El filántropo multimillonario habla del movimiento antivacunas, de las teorías conspirativas, de su nuevo libro, ‘Cómo evitar un desastre climático’, y de por qué duda de nuestra capacidad de crear una red de energía de emisión cero para 2035
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El título del último libro de Bill Gates (Cómo evitar un desastre climático) es muy billgatesiano. Por sobre todo, Gates es ingeniero, un hombre que ve un problema y de inmediato se pregunta cómo arreglarlo. El mundo de Gates es racional, lógico y, de un modo profundo pero no simple, optimista. Después de todo, si un problema tiene arreglo, solo hay que encontrar las mejores herramientas para solucionarlo, y hacerlo.
En su nuevo libro, Gates se ocupa del mayor de los problemas: la crisis climática. No la ve como un problema moral o político (aunque no es ingenuo acerca de estos aspectos), sino como si un mecánico experimentado examinara un auto averiado al costado del camino, o como si un médico revisara a un paciente enfermo. Gates establece cuál debería ser el objetivo con claridad (una contaminación de cero dióxido de carbono para el año 2050, el objetivo más ampliamente reconocido para un planeta habitable) y luego analiza cómo llegar allí. Los capítulos tienen títulos como “Cómo nos enchufamos”, “Cómo plantamos cosas” y “Cómo nos enfriamos y calentamos”. En cada uno de ellos, examina los puntos fuertes y los débiles de varias soluciones, y luego ofrece con frialdad cuál es la mejor manera de avanzar según él. También incluye anécdotas sobre sus experiencias en el mundo en vías de desarrollo, donde se enfoca la mayor parte del trabajo filantrópico de Gates. Sus observaciones sobre los motivos detrás del comportamiento humano son terminantes de un modo refrescante, aunque podés no estar de acuerdo. Por ejemplo, sobre las causas de la deforestación, dice: “La gente tala árboles no porque sea mala; lo hace cuando el incentivo para talar árboles es más fuerte que el incentivo para dejarlos tranquilos”. Se suele criticar a Gates porque depende demasiado de soluciones tecnológicas para lo que, en su raíz, es un problema muy humano. Pero eso es como denunciar a un perro por no maullar como un gato. Después de todo, este es el tipo que nos dio la revolución de la computadora personal.
En esta entrevista, Gates y yo hablamos de varias cosas, desde el problema con la promesa del presidente Biden de construir una red de energía cero para el año 2035 hasta las teorías conspirativas que creen que él está usando las vacunas contra el Covid-19 para inyectarle microchips en el cuerpo a la gente, pasando por los riesgos de la geoingeniería para enfriar el planeta. A lo largo de los años, hablé con Gates muchas veces y en esta entrevista lo encontré sorprendentemente animado y espontáneo. Te das cuenta de que debatir ideas importantes lo entusiasma de verdad. Una nota: Gates se refiere a mucha gente por su nombre de pila en la entrevista, lo cual pude ser un poco confuso. Acá va un machete: “Lowell” es Lowell Wood, ex médico del Pentágono que a veces asesora a Gates (traté de capturar la personalidad extravagante de Wood en esta nota de Rolling Stone). “Nathan” es Nathan Myhrvold, ex jefe de tecnología de Microsoft y conocido autor de libros de cocina; “Smil” es Vaclav Smil, un científico canadiense que escribió Energy and Civilization y desde hace mucho tiempo es amigo y asesor de Gates.
Felicitaciones por el libro. Como también publiqué algunos, sé que es una sensación rara la de lanzar un libro al mundo después de trabajar en él tanto tiempo en soledad. ¿Cómo fue la experiencia para vos en el sentido de la recepción que tuvo el libro? ¿Qué fue lo que más te sorprendió?
