Te contamos sobre el impacto de que el nodo norte haya entrado en Tauro y el nodo sur en Escorpio
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Cuando hablamos de nodos, nos estamos refiriendo a puntos matemáticos que están definidos por la intersección de la órbita de la luna y la eclíptica. Es decir, no son planetas pero estamos influenciados por este eje como si lo fueran. En la astrología Védica se los denomina Rahu (cabeza de dragón) y Kethu (cola del dragón) y, según esta mirada, el nodo sur (Kethu) marcaría la energía que siento que viene facilitada y el nodo norte (Rahu) nos invita a incorporar la energía que pareciera ser opuesta y complementaria.
En enero de 2022, el nodo norte entró en Tauro y el nodo sur, en Escorpio y el eje se va a mantener allí hasta finales de julio de 2023.
Frente a esto, es momento de recapitular y pensar de qué nos liberamos, nos soltamos y hasta transmutastes a finales de 2012 y 2013, ya que en ese momento el nodo norte se encontraba en Escorpio. Es decir, Tauro está asimilando aquello que en el 2012 y 2013 liberaste, soltaste y proyectaste, para hoy ver los frutos de esa energía. La propuesta del cielo es cosechar esos frutos y animarnos a seguir liberando aquello que no va, que hace que nuestra maleta se siente pesada. Como dice mi papá allá en el campo: No metas en la maleta lo que no vayas a usar, son muy largos los caminos para el que anda cargado de más.
Tauro, signo de tierra, es la materialización, la concreción de la energía, remite a nuestro cuerpo físico y a los nutrientes que le damos para sentirnos vitales y dispuestos al disfrute y al placer. Tauro también se relaciona con las finanzas, con la generación de recursos y con el merecimiento personal. Al contrario de lo que pensamos, en la medida en que soltamos, la materialización se vuelve más simple, más sencilla, más adecuada a tu realidad. Pareciera que soltar es tener menos, pero en verdad, este eje planetario, nos permite ver que soltar es tener más porque vas a tener todo lo que necesitás.
Escorpio es el momento de la liberación de la energía, donde nos transformamos, morimos y resucitamos para habilitar un nuevo espacio. Pensemos que para que lo nuevo surja tenemos que previamente haber aprendido a dejar ir, soltar y transmutar: vínculos, roles, formas, procesos, maneras de pensar y ser. Durante los próximos 15 meses serán tiempos para que emerjan secretos, atravesar incomodidades, hacer limpiezas profundas…
Como todo aquello que parece opuesto, en verdad, es la otra cara de una misma moneda que al poder integrarse se entienden más profundamente las razones de cada aprendizaje. Es momento de plantarnos en lo construido, en valorizar nuestro tiempo, nuestro cuerpo, conectar con lo saludable y con lo placentero, el disfrute y también liberar la energía que se estancó. Y que brote nuestra flor del loto que sale de nuestra profundidad y el lodo.