El director Paul Thomas Anderson convocó a la menor de las hermanas Haim luego de compartir varios años de trabajo con el grupo
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Paul Thomas Anderson estaba ayudando a las hermanas Haim a prepararse para salir al escenario como número principal del festival Coachella de 2018 cuando el director ganador del Oscar, que tiene en su haber films como Boogie Nights, Petróleo sangriento y El hilo fantasma, tuvo un pensamiento repentino y se lo dijo a Alana, la guitarrista y cantante: “Me dijo: ‘Te voy a poner en una película’”, dice Alana, la menor de las tres hermanas. “Yo le dije, ‘Ok, seguro. Estaré bien haciendo un cameo, o caminando fuera de foco”.
Anderson tenía pensado algo más que un breve cameo. La película que se convirtió en Licorice Pizza (que acaba de ser nominada a los premios Óscar como Mejor Película) todavía estaba germinando en su cerebro en ese momento, pero sabía que sería sobre un niño precoz de 15 años en Los Ángeles a principios de los años setenta que se enamora de una mujer descarada y venenosa, diez años mayor que él. Y aunque Anderson es uno de los directores más aclamados de Hollywood, y podría elegir a cualquier actriz del mundo para el papel principal, quería a Alana, una completa novata en la actuación.
“Alana tiene un lado feroz e intimidante”, dice Anderson. “Es una chica que saldría a las patadas contra cualquiera que amenace lo que ella ama y valora. Esa es una cualidad muy admirable, y sentí que si podía llevarla a la pantalla, lograría algo dramático, cómico, conmovedor… definitivamente valdría la pena verlo”.
El director de 51 años llegó a esta conclusión después de pasar innumerables horas con Alana, de 30, y sus hermanas mayores, Este y Danielle, durante la última década. Aunque su relación con la familia Haim en realidad se remonta a su infancia a principios de los ochenta, cuando la madre de ellas, Donna Rose, le daba clases de arte en la escuela primaria. No hizo esa conexión cuando escuchó el single debut de Haim en 2012, “Forever”, y se convirtió en fan al instante. “Me encantaba cómo sonaban, la forma de hacer música y el look que tenían, también”, dice. “Fue amor a primera vista”. Anderson quería conocer a la banda, pero todas tenían poco más de veinte y temía que una solicitud repentina de un hombre mucho mayor pudiera parecerles “chocante”, dice. En cambio, se ofreció a dirigir sus videos musicales: “Quería que me dieran el trabajo”, dice.
No tenía idea de que Este le había dado la banda sonora de Boogie Nights tanto a Danielle como a Alana cuando cumplieron 16 años como una “biblia para el resto de sus vidas”, o que Alana estaba obsesionada con la película. Cuando escucharon a través de un amigo en común, el líder de Electric Guest, Asa Taccone, que Anderson estaba tratando de localizarlas, se quedaron estupefactas. “Obviamente, mi mamá había conocido a Paul”, dice Alana. “Es como algo cósmico. Como que estaba escrito que nos íbamos a encontrar, pero estábamos en órbitas distintas y nuestros mundos aún no habían chocado. Pero siempre quisimos que sucediera”. Acordaron encontrarse en la casa que Anderson comparte con su pareja de toda la vida, Maya Rudolph, y sus cuatro hijos. “No creo que haya estado más nerviosa en mi vida”, dice Alana. “Cuando llegamos, no queríamos decirle a Paul que mi mamá había sido su profesora. Finalmente, Este le dijo: ‘¡Mi mamá fue tu maestra! ¡La señorita Rose! Fue entonces cuando realmente comenzó nuestra relación”.
Anderson estuvo ocupado los siguientes años creando películas como Inherent Vice y El hilo fantasma, pero aun así se tomó el tiempo para convertirse, esencialmente, en el director creativo no oficial de Haim. Dirigió seis de sus videos musicales, el documental Valentine de 2017, sobre la realización de su LP Something to Tell You, sacó la foto de portada de su álbum Women in Music Pt. III de 2020 e incluso las ayudó con varios diseños escénicos. “Tener una amistad con tres músicas y una colaboración que no tiene límites fijos es muy agradable”, dice Anderson. “Es muy emocionante verlas tocar. Es algo muy logrado, lo que hacen”.