Bueno, el clima es un tema muy complejo, e incluso mucha gente que está involucrada en el asunto puede no entender todos los aspectos. A veces pensaba: “OK, ¿qué van a pensar Lowell [Wood] o Nathan [Myhrvold] cuando lean esto?”. Y pensaba: “Oh, no, estoy simplificando demasiado”. Y después pensaba: “OK, ¿qué va a pensar Warren Buffet cuando lea esto?”. Y en realidad mi público es él: alguien que jamás leyó un libro sobre el clima pero es inteligente y tiene algo de curiosidad por algunas mejoras. Es decir, ¿cuán lejos te pueden llevar, cuál es el escenario optimista y el pesimista? Así que traté de inclinarme por lo simple. Lowell me decía: no podés decir que hay que llegar a cero, porque también está la absorción del océano. Y tenés que explicar que los océanos tardan más tiempo en equilibrarse con la atmósfera. Y yo pensaba: no creo que lo ponga.
Pero de cualquier forma, fue un proceso divertido. Terminé el libro en 2019, e iba a sacarlo el año pasado, pero después cuando explotó la pandemia, nuestra fundación es central, porque entendemos la producción de vacunas mejor que otras organizaciones, porque muchas fábricas en India existen gracias a que las financiamos nosotros. Así que decidimos no publicarlo ese año. Y por suerte, también se demoró la COP-26. Así que terminó siendo más oportuna la publicación, porque tenemos a Biden electo, y para él esto es una prioridad. La Unión Europea lo considera una prioridad. Así que es oportuno. La gente es super amable con el libro. Más allá de alguna reseña, la recepción fue muy positiva.
¿Te referís a la reseña de The New York Times?
Sí. [Bill] McKibben.
¿Cuál fue tu reacción a la reseña, que básicamente creo que criticaba un poco tu énfasis en el cambio tecnológico y no tanto en el cambio político?
Es difícil saber lo que pasó, porque si leés el libro, si llegás al capítulo tres, te das cuenta de que hablar de electricidad solamente no va a solucionar el problema. Y solo hablar de la energía de Estados Unidos realmente no va a solucionar el problema. Y McKibben está encerrado en una burbuja de tiempo, creyendo que todo pasa por un par de ejecutivos malvados, o gente que no quiere admitir que la energía solar es barata, mientras que él pregona la buena nueva. Tenemos este objetivo de una red eléctrica de emisión cero para 2035, la cual si decimos que es ambiciosa nos quedamos cortos. Estamos haciendo un modelo de código abierto maravilloso. Yo siempre lo financié, pero empezó con Nathan. Y tenemos un equipo maravilloso. La idea es tener a todo el mundo, desde la FERC [las siglas en inglés de la Comisión Federal Reguladora de Energía] hasta el ERCOT [Consejo de Confiabilidad Eléctrica de Texas] o que los servicios tomen nuestro modelo y completen cuánta energía nuclear, qué tipo de almacenamiento, qué tipo de transmisión. Y mostrar cuántos estadounidenses se mueren congelados cuando tenés un frente frío en el Medio Oeste.
Te estoy hablando desde Texas, donde acabo de vivir todo eso [risas]. Estás hablando de la meta de la administración Biden para 2035 de una red de electricidad de energía cero. ¿Te parece imposible de lograr?
En general, cuando los políticos te hablan de la fiabilidad del sistema de energía, a uno le dan ganas de decirles: “OK, ¿dónde está el ingeniero que hizo el modelo para que vos digas eso?”. Los modelos que usan son terribles y están patentados, así que no comparten información. Es como si nadie se lo tomara en serio. Si hicieran un modelo de código abierto para la fiabilidad del sistema eléctrico norteamericano, podrías tener a académicos y otra gente clara involucrados. Y las compañías de servicios son compañías serias. Emplean a ingenieros de verdad. Y no se incluyó a ninguna de ellas en esta discusión del sistema para 2035. Yo quiero usar el modelo, quiero ser optimista, quiero encontrar una solución. El mundo estaría impresionado. Ahora, Estados Unidos es más afortunado que casi cualquier otro país por su geografía. Tenemos un país amplio; no podés tener un frente frío en todo el país. Tenemos buena energía solar y, bueno, Canadá tiene algo de hidro. Ahora ni siquiera podemos construir la interconexión entre Canadá y Estados Unidos, lo que es una locura porque eso sería fiable, de bajo costo, y ecológico. Tiene los tres beneficios, pero está bloqueada porque, por supuesto, necesitás a todos alineados para que funcione. Y para ese objetivo, no podés encontrar un ingeniero que te apoye. Más allá de eso, está bien organizado.
