Sheila, la dueña de Paprika Estudio, armó su depto con una mirada creativa donde la luz y el verde juegan un rol esencial.
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Sheila Bursztyn es diseñadora de interiores y dueña de Paprika Estudio, desde donde realiza proyectos de interiorismo y diseño de muebles a medida (en pandemia, no paró). Hace tres años que vive en este depto de Palermo que la enamoró, principalmente, por su luz. Como lo compró en obra, aprovechó para hacerle algunas modificaciones y así ganar más espacio.
Los ventanales, que lo recorren de lado a lado, colaboran con esa idea de aire y amplitud que tanto le gusta, porque conectan y extienden los ambientes hacia fuera. La terraza –que fue lo último que decoró– es un poco la vedette de la casa y es el lugar que elige para desconectarse, estar en contacto con sus plantas y pasar las tardes con algo rico de por medio.
Su estilo se distingue en cada rincón: ama el verde natural, los materiales nobles, los detalles de diseño y los colores neutros: “Trato de sintetizar lo máximo posible, porque no me gustan los ambientes abarrotados de cosas ni con muchos colores”. Por eso, Shei analiza muy bien cada paso deco que da: “No soy muy fan de hacer todo de una. Voy viendo qué me pide cada espacio. No elijo nada al tuntún”.
En el living: sillón tapizado en bull gris, alfombra de yute (Sentido José Ignacio), bancos de álamo macizo, silloncitos heredados de su abuela, lámpara de pie (La Feliz) y muchas plantas. El escritorio –que usó a full en cuarentena– lo armó con dos caballetes de hierro pintados de blanco y tapa con cantos enchapados en madera
Ambientes conectados
“Fue un golazo llegar al depto en el proceso de obra”, dice Shei, porque pudo hacerlo a su medida: tiró paredes para ampliar el sector social, cambió la disposición de la cocina para integrarla y dividió el segundo baño, para hacer de un lado un toilette y del otro, un lavadero muy práctico y canchero con puertas plegables que se abren por completo y un barral negro para colgar la ropa. La cocina tiene muebles laqueados, mesada de Silestone, azulejos subway colocados en espiga y detalles como los frascos con etiqueta, el portautensilios y los textiles (todo, Entre Dos).
El comedor lo armó con una mesa redonda de mármol de Carrara con patas de madera maciza, sillas Eames Wire (Newton), lámpara galponera (Iluminación Agüero) y un vajillero hecho a medida. A la vista, vajilla de cerámica que hizo con sus manos: “Soy muy crafty, ¡hice cursos de todo! Para mí, es como una meditación activa”.
La terraza, también, es terapéutica para ella con el verde, el cielo y el spot de relax. Le agregó una pérgola con estructura de aluminio en negro y una red tipo media sombra (Camonet) que resguarda del sol pleno y genera un clima muy especial.
La belleza de lo simple
“El cuarto lo uso solamente para dormir”, cuenta Sheila. Tiene un diseño cálido con detalles pensados al detalle y una paleta neutra, donde se destaca un rosa suave que hace de respaldo. Optó por cortinas de gasa off white (Casa Baldo) que tocan el piso, un cubreedredón de tussor (De Arrieta), un silloncito de mimbre (Marcovecchio Hermanas), tronquitos como mesa de luz y arreglos de flores (Fête) en distintos rincones para sumar toques de color que van cambiando según la temporada.
“En el baño, me animé a jugar un poquito con el color”: eligió el verde 6192 de Sherwin Williams, que combinó con azulejos puestos en forma vertical. Además, matcheó un espejo Olive con correa de cuero (Paprika Estudio) y una lámpara colgante (Mags Design), dándole al ambiente un toque muy Pinterest.
Producción de Flor Vicente Lago.