A estas alturas, se han acercado tanto que Alana y Anderson se sientan pegados y terminan uno las oraciones del otro, mientras hablan en un elegante hotel de Nueva York. Él se burla suavemente de ella por su ropa retro de los años setenta y su memoria desordenada. También hace observaciones agudas sobre el orden jerárquico dentro de Haim. “Al principio pensé que le tendría más miedo a Este”, dice. “Ella es la mayor, la líder, la que está a cargo de todo. Pero cuando te das cuenta de la dinámica entre ellas y realmente llegas a conocerlas, te das cuenta de que tenés que tenerle miedo a Alana”. Fue durante la realización del video de Haim de 2017, “Little of Your Love” que Anderson presentó a las hermanas a Cooper Hoffman, el hijo adolescente del difunto actor Philip Seymour Hoffman. Anderson les pidió que se quedaran un rato con Hoffman, en un momento en el que tenía que ocuparse de un problema en la suite de edición de El hilo fantasma, y las chicas lo llevaron a un restaurante cercano para pasar el rato. “Se puso a hablar de trabajo, empezó a hacernos preguntas a mí y a mis hermanas”, dice Alana. “Creo que tenía 13 o 14 años, como cualquier chico de secundario. Pero no era como cuidar a un adolescente. Era más como que ‘estoy en una comida de trabajo’. Fue una locura. Yo pensaba: ‘desearía haber sido como este mocoso cuando tenía su edad’”.
La relación entre Alana y Cooper permaneció en la mente de Anderson mientras trabajaba en el guion de Licorice Pizza, que se inspiró en gran medida en las historias salvajes que el productor de cine Gary Goetzman le contó sobre su adolescencia en el Valle de San Fernando de Los Ángeles, donde hizo dinero vendiendo camas de agua y aceptando trabajos ocasionales de actuación. Anderson ficcionalizó la historia: el niño, a quien llamó Gary Valentine, se enamora locamente de una mujer de 25 años llamada Alana, que va a su escuela, a ayudar a un fotógrafo. Alana se sorprendió cuando llegó el guion y ella era uno de los dos protagonistas. Y se sorprendió nuevamente cuando supo que Cooper Hoffman, quien tampoco había estado nunca en una película, sería su coprotagonista. Hay una diferencia de edad significativa entre ambos, que hace poco plausible que sus personajes tengan una relación, pero eso solo alimentó la creatividad de Anderson. “Él es increíblemente maduro emocionalmente y ella no”, dice Anderson. “Es una muy buena historia ya que él no es mayor de edad, así que este es un obstáculo insuperable y punto. Hay una línea en la arena. Ahora que pasa? La amistad que tienen se profundiza, crece”.