Sí, vamos a dar un paso atrás y pensar en la gente que no leyó el libro para explicarles brevemente el argumento central que hacés en él.
Si no creés en el cambio climático, este no es un libro que te vaya a convencer. Es un libro para alguien que piensa que es un problema bastante importante y quiere entenderlo mejor: “OK, ¿cuáles son las fuentes de emisiones y cuán difícil es deshacerse de ellas?”. También le recuerda a la gente que necesitamos adaptarnos, aunque eso es solo un capítulo. Pero de lo que se trata el libro es de la diversidad de fuentes de emisión y del potencial de la innovación para reducir el costo de Green Premium. Para mí, el momento paradigmático es cuando en 2050 llames a India y les digas: “Hey, ¿están dispuestos a usar energía ecológica?”. Y ellos te digan: “Hey, ¿están dispuestos a mandarnos miles de millones de dólares? Estamos construyendo viviendas básicas acá. Resulta que hace calor. Necesitamos aire acondicionado. Necesitamos luces de noche. Nuestras semillas no crecen tan bien como antes”. ¿Y podés hacerlo a base de fuerza bruta? La respuesta es de ninguna manera, a menos que consigas una reducción del 95 por ciento, que costaría alrededor de 250.000 millones por año.
Todo el esfuerzo alrededor del clima no se enfoca en R&D [investigación y desarrollo]. Y usá cálculos de corto plazo. Bueno, si usás cálculos de reducción a corto plazo, por supuesto que vas a ir por el camino fácil. Y los autos de pasajeros y gran parte de la electricidad, con mucha fiabilidad modular, que es lo que estábamos discutiendo, esos son los Green Premium bajos. Y bueno, claro, todos van por el Green Premium bajo. Y después esos países dicen: “Hey, soy Noruega, voy a reducir las emisiones un 32 por ciento”. “Hey, Francia, ¿por qué no bajan un 33?”. Pero nadie habla de hacer acero de manera diferente. La manera en que hacemos acero es la misma que en todo el mundo. Nadie hace cosas de Green Premium alto. Incluso el impuesto al carbono de Noruega no habla de eso. Estos impuestos hacen que te alejes de las cosas de Green Premium alto. No te dice que trabajes con esas cosas. Y el objetivo de emisiones de CO2 cero es especial. La gente debe saber que el cero es especial. El cero no es reducir la cantidad de hamburguesas que coma la gente, ni reducir el transporte de pasajeros en un 20 por ciento. La responsabilidad de Estados Unidos con el mundo no es solo reducir su emisión de CO2 en un 15 por ciento a la fuerza. El único valor es tomar nuestro poder de innovación, que es el más importante del mundo, y reducir los Green Premiums un 95 por ciento. Eso es lo que tiene que hacer Estados Unidos. El resto es pura confusión.
Para ser claros, usás mucho el término Green Premium, y quizás mucha gente no sabe lo que significa. Se trata del diferencial de precios entre sistemas de energía limpia y sucia, ¿no?
Exacto, para cualquier actividad emisora, agarrás el costo actual de la actividad y después lo que costaría completar la actividad con emisiones cero. Así que yo uso un precio de captura de aire de 100 dólares por tonelada [una forma cara, y todavía no extensible, de sacar carbón de la atmósfera]. Si no hay una forma más eficiente, yo lo hago así. Y bueno, para los 51.000 millones de toneladas de emisiones al año, a 100 dólares por tonelada, de Green Premium. Desafortunadamente, en casos como los autos eléctricos, el crecimiento del mercado y los incentivos, mientras mejorás el costo de las baterías y conseguís más puntos de recarga y lográs que haya recarga rápida, el auto [eléctrico], en los próximos 10 o 15 años, incluso sin subsidios, no va a ser inferior a un auto a nafta.
