El cantante de Él Mató a un Policía Motorizado compuso 50 tracks para la nueva versión de la serie de Bruno Stagnaro: grabó una cumbia con Vicentico y hasta un tango con Daniel Melingo
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Santiago Motorizado está en el estudio Resto del Mundo, en Boedo. Pero no está grabando junto a sus compañeros de banda, Él Mató a un Policía Motorizado, ni prepara canciones para su dilatado disco solista, ni está por producir a algún nuevo artista. El músico está retocando algunas pequeñas cosas del proyecto en el que estuvo inmerso desde julio del año pasado y que acaba de terminar: la música de la versión 2021 de la serie Okupas, un clásico de culto de la TV argentina, dirigido por Bruno Stagnaro y protagonizado por Rodrigo de la Serna en 2000, que volverá a la pantalla en HD a través de Netflix (ayer se pudo ver el primer trailer). “Yo ya entregué todo, pero como tengo ganas de subir algunas de las canciones, les estoy dando un toque final a las mezclas”, dice el compositor, cantante y bajista de Él Mató.
¿Cómo fue que te contactó Stagnaro para musicalizar Okupas?
Lo primero que me propuso Bruno fue utilizar canciones de Él Mató para reemplazar algunos temas que no podía incluir en esta versión por problemas de derechos. Yo estaba feliz de la vida, porque soy fan de Okupas y fan de él y que me pida canciones porque le gustaban, cerraba un círculo que me puso contento. Pero charlando me comentó más sobre este problema de las canciones, porque quería respetar el espíritu de la banda de sonido y entonces, como tenía tiempo por la cuarentena, le propuse hacer yo ese trabajo. Él me mandó unos clips y yo le envié algunas piezas y siempre hubo una devolución muy positiva. Supongo que tengo la ventaja de ser superfan de Okupas y de saber por dónde va la serie. Terminé grabando 30 canciones originales completas y otros 20 pedazos instrumentales o cosas más sonoras.
¿Es como un disco triple?
Total. Por eso empezamos en julio de 2020 y terminamos a mediados de mayo de este año.
¿Viste la serie en su momento?
Sí, tenía 20 años. Me acuerdo que habían anunciado que salía esta serie y no le había dado mucha bola, pero un día, en la casa donde vivía con mis viejos, pongo la tele y ahí estaba. Era un capítulo empezado, pero enseguida me pareció algo distinto, muy real. Aparecía Rodrigo de la Serna yendo a Dock Sud y lo atienden unos chabones, medio un ambiente más turbio, y no podía creer sentir que estaba conectando así con un programa de televisión. Conecté de inmediato con todo lo que pasaba ahí. Quedé estupefacto, me enloquecí y no me perdí ningún capítulo más. Llamé a todos mis amigos para que lo vieran. Suena raro, porque ahora todo está tan conectado que te enterás siempre de alguna u otra forma. Pero en ese momento, estaba sucediendo un evento muy puntual de la televisión y el boca en boca fue muy fuerte. Fue un éxito obviamente y Okupas generó toda una revolución. Después vi las repeticiones y también tenía algunos capítulos grabados en VHS. Con mis amigos nos juntábamos a verlo. Ahora, haciendo la música y mirando algunas escenas que me sé de memoria, me di cuenta de que los diálogos no se gastaron. Tampoco las actuaciones, nada. Es algo que no le sobra nada, es redondo y perfecto.
¿Cuál fue el mayor desafío del trabajo?
La música está muy presente todo el tiempo y hay escenas que, así como te puedo decir que me conozco los diálogos de memoria, también recuerdo su música, que no se puede disociar de ese momento. Eso fue un desafío. Como compositor y nuevo miembro de Okupas tuve esa presión. Pero estoy feliz con cómo funcionaron las canciones. Porque sé también que hay una suerte de club de fanáticos de Okupas, entre los que me incluyo, que son duros. Y que ya se pusieron nerviosos cuando se enteraron de que se cambiaron cosas y los entiendo. Me divierte porque en Twitter y eso ya hay derrotas anticipadas: “Uy, el de Él Mató va a hacer algo indie, sofisticado, y va a arruinar todo”. Pero yo creo que el trabajo quedó muy bien, les puedo decir que entiendo perfectamente de qué va Okupas y que dejé todo. Estoy contento y lo más divertido es que tuve que recorrer un montón de géneros, porque si bien en la serie predomina el rock, también hay cumbias, folclore, chamamé…
¿Te metiste en esos otros géneros?
Hice cinco cumbias y otras cinco de folklore. Eso lo dejé para lo último. Primero hice todo lo que era rock, que es más mi área. Y después me sumergí en todo eso que nunca había hecho. En un punto uno se da cuenta de que las canciones, el formato canción, un poco es compartido entre todos los géneros. Cuando uno afila, entiende que cada género tiene su patrón y eso está bueno, porque te marca el ritmo y te va guiando.
¿Tuviste que estudiar la materia Cumbia I?
Escuché mucha cumbia, entendiendo por dónde iba. Lo mismo con el folklore y para lo último dejé un tango, que sentía que era lo más difícil. Siempre me gustó el tango, pero nunca le había prestado la atención que se merece quizás. Leyendo letras y escuchando las melodías, todos los yeites del tango, me hice muy fanático, a tal punto que pensé que estaba en otro nivel, que no iba a poder. Al final salió un vals-tango que me gustó mucho como quedó y lo invité a Daniel Melingo para que cantara conmigo y la rompió toda. La voz de Melingo es de otra galaxia. También para una de las cumbias lo invité a Vicentico a cantar y lo mismo. La rompió. Y el resto de las canciones las grabé con Felipe Quintans, de 107 Faunos y Súper 1 Mundial.
¿Sos de mirar series?
No me enloquecí con esta última revolución de las series, a pesar de que vive varias. El tema es que te demandan un montón de tiempo, no es como las películas, que estás dos horas y listo. Con la cuarentena tuve más espacio, vi The Wire y me pareció genial. Después Game of Thrones me enloqueció, que un poco también inspiró la portada de La síntesis O’Konor de Él Mató.
Hablando de la banda, ¿en qué andan?
Cuando Bruno me invitó a usar las canciones de Él Mató, le propuse regrabarlas, respetando las originales, pero dándole un giro nuevo, que suenen con la potencia de cuando las tocamos en vivo. Estuvo bueno para estar en movimiento durante la cuarentena. Después, cuando se abrió un poco la cosa, hubo algunas propuestas de shows, pero nos parecía que el espíritu de nuestros shows se perdía en ese contexto. Estamos esperando para volver con todo cuando estemos sin distanciamiento. Mientras tanto empezamos a intercambiar con los chicos algunas maquetas, esperando a que todo se ponga un poco mejor.