De Skay a Ciro, un puñado de highlights en la jornada que marcó el regreso de los festivales tras el parate por la pandemia
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Skay y los Fakires
Escenario Norte
Con los años, el perfil estético rural del rock que desarrolló Skay Beilinson está en conexión con el de Neil Young. Hay una canción del renegado canadiense que se llama “One of These Days”. Sí, como la de Pink Floyd. No, no la busquen en Spotify. La canción incluida en Harvest Moon dice que un día de estos el protagonista va a sentarse y a escribir una carta larga. Estará dedicada a todos los buenos amigos que ha conocido. Intentará agradecer por los buenos momentos juntos. Mirá si el Cosquín Rock no es una buena excusa para que Skay y su viejo amigo no se vuelvan a cruzar. Un tema, inédito, que se grabe en vivo y que se cierre una herida. La más grande del rock argentino. En fin, en vez de eso, Skay largó “JiJiJi” y prefirió seguir en conexión con Young y evitar a Solari. Aunque su mirada anhelante diga lo contrario.
Su show en el Escenario Norte pareció una excusa para demostrar que el sonido de Los Fakires, su banda, fue el mejor del valle. No necesitó demasiado, son cuatro tipos y tres Marshall. Su Gibson SG, cada vez más gastada, inamovible. Y hay más, Skay frenó apenas un toque el vértigo y avisó que encima iba a tocar por primera vez en vivo uno de los temas que lanzó en 2021. Un regalo para este festival. Es “Palomas y escaleras” y es, como su vida, guitarrera. Espaciada y paciente; ricotera. La letra tiene un verso que dice “Se llevan las plegarias que duermen en los muros”. Es moneda corriente el dicho que el guitarrista de Los Redondos se quedó con la mística de Patricio Rey pero hoy esa fue una de las primeras certezas que estallaron durante “Golem”, la apertura de su show que se cargó 17 canciones. Una reverencia de Skay, esa que hace con su mano hecha garra hacia el cielo, nunca le viene mal a un valle con los sueños perdidos.
Él Mató a un Policía Motorizado
Escenario Norte
El viernes a la noche las etiquetas en redes sociales fueron para Santiago Motorizado. Acababa de tocar en plan solista en Niceto Club. No pasaron más de veinte horas y ya está al frente de la banda bandera del indie argentino en el escenario Norte de Cosquín Rock. Posiblemente haya dormido poco. Pero dos o tres temas después del inicio sirven para despabilarlo y modificar el espacio de uno de los escenarios más grandes del festival. “Hace calor”, dice Santiago y después agrega: “Qué hermoso el lugar en el que estamos. Hermosa tarde”. “Más o menos bien” fue el punto exacto en el que la sintonía entre ellos terminó por enchufarse. El show cerró con “Chica de oro” y “Mi próximo movimiento”. Ahora están arriba de la sierra con un tronco que se parece a un rifle. El sol todavía no se había ido pero el Chango ya pensaba en una siesta.
Zoe
Escenario Sur
Zoe Gotusso salió al Escenario Sur como si tuviera 20 años de trayectoria. Y ella misma propuso la anomalía: “Es la primera vez que estoy en el Cosquín, es la primera vez que toco con banda”. La banda es Coso, un proyecto anterior a Salvapantallas. Por ahí está Diego Mema (el guitarrista de siempre) coordinando el pop cancionero del repertorio de la cantante. Uno que se mueve, principalmente, por su disco solista que tituló Mi primer día triste. Zoe tiene una voz diseñada para su estética, camina por el escenario y muestra la mariposa que tiene en la pelvis, tallada en su jean suelto. Canta la canción “Cuarto creciente” mientras mira de frente a la cámara de RS. Tiró un beso y después cerró su set de ocho canciones con “Monoambiente”. No necesitó mucho más.
Ciro y los Persas
Escenario Norte
Andrés Ciro Martínez andaba con ganas de regar sus raíces. El repertorio estuvo repleto de temas de Los Piojos (“Arco”, “Taxi boy”, “Tan solo”, “El farolito”) y hasta repitió el cruce generacional con Wos en “Pistolas”. En el medio del ritmo modificado, el rapero volvió a improvisar pero dejó algunas marcas de su composición freestyle cerca del final que apunta: “Como dice Víctor: Sobreviviendo” pegándole el gesto DDHH con “Los lápices siguen escribiendo”. Y hubo más de Los Piojos con “Maradó”. En ese momento, el líder de Los Persas le dio la espalda al público, al menos unos minutos, y miró las imágenes de Diego en la pantalla mientras le cantaba su propia versión de los hechos. Hubo mil Diegos y un millar de alientos. También tuvo su momento ricotero con una versión simple de “Me matan, limón”, un guiño quizás a la presencia de Skay. En este caso el anzuelo no picó pero más adelante, promediando el show, Ciro le dejó el escenario a su hija Manuela para que cantara “Fuimos”. Fueron 16 temas que también incluyeron tracks con impacto de su carrera solista como “Me gusta”, aunque el recuerdo se haya llevado lo mejor de su noche.