Ahí tenés un caso donde llevás el Green Premium a cero. Y cuando lo lográs, los políticos pueden decir: “Hey, voy a prohibir todos los autos a nafta en 2035” y nadie les tira tomates. Esto asume que el sistema de energía eléctrica es confiable, barato y 100 por ciento limpio. Aunque… Es como hacer caballito a la electricidad, porque es la única energía limpia que sabemos cómo mover de manera razonable. La electricidad va a ser la clave. No creo que mucha gente lo entienda… como cuando le decís a alguien que apoya a Biden que habla del objetivo de cero energía para 2035: ¿de qué tamaño de sistema eléctrico hablan? ¿Cuánto gas natural y cuánta nafta? La carga de energía de nuestro proceso industrial fue tomada por ese sistema eléctrico.
Es interesante porque uno de los puntos clave de los activistas del clima es este objetivo para 2030, en lugar de uno para 2050. El otro día me reuní con un científico especialista en clima, que hablaba de lo que él llama el “radicalismo vacío” de las metas a 2050, que le permite a la gente decir que vamos a tener cero emisiones en 2030 y hacer un montón de promesas que quizás no sean verdaderas. Lo que necesitamos son recortes en las emisiones ahora. Tenemos que reducir las emisiones a la mitad para 2030. Y lo importante es hacerlo pronto. Vos tenés una idea completamente opuesta.
No lo entiendo, ¿y qué dice él del acero? ¿Qué dice del cemento? ¿Qué es lo que va a hacer en 2030? OK, ¿está poniendo fondos? Yo financio más compañías detectoras que nadie. Yo financio más compañías de baterías que nadie. ¿Dónde está su modelo a código abierto del sistema eléctrico? ¿Cómo prueba que será confiable? ¿Qué está haciendo él? No entiendo este campo...
El enfoque en el corto plazo...
Los objetivos a corto plazo son parte del asunto. Hay que hacer que los autos eléctricos sean más que el dos por ciento de mercado, y eso es mucho trabajo. El incentivo a través de impuestos ayuda a eso; y también entender la economía de los puntos de carga. Tenemos que proceder con los Green Premium bajos para lograr un desarrollo a gran escala. Tenemos autos solares, eólicos y eléctricos que están listos para su momento. Y ponerlos a toda máquina es muy necesario. Digamos que el sistema eléctrico sea 80 por ciento de solar y de eólica; vas a tener que construir más cada año, tres veces más que en el año más alto, y así todos los años hasta 2035. Y eso sin contar la transmisión. Así que sí, yo creo en hacer eso a toda velocidad.
Después tenés cosas de maduración intermedia, como las bombas de energía calórica, la energía eólica marítima, la carne artificial. Y ahí necesitás distintos tipos de créditos impositivos para que salgan del nicho y crezcan en escala. Y después tenés cosas que están en su primera fase, como la captura directa de aire, el acero, el cemento, la energía de aviación, los aviones de hidrógeno. Y esas cosas recién están empezando, así que se necesitan investigación y desarrollo muy básicos y garantías mínimas. Tenés que observar el nivel de maduración, y el Green Premium es la herramienta perfecta para hacerlo. Ahí es cuando llamás a India en 2050 y les decís: “Señor, ¿van a tener aviones ecológicos? ¿Van a tener edificios ecológicos? ¿Van a hacer que su iluminación sea ecológica?”. Y si te dicen que no, fracasaste.
