Habla sin tapujos. Y lo hace a través de sus ilustraciones, que reúnen la tradición del diseño gráfico con un lenguaje directo e ingenioso.
- 5 minutos de lectura'
Tiene 28 años y es licenciada en Administración de Empresas Gastronómicas. Pero se dedica a ilustrar. Tal vez por influencia de una madre astróloga que desde chica la rodeó de materiales para crear. Coni es de Capricornio con ascendente en Tauro y se hizo vegetariana hace ocho años. Vive con su mejor amiga en San Isidro, en un PH al fondo que tiene un patio hermoso. Todas sus ilustraciones las hace digitalmente. Cada una le lleva entre 2 y 5 horas, dependiendo de la complejidad de la idea y de cómo fluye el proceso creativo.
Ser productiva
“Divido mis días en momento de trabajo, de actividad física y de relax. Tengo un ritual mañanero sagrado que consta de yoga y mate en el patio. Después de eso, me pongo a trabajar. No soy muy fanática de la mañana, hago todo muy lento a esas horas. Pero cuando cobro ritmo, meto muchas horas de trabajo, me gusta sentirme productiva. Después, algo de actividad física, que me refresca el cerebro: el yoga me ayuda a combatir los dolores de espalda por la postura del dibujo, pero a la tarde complemento con gimnasio o bici. A la noche, antes de irme a dormir, un rato de lectura, un té y a relajar”.
Crear para otros
“Trabajo para clientes, por lo cual muchas horas de mi vida las paso creando para otras personas y materializando lo que ellas tienen en mente. Pero ilustrar mis ideas también lo considero trabajo. Está medio desdibujada esa línea entre dibujar y cobrar por eso o no cobrar. Creo que mi proyecto soy yo, así que, al fin y al cabo, todo es inspiración que aporta a mi obra. Trabajo sobre todo para clientes del mundo gastronómico, en comunicación e imagen de marca. Por ejemplo, estoy haciendo etiquetas para un vino y para una cervecería cordobesa. Pero también estoy tratando de meterme poco a poco en el mundo editorial. Acabo de ilustrar mi segundo mazo de cartas de tarot y también ilustré Divination Dictionary, un libro de Lillian Verner que salió a fines del año pasado”.
Décadas pasadas y temas actuales
“Llamo a mi arte neonostalgia porque me gusta mezclar la estética de otras décadas con temas actuales. Me inspiro sobre todo en el diseño gráfico de los años 20 a los 60. Me gustan sus colores, sus tipografías, sus planteos visuales. Aunque no sigo las reglas técnicas del diseño gráfico, porque no me formé en eso, siento que, justamente, es eso lo que me permite divertirme y poner algo de mí. Creo que mi desconocimiento de la técnica me permite crear sin el peso de lo académico”.
El dibujo, una marca en la infancia
“Todo mi arte tiene mucho de mi infancia. Crecí con una madre que me estimuló mucho el lado artístico: en mi casa había de todo para dibujar. Y además ella es astróloga, así que también estaba llena de libros de astrología. A mí me copaba ese tipo de ilustraciones. Cuando empecé a dibujar tomaba mucho el tema de la astrología y el tarot. Pero ahora es como que ya no necesito hablarlos tanto, prefiero preservar mis creencias para mí. Además, hay tanta gente hablando sin saber sobre estos temas que me parece que se desvirtuó un poco”.
Romper el hielo
“Mis primeras ilustraciones eran más inocentes. Pero en los últimos dos años me puse a hablar muy de frente de sexo y de vínculos; a veces con un lenguaje directo, vulgar. Quiero romper el hielo y sacarle solemnidad al sexo. Me interesa que la genta se ría y que, a través del dibujo pueda poner en palabras algo que tal vez le da pudor. Las frases que acompañan mis dibujos no son chistes, pero pueden resultar graciosas porque son rimas. Pero la parte del humor viene más por lo inesperado, creo. Yo soy una persona que habla así como lo hace en redes, así que no hay nada impostado ahí. Pienso que mi trabajo es orgánico, fluye al ritmo de mi vida. Me parece alucinante que seamos muchas las que nos animamos a hablar de sexo sin que se asocie necesariamente con el porno. Está muy bien hablar de sexualidad abiertamente. ¿Por qué no, no? Si, básicamente..., ¡se trata de coger!”.
Reacciones ¿inesperadas?
“En el público hay de todo. Muchos pajeros dando vuelta que son inmediatamente eliminados. Pero también hay hombres que se quieren correr del lugar de macho y me dejan mensajes ocurrentes. Para la última Navidad subí una ilustración con una mujer de espaldas que decía: Esta Navidad regalá pan dulce. Y un pibe me contestó: Nada más lindo que glasear un pan dulce. Ese tipo de chamuyo ocurrente me encanta. Reconozco que el contenido que subo puede dar pie a que me manden todo tipo de mensajes. Pero una cosa es que me guste coger y otra muy distinta es asumir que quiero coger con vos”.
Las redes como vidriera
“Me tomo IG como una vidriera. Al principio me re estresaba con la frecuencia de los posteos, pero ahora estoy posteando cuando puedo: una vez por semana o cada 15 días. El personaje que aparece en las ilustraciones soy yo misma, es mi álter ego. Son mis tetas, es mi culo... Cuando la gente se da cuenta de eso, siento que se logra una intimidad copada”.
"El personaje que aparece en las ilustraciones soy yo misma, es mi álter ego. Son mis tetas, es mi culo"
Inspiración... de aquí y de allá
“Me inspiro en las ferias de antigüedades y en los mercados. Me gusta encontrar latas viejas, por ejemplo. También me nutre la lectura, me gusta sumergirme a leer y abstraerme de la realidad, y algo surge de ahí inspirado en la historia. Pero también soy una gran observadora de lo cotidiano. Una moldura de una casa puede dispararme una ilustración, por ejemplo. Soy muy fanática de lo colonial. Me copa pensar que mi trabajo puede provocar alguna idea o cambiarle a alguien alguna pequeña cosa adentro”.