En la ceremonia de los Premios Oscar Will Smith abofeteó a Chris Rock porque este último bromeó sobre la alopecia de su esposa; la escritora Esther Pineda G. reflexiona sobre este episodio que vivió Jada Pinkett-Smith y sobre las mujeres que son agredidas por no cumplir cierto estereotipo de belleza
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Los premios Oscar generaron gran revuelo en redes sociales. No por los premios en sí, sino porque Will Smith abofeteó a Chris Rock en el escenario del Dolby Theatre luego de escuchar un chiste sobre su esposa, Jada Pinkett-Smith, por su alopecia.
La escritora feminista, doctora en Ciencias Sociales Esther Pineda G. utilizó su Instagram para ayudarnos a reflexionar sobre lo ocurrido. En diálogo con OHLALÁ! se explayó en un concepto propio, el de “violencia estética”, para visibilizar las presiones y formas de discriminación que experimentan las mujeres para responder al canon de belleza imperante y el impacto que este tiene en sus vidas.
“Como siempre, la atención y el protagonismo quedaron reducidos a los hombres y la violencia entre ellos”, empezó diciendo. “Pero hablemos de cómo Chris Rock, quien produjo en 2009 el documental “Good hair” (Pelo bueno) y conoce muy bien la importancia del cabello para las mujeres negras en el contexto del racismo y la industria que se ha desarrollado en torno a este (no es ignorancia), recurrió una vez más al anacrónico recurso de la ‘comedia’ para burlarse del físico de las personas”.
Lo que ocurrió –expresó la intelectual- es que el comediante en su rol de conductor “ejerció violencia estética frente cientos de colegas y millones de espectadores contra la afroamericana Jada Pinkett, motivado en la calvicie que sufre producto de una enfermedad autoinmune”.
Pineda, autora del libro Bellas para morir: estereotipos de género y violencia estética contra la mujer (Prometeo), entre otros, sostuvo: “Este es una claro ejemplo de cómo la belleza ha sido construida y erigida como un valor social, no importa si tienes fama o no, si tienes recursos económicos o no, si tienes acceso y visibilidad mediática o no. Si eres mujer, y más aún una mujer negra, estás siempre siendo juzgada y expuesta a ser violentada por tu apariencia física si por alguna razón no respondes a la expectativa de belleza que se ha construido para ti”.
La experta, socióloga egresada de la Universidad Central de Venezuela, agregó que, sin embargo, “pese a la gravedad de este hecho y la persistencia de esta narrativa, la academia no se pronunció sobre la agresión de Chris Rock contra Jada. Los medios solo reseñan lo ocurrido entre los dos hombres y la mujer apenas si es nombrada como ‘la manzana de la discordia’”.
La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood sólo hizo una breve alusión indirecta al tema en su cuenta de Twitter y se enfocó en la agresión física, algo repudiable desde todo punto de vista, pero que deja de lado otra violencia, la ejercida hacia Jada.
Este fue el tuit: “La Academia no aprueba la violencia de ninguna forma. Esta noche estamos encantados de celebrar a los ganadores de la 94.ª edición de los Premios de la Academia, que merecen este momento de reconocimiento por parte de sus compañeros y amantes del cine de todo el mundo“.
Pineda G. agregó: “Lo que Jada pensó y sintió de esta agresión, lo que piensan y sienten millones de mujeres todos los días ante las agresiones que sufren producto de los estereotipos de belleza queda invisibilizado y silenciado en medio del ruido de las palabras e imágenes de lo que los hombres dicen y hacen, mientras que la violencia estética carcome en silencio el cuerpo y la psique de las mujeres”.
Sobre las mujeres afro, en particular, señaló la escritora cuando conversó con OHLALÁ!: “Históricamente las mujeres afro se enfrentan a una mayor presión social y violencia estética, no solo porque su piel y facciones no son consideradas bellas en el contexto de un canon de belleza construido en torno a la blanquitud, sino también porque su cabello rizado ha sido objeto de burlas, ridiculización y discriminación en espacios educativos, laborales, en el espacio público y el ámbito artístico, lo cual lleva a muchas mujeres afro a someterse a procedimientos para alisar el cabello (que producen graves consecuencias de salud), utilizar extensiones, pelucas, entre otros recursos que les permitan minimizar la discriminación”.
La intelectual mencionó una tarea para los medios de comunicación, de modo de trabajar para reducir estas violencias. “Dejar de utilizar el cuerpo de las personas como recurso para la comicidad y el entretenimiento, comenzar a cuestionar y problematizar los estereotipos de belleza desde los diferentes contenidos que se producen, erradicar las narrativas en las que se critica y ridiculiza a otras personas por su imagen física o vestimenta en los programas de variedades, incluir mayor diversidad corporal y fenotípica en el staff televisivo lo cual permite a las y los espectadores especialmente de las infancias y adolescencias contar con representación, entre otras muchas iniciativas que se pueden ir desarrollando”, propuso.
Su carrera intelectual es vasta. Entre otros libros de su autoría se destacan Racismo, endorracismo y resistencia (2014) y Machismo y vindicación. La mujer en el pensamiento sociofilosófico (2017). Cultura Femicida (2019). Ella dedica, además, gran parte de su carrera a disertar sobre la discriminación racial, principalmente aquella experimentada por las personas afrodescendientes. Tiene un recorrido en poesía: publicó con la editorial Milena Caserola el recopilatorio poético Transgresoras. Un recorrido por la poética feminista latinoamericana que, con el prólogo de la socióloga y doctora en ciencias sociales Karina Bidaseca, que incluía la obra de las poetas feministas latinoamericanas.