Hablemos de otras cosas. Algo que muchos estadounidenses no van a estar contentos de escuchar es que vos predijiste que las hamburguesas, tal como las conocemos, van a seguir el camino de los motores de combustión interna, que es inevitable pasar a carnes sintéticas en un 100 por ciento. ¿Es correcto?
Bueno, yo financié Impossible [Burger]. Financié Beyond. Breakthrough Energies tiene algunas nuevas, como Nature’s Fynd, que es muy interesante porque usan hongos para producir la proteína, y parece muy, muy eficiente. Todas las industrias están sujetas a la competencia. Hagamos a un costado el cambio climático. Si alguien puede hacer carne con el mismo sabor y a un precio más bajo, ¿eso es antiamericano? ¿Realmente querés matar una vaca? No sé. A algunos les parece divertido. A otros no les parece nada atractivo.
Con el abordaje basado en vacas, la gente está buscando formas de reducir las emisiones cambiando la dieta o capturando el metano. Como para no contar con los medios de producción dominantes. El sector agrícola, en términos de biocombustibles, también puede ser competitivo. Es como con el etanol, aunque eso al final no ahorró tantos gases del efecto invernadero como se pensaba. Hay que pensar en su rol en todo esto. Yo como carne normal. La mezclo con la otra. ¿Habrá competencia en la carne picada? ¿Van a elegir la otra por razones ambientales? También se puede ver la dinámica del mercado en términos de la estructura de costos. Tienen tanta investigación y desarrollo que te engañan, y no te das cuenta. Se puede ser escéptico. ¿Lo van a lograr? Algunos de estos productos, como los de Nature’s Fynd que salieron el año pasado, en los que no me di cuenta. De hecho, me pareció mejor. Pero yo no soy Nathan Myhrvold. No escribo libros de cocina ni hago eventos para compañías de lujo.
[Risas] ¿Entonces no va a haber ningún libro de cocina de Bill Gates?
No, no. Nathan se puede quedar con el mercado de los libros de cocina basados en la ciencia.
Hace tiempo que trabajás en enfermedades y salud pública, con tus proyectos contra la malaria y todo lo que hiciste en África. Me sorprendió un poco que en tu libro no hablaras de cómo el cambio climático va a impactar en los cambios de enfermedades y las enfermedades transmitidas por vectores en el mundo. Hay bastantes estudios que dicen que van a cambiar los patrones de la malaria en África, al igual que de otras enfermedades transmitidas por vectores, y están asociados con cambios en la temperatura. ¿Cómo pensás, a gran escala, en el impacto del cambio climático en las enfermedades?
Bueno, tenemos que tener cuidado, a la hora de motivar a la gente a que le importe el clima, y atenernos a cosas que sean verdad. Como es una causa importante, uno podría justificar tomarse alguna licencia. Entonces vas a una conferencia y alguien menciona a un chico que estuvo en un huracán, entonces todos dicen: “Dios mío, un huracán, tenemos que parar los huracanes. Y si hacemos lo correcto por el clima, jamás habrá otro huracán”. Para mí eso es ir demasiado lejos.
Sí, el clima causa más enfermedades, creemos hoy. Pero hay otras cosas: si la Tierra se seca, hay menos mosquitos. Pero lo que tenés con temperaturas más altas es que las ciudades en Africa que están arriba, como los mosquitos no llegan, no tienen malaria. Así que los patrones van a cambiar, la enfermedad estará en otras zonas. Quizás hasta piquen a algunos ricos, como la enfermedad de Lyme. Así que sí, va a haber cambios. Sobre todo por la enorme deforestación causada por el cambio climático, la cantidad de mosquitos en el mundo va a ser menor. Ahora bien, la malaria es un problema que tenemos que resolver con otras herramientas, y no dejándola seguir y decir: “Oh, Dios mío, va a ser peor por el cambio climático”. Esa no es mi estrategia. Mi estrategia es atacarla ahora. Creeme, el plan para terminar con la malaria es mucho más claro (quién tiene que hacer qué, cómo se tiene que hacer, y cómo se debe financiar) que cualquier fuente de emisión. La humanidad tiene que terminar con la malaria. La malaria no es solo las muertes. La malaria es un peso enorme en la salud de cualquier pueblo en las regiones donde existe.
