que me sumara a las Jeffrey Lee Pierce Sessions (un proyecto con el que Stapleton celebra la obra del mítico líder de The Gun Club) para versionar una de sus canciones, ‘Mother of Earth’. Toqué un poco la guitarra y fue muy divertido. A veces siento que así encontré mi propia voz”. Gahan, cuyo rango de barítono brillante demostró ser una ventaja para la banda desde un primer momento, le confesó hace más de quince años a Rolling Stone que el sonido de su propia voz no le gustaba.
Después de considerar durante muchos años que su mejor interpretación vocal había sido “Condemnation” en el álbum Songs of Faith and Devotion, finalmente encontró su camino y su voz: “Ahora me siento seguro con mi voz y creo que canto bastante bien. Este disco me encanta, y creo que se parece más a mí que cualquier otra cosa que haya hecho en mucho tiempo. Con Imposter finalmente acepté al impostor que hay en mí... tal vez sea lo más cercano a lo que realmente soy, quién sabe... Una identidad por la que me deslizo y detrás de la cual me escondo, pero que al mismo tiempo es una gran parte de mí, mucho más que cualquier otra cosa”.