El elenco está compuesto por actores de peso como Sean Penn y Bradley Cooper, pero Anderson también eligió a Este, Danielle y sus padres, Mordechai y Donna, para interpretar a la familia de Alana en pequeños papeles. La presencia de su familia real generó una situación surrealista para Alana, cuando toda la familia estaba en el set para una cena de Shabat en la que el novio de su personaje, citando su ateísmo, se niega a bendecir el pan y lo echan de la casa. (La anécdota está inspirada en una historia de la vida real de la familia Haim que le contaron a Anderson). “Además fue la primera vez que nos juntamos todos en bastante tiempo, porque estábamos filmando durante lo del Covid y había protocolos”, dice Alana. “Sentarme a la mesa de Shabat fue realmente muy conmovedor, pero estaba aterrorizada de que mis padres contaran una historia vergonzosa, como hacen siempre los padres. Pero fue genial. Llorábamos de la risa cada vez que mi papá nos decía algo a mí o a mis hermanas. Así fue como crecimos”. Sin embargo, durante la mayor parte del rodaje, su familia no estuvo presente y Alana tuvo que encontrar su camino sin ellos. “Mis hermanas y yo siempre hemos sido muy unidas, desde que nacimos”, dice. “No tener esa cobertura de seguridad de otros dos seres humanos fue aterrador, pero también genial, porque siempre quise ver si podía hacer algo por mi cuenta”. Cuando tuvo dudas al respecto, recurrió a Anderson. “Estoy segura de que se molestó conmigo, yo estaba todo el tiempo diciendo ‘No sé si puedo hacer esto o aquello’”, dice. “Al principio me decía: ‘¡Claro que podés!’. Al final, ya me decía: ‘¡Vamos, Alana, hacelo de una vez!’”. Al principio estaba un poco molesto, porque el miedo es una emoción absolutamente comprensible”, dice Anderson, “pero llega un punto en el que ya conocés a alguien y decís: ‘Tenés toda mi confianza. Y ahora andá y hacelo. Y basta. Estamos esperándote. Fue emocionante cuando ella dejó caer todas esas inseguridades y comenzó a ponerse a la ofensiva. Y dejó salir toda su ferocidad”.
Esa ferocidad implicó ponerse al volante de un camión de gran tonelaje para una secuencia increíble en la que Alana y Gary se quedan sin nafta, después de llevar una cama de agua a la casa del productor de cine de la vida real Jon Peters (un trastornado, maravillosamente compuesto por Bradley Cooper), y ella maniobra hacia atrás por una larga colina con el motor en punto muerto. Pasó meses preparándose para la escena, ya que nunca antes había usado una palanca de cambios y es una conductora naturalmente asustadiza. “Al principio estaba temblando”, dice. “Después de un rato, me metí totalmente. Tenía mi propio walkie y decía ‘cambio, acabo de poner primera. ¿Listos para la acción? Cambio y fuera’”.
Como la mayoría de las películas de Anderson, Licorice Pizza se rodó íntegramente en el Valle de San Fernando. La zona es el hogar tanto de Anderson como de las hermanas Haim, y están cansados de verla denigrada como un lugar más barato para vivir que playas como Malibú y Santa Mónica. “El Valle era un maravilloso lugar de ensueño en los años cuarenta, todos celebraban esta hermosa área suburbana que acababa de emerger del polvo”, dice Anderson. “Pero en algún momento de los años sesenta, comenzó a ser desagradable tener esta vida como en la serie Leave It to Beaver. Pero que se jodan. Están equivocados.”
Alana está de acuerdo. “Fue impactante para mí crecer y escuchar a la gente decir que no les gustaba”, dice ella. “No tenía ni idea. Tenemos [el restaurante mexicano] Casa Vega. Tenemos Art’s Deli. Tenemos Ventura Boulevard. ¿Qué más necesitás en la vida? Creo que cuando la gente empezó a odiarlo, me enorgullecí más. Me sentí a la defensiva. Es algo que me encanta”. El rodaje coincidió con el parate musical forzado de Haim, debido a la pandemia, pero han tocado un puñado de conciertos en los últimos meses y planean volver al ruedo el próximo año. Una vez que eso suceda, Alana espera retomar su antiguo papel como la hermana pequeña del grupo, a pesar de su nuevo estatus como estrella de cine. (“La bebé de la familia es la bebé de la familia”, dice Anderson). En cuanto a Anderson, ya está pensando en su próxima película. “Es imposible no tener un deseo persistente de hacerlo de nuevo”, dice. ¿Puede imaginarse encontrar un lugar para Alana en el nuevo proyecto, o en alguna otra película suya en el futuro? “Si la pregunta es, ‘¿te gustaría volver a trabajar con Alana?’, la respuesta es sí”, dice. “Es más, lo espero con ansias”.
Esta nota fue publicada originalmente en Rolling Stone Estados Unidos.