Otra cosa que te tengo que preguntar, para seguir con las enfermedades y este momento de Covid-19 que estamos viviendo, es cómo fue para vos estar en el centro de estas teorías conspirativas. La otra noche, Tucker Carlson dijo que Bill Gates tiene el control de su cuerpo. Y hay gente que dice que estás inyectando microchips, controlando la vida de la gente. Te volviste un blanco de la locura estilo QAnon. ¿Cómo fue para vos?
Me da un poco de miedo, en el sentido de preguntarme si motivará alguna agresión física loca. Esa idea de que me importa la ubicación de la gente... ¿Para qué querría ponerle un microchip a la gente? No lo entiendo. En un primer momento uno se tiene que reír. Pero después, cuando afecta la voluntad de la gente para vacunarse o ponerse barbijos o dirige a la gente en una dirección equivocada en términos de cómo resolver estos problemas, y piensan que hay alguien malvado detrás de escena, y si lográramos deshacernos de él, el problema desaparece. Todo esto es un error. Y la escala que tomó durante la pandemia, la única explicación que le encuentro, es que la gente está muy estresada. Es algo horrible. Y están buscando una explicación simple. Me atacan sobre todo a mí y al Dr. [Anthony] Fauci, pensando en nuestros motivos para que la gente se vacune, y lo que hace la vacuna.
Y es triste, porque la historia de la vacuna, las vacunas baratas Gavi para la diarrea y la neumonía, y la reducción récord de muertes infantiles, es una historia increíblemente positiva. Pasamos de 10 millones de muertes al año a cinco por el trabajo de la vacuna. La historia de la vacuna es positiva y estimulante. ¿Por qué no es tan interesante como la versión del Dr. Malvado?
Y hay que aprender de esto y pensar: ¿hay cosas que las redes sociales tendrían que no permitir, como la negación del Holocausto? Pero trazar ese límite es complicado. Si decís que las vacunas te matan, es falso. Si decís: “Hey, hablemos de lo firme que es la información sobre su seguridad y si existe algún efecto secundario extraño”, es muy legítimo. Nosotros trabajamos para que el beneficio neto sea muy alto. Y por supuesto que hay debates para cada población, como mujeres embarazadas: ¿hay datos suficientes? ¿Cómo funciona? Al final, los reguladores deciden eso, pero hay que darles la información correcta. Yo no sé cómo arreglar lo de las teorías conspirativas. Si eso significara que las enfermedades contagiosas se volvieron interesantes para la gente, podría ser algo bueno, pero no me parece que sea lo que pasa con toda esta locura.
Un par de cosas más, y sé que nos queda poco tiempo. Una es algo que vos y yo ya hemos hablado, y que vos exploraste mucho tiempo, que es la geoingeniería, en especial la ingeniería solar, por la que se construyen volcanes artificiales, para decirlo de manera simple, y se ponen partículas en el cielo para enfriar las cosas. Apoyaste esto durante un tiempo, y lo investigaste. Está ganando ímpetu en el establishment científico. La Academia Nacional de Ciencias está haciendo un estudio. La IPCC está hablando de esto. ¿Qué aprendiste vos en tu investigación? ¿Te parece que vamos inevitablemente en esa dirección?
Bueno, no. Hubo una reexaminación de los datos de temperaturas, porque la gente decía que la [Universidad de] East Anglia había tergiversado los números, así que los hermanos Koch y yo financiamos a Richard Muller [profesor de física de la Universidad de California] para que lo revisara todo de cero. Y dijo, sin ningún sesgo, que no. Yo financio muchas cosas, cualquier cosa que parezca prometedora con el clima. Decir que lo apoyé es cierto en el sentido de que les di plata para investigarlo. En términos de saber si es una técnica que entendamos lo suficiente, y conozcamos los efectos generales, o determinar si no sería mejor terminar con las emisiones y no tener que hacer esto, yo no lo apoyo, porque sabemos muy poco.
