El cantante de Primal Scream grabó un disco de desencuentro amoroso a dúo con Jehnny Beth, de Savages
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Bobby Gillespie (59), cantante escocés fundador de Primal Scream, y Jehnny Beth (36), cantante francesa del grupo Savages, se unieron para grabar el álbum Utopian Ashes, inspirado en duetos como los de Gram Parsons y Emmylou Harris o George Jones y Tammy Wynette, metiéndose con géneros como el soul, el country, el blues y el rock and roll. Pero lo cierto es que este cruce de almas y voces habrá que agradecérselo a gente como Iggy Pop, el grupo Suicide e incluso a los Massive Attack, artistas que entre 2013 y 2016 invitaron a Primal Scream y a Savages a distintos conciertos, e hicieron que Gillespie y Beth estrecharan una relación que hoy deviene en álbum.
“Cuando vi a Savages por primera vez en vivo en el Royal Festival Hall, como soportes de los Stooges, quedé muy impresionado. Ellas sonaban tan reales que se me erizó la piel. La manera en que se presentaban a sí mismas y las situaciones de la vida cotidiana de la que hablaban provocaron algo en mí”, dice Gillespie desde su casa, con una biblioteca repleta de libros de moda de fondo (su esposa, Katy England, es una de las estilistas de moda más importantes del mundo), en esta zoomtrevista para ROLLING STONE. Luego llegó la invitación de Beth para cantar juntos “Dream Baby Dream”, de Alan Vega, en el Barbican de Londres, en el último concierto de Suicide. “Jehnny se me acercó y me dijo de cantar algo juntos y fue muy divertido, caótico y loco. Al fin de cuentas, los shows de Suicide siempre fueron provocadores y confrontativos. Y creo que logramos eso, porque la audiencia realmente se enojó con nuestra performance”.
Tras un encuentro más durante el festival The Downs, en Bristol, en el que Beth se sumó a Primal Scream para cantar “Some Velvet Morning”, grabada originalmente por Nancy Sinatra y Lee Hazlewood en 1967 e inmortalizada por el mismo Gillespie en el disco Evil Heat, de 2002, junto a Kate Moss, se convencieron de que debían hacer música juntos. Seis semanas más tarde, Gillespíe y Beth se juntaron en París para grabar los primeros demos de Utopian Ashes.
“Lo único que sabía era que no quería escribir otro disco de rock, con batería, piano, guitarra acústica; y tampoco quería hacer algo electrónico, porque en los últimos años había estado bastante con eso, con las baterías electrónicas y los loops”, dice Gillespie. “Entonces nos propusimos grabar un disco como la gente grababa hacia fines de los 60 y en los 70. Y la música tenía que ser muy emocional, porque las letras iban en esa dirección, muy directas y sensibles”.
Con temas como “Remember We Were Lovers” (Recuerda cuando éramos amantes), “Your Hear Will Be Always Broken” (Tu corazón siempre estará roto) o “You Don’t Know What Love Is” (Vos no sabés lo que es el amor), Gillespie y Beth construyeron una suerte de obra conceptual en torno a una pareja recién separada. “Mezclamos el álbum en diciembre de 2018, y no pudimos hacer nada por un par de años porque Jehnny se puso a trabajar en un disco solista. Pensamos en editarlo en 2020 pero luego llegó el Covid y no lo pudimos lanzar hasta ahora”.
Durante la pandemia, Gillespie dice que no estuvo haciendo masa madre, ni mirando series ni cocinando, sino que aprovechó el tiempo para escribir sus memorias, que se publicarán el 14 del mes próximo, a través de White Rabbit Books. “No quería hacer otras memorias de rock tradicional. Quería más bien contar sensaciones, discutir sobre educación, arte, cultura familiar, contar de dónde vengo, de una clase obrera de Glasgow, con sus respectivas tensiones familiares. Tratar de explicar cómo me convertí en una persona creativa viniendo de donde vine. Fue muy bueno para ejercitar el músculo de la memoria. Estoy muy orgulloso, fue todo un desafío para mí, y en cuanto a lo creativo hice algo que no había hecho nunca”.
¿Recordás en qué momento de tu vida quisiste convertirte en una estrella de rock?
Cuando era adolescente todos estaban detrás de Marc Bolan. Lo había visto de chico por TV y me pareció maravilloso, pero parecía venir de otro planeta, era una verdadera estrella. Entonces, a los 16 o 17 años me volqué hacia el punk: los Sex Pistols, The Clash, The Jam, Siouxsie. Eran también estrellas, pero sus letras hablaban más de la vida de la clase trabajadora. El glam-rock era lujoso, pero era más un sueño. Cuando llegó el punk fue alucinante para mí. El punk y el post-punk realmente me inspiraron. La música, las actuaciones, lo que hacían Johnny Rotten lo podía hacer cualquiera en su imaginación. Todos ellos me inspiraron a meterme en la poesía cuando era adolescente, a escribir poesías que nunca le mostraba a nadie. Ahí fue el principio de pensar: Oh, Dios, puedo escribir estos poemas. Yo trabajaba en una fábrica y el poco dinero que ahorraba lo gastaba en discos o en entradas de conciertos de punk-rock. Ver que cualquiera podía subirse a un escenario me llevó a formar Primal Scream.
Siempre estuviste muy interesado en el rol del rock and roll en la cultura. ¿Creés que hoy sigue siendo tan relevante?
Creo que Iggy Pop y su cuerpo es rock and roll. Como Johnny y Jerry Lee Lewis, ellos encarnan el rock and roll. Pero en estos días, la mayoría de la música que escucho bajo la bandera de la música rock, no es rock and roll. Es solo rock. Porque el rock and roll se supone que te hace bailar. Vos podés bailar con los MC5, con los Stooges, con los Stones y con los New York Dolls. La mayoría de las bandas en estos días que tocan cualquier forma de rock no te hacen bailar. No tienen esa conexión. Iggy pop, Jerry Lee Lewis, MC5, New York Dolls, The Rolling Stones, todos son fans de la música negra. Primal Scream es una banda profundamente metida en el blues, el funk, y la música negra norteamericana. Hacemos bailar a la gente. Nosotros somos una banda de rock and roll como ninguna de estos tiempos. Creo que la mayoría de las bandas que pretenden hacer rock no son rock and roll. Tienen rock, pero les falta el roll, que es la parte de la música que te hace bailar.