Y, por supuesto, los gobiernos tendrán que decidir si la cosa se puso muy mal o si la gente en el Ecuador no puede plantar algo, o cientos de millones de personas migran. El mundo está buscando una forma de retrasar el calentamiento, y decidir si usar estas cosas, ya sea usando tecnología para generar más nubes, o tirando partículas en la estratósfera. Pero incluso si es para rechazarlo y decir que no es bueno, me parece bien; no creo en hacer que sea un tema prohibido. Los gobiernos tienen que investigarlo y financiar actividades para que, si en algún momento se vuelve una emergencia, considerar si se debe o no usarlo, y de una manera que no sea ingenua. Pero yo solo le dediqué una página en el libro, porque si no la gente piensa que hay una suerte de panacea, como con las operaciones cardíacas, que la gente sigue comiendo cualquier cosa. Y ese no es el camino.
Correcto. Entonces, para terminar, Bill, el título del libro es Cómo evitar un desastre climático. Y una de las preguntas es: ¿qué significa desastre climático? Ahora es común escuchar a la gente hablar de la crisis climática como una crisis existencial. El otro día, John Kerry hablaba en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y esencialmente decía que, si no empezamos a reducir rápido las emisiones, estamos, según dijo, en un pacto suicida mutuo. ¿Cómo respondés a esa caracterización de la escala de lo que enfrentamos con la crisis climática?
Bueno, los efectos negativos se acumulan con el tiempo. Si seguís poniendo CO2, tenés aumentos arbitrarios en la temperatura, y los ecosistemas naturales no sobrevivirán. El aumento en el nivel del mar será gigante. No vas a poder vivir en ninguna parte cerca del Ecuador. Y ciertamente los humanos, si querés seguir con una población cercana a la actual, tenés que interceder y no permitir que siga el calentamiento. La pregunta es cuán mal estás en un determinado momento. Y bueno, los corales probablemente no estarán. La mayoría de las playas que conocemos no van a estar. Los incendios, las sequías en las zonas internas del continente... Uno quisiera que, por ejemplo, el sur de India siga siendo habitable, para que la gente pueda hacer agricultura ahí. Si no, habrá una migración pánica que creará una guerra civil cien veces peor que la guerra civil en Siria, que fue trágica.
Entonces, se puede pensar en qué año se va a poner feo si no lo controlás. En cualquier caso, se va a poner arbitrariamente feo. El planeta en sí mismo es robusto; alguien que viva en el norte de Canadá va a estar bien. Los animales se pueden morir, pero quizás pueden plantar algo. Pero sí, es super feo. Y la manera de educar a la gente muchas veces incluye (como en el caso de los derretimientos de capas de hielo) salir de los escenarios alejados en el futuro. ¿Por qué la gente joven se involucra más con el tema? ¿Es porque estudian más ciencia? ¿Es porque saben que la probabilidad de estos eventos es mayor? Necesitamos que la generación joven se involucre profundamente con esto para que la prioridad política siga siendo alta en los países ricos durante los próximos 30 años. Ese es el ingrediente mágico. Cuando le digo a Smil [Vaclav Smil, autor e investigador de la energía]: “Hey, vos no ves que esto haya pasado en la historia, pero nunca tuviste una generación de chicos para quienes es una creencia moral más allá de su éxito individual que esto sea importante”. Si un 30 por ciento de los jóvenes son como Greta [Thunberg] y están dispuestos a ocupar su tiempo, vamos a poder tomárnoslo en serio. Como una guerra o una pandemia. Los números son peores que los de la pandemia. La tasa de mortalidad es mucho más grande que la de la pandemia, y empeora todos los días. Y no existe una vacuna para esto.